Ivanna sonrió al ver cómo Ethan jugaba con el pequeño castaño de 4 años. Eran tan parecidos y ella los amaba a ambos con toda su alma.

Miró hacia abajo, a su vientre, y lo acarició cariñosamente. Dentro había una pequeña que haría la vida de su familia más alegre. Bueno, eso es lo que le había dicho Joseph.

Recorrió el lugar con la vista viendo el hermoso ambiente que la rodeaba. Old Haven jamás había estado igual. No había ningún rastro de maldad y todos vivían en armonía. Los humanos aún estaban en proceso de transición, pero, dentro de unos años, estarían ahí también. Era la nueva era.

Sintió dos pares de brazos envolviéndola en un abrazo y unos pequeños labios posándose en su vientre. Sabía quién era. Seguro su pequeño Dany estaba dando un beso a su hermanita otra vez.

—Mami, ¿cuándo nacerá mi hermana?

—Pronto, hijo. Sé paciente.

—¿Qué tal se está portando nuestra pequeña? — preguntó Ethan incorporándose a ellos.

—Muy bien— contestó Ivanna sonriendo—. ¿Qué haces, Dany? — preguntó al ver a su hijo posar una mano en su vientre y cerrar sus ojos.

—Shh... Mi hermana está dormida. Sueña bonito, pequeña princesa— dijo susurrando y depositó otro beso en la barriga de su madre.

Ivanna sonrió. Una nueva era. Una nueva vida.

Ethan la observó y unió su mano con la de su hijo.

Edward, ubicado a unos metros, observaba la escena conmovido. Sabía que su padre no era un hombre sentimental, pero ¿su madre se había sentido como Ivanna cuando él nació?

—Tranquilo. La encontraremos— prometió Lile acercándose a él.

El castaño de rulos la miró. Tenía una pequeña protuberancia en su vientre. Se veía linda y graciosa. Siempre había sido una chica muy delgada. "Cuerda con nudo", le había apodado Jacob.

Sonrió y, en alguna parte del universo, una mujer con cabello rizado y ojos verdes, sonrió con él.

—Sí. Lo haremos— dijo y la abrazó.