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國ᐢㅤ𝐝ㅤ ִֶָ eso puede arreglarse

     Ambos pudieron dormir, aún desnudos, calentados por el abrazo de otro, descansaron con una sonrisa en los labios.

La mañana les regaló nieve, despertándose demasiado temprano para el gusto de Johnny al sentir el golpe de esta en su ventana, acompañada por el viento fuerte.

Con sólo ver esa tormenta Johnny supo que el supermercado no abriría, y tendría todo el día para quedarse en su departamento, con Ten. Le encantaba esa idea.

En cuanto el omega alzó la visita hacia la ventana y vio la nieve, sonrió con alegría.

—Hyung— lo llamó—, ¿Podríamos salir a ver la nieve?

Johnny sintió su corazón derretirse por lo adorable que era aquel chico.

— Primero hay que lavarnos un poco— dijo, viendo los restos de lo que habían hecho ayer, y vió a Ten hacer un mohín, rió de ternura—, ponte ropa, ve al baño y luego a la cocina, cambiaré las sábanas— añadió, aunque no se levantó hasta que el lindo culo del omega dejó de verse tras los pantalones del día anterior.

Había terminado de hacer la cama cuando Ten salió del baño, Johnny llevaba puesto sólo los boxers y notó cómo el omega de quedaba viendo su cuerpo un momento en su camino hacia el baño.

Se lavó el cuerpo rápidamente con la ducha, se vistió con la misma ropa que ayer, y fue hasta la cocina, con toda la intención de esforzarse un poco y preparar unos omelettes para los dos. Así que usando su minima habilidad culinaria, añadió queso, jamón y algo de cebolla y los llevó a la mesa cuando estuvieron con una forma más o menos decente, al mismo tiempo, había preparado un café para él y un vaso de leche con chocolate para Ten.

El omega sonrió encantado ante esa atención, y agradeció y felicitó a Johnny por el desayuno.

Al terminar de comer, dejaron lo que habían usado remojandose para aprovechar que la nieve se había calmado para salir afuera.

— Iremos a la terraza del edificio— dijo Johnny, mientras sacaba ropa de abrigo para los dos; suéters, buzos, un par de guantes y su única bufanda que fue para Ten—. Nunca sube nadie, y menos si está nevando.

Ten asintió, colocándose uno de los buzos, y ya bastante abrigado, con al menos tres capas de ropa, necesitó ayuda de Tenpara acomodar la bufanda alrededor de su cuello, ya que no podía levantar sus brazos del todo.

Johnnyestuvo listo un poco después, colocándose su campera de abrigo y un barbijo antes de salir, fijándose que no había nadie en el pasillo, antes de tomar la mano de Ten. El omega se ruborizó ante eso, aunque parecía que Johnny lo había hecho de forma inconsciente.

— Vamos a usar las escaleras, nadie pasa por ellas tampoco— dijo, doblando hacia el fondo de otro pasillo, para comenzar a subir las susodichas.

En todo el camino hasta la terraza, Johnny no soltó su mano, lo que hizo que Ten tampoco dejará de sonreír. No fue sino hasta que llegaron a la terraza, que Johnny lo soltó para abrir la puerta hacia el exterior, que necesitó de ambas manos para abrir la puerta.

El viento frío y la brillante nieve blanca hizo que ambos se cubrieran el rostro con el brazo por un segundo, luego, Johnny miró a Ten antes de salir afuera.

El omega respiró hondo, inhalando todo el aire posible, del exterior, a pesar de que su naricita se congeló por eso, disfrutó poder respirar aire nuevo.

Se arrodilló para tocar la nieve, suave, recién caída, hundiendo sus manos con facilidad, dejando los guantes en sus bolsillos para sentir el frío directamente sobre su piel.

Armó una bola y la arrojó hacia Johnny, que se giró con lentitud, y expresión seria, alzó una ceja, en gesto desafiante.

Aunque sólo fue la primera bala de la guerra, porque Johnny no se contuvo en atacar. Entre risas y golpes de nieve, corrieron por toda la terraza para huir o lanzarle al otro.

Se arrojaron nieve hasta que no sintieron los dedos por el frío. Ten sonrió, recuperando el aire, mirando al cielo, aún nublado, con ligeros copos de nieve que caían. Johnny no estaba seguro si el paisaje que Ten veía era tan lindo cómo lo que él estaba viendo en ese momento, su lindo omega sonriendo hacia el cielo con un par de copos blancos sobre su rostro, con la nariz y las mejillas enrojecidas por el frío.

A Ten no le tomó mucho tiempo notar la mirada de Johnny sobre él, y ese ligero brillo en los ojos gatunos del chico, el mismo que había visto durante la noche. No pudo evitar reír un poco al recordarlo, con felicidad.

—Johnny hyung...— la voz de Ten sonaba tímida, el nombrado sólo hizo un sonido afirmativo para que hablara—, ¿Podría... Quedarse quieto?

