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Capitulo 3

Al otro día el dolor de cabeza era aterrador, pero aún más al tener los recuerdos de los gemidos de mi hermana y de Laura.

―Hola, hermanito―Raquel, llega a mi lado y besa mi mejilla ― ¿Qué tal la jaqueca?

―Estoy bien―Digo serio y ella enarca una ceja.

― ¿Pasa algo?

― ¿Debería pasar? ―Se que me estoy comportando como un idiota, no debería meterme en la vida de mi hermana ni de Laura. Tampoco debería importarme si se acuesta con quien se le dé la gana en nuestra casa, al fin y acabo yo lo hacía ―Lo siento, me duele un poco la cabeza―Mi hermana sonríe.

―Bueno, eso déjalo a los profesionales― Laura entra sirviendo el desayuno, mi hermana ni ella se miran en algún momento.

―Gracias Laura, eres muy amable.

Laura no responde y sale dejándonos solos.

― ¿Están enojadas? ―Le pregunto observando la reacción de mi hermana.

―Ella en su mundo y yo en el mío―Encoge sus hombros restando importancia.

Terminamos de desayunar y cada uno se va por su lado. Hoy mi padre ha salido al pueblo a traer alimento para los animales. Cuando paso por la cocina estoy tentado en hablarle a Laura, pero al final me limito a salir de casa.

Todo el día estuvo fuerte el trabajo. Había una cerca rota y una parte del ganado se había escapado, logramos encontrarlos a todos y arreglar la cerca antes de que volviesen a escapar. Al final, estaba cansado, sucio y sudoroso. Llegue a casa y mi padre y hermana esperaban para cenar.

―Luces terrible hermanito.

―Con todo el trabajo que le toco el día de hoy, pobre mi muchacho. Necesitas, cenar, ducharte y dormir.

―Sí, voy a caer muerto.

Laura llega con la comida y como es habitual en ella, nos sirven en silencio y luego desaparece en la cocina. Me alimento mientras escucho a mi padre y a mi hermana hablar, la próxima semana deben de hacer un viaje para la venta del ganado. Yo me quedaré aquí, algunas yeguas aún les falta por parir.

Subo las sintiendo mi cuerpo pesado, después de una ducha caigo en la cama profunda.

Un ruido me despierta, miro a mi alrededor dándome cuenta de que aún es de noche. De nuevo un pequeño golpe y me levanto mirando la hora. Son las 3 de la mañana y me preocupo de que algo esté pasando. Salgo de mi cuarto y camino por el pesillo, de nuevo el ruido y esta vez viene de la habitación de mi hermana. Levanto los nudillos para tocar, pero me detengo al escuchar unos ruidos.

―Sí, así, sigue así―Gime.

Doy un paso hacia atrás y suspiro sintiéndome incómodo no solo por escuchar los gemidos de mi hermana, también de Laura.

Decido ir a la cocina y prepararme un vaso de leche caliente, no creo que pueda reconciliar el sueño. No enciendo la luz y cuando escucho un ruido me escondo a un lado del refrigerador.

Laura viene corriendo y entra por el pasillo donde conduce su habitación, la sigo queriendo enmascararla y decirle que ya lo sé todo y me detengo cuando escucho unas arcadas seguidas de unos sollozos. Me quedo quieto escuchándola vomitar y me debato si entrar y ver que le paso y decido mejor darle espacio.

Decido ir a mi habitación y cuando paso por la puerta de mi hermana está todo en silencio, llego a mi cuarto y me encierro.

Al otro día, cuando bajo a desayunar, empiezo a detallar a Laura para saber si está enferma o no, pero como siempre sirve el desayuno y se va. No luce enferma, no logra hablarme ni mirarme y desaparece cuando mi hermana y mi padre llega al comedor.

La semana luce igual, me levanto a la madrugada y escucho a mi hermana y a Laura follar. Me escondo en la cocina y Laura pasa corriendo y se encierra en su habitación, la escucho vomitar y llorar y me pregunto que es lo que está pasando.

― ¿Ya se van? ― Mi padre baja con la maleta en sus manos y me sonríe.

