Capitulo 6
Mi padre hace detenerme en la ferretería del pueblo y yo me quedo en la camioneta a esperarlo. No puedo dejar de sentirme ansioso y nervioso, mis manos sudan y no puedo evitar mirar la hora y tan solo ha pasado 40 minutos desde que nos fuimos del rancho.
Mi padre tarda otros 20 por el hecho de que se queda conversando con cada persona que se encuentra y cuando sube a la camioneta estoy de mal humor.
― ¿Qué pasa? ―Me pregunta y enciendo el auto.
―Nada.
Mis manos se aprietan al volante y para ir a la ciudad debemos pasar por el camino que da a nuestro rancho.
― ¿Qué haces? ―Me detengo apagando la camioneta.
―Lo siento papá, se me olvido algo. Necesito volver―Bajo y cierro la puerta.
― ¿Vas a ir a pie? ―Pregunta bajando de la camioneta.
―Sí, sé de un atajo y llego más rápido.
― ¿Por qué no te montas y vamos en la camioneta?
Porque no quiero que estés presente cuando le revele a mi hermana que le he quitado a su chica.
―Tardaríamos más en llegar a la ciudad, ve tú que yo te alcance en mi auto.
― ¿Estás seguro? ―Asiento y aprieto mi sombrero ―Bueno, si no queda de otra―Se supe y enciende el vehículo ― ¿Nos vemos donde Germán?
―Está bien.
Escucho las llantas y un poco de polvo se levanta. Me cubro y empiezo a caminar por el camino a casa, me tomará unos 40 minutos por este camino y unos 20 se me desvió.
Empiezo a correr sintiendo mi corazón a mil, no importa el sol ni el calor que está empezando a hacer. Sigo corriendo sintiendo incomodidad por mi jean apretado y mis botas que no está para un maratón.
Tardo en llegar 30 minutos, llego a casa sudado y agitado y abro la puerta y todo está en silencio. Subo las escaleras y llamo a Laura o a mi hermana, pero nadie responde. Cierro los ojos esperando no encontrarme con una escena cuando abro la puerta de mi hermana. Suelto un suspiro de alivio al ver la habitación vacía, me doy la vuelta y la busco por toda la casa, incluso en la habitación de Laura, pero nada.
Salgo de la casa, hoy le habíamos dado descanso a los trabajadores, ya que mi padre y yo no estaríamos y mi hermana iba a concentrarse en la oficina y no podía encargarse de los animales. Escucho un grito y voy al granero y cuando abro la puerta me quedo en shock con lo que veo.
Laura cuelga de unas sogas que están amarradas en sus manos y está de pie completamente desnuda. Tiene marcas en su cuerpo, marcas de golpes como si le hubieran dado con una fusta.
― ¡Laura! ―Corro hacia ella, su rostro un poco hinchado y con sangre en su mejilla, nariz y boca.
―Da... niel.
― ¿Qué te paso? ― La levanto, ya que su cuerpo cae a un lado por la falta de fuerza para sostenerse de pie.
― ¡Suéltala, no la toques! ― Volteo y me encuentro con mi hermana sosteniendo una fusta.
― ¿Qué estás haciendo? ― Le digo ― ¿Acaso tú le hiciste eso?
―Suéltala ¡He dicho!
― ¡¿Pero ¡¿qué es lo que te pasa?!―Doy un paso hacia adelante y me detengo cuando mi hermana levanta la escopeta de nuestro padre.
―Un paso más y te vuelo los casos.
Estoy en shock, no puedo creer que mi hermana le haya hecho esto a Laura y ahora mismo está apuntándome con una escopeta.
―Raquel, campante. Mira que eso se puede disparar―Levanto las manos y vuelvo a dar un paso para acercarme y mi hermana dispara cerca a mis pies.
― ¡He dicho que te detengas! ―Grita fuera de sí.
Esta no es mi hermana. Tiene una mirada demoniaca, sus ojos están rojos y parece que en cualquier momento escupirá fuego.
