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No hay nada mejor como encontrarse saludable en todos los sentidos de nuestra existencia: el tener una familia, el ser buen estudiante, el tener amigos, entre muchas otras dichas que nos hacen feliz.

Miriam es una joven universitaria; buena hija, buena estudiante y buena amiga. Asiste a la universidad siempre complacida, porque le encanta estudiar y el poder preveer que gracias a ello su futuro será prometedor. Se trata de una mujer, como ya mencioné anteriormente, muy estudiosa; pues es alguien que sabe lo que quiere y que es amable y un tanto sociable. Su vida era perfecta.

Sale de casa muy temprano todas las mañanas, ya que es la única forma de ubicarse frente al pizarrón, porque algunas aulas son pequeñas y el espacio resulta muy reducido si son muchos los estudiantes que colapsan las mismas. No es agradable estar en el fondo, sin poder escuchar bien la clase, ver el pizarrón y que -encima- los demás compañeros la distraigan. Ésa es la realidad de la facultad de esta provincia, donde la educación está infravalorada tanto por el mismo gobierno como por muchos de los habitantes residentes de acá y cuyos derechos a la educación se minimizan.

Puesto que Miriam es amante del estudio, está equipada con todo lo necesario: hojas adhesivas, resaltadores y lapiceras de todos los colores; cuadernos; abrochadora y tal. Sus copias anilladas están repletas de notas, hojas y párrafos resaltados. La mejor manera de estudiar para ella es garabateando las copias.

En la universidad se encuentra con su grupo de estudio. Entre dimes y diretes las clases y recesos pasan volando, la universidad es vida. Las horas pasan y los recuerdos se acumulan: los mates, los chistes sin sentido, el sarcasmo argento, los debates sobre los autores estudiados o a estudiar, y así. Es una chica muy aplicada.

Al llegar a casa, saluda a sus padres, quienes se enorgullecen siempre que la ven, ya sea estudiando o haciendo ocio; pues Miriam es muy responsable, por lo que no hay motivos para que los padres la reprendan. En ocasiones, se dirige directo hacia su escritorio, donde lee cada noche, por lo que su madre le acerca la cena a su cuarto. Pero en la hora del almuerzo, si Miriam no va a la universidad, tiene que acompañar a la familia en la mesa. Y ella cumple. En cambio, en la noche no la molestan y tiene más que permitido estudiar en su cuarto. Cada familia tiene su estatuto y ésa es la forma en que ésta convive.

Pero todo lo perfecto -lamentablemente- no perdura.

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Está terminantemente PROHIBIDA la reproducción total o parcial.

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No se pierdan el siguiente capítulo, les gustará.