FREDERICK
Como tantas mañana desde su ingreso a Hogwarts, Malcolm esperaba a que Hermione ingresara a la biblioteca para acercarse allí sin una razón aparente. Como tantas mañanas deseaba verla y sentirla cerca.
Ese lunes se extrañó de no encontrarla entre los libros, pergaminos, corriendo por los pasillos con sus elfos tras ella. Aunque aún faltaran unos meses para el inicio de las clases, la castaña no cesaba en sus responsabilidades y obligaciones, para ella el tiempo era escaso.
Uno de los elfos se topó con él entre los anaqueles recién llegados donde estaban parte de las nuevas adquisiciones para el colegio. Todo un sector de ejemplares muggle desde clásicos de la literatura, enciclopedias, periódicos, libros científicos hasta revistas de actualidad que podían verse a simple vista. Malcolm conocía muy bien los clásicos muggles, pues su abuelo paterno era uno y sus padres se habían encargado de que en su casa no faltaran. Había disfrutado siempre de esa lectura hasta que abandonó el hogar para seguir sus estudios.
Pero desde que había llegado a Inglaterra no se había arrepentido de haber aceptado el puesto que su tía le había ofrecido. Si no hubiera dejado atrás su vida no se habría encontrado con la mujer que de a poco se iba adueñado de sus pensamientos.
-si busca a la Srta. Hermione hoy no viene profesor, su familia está llegando al país y por una semana no estará aquí- le explicó un elfo sin mirarlo mientras acomodaba libros en las vacías estanterías.
Malcolm se alejó de allí sin decir una palabra, presuroso.
O0O0O0O0O
Hermione estaba en el aeropuerto desde muy temprano, ansiosa, cuando escuchó que gritaban su nombre, giró hacia la voz y se topó con su pequeño hermano que venía corriendo hacia ella, su padre atrás traía las maletas, muy pocas pues las demás pertenencias llegarían en esos días directamente por envío mágico, los amigos australianos de Hermione se encargarían de todo. Tras un efusivo abrazo salieron raudamente hacia el estacionamiento donde un taxi esperaba por ellos.
Una hora después ya estaban en la antigua casa de sus padres, donde fueron recibidos por una reunión que les habían organizado Molly y Arthur Weasley.
Su padre muy emocionado por el afectuoso recibimiento no pudo contener las lágrimas. Demasiado tiempo había pasado desde que se vieron obligados a abandonar el país, sin siquiera saber por qué lo hacían y regresar después de tanto tiempo, sin la mujer que amaba pero con un hijo fruto de ese amor tan profundo, era en cierta manera tan desconcertante como desolador.
Se sentía solo y en cuanto empezaran las clases para su hijo lo estaría mucho más. Por eso mismo su permanencia en esa casa aún estaba en duda pero ver a su Frederick sonriendo entre aquellos desconocidos para él, hablando sin freno, jugando con niños de su edad pesaba más que la angustia que lo hacía sentir un cobarde e intentar huir de aquella casa con tantos buenos momentos vividos.
La familia Weasley no estaba completa, en el desayuno de bienvenida solo estaban los patriarcas además de George y Bill con sus respectivas familias. La reunión con los demás integrantes sería en unos días en la Madriguera por expreso deseo de Molly.
Frederick se había sentido cautivado cuando por fin conoció a George. Parte de la mañana no se había separado de su lado, desayunó junto a él, Molly los miraba mientras esa tan extraña pareja hablaban entusiasmados y una lágrima cayó por su rostro cuando la risa de su hijo inundó la sala.
Angelina que estaba con su pequeño Fred en brazos se acercó a ella y le susurró ahogando un sollozo- por Merlín Molly, hace tanto tiempo que mi esposo no ríe de esa manera.
-lo sé hija, lo sé- secó su rostro y agregó- este niño parece ser una bendición.
