SECRETOS DE FAMILIA
Llegar hasta las inmediaciones de la residencia Nott, abrazada a Draco Malfoy no era algo que Hermione hubiera esperado en algún momento de su vida pero ni modo, allí estaban.
La castaña estaba con el ceño fruncido y en cambio el rubio exhibía una sonrisa socarrona de suficiencia en su estado más puro que no había intentado borrar de su cara desde que se habían encontrado.
La temperamental bruja se apartó de él de una manera no muy educada y se encaminó hacia la puerta de entrada donde estaba Theo esperando por ellos y esta vez no había algún gesto de burla ni sarcasmo recibiéndola sino todo lo contrario, disculpa, vergüenza y resignación, poco usual en un slytherin.
Hermione lo sobrepasó saludando escuetamente y se dirigió hacia el interior de la confortable "casita", como le gustaba llamar Luna a la mansión Nott.
Sin embargo Draco se detuvo frente a él y en un juego de miradas más un posterior saludo afectuoso se perdió con el anfitrión por los jardines únicamente iluminados por farolas en una caminata a solas.
La noche estaba estrellada, la brisa fresca y algunos grillos cantaban entre las rosas de Luna. Los pasos sobre la grava resonaban con intensidad.
-estás jugando con fuego Draco- interrumpió Theo el silencio del rubio que lo miró y le dedicó una sonrisa propia de él- lo digo en serio, ya no estamos en el colegio, ya dejamos de ser los estúpidos prospectos de mortífagos que jugaban un papel patético de superioridad...ella no es...ya no es la misma...
-Theo... – el rubio quiso excusarse.
- Draco, cállate y por una vez maldita vez escúchame– ordenó su amigo por lo que el rubio asintió y siguieron su camino hacia el bosquecillo que rodea la mansión, que Theo usara ese tono de voz no era usual en él- vas a salir magullado, no te abuses de su paciencia, ya lograste acercarte, cuida eso, sinceramente te desconozco a veces- logró apaciguar su ánimo- entiende que esta vez quizás no puedas recuperarte tan pronto.
Hermione encontró a Luna en la cocina en lo que para la castaña parecía una sala de atención psiquiátrica para elfos. Dos de ellos se estaban tirando de las ojeras y uno le daba de cabezazos a la alacena de la isla que dominaba la reformada estancia.
-Luna...-Hermione miraba el espectáculo desconcertada- ¿qué está sucediendo?
La rubia se giró hacia ella sonriente con una bandeja de frutas cortadas prolijamente – hola Mione, ¿puedes ayudarme con la fuente de cuscús?
La castaña asintió en silencio y la siguió sin dejar de mirar de reojo a los elfos que empezaron a discutir entre ellos una vez que la rubia abandonó la cocina.
En algunas ocasiones era preferible respetar los pedidos de Luna sin cuestionar, sin detenerse siquiera a entender lo que sucedía alrededor y esa noche era una de ellas.
Llegaron a la habitación que Luna más quería, la sala de pintura de una de las antiguas señoras de la casa, muy pocas veces usada por la madre de Theo, como Luna le había contado, ella la había adoptado como su refugio y sitio preferido en la mansión, sin contar la recámara matrimonial, como siempre se encargaba de recalcar su esposo.
La castaña abrió los ojos sorprendida, la invadió una sensación de que había ingresado al comedor de algún jeque árabe, o lo que mejor sería decir, a lo que Luna entendía como tal. En el centro del cuarto había instalado una amplia mesa ratona donde estaba ya esperando diversos platos exóticos prolijamente preparados y dispuestos. El cuadro lo completaban varios almohadones de satén y lienzos exóticos sin contar con las telas que caían desde el cielorraso.
-¿te gusta? -le preguntó ansiosa- estuve leyendo algunos pasajes de "Las mil y una noche" y me inspiré- la expresión en el rostro de Luna era de pura emoción y ensueño.
-creo que está bien Lunita, nunca estuve en un lugar así pero la ambientación se ve exótica, mmm... como debería ser en esa época- Hermione da una rápida mirada al entorno y el humo del incienso la distrae, huele a rosas y con Luna no podría ser distinto. Sacude su cabeza, no quiere distraerse de su intención- ¿era necesario lo que ocurrió en la biblioteca? Yo podía con Cedric, sin ninguna ayuda.
La rubia sin dejar de acomodar los almohadones ni se inmuta en mirarla- no fue esa mi intención, yo estaba buscándolo en realidad, necesitaba su ayuda- golpea a uno con cuidado- antes me había topado con la directora y mencionó que ya habían terminado la reunión, lo lógico era que Cedric estuviera contigo- levanta la vista y su cara soñadora le explica- por suerte Draco estaba también, quería de veras invitarlos a cenar.
