-17-
Ivanna, Elliot y Roger se encontraban en el departamento de Ivanna curándose de las heridas que los ángeles les habían hecho. Era una lata, pero sus poderes no funcionarían. Los inmortales podían lastimarse entre sí de la misma manera en que los humanos lo hacían, lo que implicaba tener que recurrir a las mismas técnicas de curación la mayoría de las veces.
—La próxima vez será mejor que te controles, Roger— se quejaba Ivanna mientras el moreno le vendaba el brazo.
—Te lo advertí.
—No creo que enfrentarnos con ellos entrara en los términos de esa dichosa apuesta. La próxima vez, por favor, mantén las cosas entre Ethan y tú. Exponernos de esa manera nos puede traer serios problemas— comentó Elliot terminando de poner el vendaje mientras se ponía una bolsa de hielo en la cabeza.
—Lo haré. No se preocupen. Pronto terminaré con esto y volveremos al infierno.
Esa noche, Ethan e Ivanna compartieron un sueño. Joseph había decidido que era hora de comenzar a tomar cartas serias en el asunto después de los acontecimientos de la mañana.
Se vieron caminando por Old Haven, abrazados. El aire se había tornado denso, casi perturbador.
—Deberíamos ir a casa— pronunció Ethan tomando la mano de la chica con más fuerza.
Ivanna dejó que la guiara de regreso a casa. Sentía un cosquilleo en los dientes, pero era diferente al que sentía al cazar, casi como si respondieran a una señal.
Avanzaron solo unos metros cuando un grupo de demonios se situó frente a ellos. Muchos cuiveles comenzaron a aterrizar en Old Haven llevando más demonios sobre ellos. Dos dcemonos llegaron también. Iban custodiando a Shemihaza.
Los ángeles de todo el lugar emprendieron vuelo y se abalanzaron contra los demonios y sus bestias dispuestos a defender su hogar. La base militar estaba lejos, por lo que ellos debían resistir hasta que llegaran los refuerzos. Ivanna e Ethan hicieron lo mismo y alejaron a los demonios que tenían enfrente.
Shemihaza ordenó a sus dcemonos ir hacia la chica, que peleaba contra un cuivel a unos metros de distancia. Los dcemonos se aproximaron hacia ella con una velocidad sorprendente y la arrojaron al suelo, inmovilizándola. Ethan se deshizo del demonio que tenía frente a él para auxiliarla, pero el mismo demonio lo tomó por los pies impidiéndole avanzar.
El suelo comenzó a rugir. En algunos lugares, se fracturaba y explotaba, levantando pedazos de tierra en el aire. Los árboles, rocas y demás cosas que había cerca volaban por todas partes intentando inmovilizar a los captores de Ivanna. Lile estaba desesperada.
Shemihaza se acercó a Ivanna al tiempo que 6 dcemonos más llegaban y formaban una barrera alrededor de ellos. Le colocó grilletes en el cuello, las manos y los pies y entregó los extremos de las cadenas a los dos dcemonos que se habían encargado de ella.
—¡Hora de irnos! — declaró y los demonios que peleaban alrededor se deshicieron de sus contrincantes y subieron a los cuiveles, emprendiendo vuelo junto a los dcemonos y su rey, llevando a una inquieta Ivanna consigo.
Diez enormes fénix color turquesa llegaron en ese momento e intentaron interceptarlos, pero los cuiveles los atacaron y se deshicieron de ellos, dejando paso libre al rey.
Ethan no dudó ni un momento. No podía dejar que se la llevaran. Emprendió vuelo y se acercó a gran velocidad.
Edward, que acababa de reponerse de un ataque que lo había arrojado al suelo, intentó emprender vuelo, pero alguien lo detuvo.
—¡Tienen a mi hermana!
—¡Te matarán si vas tras ellos!
Edward no hizo caso y voló hacia ellos. Un demonio fornido que iba sobre un cuivel lo interceptó y lo derribó a los pocos segundos, haciendo que cayera inconsciente al suelo.
Los demás demonios mantuvieron su barrera de protección alrededor de su rey y su reciente adquisición, deteniendo a todo el que intentara acercarse.
Ethan embistió a uno de los demonios que le impedían llegar a Ivanna, pero no le hizo mucho daño. Un látigo de fuego azotó a la chica obligándola a detener su forcejeo. Un desgarrador grito de dolor se abrió paso por su garganta mientras la piel abierta se quemaba. El castaño sintió su sangre hervir. Esquivó a los demonios y aumentó la velocidad de su vuelo, sin apartar la mirada de la chica. Justo cuando estaba a unos metros de ella, un dcemono apareció de la nada y lo golpeó, sacándolo de combate. Ivanna lo vio caer inconsciente antes de que uno de los azotes la dejara inconsciente a ella también.
El chico despertó sudado y con la respiración agitada. No era una coincidencia que todos sus sueños tuvieran las misma temática, no podía serlo. Lile, Edward y Jacob le estaban ocultando algo muy grande y necesitaba saber qué era.
Ivanna despertó agitada. Su cuerpo estaba bañado en sudor y sus marcas de nacimiento dolían. Algunas partes del cuerpo ardían, como si acabara de recibir los azotes. Le tomó unos minutos reponerse y, cuando levantó la vista, Elliot estaba parado en la puerta de su habitación, observándola.
—¿Qué sucedió? — preguntó el moreno y la chica sintió el pánico apoderándose de ella.
Joseph esbozó una media sonrisa. Al fin la cabeza dura de Ivanna estaba comenzando a ceder. Repitió en voz alta el texto que lo había impulsado a participar en la misión.