―Sí, hay una feria de ganado y debemos exponer el nuestro―Asiento y voy hasta la cocina y encuentro a mi hermana, susurrarle algo a Laura, ella me da la espalda y no logro ver su rostro. Cuando mi hermana siente mi presencia sonríe y se acerca a despedirse de mí.

―Bueno hermanito, nos vemos en unos días. Pórtate bien―Besa mi mejilla ―Nos vemos Laura, cuídate tú también―Sale de la cocina y solo me quedo observando la espalda rígida de Laura.

Cuando la puerta se cierra y escuchamos el auto arrancar, Laura suelta un sollozo y sale corriendo hacia el corredor.

― ¡Laura, espera! ―Voy detrás de ella y antes de que cierre la puerta en mi cara la detengo ― ¿Qué te pasa?

―Nada. Solo vete― Se da la vuelta y se lanza a la cama a llorar.

― ¿Qué sucede, porque estás así?

―Solo vete, vete, por favor―Oculta su rostro con la almohada.

― ¿Hay algo que pueda hacer por ti? ―Deja de llorar y me mira sobre mi hombro.

―Tú no podrías ayudarme―Hace una pausa ―Oh si podrías, pero sé que no te atreverías.

―Sabes que puedes pedirme lo que quieras.

No dice nada, se da la vuelta y sigue llorando.

― ¿Laura? ―No responde y decido dejarla sola.

Debe ser problemas con su madre.

Llamo al hospital para saber si su madre le paso algo, pero la enfermera me informo que sigue igual. Inconsciente.

Decido ir a trabajar, toda la tarde no pude concentrarme al tratar de saber qué le sucedía a Laura. No entendía que tipo de relación tiene con mi hermana, parecen que tienen sexo y al otro día parecen que no se conociera.

Llego a casa, todas las luces están apagadas. Ceno solo y voy a mi habitación, cuando salgo del baño después de la ducha me encuentro a Laura sentada en mi cama con la mirada perdida.

― ¿Laura? ―Se levanta de un salto y me mira.

―Dijiste que harías cualquier cosa por mí―Dice y baja su mirada ― ¿Eso es verdad?

―Sabes que si―Muerde sus labios.

Lleva una camisa de cuadros que le llega hasta la mitad de sus muslos y nada por debajo. Está descalza y cuando su mirada da con la mira puedo ver que algo en ella ha cambiado.

―Quiero que tengamos sexo.

― ¿Qué?

―Quiero que tengamos sexo―Repite ―Quiero que quites mi virginidad.

¿Laura virgen?

― ¿De qué estás hablando?

― ¡Sabes de lo que hablo! ―Grita un poco exaltada ―Por favor, te necesito.

No lleva gorra y puedo ver mejor su rostro de porcelana. A pesar de que lleva el cabello bien corto, sigue luciendo hermosa.

―No puedes pedirme eso.

― ¡Dijiste que me ayudarías!

―Sí, pero no creí que me fueras a pedir algo así.

Mierda. Es la novia de mi hermana ¿Eso creo?

―Por favor―Susurra dando un paso hacia mí.

Trago grueso, sus mejillas tienen grandes lágrimas.

―Te necesito.

Me sorprendo cuando se lanza sobre mí y trata de arrebatarme la toalla.

― ¡Laura, detente! ― Me empuja haciendo que caiga sobre la cama y ella aprovecha para subirse sobre mi cuerpo quedado ahorcajadas ― ¡Detente! ― Con una mano trato de detener que me quite la toalla, mientras que con la a otro agarro el nudo evitando que me la quite.

― ¡Te necesito! ― Se lanza sobre mi boca y besa mis labios con fiereza.

― ¡Detente!

Su mano va a la camisa y la abre revelado su desnudez. Sus pechos redondos con unos picos rosados se asoman. Su pecho sube y baja por la respiración acelerada.

―Te necesito, por favor― Toma mi rostro y me besa tratando de meter la lengua.

Al final no logro resistirme más y abro mis labios dándole ingreso a su lengua. Nuestras lenguas se tocan y toma una de mis manos posándolas en uno de sus pechos. Gime y aprieto el pezón y empieza a contonearse sobre mi polla aún cubierta por la toalla.

―Detente, Laura―Suplico.

―Te deseo, ¿Tú ya no lo haces? ―Se despega mirándome a los ojos ―Se que ya no soy bonita y―sus ojos se llenan de lágrimas.