Hermione respiró profundamente- ese es otro escollo en mi camino, aparece donde no lo llaman y ahora ha planteado que estamos en una relación- la castaña se inquieta - ¿en qué dimensión podría suceder eso? ni en sus sueños. No tengo intención de estar con nadie, mucho menos con él. Estoy muy bien sola – seguía conferenciando mirando a Luna fijamente en clara intención de hacerle entender lo que estaba más que claro para ella- no tengo ganas ni quiero que se metan más en mi vida amorosa, suficiente con Ginny y Lavender que están buscando candidatos como si fuera una misión- se estremeció al recordar el entusiasmo de sus amigas- soy una mujer adulta y con bastante cerebro que está saliendo adelante...
-Una adulta que le pidió al rubio que la besara cuando estaban bailando –acotó Luna.
La castaña enmudeció y cerró los ojos avergonzada- no me lo recuerdes, no sé en qué estuve pensando en ese instante... fue un lapsus, un impulso desafortunado-respiró profundamente y se tapó el rostro con las manos- ¿me entiendes verdad?- balbuceó.
-perfectamente Mione perotu impulsividad pudo traer consecuencias – susurró Luna y la tomóde la mano para sentarla en un almohadón escarlata con borlas doradas- después seguimos con esto- dicho esto Theo y Draco ingresaron a la sala. El rubio soltó una carcajada y palmeó la espalda a su amigo que estaba ruborizado y molesto por la burla.
Hermione aún estaba lamentándose mentalmente de sus impulsos cuando Luna les indicó que se lavaran las manos en un gran fuentón de porcelana que contenía pétalo de rosas. Allí Draco se unió a ella y la observaba burlón mientras levantaba una ceja. La castaña no se dejó amedrentar y le dedicó una mirada de furia, lo que causó que él le sonriera ampliamente. Pero dicha expresión de suficiencia se terminó una vez que estuvieron sentados y notara que no había cubiertos. Fue el turno de la castaña de burlarse en sigilo.
-¿no te gusta la comida Draco?- le preguntó Theo- ¿o el aristocrático no está acostumbrado a comer usando solo los dedos?- Hermione ahogó una risotada y el rubio les dedicó una mirada fría, casi de desprecio.
La castaña negaba con la cabeza y pensaba, "ése es el arrogante que conozco".
-¿Mione cómo vas con lo que te pedimos?- una ansiosa Luna, tan poco común en ella la miró expectante, salvando la situación.
-Muy bien-se limpió la boca y los enfrentó- me interioricé sobre una clínica que se especializa en fertilización, estuve en contacto y obtuve mucha información que me gustaría compartir con Uds cuando terminemos de cenar, si no les importa- un brillo de entusiasmo apareció en los ojos de Hermione, estaba en lo suyo.
-Leona, lo que tengas que informarnos pueden hacerlo con total confianza- habló Theo- el aristocrático es quien nos estuvo ayudando con las pociones y la búsqueda de algún hechizo para que lográramos embarazarnos.
-aunque Draco me sugirió que cambiara de gallo- acotó Luna risueña y su comentario no tan inocente logró que Draco sonriera.
- alguna vez escuché a alguien decir que sus gallinas no estaban poniendo huevos y que entonces la culpa era del gallo.
-Pero no hay nada malo con mi gallo- justificó la rubia- él cumple todos los días.
Draco y Hermione estallaron en risas y Theo deseó desaparecer tras las cortinas que caían mágicamente del techo, o ahorcarse con ellas.
-Amor mío creo que nunca terminaré de acostumbrarme a tus inocentes comentarios- besó la mano de su esposa y se dirigió a la castaña- prosigue por favor Hermione, cuando termines de reírte por supuesto, si no es mucha molestia.
La aludida levantó la mano en señal de rendición y se disculpó- lo siento, es que...no importa, perdóname- tomó un poco de agua para aclarar su garganta- como decía, esta clínica pertenece a unos de los más encumbrados especialistas en fertilidad y dá la casualidad que conseguí una cita con él para dentro de un mes.
-¿Tanto tiempo?-
-si Theo y es una suerte pues me dijo la secretaria que usualmente el período de espera es hasta de seis meses pero que si quisiera la atención de otro de los especialistas tendríamos un turno la próxima semana.