Ante la pregunta el otro ladeó un poco la cabeza, confundido. El omega estaba ruborizado, mas no era por el frío, se acercó a él lentamente, el mundo estaba en silencio y sólo se escuchaban sus pasos sobre la nieve y sus respiraciones.

Johnny se resistió a comenzar a retroceder cuando notó que la distancia entre ambos estaba siendo acortada en demasía por Ten.

Al quedar frente a frente se detuvo un momento, preguntándose qué estaba haciendo.Pero su duda no duró mucho cuando pasó su vista de los ojos de Johnny, que estaban un poco más abiertos de lo normal, descendiendo hacia el barbijo que cubría su nariz y boca. Johnny vió todo en cámara lenta, las manos pequeñas y adorables que subieron hacia su rostro, acariciando sus mejillas con unos dedos congelados, conforme iba bajando la mascarilla, deteniéndose un momento bajo su mandíbula cuando Ten se detuvo a ver sus labios.

Vió el rostro de Ten inclinarse sobre él, rozando sus narices, los ojos oscuros del omega subieron de nuevo a los gatunos de Johnny, con el ceño algo fruncido en una expresión como si pidiera permiso para lo que iba a hacer, con su respiración chocando contra los labios del otro, llevando una corriente eléctrica recorrer el cuerpo del más rubio.

Johnny seguía sin moverse, lo que hizo que Ten continuara.

Lo vió cerrar los ojos, y separar ligeramente los labios a tiempo que eliminaba la distancia entre ellos.

Apoyando sus labios contra los de Johnny un momento, con apenas un movimiento, suave, casi imperceptible, se separó de él.

Fue apenas un beso, apenas un dulce, tímido y tierno roce.

Johnny no pudo decir nada.

Al ver cómo su alfa no reaccionaba, cómo había bajado la mirada al suelo, apretando sus labios, Ten no pudo evitar sentir que había hecho mal.

— L-lo siento— se apuró a hablar—, no debí, hyung-

Al escuchar cómo hablaba con vergüenza, Johnny alzó el rostro para mirarlo, sin expresión alguna, lo que hizo que el omega no pudiera seguir hablando. Ten sintió los ojos aguados y quiso salir corriendo de allí, bajó la vista y volteó ligeramente el rostro para no mirarlo.

Unas manos acunaron su rostro, alzandolo para mirar a Johnny, al ver una pequeña sonrisa en él, cariñosa y algo tímida, Ten se sintió un poco mejor. Pero al sentir los labios de Johnny sobre los suyos lo hizo olvidar esa sensación penosa que había quedado en su pecho.

El beso lo había tomado por sorpresa, así que le tomó un par de segundos terminar de caer en lo que estaba pasando para cerrar los ojos y dejarse llevar por las sensaciones del beso, sonriendo bajo los labios de su alfa.

Siendo cada tacto, el cómo la nariz del otro se hundía ligeramente entre su mejilla y nariz, al igual que la suya en Johnny, como las manos, un poco más calientes que antes por estar guardadas en los bolsillos de la campera, aunque con ellas sintió la diferencia de temperatura con sus enrojecidas mejillas, sostenían su rostro por los lados, con delicadeza y cariño, y el cómo los labios del mayor se movían con ternura sobre los suyos, recorriendo toda su carnosidad lentamente.

Jadeó cuando la lengua de su hyung lamió sus labios, antes de entrar en su boca con cariño, permitiendo que él hágalo mismo con la de Johnny, recorriendo todo, haciendo al beso húmedo.

Johnny se permitió morder un poco, apenas jalar, el labio inferior de Ten al separarse, dejando a ambos tomar aire varias veces, con las frentes juntas y los corazones acelerados.

Johnny sonrió, en grande, mostrando sus encías y arrugando ligeramente su nariz, una sonrisa infinitamente adorable que fue sólo para Ten, quien respondió de la misma forma.

Johnny acarició las mejillas del omega, que estaban calientes por el rubor.

—Johnny hyung— lo llamó Ten, hablando bajo, recibió un "ajam" apenas entendible como respuesta—. ¿Por... Porqué no quiso besarme así anoche?

Johnny detuvo sus caricias con esa pregunta, en aquel tono penoso, miró a Ten a los ojos y sonrió un poco.

— Quería que nuestro primer beso sea un poco más especial— dijo—. Pensé en besarte en ese momento, pero no quería que fuera así... Buscaba algo más especial, que no sea sólo por la... situación en la que estábamos, no quería que pensaras que te besaba sólo por sexo... Te quiero más que por eso, y quería... Que nuestro primer beso sea especial por sí mismo.

Ten sonrió.

— ¿Como un beso en una terraza que debe ser la mugre bajo toda esta nieve?

Johnny rió un poco.

— Exactamente— dijo, y luego sonrió con confianza—. Pero si lo que tú quieres es que te folle con mis besos, eso puedo arreglarse.

Ten bajó el rostro con algo de vergüenza, estaba claro que ambos habían disfrutado lo que habían hecho.Y que querían más.

— Arreglemos eso, entonces— dijo, con seguridad, haciendo sonreír a Johnny.

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