―Eres hermosa.

― ¿Entonces porque no me tomas?

Porque estas con mi hermana.

―No creo que eso es lo que realmente quieras―Susurro con voz ronca.

― ¿Te sigo pareciendo hermosa? ―Asiento si poder articular palabra ―Entonces hazme el amor―Besa mis labios despacio.

Toma mi muñeca y la arrastra por su estómago hasta llegar a su venus revelando lo mojada que está. Gruño y mis dedos se desliza por su coño. Laura hecha su cabeza hacia atrás gimiendo.

Suelto la toalla y me levanto sentándome con ella haciendo que me mire asustada. Ambos nos miramos por un momento y veo el fuego y el deseo en sus ojos. El tomo de la nuca y beso sus labios, puedo escucharla, suspirar antes de envolver sus pequeños y delgados brazos por mi cuello.

Le doy la vuelta dejándola desnuda sobre mi cama y me levanto poniéndome de pie. Laura me mira con incertidumbre y deshago el nudo revelando mi desnudez.

― ¿Está segura? ―Asiente y sus ojos van hacia mi polla y puedo ver un poco de temor en ellos ―No te preocupes, voy a cuidar de ti.

Abre sus muslos y puedo ver unos chupetones y algunas marcas. Laura los cierra incómoda y abro sus piernas y empiezo a besar sus rodillas bajando por los muslos hasta llegar a su vagina.

Ignoro sus marcas y mi lengua se desliza por su raja. Laura se retuerce agarrando mi cabello y mueve su pelvis. Lamo y chupo su tierna carne, devorándola mientras gime y se retuerce. Mis dedos se introducen un poco en su interior, sintiendo lo apretado que está.

― ¡Daniel! ―Grita cuando el orgasmo la atraviesa. Siento los pequeños espasmos en mi lengua y sigo chupando hasta que se queda quieta con los ojos cerrados.

― ¿Estás bien? ―Asiente y abre sus preciosos ojos azules y me miran ―Bueno, ya no necesitamos tener sexo, tuviste tu orgasmo.

Supongo que a eso fue lo que vino.

―Quiero que me quites la virginidad.

―Laura.

―No, Daniel. Te necesito.

Se levanta y me besa, nuestras lenguas bailan al compás de nuestra excitación, me subo a su cuerpo y ella aprovecha para encadenarme con sus piernas evitando espacio alguno. Mi polla erguida y dura se contonea sobre su estómago.

―Laura― Digo entre besos y no me suelta, al contrario, mete su lengua y toma mi polla con su mano guiando su entrada ―Espera.

No sé cómo hace y término de espaldas sobre el colchón, nos seguimos besando y grito cuando baja de repente haciendo que me entierre en ella de una sola estocada.

― ¡Laura! ―Arruga su rostro con una mueca de dolor y su cabeza cae en mi pecho ―Debiste esperar.

―Eres muy grande.

―Eso no ayuda―Su cuerpo se sacude por la risa haciendo que quiera enterrarme más profundo ―Laura―Mi voz sale con agonía.

―Te necesito―Vuelve a besarme y tomo sus caderas y ambos nos empezamos a movernos. Despacio para que se acostumbre a mi tamaño y cuando empieza a gemir le doy la vuelta quedando yo encima de ella.

―Yo también tengo mis trucos―Le digo cuando me ve sorprendida por mi movimiento y sonrió antes de besarla.

Vuelve aprisionarme contra su cuerpo, sus piernas se envuelven en mi cadera y se abraza a mi cuello. Salgo despacio y entro rápido, ambos jadeamos y empiezo aumentar el ritmo de las embestidas.

Mis manos van a sus pechos, dejo de besarla y me apodero de uno de ellos. Beso, su pico ya duro, lamo y chupo y hago lo mismo con el otro. Siento como sus paredes internas me aprietan y sigo dándole atención cuando me aprieta aún más fuerte gritando mi nombre.

― ¡Daniel!

― ¡Laura!

Me rompo sintiendo la descarga caliente, salir y llenarla por completo. No sé que voy a hacer ni qué es lo que pasará después, lo único que sé es que no puedo evitar quererla para mí.



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