-¿Es el mejor?- preguntó Draco preocupado, Hermione asintió- perfecto, un mes pasa rápido y para entonces ya habrán terminado sus entrevistas en el colegio- les dijo al matrimonio Nott.
-Hemos intentado mucho y un mes pasa rápido- señaló Luna emocionada y se movió para sentarse luego en el regazo de su esposo- ¿quieres que nos vea el otro médico antes?
Theo acariciando su rostro suave perdido en sus ojos claros negó con la cabeza- para mi amor quiero lo mejor – susurró sobre sus labios y se quedaron así abrazados, acurrucados en su mundo de dulzura y paz.
Unos ojos grises los miraron y luego se encontraron con otros marrones, brillosos. No pudo emitir una palabra, se perdió en esa mirada triste.
Hermione se incomodó y apartó la vista, en ese instante apareció un elfo con una jarra de plata con agua fresca, llenó las copas y se retiró, esto le dio tiempo para recomponerse.
-Entonces será en un mes- aseguró y de repente cambió su tono de voz, volviéndose más grave- pero debo darles un pantallazo general de lo que se pueden encontrar en un consultorio médico muggle y lo que es más importante, algunos métodos complementarios de estudio –las palabras de Hermione cayeron como una tormenta inesperada en un día de campo.
Theo tragó grueso y entrecerró los ojos- ¿es normal que se me ericen los vellos del cuerpo?-susurró su pregunta y solo Luna pudo escucharlo.
-Mione, me parece que Terroncito tiene miedo- agregó la rubia y Draco se puso tenso.
Sonriendo por el efecto causado en su amigo aclara- nada malo hay allí solo que es diferente a lo que usualmente conocen- comienza a dar detalles de la camilla de ginecología, el procedimiento de Papanicolaou, ecografías convencional y trasvaginal, mamografías, tomografías, espermograma, análisis de sangre y hormonales, entre otros, pero lo que más estremecimiento causó en los silenciosos caballeros fue cuando ella les comentó sobre la instrumentación usada en ciertas ocasiones.
-quieres decir que van a poner instrumentos a mi mujer en su...en su...- el pobre no podía ni siquiera decirlo.
-espéculo se dice amor y va en la vagina si mal no entendí-aclaró Luna sonriente ante la sorpresa de Draco que se puso de pie y salió de la habitación impresionado- continúa Mione, todo eso me interesa.
-Suficiente-ordenó Theo- ya lograste el efecto deseado Mione, has espantado a Draco y a mí también por cierto- tomó agua tenía la boca reseca- ¿es cierto todo esto que dijiste?
-Si Theo, todo es cierto-se reía- quizás exageré un poco en los detalles, nada es tan tétrico como sé que estás pensando pero no es solo de eso que deseo hablar con Uds dos.
En ese instante el rubio regresó a la sala, recompuesto y con el cabello húmedo.
-¿Terminaste Leona?- inquirió.
-¿Asustado hurón?- se burló
-Asqueado es la palabra.
-Eres un debilucho, yo sé que sabes mucho más de lo que hablo.
-Ratona.
-Engreído
-estás linda esta noche, ¿aún piensas en mí cuando vas en tu bicicleta a trabajar?
Hermione sorprendida por el giro que había tomado el parloteo frunció el ceño y no quiso mirarlo más, cortando así el contrapunto, respiró profundamente y habló- volviendo al tema que nos compete, ¿ya han evaluado las otras opciones para ser padres?
-¿te refieres a la adopción?- el matrimonio se miró y Theo respondió sin quitar los ojos de su esposa- solo como último recurso Hermione.
-Ya eso me lo habían comentado y está bien pero yo me refería a la maternidad subrogada más comúnmente llamado alquiler de vientre.
Los tres dirigieron sus miradas hacia ella -¿de qué mierda estás hablando?
- Ese vocabulario deberías cuidarlo Malfoy, eres un profesor ahora- lo corrigió pero él ni se inmutó por lo que la castaña decidió ignorarlo - es un procedimiento que se está usando mucho entre los muggles, hay legislación inclusive en algunos países- la observaron en silencio como esperando que prosiguiera, ella resopló- básicamente otra mujer lleva el embarazo por la pareja que no pueda hacerlo o no desee hacerlo- los tres la miraban como si estuviera hablando en arameo- Se contrata una mujer que lleva en su vientre un bebé que biológicamente no es su hijo sino de la pareja que lo pidió.
-¿Eso hacen los muggles?- preguntó Luna asombrada.
-así es, pero no quiero abrumarlos con más información, llegado el momento estaré a su disposición para evacuar cualquier duda que les resultare de la entrevista con el médico que calculo las tendrán, con solo verles los rostros afligidos es fácil suponer eso- intentó apaciguarlos.