Después de esto la mañana fluyó con normalidad, Frederick parecía una fuente inagotable de energía pero es que se sentía tan pleno en medio de gente que ansiaba conocer. Sus verdosos ojos, herencia de su madre brillaban de curiosidad. Quería saber todo de ellos, especialmente de George, su Weasley favorito hasta que conoció a Victorie.
La bella y pequeña rubia, copia fiel de su madre, no se había descuidado de los movimientos del joven Granger. Le intrigaba la seguridad con la que se movía y se desenvolvía entre los adultos, además del trato que recibía de ellos pero lo que más le atrajo de él fue su capacidad para hacer reír a su tío predilecto.
- Me gusta tu cabello- le dijo Victorie a Frederick mientras le acariciaba la mata revoltosa, herencia de su hermana mayor y de su madre.
-el tuyo también es muy bonito- respondió él sorprendido- nunca me dijeron eso, solo Momy, ¿será porque es igual?
-yo creo que sí – afirmó ella-¿ qué vas a hacer hasta que empiecen las clases?
-conocer lo que pueda de esta ciudad supongo, de lo muggle y lo mágico.
-yo vivo en Hogsmeade, cerca de Hogwarts y de donde vive tu hermana, cuando quieras puedes venir a visitarme y te muestro el pueblo- se había ofrecido la entusiasmada rubia y esperaba una respuesta.
-eso me gustaría mucho Victorie- le contestó mirándola fijamente a los ojos logrando que la niña se ruborizara.
Fleur, Bill y Hermione estaban atentos al intercambio de palabras entre los niños.
-Me sorprende la soltura con la que nuestra hija se desenvuelve con tu hermanito- habló Fleur.
-lo mismo digo de Frick, siempre fue un niño que se llevaba mejor con los adultos y los niños pero de su trato con las niñas es la primera vez que lo veo tan cómodo.
-cuando se entere Teddy va a ponerse de todos colores- se sonreía la rubia francesa.
-¿acaso no lo hace ya?- preguntó Bill logrando que sus acompañantes se rieran a viva voz- pero entiendo tu punto amor, ese niño es posesivo de mi pequeña princesa, debo admitir- reflexionaba- y por favor ya dejen de reírse así.
O0O0O0O0O
Una vez solos en la casa, Richard Granger se decidió a recorrerla solo, en silencio, como esperando un motivo más, una razón para permanecer allí.
-papá- su hija lo sorprendió- ¿estás bien?-
-si princesa- habló desde la hamaca que había en el patio trasero- solo que extraño a tu madre, esta casa me la recuerda tanto que duele mucho- Hermione se había acercado a él, se sentó a su lado y su padre la abrazó.
-¿hubieras preferido quedarte en Australia? Por favor papá dime la verdad, yo no puedo obligarte a regresar- a la castaña le brillaban los ojos de pena, la culpa estaba invadiéndola.
-lo pensé apenas llegamos a esta casa, debo confesártelo- le habló su padre mientras acariciaba su cabellera- pero ver a tu hermano tan feliz, tan cómodo y a tanta gente que lo quiere casi sin conocerlo me hizo entender que si estamos aquí es porque Dios lo quiso así.
-pero veo tanto dolor en tu ojos....mamá no estaría en paz si supiera que te duele su ausencia.
-a tu madre la voy a amar siempre, princesa, ella trajo felicidad a mi vida cada día desde que la conocí y aún es su último instante junto a mí me dio todo, me dio un motivo para seguir a adelante, me dio a tu hermano.
-¿papá?- el pequeño Granger apareció de repente, había terminado su baño- esta casa es hermosa, me gusta más que la que teníamos allá- habló con sinceridad y se sentó en el regazo del Sr. Granger- el jardín es grande y el árbol del que me contaste, está lleno de frutos, ya lo ví con Tori y sus hermanitos.
-Tori? Así le dices ahora? Y ella lo sabe? porque nadie más que su papá la llama así.
-ella me dijo que quería que la llamara así, Momy- le recalcó serio como notando sus burlas- y es mi nueva mejor amiga.
