國ᐢㅤ𝐝ㅤ ִֶָ encanto
Johnny comenzó besando lo poco del cuello que el collar de Ten dejaba ver, a penas unos centímetros debajo de su mandíbula, hasta perder un poco su nerviosismo, comenzando a succionar y lamer la piel del chico, acercó más el cuerpo de Ten al suyo, el omega ajustó más el agarre de sus piernas, jadeando, permitiendo que el mayor recorriera más los muslos de Ten con sus manos, yendo hacia la parte interna, subiendo por estas, rozando un poco los testículos del omega, para luego seguir subiendo, acariciando sus glúteos.
Johnny dejó un brazo sosteniendo el cuerpo de Ten, mientras el otro subía por debajo de la remera del omega, voltendose mientras lo llevaba hacia la cama. Dejó a Ten sobre esta, separándose de él para quitarle la remera (su remera), para seguir con los besos por sus clavículas, dejando marcas hasta llegar a uno de los pezones de Ten, que también beso, lamió y succionó para placer del omega.
Al continuar con el otro, Johnny alzó la vista un poco para ver el rostro de Ten, totalmente ruborizado, con los ojos cerrados y los labios entre abiertos, con el pelo revuelto y una expresión algo desesperada, necesitada.
Con sus manos, Johnny delineó el cuerpo delgado y fibroso de Ten, enganchando sus dedos bajo el elástico de los pantalones y calzoncillo, tirando hacia abajo, deshaciéndose de ambas prendas, dejando a Ten desnudo sobre las sábanas.
El más rubio no pudo evitar alejarse un poco, deteniéndose para ver el cuerpo del omega debajo suyo, como admirando su obra.
Aunque lo sentía más como su propiedad. Su lobo pedía reclamarlo, aunque la parte humana de Johnny decía que era muy pronto, pero concordaba con sus sentimientos. En ese momento sintió que Ten era suyo, que le pertenecía, que era su omega.
Al ver que Johnny se había detenido, Ten abrió los ojos para mirarlo, haciendo contacto visual con el mayor automáticamente, sonrió al ver el brillo con el que el otro lo miraba.
— No es justo que yo no pueda verte de esa misma manera— dijo, irguiendose para quitarle la ropa a Johnny, aprovechando para tocar todo el abdomen marcado, para luego seguir por su pecho, hasta pasar la prenda sobre su cabeza.
Se acercó a Johnny, oliendo su cuello, inhalando su aroma a café y pino, más fuerte que antes, lo embriagaba, frotó su rostro contra el mismo, dejando algunos besos rápidos, mientras bajaba su ropa interior.
Al quedar ambos desnudos, Ten pasó sus manos por los hombros de Johnny, subiendo por su cuello hasta tomar sus mejillas, sintió la temperatura de estas y sonrió, mirando directamente a los ojos de Johnny.
Sin dejar de mirarlo, Ten subió sus caderas, rozando su miembro con el de Johnny, intentando ahogar sus gemidos para escuchar los bajos, casi vergonzosos, de Johnny.
— Entra — pidió, necesitado.
Johnny pareció quedarse en blanco.
Ten comprendió.
— Nunca lo has hecho con un hombre— afirmó, y el otro sonrío con algo de vergüenza.
Ten pudo ver lo tierno que era el mayor. Separó una mano de la mejilla de Johnny para apoyarse sobre una de las que el otro tenía sobre sus caderas, guiándola hacia su espalda, bajando por sus glúteos hasta llegar junto a su entrada, húmeda, caliente, goteando de su lubricante natural. Separando dos dedos de la mano de Johnny, y acercándolos más a su interior.
— Entra— pidió de nuevo.
Introdujo dos dedos en Ten con lentitud, la entrada se estrechó al rededor de estos, Johnny comenzó a retirarlos y volver a meterlos, varias veces, recibiendo gemidos bajos por parte del omega, el movimiento fue cada vez más rápido.
— Hum~... Si— habló Ten, son una sonrisa, asintiendo—, m-mas fuerte...
Al sentir la entrada del omega ya acostumbrada, Johnny agregó otro dedo para continuar, sintiéndose más seguro, y algo divertido por lo necesitado que estaba Ten, y con ganas de hacerlo sufrir un poco más.
Un gemido raspó la garganta de Ten, sin poder retenerlo escapó por sus labios, más agudo que los anteriores. Johnny no pudo evitar sonreír ante su logro. Comenzó a hacerlo de forma lenta, disfrutando de la desesperación del menor, que pedía más.
—H-hyung~~
Sintió su miembro endurecerse más ante el omega pidiendo por él, al punto de ser casi doloroso. Aunque pensó que si era por Ten, Johnny era capaz de volverse masoquista.
Vió a Ten llevar una mano hacia su miembro, pero Johnny la apartó con un golpe, deteniendo el movimiento de sus dedos, ocasionando que el chico abriera un poco sus ojos para mirarlo.