Luna estaba abstraída, meditando cada palabra que Hermione les había soltado. Theo le dio un beso en la frente y la sentó a su lado, sabía que su esposa estaba procesando información calificada.
-Dime, lo del alquiler de vientre ¿funcionaría para los magos?
-no entiendo a dónde apuntas Luna.
-si nosotros nos decidimos por este recurso, ¿tendría que ser una bruja o muggle?
Hermione frunció el ceño, no había pensado en ese punto, exactamente.
- no lo sé- confesó perdida- es algo que no tuve en cuenta.
- yo creo que es irrelevante –aportó Draco y ahora todos los miraban atentos- un embarazo muggle o mágico no son distintos ¿o sí?
-¿cómo los llevó tu madre?- Theo era quien se había dirigido a Hermione y se arrepintió de haber preguntado.
- no muy bien – su rostro se pintó de abatimiento, desazón y pena- me contó que durante el mío se sentía como si le robara la energía, en ese momento mi madre era muy joven, tenía veintiún años y luego... tras el parto le diagnosticaron un trastorno cardíaco –recordaba sin mirarlos directamente.
-Mione, no!- soltó Luna – no es tu culpa.
La castaña la miró y sus ojos brillaban por las lágrimas a punto de salir- tú sabes que sí –logró decir ahogando un sollozo cuando se tapó la boca con las manos.
Draco las miraba sin entender, cuando buscó en su amigo alguna explicación él se la negó, después te explico pudo leer el rubio en los labios de Theo.
-No Mione- la rubia se acercó a ella y se sentó a su lado- tu padre nos contó que su condición no tenía nada que ver contigo, era previa y sin diagnosticar.
Hermione se puso de pie- disculpen – se secó las lágrimas- es mejor que me retire, no me siento bien.
Todos se levantaron, Luna aún la tenía de la mano y Theo asintió ofreciéndole una sonrisa. Draco fruncía el ceño, no le gustaba estar ignorante de lo que había ocurrido.
-te acompaño hasta la salida- se ofreció Luna- ¿estarás bien?
Ella asintió- debo ver a mi padre- explicó-...lo necesito- pudo agregar.
-es lo mejor Leona, dale nuestros saludos- agregó Theo.
La triste castaña dirigió su mirada a Draco y solamente lo observó en silencio, aún algunas lágrimas caían por sus mejillas. No se despidió y salió de la sala en compañía de Luna, el rubio simplemente la vió partir respetando su dolor.
-ven, salgamos de acá, tomemos algo en mi estudio-Theo lo invitó poniendo una mano en su espalda mientras caminaban hacia la puerta que momentos antes habían traspasado las brujas.
El clima entre ellos había cambiado notoriamente y Draco no podía entender la causa, aunque pudo concluir lo evidente, un tema muy privado y bastante doloroso para Hermione.
Eso es lo que le estaba carcomiendo el cerebro.
-La madre de Hermione murió cuando nació el pequeño revoltoso- Theo le entregó a Draco una copa de whisky de fuego- y ella se culpa de eso- agregó.
- Ya sabía eso me lo contó su hermano- tomó un sorbo- ¿Por qué habría de hacerlo, digo culparse?
-¿Recuerdas que durantenuestro séptimo año en Hogwarts ella, Potter y la comadreja desaparecieron y todo lo demás?- el rubio asintió ceñudo- Hermione oblivió a sus padres para ponerlos a salvo y los envió a Australia, ya no la recordaban- los ojos grises de Draco no se apartaban de los Theo- tampoco podían recordar que su madre no podía tener otro hijo por indicación médica- sentenció finalmente.
Draco cayó en cuenta de la triste realidad, sus ojos grises y fríos, más fríos que antes expresaban su disgusto- ¿y su padre no puede hacerle entender que no fue así?
-Conoces de sobra que cuando una idea se le mete en esa cabeza gryffindoriana es difícil hacerla desistir de ello.
- entiendo, el orgullo Gryffindor por sobre todo lo demás-Draco se quedó pensativo mientras degustaba su bebida- el pequeño Granger es un niño feliz.
-mucho y eso es mérito del sr. Granger y de la leona.
-pero toda la pena la sufre ella- concluyó el rubio y Theo asintió.
Luna ingresó en ese momento- intenté tranquilizarla un poco pero fue en vano- aceptó la copa de licor de frambuesa que su esposo le había preparado- creo que estar con su padre es lo mejor para ella- mirando al rubio agregó- Draco ¿estás bien?
