Por otra parte, por tercera vez Aiko despertó ligeramente tarde para sus clases matutinas, al ver su despertador atormentarla a las 7 am deseó lanzarlo por la ventana y seguir durmiendo. En estas semanas se ha sentido agotada socialmente. 

Milagrosamente, no se ha chocado con la puerta de la panadería o encontrarse con el agotador círculo amistosos de su anciana vecina, con todo respeto. Pero sencillamente siente que su batería social está baja. 

"Quisiera desaparecer, evitar mis responsabilidades, saltarme clases y estar en un lugar donde nadie me conozca". Pensó, pero tuvo que levantarse al continuar su linea de divagación. "Pero para eso necesito platita (dinero), y si quiero ganar bien tengo que terminar mi carrera porque yo la escogí." 

Aiko caminó perezosamente hacia el baño para hacer su rutina de skincare, enjuagarse la boca, y claro, sus necesidades, es humana. Después de un desayuno y arreglarse para la universidad, sale bastante cansada del apartamente y cierra con seguro la puerta. Antes de marcharse, saca su celular y en un blog de notas escribe lo siguiente. 

"Día x/ mes y / Año z: Si cerré la puerta y la estufa no quedo prendida." 

Al cabo de unos minutos, Aiko se encontraba amontonada entre la marea de gente trabajadora que salía a esa misma hora, empujándola por todos lados al tener que cruzar calles o caminar por las veredas llenas de gente la agobiaba más y más. 

"Desearía tener auto" Lloró internamente en un lamento de universitaria que tiene que ir en dos buses para llegar a la institución. Pero su peor desgracia se aproximaba y esa era la puerta acompañada del embelesador olor del pan recién hecho. Hoy como nunca entraban y salía gente de todas las edades y oficios, para Aiko, ese momento era la lucha con su peor enemigo, la puerta. 

"No hoy, satán."

La castaña sacó fuerzas y procuró primero que nadie saliera de la panadería y sujetó con fuerza la manija de la puerta e intentó halar para entrar, sin embargo sintió la presencia de alguien saliendo, por ende retrocedió y se puso a un lado para que la persona salga, y en ello choca la mirada con un empresario de cabellera rubia junto a él. 

Aiko endureció su expresión y recordó las palabras de su sabia amiga, repitiendo mil veces en su cabeza "Se diplomática, sé diplomática, se diplomática". Pero su mantra no tuvo efecto cuando el joven panadero que se encontraba echando al empresario llorón le brindó una sanadora sonrisa. 

—Hola. — Comenzó Tanjiro de manera casual, tal como su hermana y el grupito de ancianitas le habían recomendado. Ahora sabe bien que no debe decir nada de los incidentes de la señorita y su puerta. 

Sin embargo, Aiko en vez de salir corriendo. Logró gestionar una pocas palabras con todas sus fuerzas sociales sin morir en el intento, aunque claro titubeó y por poco su voz casi no sale. 

—Hola, perdón por chocar... con, con su puerta y gracias por ayudarme— Finalmente, la castaña miró directamente al joven panadero a sus bellos ojos carmín bastante decidida, y aunque su puño apretara lo más fuerte la correa de su bolso, agregó.— Al-algún dia me gustaría com-probar su pan.— Ante la vergüenza contenida en sus mejillas enrojecidas, hizo una ligera inclinación de su cabeza como respeto y se giró de manera casi robótica y emprendió una caminata rápida a la parada de bus. Pues este casi la deja de nuevo. 

Al cabo de unos segundos, Tanjiro quedó embelesado por el ligero dulzor del aroma de aquella señorita y su mirada no podía apartarse de ella que se marchaba a la lejanía. Su directa mirada hacia él no lo asustó porque pudo darse cuenta de lo nerviosa que estaba con él, no entendía muy bien el por qué de su actuar, pero le dejó una tierna sonrisa en sus labios al recordar que ella pasaría para probar sus productos. 

— Vaya, lo logró.— Para romper el momento, Zenitsu que se encontraba en la mitad de la escena del inicio de un gran amor, habló.— Aunque lo de probar tu pan, sonó sospechoso, yo de ti Tanjiro llamo a la policía.— Clarificó el soltero eterno. 

—Zenitsu, cállate.— Prosiguió Tanjiro con una expresión un tanto molesta con su amigo, claramente le rompió la ilusión.