04
Había una discoteca al otro lado de la ciudad, pese a ser unos de los más caros del país, estaba lleno de gente de la mala vida que se especializaba en vender drogas de las más finas, era por eso que era unos de los lugares favoritos de Lucifer, el pecado y la depravación eran el día a día del lugar, sin embargo, sabiendo que Hanielle era demasiado inocente para enfrentar cara a cara todo eso, la llevó por la parte de tras dónde casi nadie estaba no soltó su mano en ningún momento y a decir vedad, ella no sentía valor de soltarlo.
La joven veía todo con detenimiento porque siempre había sentido curiosidad de esos lugares que realmente ella solo había visto en la televisión, le gustaba mucho la música y el baile, y más de alguna vez había tratado de practicar algunos pasos de baile pero nunca el público o con alguien más y ahora la música resonaba en sus oídos y era increíble, al pasar por una puerta un mundo nuevo se abrió para ella, los cuerpos moviéndose al compás de la música bajos luces de neón que se colaban entre ellos eran como mucho mejor que verlo a través de la pantalla ─Esto es lo que los humanos hacen para olvidar que allá afuera tienen una vida llena de reglas y obligaciones... ─habló Lucifer detrás de ella sin soltar su mano.
─Esto es tan irreal, tanto que parece pecado... ─habló Hanielle mientras sentía como era atraída por su acompañante hasta la pista de baile.
─Es pecado porque lo hacen de una manera sensual y seductora para provocar al otro, hay lujuria en cada uno de sus movimientos, sus mentes están siendo llevadas por el alcohol y las drogas que están usando, es pecado porque para muchos es prohibido ya que dejan sus obligaciones, hogares y parejas para estar con otras personas o seres... ─dijo al mismo tiempo que la tomaba por la cintura para sus cuerpos empezaran a moverse al compás de una melodía sensual, lenta y elegante.
Hanielle no sabía como pero no se estaba quedando atrás, le llevaba muy bien el paso al hombre alto y apuesto que la acompañaba, empezaba a sentir que solo eran ellos dos en ese momento, siendo llevados por la misma sensación o emoción, los minutos empezaron a pasar y Hanielle sintió como se estaba fundiendo con la música que ahora era ya más fuerte, más intensa y ella se pegaba más al cuerpo de Taehyung, le parecía increíble la manera en la que él la guiaba, se olvidó por completo que estaba con el señor del inframundo, cada sensación que los movimientos que ambos hacían le generada hormigueo en el estómago, se estaba divirtiendo con un ser prohibido para ella, pero lo estaba disfrutando al punto que su mente ya estaba en otro nivel de la diversión, porque en un instante en sus rostros quedaron frente a frente se fundieron en un fortuito beso, sus cuerpos se juntaron y sin pedirlo, la pasión los estaba invadiendo, un ángel y un demonio.
Hanielle no era vigilada porque nunca antes había fallado, no era rebelde o traviesa, tenía décadas en la tierra y nunca fue necesario que alguien la vigile, pero ahora estaba siendo acariciada sobre su vestido por las grandes manos de su pareja de baile y aunque eso no era suficiente para que su cuerpo pidiera más de lo que estaba sintiendo, era suficiente para que sintiera que estar con ese ser prohibido la hiciera feliz, una felicidad distinta a la que antes pudo haber sentido, diferente a lo que conoció, toda desconfianza que antes sintió con el doctor Kim ahora se desvanecía, sentía que era verdad que no le iba hacer daño.
─Es hora de volver, tenemos que estar en nuestro lugar de trabajo antes de las 3:33 am, es la hora en que el umbral entre el mundo terrenal espiritual se debilita y es muy peligroso que nos descubran ─dijo el señor del inframundo cuando se dio cuenta de la hora que era, sabía que en esa hora los arcángeles vigilaban con más frecuencia la tierra, por eso tenían que llegar a sus lugares de humano antes que ese momento llegue.
Los salieron del lugar de la misma manera en que había llegado pero esta vez parecían estar más unidos, sonreían como si sus cuerpos humanos estuvieran dominando sobre sus emociones, era algo conocido porque se parecía a lo que alguna vez vivió junto a la madre de Abigor, su secreto mejor guardado era ese, su hijo del que nadie debía saber, porque sería su heredero, alguien que tenía en su interior su misma sangre, un niño que al llegar el momento apropiado sería llevado al templo de Lucifer en dónde aprendería todo sobre su destino, sobre su padre y sobre su reinado del futuro.
Por su parte, Hanielle jamás había sentido tanta euforia, tantas emociones juntas que le llenaban y la compañía de Taehyung era algo que le complementaba, porque ella estaba consciente de que era algo prohibido pero esa misma emoción de saber que era pecado le incitaba estar cerca de él, era lo más confuso que alguna vez pudo sentir, ahora estaba en el coche con él, riendo como una loca y sin pensar en nada de lo que siempre la tenía preocupada ─¿Por qué escogiste la apariencia de un hombre asiático? ─preguntó la joven mientras veía las manos fuertes, grandes y venosas sobre el volante del coche.
─Este cuerpo me fue ofrendado cuando en una peste logré salvarlo de morir, era solo un niño, pero tiempo después, en la guerra de Syla y cuando el muchacho tenía 25 años fue asesinado y entonces pude entrar en él ─explicó Taehyung sintiendo la confianza que Hanielle le estaba inspirando, algo que ni siquiera pudo evitar.
Al llegar a sus labores era como si el tiempo se hubiera detenido, nada parecía haber transcurrido, todo estaba en paz y eso era porque el señor de los infiernos estaba del lado de la joven ángel, los dos volvieron a sus puestos para disimular, pero los besos y las caricias que ambos se habían dado nadie las iba borrar de sus mentes y quizá de sus humanos corazones.
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