El Elegido llegará a unificar, pues sus orígenes son el significado de unificación.
Llegará a depurar, pues el mal del universo no tiene cabida en su interior.
En el día del juicio final, el inicio de todo comenzará.
***
Ivanna miraba al vacío. Pensaba una y otra vez en el sueño que había tenido la noche anterior. No podía llegar y contarle a Elliot y Roger lo que había visto, y mucho menos esperar que le dieran respuestas. Elliot había estado dispuesto a escucharla, pero ¿podía confiarle eso? Aún no descartaba la posibilidad de que todo fueran trucos mentales, pero también podía ser lo contrario.
La puerta del Starbucks se abrió e Ivanna vio entrar a los ángeles custodiando a Ethan, como siempre.
El chico la vio y decidió ir a saludarla. Notó su brazo vendado y una imagen fugaz de Edward y Lile lastimando a la bestia en que se había convertido pasó por su cabeza. Definitivamente esos sueños no eran imaginación suya.
—Hola— saludó.
—Hola.
—¿Tuviste un mal día? — preguntó señalando el brazo vendado. Ivanna hizo una mueca.
—Un pequeño accidente.
—¿Qué sucedió?
—Me desmayé y me lastimé el brazo al caer. Nada grave.
—¿Te desmayaste?
—Sí. Seguramente, necesito alimentarme mejor— rió suavemente queriendo aparentar torpeza.
—¿Cuándo sucedió?
—Ayer por la mañana, después de que tú y tus amigos abandonaran el Starbucks. Me sentí mal y lo siguiente que supe fue que todo era negro.
—¿Te sientes mejor?
—Sí. Gracias por preguntar.
—¿Te sientes con fuerza suficiente para nuestra cita de hoy? — sonrió.
—¿Era una cita? Debí haberme vestido mejor— hizo un puchero.
—Estás más que perfecta.
—¿Siempre eres así de adulador?
—Depende. No todos los días salgo con mujeres tan hermosas como tú. Por cierto, he tenido curiosidad sobre algo desde hace un tiempo. ¿De dónde vienes? No tienes acento de Atlanta— quizá podía obtener respuestas de ella.
—Te lo responderé en nuestra cita— la chica sonrió.
***
Emma tenía una enorme sonrisa en el rostro. La noche anterior había pasado una velada asombrosa con Ethan. Había sido como un cuento de hadas. Incluso habían estado a punto de hacer el amor, pero ella detuvo las cosas y dijo que no quería romper su promesa. Él la comprendió perfectamente. Después de eso, ambos durmieron acurrucados.
—Ya casi es hora del almuerzo, ¿quieres ir a comer conmigo? Iré a ese restaurante de comida hindú del que tanto te he hablado— Julie interrumpió sus ensoñaciones.
—No lo sé. Preferiría comer en algún lugar más cercano.
—Vamos, amiga, te juro que ese restaurante vale la pena.
—Está bien— aceptó Emma con una sonrisa—. Iré solo para ver por qué Ethan y tú hablan tanto de él.
***
Ethan entró a la oficina de Lile y cerró la puerta tras de él. Como lo sospechó, Edward y Jacob también estaban ahí. Parecía haber interrumpido una discusión.
—Ethan, ¿qué sucede? — preguntó Lile centrando su atención en él. Había tenido que noquearlo el día anterior y le preocupaba que tuviera alguna secuela.
—Me alegra que estén todos aquí porque necesito hablarles de algo.
—¿De qué se trata? — preguntó Edward sin dejar de fruncir el ceño.
—Sé que mi desmayo de ayer no fue real. Sé que lo que vi en el Starbucks realmente sucedió. Sé que ustedes, de alguna manera, son ángeles. Y sé que todo este tiempo me lo han estado ocultando.
Jacob rió—. ¿De qué hablas, Ethan?
—Dejen su teatrito. Quiero que me expliquen todo. Merezco saberlo.
—Creo que eso me toca a mí— dijo una figura apareciendo frente a ellos.
—¿Joseph?, ¿qué haces aquí? — cuestionó Lile.
—Al igual que ustedes, cumplo una misión. Mi nombre es Joseph— dijo dirigiéndose a Ethan—. Soy un ángel enviado con la misión de hacerte recordar.
—Entonces... ¿es cierto? — no podía dar crédito.
—Así es.
—Pero ¿cómo?
—Creo que entenderás mejor las cosas si termino mi trabajo. Hace tiempo, antes de que bajaras a la Tierra, renunciaste a tus recuerdos. Es hora de que los recuperes. Pero debo advertirte que, una vez que lo hagas, también volverás a ser un ángel, pero tendrás forma terrenal, al igual que todos nosotros. ¿Estás listo?
Cerró los ojos. No sabía qué esperar, pero estaba tan impaciente por recibir respuestas que no le importaba—. Listo.
Aves voladoras usadas por los demonios. Son una combinación de cuervos con pterodáctilos. Llegan a medir de 5 a 6 metros de alto y de 4 a 5 de ancho. Sus alas pueden alcanzar una longitud de 8 a 9 metros extendidas y su pico mide una tercera parte de su cuerpo. Son de color negro.
Gigantes voladores similares a las gárgolas. Son muy poderosos y peligrosos. Su uso es exclusivo de los guardianes de las tinieblas y del rey del infierno. Son de color vino con ojos completamente, negros.
Nota: Los guardianes de las tinieblas son personajes etéreos con pensamiento propio formados por humo denso de los recónditos del infierno.
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