―Raquel. Hermanita. Calamite por favor. Tú no eres ninguna asesina, no serias capaz de lastimar a alguien―Suelta una risa estérica y me mira con burla.
―Tú no me conoces, no sabes de lo que soy capaz.
―Sé que eres buena.
―No lo soy.
―Raquel por favor.
―Cállate, me tienes cansada. Todo esto es tu culpa, te metiste con mi chica y vas a pagar por ello.
―Lo siento, perdóname hermanita. Pero por favor baja esa arma.
―Eres tan estúpido.
―Da... Niel―Murmura Laura y me volteo a verla ―Ten... cuidado con ella.
― ¡Deja de decir su nombre! ―Mi hermana pierde el control y levanta la fusta para golpear a Laura y yo me interpongo cubriéndola con mi cuerpo. El abrazo y siento como mi hermana empieza a golpear mi espalda.
― ¡Raquel, basta! ― Cuando me doy la vuelta para quitarle la fusta, levanta su arma y me apunta.
― ¿De verdad no crees que soy capaz de matarte? ―Dice con desprecio ―Esta no es la primera vez que me deshago de quien se mete en mi camino, no me provoques Daniel.
― ¿De qué hablas? Tú no serias capaz de hacerle daño a alguien―Ríe con burla.
―Eso crees ―Niega con la cabeza ― ¿Por qué crees que nuestra madre se suicidó? Ella no estaba mal de la cabeza, yo la puse mal a ella. La odiaba, odiaba como me robaba el cariño de ustedes y no lo iba a permitir y por eso le decía una y otra vez lo inservible que era y de que sería bueno que se matara ¿Cómo crees que ella consiguió el arma con el que se quitó la vida? Yo misma se lo robé al capataz y se la di y la presioné hasta que ella lo hizo.
― ¡Mientes! ¡Tú no pudiste hacer algo así!
No podía creer, esto debía ser una puta broma.
―Lo hice, porque nadie debe meterse en mi camino. Lo mismo paso con Rosa, ella me vio golpear a Laura por no querer someterse a mi voluntad y la empujé por las escaleras cuando me amenazo en hablar con mi padre y llevarse a Laura lejos de mí. ¿Cómo crees que convencí a Laura que fuera mi perra?
―Raquel, tú no pudiste haber hecho así―Mis ojos se llenan de lágrimas mirando aquella chica que he amado y protegido toda la vida y que resulta ser un Monstruo.
―Todo estaba bien hasta que apareciste. Sabía que me complicarías las cosas, ya tenía planeada de llevarme a Laura conmigo y desaparecer de sus vidas, pero ¡tuviste que acostarte con ella! ―Grita ―Ahora pagaras caro por tu osadía.
―Si me matas, iras a la cárcel―Trato de que entre en razón ―Por favor hermanita, buscaremos ayuda y―Mi hermana levanta la culata de la escopeta y me da un fuerte golpe en mi rostro haciendo que caiga sentado y me cubra con mis manos.
―No necesito de tu ayuda maldito, imbécil. No le temo a la cárcel, si voy iré feliz por haberte matado a ti y a esta zorra por su traición.
―Raquel.
En un momento mi hermana se distrae y me lanzo sobre ella, le quito la escopeta y la lanzo lejos de nuestros cuerpos. Ella grita y araña mi rostro y empieza a darme golpes y no me queda otra que cubrirme porque no soy capaz de hacerle daño a ella.
De un momento a otro siento un fuerte golpe en la cabeza haciendo que pierda el sentido por unos instantes. Me duele mucho la cabeza y cuando abro los ojos es peor el dolor, me remuevo y trato de hablar, pero las palabras se atoran y cuando escucho un chasquido mi mirada se dirige a mi hermana quien me apunta con la escopeta.
―Despídete hermanito―Pone el dedo en el gatillo y solo cierro los ojos y escucho el disparo.
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