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4-Amenaza

Un mes en el que ambos habían guardado su extraña hermandad en secreto. Y su relación de hermanos iba mejorando, a pasos muy lentos pero lo importante es que mejoraba. Pero bueno, tarde o temprano se tendría que sacar a la luz dicho secreto.

Cada vez que se quedaban solos por completo él se quitaba su bolsa, al menos así se sentía normal y cómodo.

Los dos charlaban vivazmente en la sala mientras se relajaban un rato. Lo disfrutaban, era lindo tener buena compañía de vez en cuando. Tan metidos estaban en su plática que no se dieron cuenta de que su jefe había llegado temprano de una junta, a la que había sido acompañado por 5.0.5. Black Hat se llenó de ira, no por verlos juntos, si no porque le había dado una orden y no había podido cumplirla. Apretó los puños, sabía que ambos iban a encariñarse y ahora no podría tratar a Flug a su antojo porque ella iba a entrometerse. Y no quería lastimarla. No es que la quisiera. Era un experimento, uno que utilizaba a su favor. No iba a darse el lujo de perder a un subordinado, no otra vez.

-¡Quiero que expliques esto Flug!-gritó molesto
-¡Je-Jefe! Nosotros...-se quedó sin habla. No sabía como responder. Se llenó de miedo, sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal al saber que le iba a ir mal, muy mal
-Dejalo. Yo fui quien descubrió esto-intervino Demencia con el ceño fruncido
-¡Tú no te metas chiquilla latosa! Esto es entre él y yo. ¡Contesta Flug!-
-¡Sí! Se lo dije ¿Y qué?-
-¿Y qué? ¡¿Todavía lo preguntas?! ¡No debía saberlo!-
-¿Por qué?-
-Porque todo se arruina-
-¿Qué es ese todo?-
-No te interesa. ¡Aún no me explicas tus razones!-
-Ella encontró los papeles. No tuve más remedio-se rindió
-Ven a mi oficina-ordenó-Solo-

Flug sentía un nudo en su garganta. Ahora mismo estaba en la cuerda floja. Era su fin. Definitivamente no iba a salir de esta. Demencia quiso seguirlo pero él se lo impidió. Era su problema no el de ella. Él era quien debía sufrir, no ella.

Cada paso que daba lo hacía sentirse más cerca de su fin. Estaba aterrado. Sabía de lo que Black Hat era capaz, y eso hacía crecer su abundante terror.

-Cierra la puerta. ¡Ahora!-Flug la cerró con las manos temblorosas-Así. Ya podemos hablar tranquilos. Pon atención idiota-y como ser infernal que se respeta lo acorraló en la pared, no tenía salida. Así le gustaban sus presas. Un especie de tentáculo salió de su espalda y se enrolló alrededor del cuello del débil científico-Estás jugando con fuego niño, no quieras hacerte el chico listo. Te estás metiendo con cosas que tu débil e inútil mente humana no lograría comprender jamás-apretó el agarré y Flug sentía que no aguantaría por mucho-Te lo advierto. Rompiste la primera regla del juego. Una más y te juro que no la cuentas. Vete a tus asuntos de científico y has como si nada hubiera pasado. O te vas a arrepentir, sufrirás las consecuencias más dolorosas que te puedas imaginar-y por fin lo soltó y cayó al suelo de golpe-Ahora, puedes retirarte-

El científico tosía e intentaba recuperar con dificultad el aire que había perdido. Por poco y se despide de este mundo. Se paró y salió corriendo a su cuarto, evitó ver a Demencia, no quería hablar con ella ni con nadie, no ahora.

Se encerró y como si de un niño pequeño se tratase ocultó su rostro entre sus piernas y comenzó a llorar. De miedo. Casi moría, y ahora estaba amenazado de muerte. Sí, Black Hat a veces lo amenazaba y esas cosas. Pero ese día se pasó de la raya. Notó algo en su mirada que lo aterrorizó.

Lloró y lloró tanto hasta que se quedó dormido.

Al amanecer no salió. Esto preocupo a la chica pelirroja así que intentó abrir la puerta, pero le fue imposible. Tuvo que ingeniárselas para entrar, tarea sencilla, por algo su nombre era Demencia. Y lo vio. Sentado en su cama callado.

-Flug ¿Estás bien?-

¿Debería contarselo? Era su hermana después de todo. La única en la que podía confiar. Demencia lo analizó con la mirada y en su cuello divisó marcas de un fuerte apretón, y no se veía para nada bien.

Y sin pensarlo la atrapó entre sus brazos. No pensaba dejarla ir. Nunca.

Ella pasó su mano por el cabello de su única familia, e inconscientemente la pasó por su cuello, causando un leve quejido por parte del científico. Eso no estaba bien. Se supone que solo era una marca. Y de repente sintió como dejaba caer su peso sobre ella. Lo llamó repetidas veces pero al no obtener respuesta la preocupación la invadió en cuestión de segundos.

-¡Flug! ¡¿Qué te...?! Black Hat...-

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