-los dos están pisando un terreno al que no quiero llegar, estoy cansado para ser árbitro de sus "discusiones"- hizo el gesto de comillas con los dedos- ven hijo que antes de descubrir algo más haremos la ceremonia del tallado de tu nombre en el tronco del viejo manzano.
O0O0O0O0O
Al día siguiente los hermanos Granger caminaban por el callejón Diagón, el pequeño estaba extasiado de todo lo que descubría, sus ojos estaban a punto de salir de sus cuencas.
-quiero venir todos los días Momy, esto es nada comparado a lo que me imaginé cuando me lo contabas- hablaba entusiasmado.
-y eso que lo único que conociste es el local de George, me costó tanto sacarte de allí.
-ese lugar es genial, ¿y adónde vamos ahora?
-a la librería, debo buscar un encargo y luego te invito un helado.
-excelente- gritó Frederick.
Un rato después estaban en su ambiente, allí, entre libros nuevos a punto de ser leídos se abría un mundo diferente para estos hermanos.
Cada uno por su lado recorría el local, absortos en sus pensamientos, como en un trance, tenían una tradición entre ellos, solo se dejaban llevar y sabían que llegarían al que debían leer, para los Granger mágicos, los libros los llamaban.
Frederick se perdió entre los estantes, miraba cada rincón, tocaba las portadas de cada libro que estaba a su altura como esperando que le hablaran cuando de repente se detuvo en su búsqueda, había encontrado el libro que lo atrajo sin dudas pero lamentablemente para él estaba en una de las repisas superiores. Miró a su alrededor y no había ningún vendedor a la vista, tampoco alguna escalera o banco lo suficientemente alto como para alcanzar lo que anhelaba.
Una idea vino a su mente pero tenía miedo que su hermana pudiera enfadarse con él, pero como tampoco estaba cerca de ella lo haría. Levantó su mano izquierda y susurró sin dejar de mirar fijamente su objetivo- Accio libro de pociones. Este tamborileó un poco en su sitio y como si fuera atraído por una fuerza potente abandonó su lugar, suavemente fue hasta la mano del mago que lo había convocado.
-¿acaso no eres muy pequeño para realizar magia sin la supervisión de tus padres?- una fría voz lo sorprendió logrando que se abrazara al libro- ni siquiera tienes una varita.
Frederick no miraba a quién lo había descubierto pues estaba de espaldas, su corazón latía desbocado, sabía que se había metido en un problema serio y era lo último que quería o necesitaba hacer, fallar a su padre y menos a su hermana.
Lentamente se giró hacia el testigo de su falta y se encontró con un hombre alto, de ropa muggle debajo de una túnica negra, fina, con bordados de hilos de plata.
- solo quería llegar a este libro señor y estaba muy alto.
-podías pedir ayuda, ¿no lo crees?
-tiene Ud razón pero es que no había nadie cerca y Momy está ocupada- lo miró con pena y arrepentimiento.
- pero esa Momy, quien quiera que sea, ¿sabe que puedes hacer magia sin varita?- el testigo se afirmó en una de las estanterías y puso las manos en los bolsillos del pantalón.
-sí señor, ella me ayudó a canalizar mi magia desde que era pequeño pero son pocas las cosas que puedo realizar de esta manera aunque ella es experta.
-lo entiendo....aunque eso es magia muy avanzada para tu edad, se nota que eres un mago muy poderoso o por lo menos lo serás en el futuro.
-¿ en serio, Ud cree eso señor?- el temor había desaparecido de su rostro y se acercó al extraño mago que estaba prediciendo su futuro.
-por supuesto que sí, a mi me costó mucho tiempo y sacrificio lograrlo- confesó y el niño se paró a su lado- ¿qué libro solicitaste?- preguntó curioso y Frederick se lo entregó- Moste Potente Potions- se sorprendió al leer el título- esto es mucha información para un niño como tú- lo miró preocupado- cuando yo estaba en la escuela este libro estaba en la Sección Restringida de la biblioteca, me temo que puedan no querer venderte esto, puede ser peligroso sin la debida vigilancia. Y supongo que tus conocimientos de pociones no llegan a este nivel o ¿me equivoco?