— Querías que te ayudara, Ten— dijo, con voz grave y ronca, más de lo normal, intentando retener su voz de alfa, no quería usarla con Ten, y menos en ese momento, lo que hizo que el omega sintiera un escalofrío —No puedes tocarte, sólo yo puedo tocarte.
Un gemido desesperado salió de los labios de Ten, pero este se mordió con fuerza el labio inferior para intentar retenerlo, aunque fue en vano. Johnny sonrió.
Comenzó a mover los tres dedos que todavía tenía en su interior, mientras con la otra mano delineó los muslos de Ten, acariciando la parte interna de sus piernas primero, llegando casi hasta el falo erecto del omega, ocasionando unos gemidos más agudos y desesperados, que eran tapados cada tanto por la acción de Ten al morderse los labios.
Le encantaba eso.
Sin poder aguantar mucho más, y en un movimiento rápido, quitando los dedos del interior del otro, tomó piernas de Ten para levantarlas de la cama, separándolas un poco más, posicionó su miembro en la su puerta para entrar de una sola embestida en el omega, escuchando esos sonidos que salían de los carnosos labios del menor.
— D-di-ios...— el omega no podía hablar correctamente, arqueando su espalda de éxtasis.
— Ten...— Johnny sintió cómo la entrada de Ten rodear su hombría, sin poder evitar liberar unos gemidos ante esa sensación, más grave y bajo que los del otro.
Los gemidos de Ten eran música para sus oídos, más que eso, sentía que podía ser droga y que él se volvería adicto sin poder evitarlo.
Comenzó a mover su cadera en círculos, hasta que la entrada de omega se ajustó al falo de Johnny en su interior y este pudo comenzar a jugar un poco más, retirándose del interior del chico para volver a entrar, al principio de forma lenta, torturando un poco a Ten, sin salir nunca del todo del interior del otro.
Progresivamente, y sonriendo ante las súplicas del omega, fue aumentando el ritmo de sus embestidas, acompañado de los gemidos, cada vez más rápidos y agudos del otro.
Ten rodeó con sus piernas la cintura de Johnny, dejando más paso a la penetración, que abusaba golpeando su punto, ocasionando impulsos de placer que llenaban todo su cuerpo.
Ten se aferraba a las sábanas en un intento inútil para sostenerse del algo, sintiendo cómo si una corriente eléctrica comenzará a recorrer su columna y abdomen, sensación que crecía con cada embestida, ya rápida, errática, acompañada del sonido casi grotesco de los testículos de Johnny golpear sus nalgas, aunque lo que más se escuchaba en ese lugar eran sus gemidos, aún podía notar los de su alfa.
—J-johnny— gimió su nombre al llegar al orgasmo, corriéndose sobre su abdomen.
La entrada de Ten se reprimió en el mismo momento, aunque para Johnny sólo fue necesario que el omega gimiera su nombre de esa forma para venirse, llenando el interior del chico.
Al sentirlo, caliente, completo, Ten sonrió, recostándose sobre la cama, reconfortante. Aunque no se dió cuenta sino hasta un momento después, el nudo del miembro de Johnny había aparecido, quedando unido a Ten.
Por alguna razón, eso hizo sonreír al más rubio, sintiéndose un poco más como el alfa de antes.
Incandose sobre el cuerpo de Ten, Johnny acercó su rostro al del omega, quien al sentirlo moverse había abierto ligeramente sus ojos, esos ojos oscuros que tanto fascinaban al otro, aún con la respiración agitada.
Johnny sonrió de lado, y no pudo evitar llevar sus ojos a los labios de Ten, hinchados, enrojecidos y algo lastimados de tanto que el omega los había mordido. Despacio, con cariño, Johnny pasó el pulgar sobre los labios del omega, limpiando la saliva de ellos.
Ten vió a Johnny acercarse a su rostro, la simple idea de que iba a besarlo hizo que cerrara los ojos, listo para recibirlo, acelerando su corazón un poco más y formando una sonrisa, pero sintió los labios del otro sobre su mejilla, presionando sobre esta mientras una mano acariciaba ligeramente su otro moflete.
— Eres... Hermoso, Ten— dijo, con voz ronca—, en muchos aspectos— la mano de Johnny recorrió el costado del omega, para detenerse en su trasero, aprovechando al máximo de la situación.
Ten no supo que decir, no sabía si podía estar más sonrojado, por sintió el calor de sus mejillas aumentar. Johnny estaba equivocado si pensaba que hacerlo con un hombre era lo mismo que hacerlo con una mujer, él estaba totalmente equivocado, eso se sentía mucho mejor.
Le encantaba, nunca lo dudaría.
Aunque quizás era sólo porque era con Lee Ten.
Porque Lee Ten era un encanto.
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