-si...si, solo un poco sorprendido.
-¿Te quedas a dormir?, tu cuarto está listo- indicó la Sra. Nott.
El rubio negó y se puso de pie- gracias pero esta vez no- dejó la copa en la mesita que estaba a su lado, su ceño seguía fruncido- ¿cuándo tienen la entrevista Uds.?
-Luna la próxima semana y yo dos días después.
-Nos vemos en el castillo entonces, Luna gracias por la invitación y hazme caso cambia de gallo.
-ya vete de una condenada vez, Malfoy- sostuvo Theo sin dejar de sonreír.
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El sr. Granger estaba leyendo en su estudio, su hijo dormía en el sofá mientras el aparato de TV estaba encendido en un canal de deportes, cuando sintió el ruido de la puerta. Cerró su libro y tomó un almohadón para poner bajo la cabeza de Frederick y se aceró a la puerta. Su hija avanzó a pasos acelerados y lo abrazó fuerte mientras lloraba desconsolada. Él ya sabía de qué se trataba, lo único que lograba devastarla de esa manera tenía una única razón. Se quedó en silencio, la acunaba en sus brazos esa era su forma de contenerla.
-ya hija, no llores-acariciaba su cabellera revoltosa- deja de culparte por favor.
Esto incrementaba la intensidad del llanto de Hermione, su padre tuvo que sentarse en la alfombra del recibidor con ella entre sus brazos.
Los sollozos entonces se tornaron en gritos de impotencia y desesperación que lograron despertar a Frederick. El pequeño la miraba con temor desde la puerta de la sala, su padre trataba inútilmente de calmarla –trae un poco de agua Frick –él niño asintió y se perdió en la cocina regresando, además, con una caja de pañuelos descartables.
Puso una mano en el hombro de su hermana y ella se irguió para verlo, los ojos muy hinchados al igual que su boca, las lágrimas caían sin control y una mueca de dolor plasmada en su cara.
-Per...dóname-logró balbucear- te...hice...más daño.
-No Momy –secó algunas lágrimas con un pañuelo- verte en este estado duele más.
Hermione lo abrazó fuerte. Los minutos fueron pasando y ella poco a poco fue tranquilizándose- lo siento, lo siento, no debí llegar en este estado -bebió un poco de agua- perdona papá.
-¿dónde más irías si no es aquí, a tu casa?- su padre besó su frente- por favor ayúdenme, estoy viejito para estar sentado aquí, mis huesos no son los de antes.
-pobrecito el anciano Granger- se burló Frederick.
Los tres se sentaron luego en el sofá, ella todavía acurrucada en los brazos de su padre que le acariciaba la rebelde cabellera.
-cuando tu madre supo de su enfermedad lo tomó con mucha madurez, fue gracias al embarazo que descubrimos la anomalía - Frederick lo escuchaba con atención- nada la detuvo a pesar de los cuidados que debía tener- la voz de su padre la tranquilizaba, era como hipnótico y sanador para ella- a lo largo de los años fue acostumbrándose e inclusive pudo permitirse terminar sus estudios, contigo en nuestras vidas entonces y hasta pudo practicar algunos deportes.
-natación– respondió el pequeño- ví muchas de sus fotos.
-si hijo, amaba el agua, allí se sentía libre pero también tenía otra –los hermanos lo miraron atentos, Hermione se sentó derecha en el sillón cruzando sus piernas- una que no conociste nena pero que ella amó desde que pudo vencer el miedo...parapente.
-¿parapente?- Hermione lo miró entendiendo algo que le puso en una sonrisa en el lloroso rostro- tenía miedo a las alturas- concluyó y su padre asintió- ahora sé de dónde lo heredé.
-¿y por qué no lo supimos?- preguntó Frederick.
-porque dejamos de practicarlo cuando ella se enteró que venías en camino.
- pero tampoco volviste a hacerlo papá.
-no lo hice, es cierto – se miró las manos y agregó- tengo miedo sin ella.
-Oh papá..- sus hijos lo abrazaron y fueron ellos quienes lo consolaron- te juro que en mis primeras vacaciones del colegio vamos a intentarlo, ¿verdad Momy?
Ella asintió-es una promesa que vamos a cumplir.
La madrugada los encontró hablando, riendo de viejas anécdotas, recordando momentos importantes pero sobre todo intentando sanar algunas heridas.
Cuando el sol asomaba entre las cortinas de su antigua habitación infantil Hermione pudo sentirse mejor, más liviana, menos herida.
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