-si tiene Ud. razón pero Momy me contó que ella lo había leído cuando estaba en su segundo año del colegio, y yo quería hacer lo mismo- se justificó el castañito- ¿fuiste a Hogwarts?- preguntó el pequeño curioso olvidando lo que estaba diciendo- yo ingresaré este año- agregó orgulloso.
-¿es verdad eso, fuíste uno de los afortunados en recibir la carta de aceptación?- preguntó el hombre dejando pasar por alto el dato que el niño había dejado suelto - es una experiencia única, la primera vez que te topas con el castillo es una imagen imborrable, quedará grabada a fuego en tu mente.
-eso me dijo Momy, ella fue hace casi .....mmmm....déjeme pensar bien- tenía su mano en el mentón y se mordía los labios, gesto que al caballero que lo acompañaba le parecía haber visto en otro lado- creo que diecisiete años más o menos.
-también fui yo en esa época –miró al niño con curiosidad- ¿cómo te llamas?
-Frederick señor, Frederick Granger- el niño estiró su mano con total desparpajo y comodidad.
-mucho gusto Frederick, yo soy Draco, Draco Lucius Malfoy y seré tu profesor de pociones en Hogwarts- le aclaró mientras tomaba su mano con cortesía- es un placer conocerte joven Granger, un verdadero placer.
-mucho gusto profesor Malfoy, entonces debe conocer a mi Momy.
-¿ella es tu madre?- arriesgó Draco y miles de teorías aparecieron en su mente sobre la relación entre la castaña fastidiosa y el divertido niño.
-no Señor, mi madre murió cuando yo nací- habló Frederick y su rostro se entristeció- Hermione es mi hermana mayor- explicó- entonces ¿la conoce?
-Más de lo que te imaginas Frick, con el profesor nos conocemos de toda una vida- había hablado Hermione que los estaba escuchando desde un buen rato antes pero que no había querido interrumpir.
-Wooouuu, ¿entonces sabes de sus andanzas con el tío Harry y el tío Ron? ¿También eras su amigo?- comenzó a acribillarlo a preguntas incómodas.
-Algo así joven Granger, algo así- le respondió con evasivas y levantó su mirada hacia la castaña- buenos días Srta. Granger.
- buenos días profesor Malfoy- saludó- qué sorpresa encontrarlo por aquí no lo veo desde hace más de un mes, ¿estuvo cursando alguna enfermedad?
-¿Preocupada por mí o acaso me extrañaba?- repreguntó y notó el fastidio de la heroína.
- simple cortesía Malfoy, simple cortesía- murmuró entre dientes.
-después de lo que descubrí en tu mente me parece que lo que menos tienes para mí es cortesía, Granger- la retó.
Hermione lo miraba furiosa pero controló su temperamento pues estaba delante de su hermanito y se giró hacia él, había chispas en el ambiente.
- ¿ya elegiste Frick, podemos irnos entonces?
Draco que aún conservaba el libro entre sus manos comentó- deberías supervisar lo que el caballerito aquí presente quiere leer, "Moste Potente Potions"¿ es verdad que lo leíste en nuestro segundo año?
-no solo lo leí, sino que de ahí aprendí a hacer la poción multijugos ese mismo año- respondió orgullosa.
-por qué no me sorprendo?- refutó divertido.
-tengo una idea- habló Frederick de repente sobresaltando a los dos- profesor quiere venir a tomar un helado con nosotros? Yo invito.
Hermione cerró los ojos maldiciendo internamente por la impertinencia de su hermano y su suerte al encontrarse a Draco pero lo que escuchó terminó por completar su mañana.
- Acepto encantado Frederick pero con una condición, yo pago los helados y te cuento de las bondades de ser un Slytherin en Hogwarts- propuso Draco descaradamente para fastidiar a la leona- ¿te conté que soy el jefe de esa noble e incomprendida casa?
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