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—Entonces, dijiste buenas noches y te marchaste.
En la voz de la pelimorada se notaba algo cansada y frustrada de escuchar nuevamente el fracaso de su mejor amiga y roomie. En parte comprende que sufra de ansiedad social, sea nerviosa y un poco insegura de si misma, pero si no interviene pronto, Aiko se conocerá más la puerta de la panadería que el sexy panadero que hornea pan.
Shinobu se levantó del sofá de la pequeña sala del apartamente y suspiró, claramente tenía que darle consejos de besties para estas ocasiones.
—Aiko, no puedes seguir sin hablarle al panadero, al fin y al cabo no conseguiras establecer siquiera una conexión con él.
—Es que mi forma de coqueteo es que me hable primero y yo no tener que hacer nada.
La castaña se hundió en su propia desgracia por ser así, recordar los momentos de acercamiento hacia Tanjiro-san lo hace más vergonzoso, sobretodo ser recordada como "la chica que se golpea con la puerta." Aún no puede superar sus dos golpes.
—Bueno, creo que es hora de ayudarte un poco.— Confesó finalmente Shinobu, la cual volvió a sentarse cerca del sofá con un tazón de palomitas, no pregunten de donde lo sacó.— El primer paso es nuevamente ir a la tienda y hablarle, no hay de otra.
—Eso hice pero fracasé.— Admitió la contraria mientras intentaba alcanzar algo de las palomitas.
—Porque no estuviste lo suficientemente mentalizada. Trata de hablarle como si fuera una persona que no te agrada pero tienes que hacerlo para mantener la coordialidad y la paz. De manera profesional y no un crush.— Contestó Shinobu, a su vez que golpeó la mano de su amiga al ver sus intenciones ilícitas en un atentado de robarse su comida.
—No lo había pensado así.... Puede ser una buena idea—Acotó la contraria mientras sobaba o acariciaba su mano en el lugar golpeado.—¿Cómo es que eres tan buena dando consejos amorosos?
—Novelas, anime, y experiencias.— Confesó la de ojos lilas mientras encendía su laptop y la colocaba frente a la mesita de la sala.
—Pero si jamás haz tenido una pareja de lo que sé.
—Pues entonces de las desgracias amorosas que me confesan las demás personas.— Mencionó la mayor con una sonrisa aunque en sí, su gesto se mostró algo enojado por reclacar la nula experiencia de haber entablado una relación con alguien más. Claro que puede dar consejos amorosos sin haber experimentado uno.
A la mañana siguiente, en el trabajo de oficina de Shinobu, un joven oficinista de mirada agotada se acerca a su cubículo para entregarle unos papeles y pedir unos reportes que su jefe pedía.
—Por favor, no me hables más y muerete Tomioka-san.— Mencionó Shinobu con una profesional al verlo directamente. A pesar de los insultos de por medio, su mano temblaba ligeramente y se enrojeció, aunque trató de disimularlo lo más que podía.
Cuando el hombre se alejó, su alegre compañera de trabajo de cabellos rosa y puntas verdes se le acercó con una sonrisa de complicidad, sabía lo avergonzada que estaba su amiga apenas se fue Giyuu-san.
—Claramente te gusta, Shinobu-chan.
—Cállate Kanroji.
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