Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

26: Bella durmiente


4/6

Caminando torpemente por el pasillo aún algo dormida, Chaeyoung arrastró los pies hasta que llegó al comedor.

— La bella durmiente despertó — escuchó, y miró con algo de odio al pelinegro que pasó junto a ella, bastante alto, atractivo y muy parecido a Sana para su gusto, un gruñido bajo hizo que el chico se encogiera un poco.

En menos de un segundo, sintió unos brazos rodearla en un abrazo, apretando lo suficiente como para hacer aparecer una mueca en su rostro, enfocó su vista en el cabello naranja rojizo de quien la abrazaba.

— Tae, vas a romperme— murmuró, con apenas aire por la fuerza del abrazo.

Su hermano la soltó al instante, alejándose un poco, para aún sosteniendo por los brazos, murmurando un "Lo siento" varias veces, mientras sonreía.

Chaeyoung respiró el olor familiar del pelirrojo, arrugó un poco la nariz, nunca había sido su aroma favorito, y era más fuerte de lo que recordaba, sonriendo, para que Taeyong dejará de pedir disculpas.

— ¿Qué te has hecho en la cabeza? — murmuró, mirando aquel cabello negro que lo hacía ver incluso más pálida de lo que estaba.

— ¿Y quién habla? Pareces una zanahoria— contraatacó.

Taeyong rió, la volvió a abrazar, Chaeyoung hizo un esfuerzo para devolverle el gesto, el sueño se había despejado y su cuerpo volvía a doler, así que el sólo mover sus brazos le dolía pero la había extrañado, al separarse, el pelirrojo frotó sus ojos, despejado una lágrimas, cosa que de alguna manera le dolió a Chaeyoung.

— Tienes que tomar algo— le dijo Taeyong, un poco más tranquilo—. ¿Puedes caminar? ¿Te ayudo?

Chaeyoung negó, por más que le hubiera servido la ayuda de su hermano quería hacerlo sola, por orgullo, al llegar a la mesa, se sorprendió cuando Sana acomodó una silla para que se sentara.

— ¿Quieres un té? — preguntó la rubia—. Normal, saborizado, con miel...¿O prefieres una chocolatada?

Chaeyoung lo pensó un momento.

— Creo que quiero algo que me haga más dulce... Chocolatada— dijo—, por favor.

Sana asintió, fue hasta la cocina para preparar lo que le había pedido.

Chaeyoung volvió a mirar a su hermano se encontró con la mirada de Taeyong sobre ella, y sabía que iba a comenzar a hablar de lo que ella no quería en cuanto vió su expresión.

— ¿Sabes cuánto te extrañamos?

"Mierda" pensó, Chaeyoung frunció sus labios en una mueca, sabiendo que el otro iba a empezar la conversación que no quería tener, no sabía si había creído que durarían más tiempo sin hablar del tema pero no se sentía lista, quería disfrutar un poco más su companía, ponerse feliz de tener a su hermano e ignorar esos dos años.

— N-No puedo volver a casa, no sabes lo que... Yo no soy-

— Ya lo sé, Chae— la interrumpió—. Dios, ¿Creías que no lo sabía? Nuestra familia es da las más importantes en Daegu, ¿Crees que no contratamos detectives privados? ¿O que no mandamos a unos cuantos a recibir un par golpizas porque no querían hablar?

La pelinegra quiso desaparecer, cerró con fuerza los ojos, frotando su rostro, quería llorar y quería que la tierra se lo tragara.

— ¿Por qué no nos dijiste? ¿Por qué te fuiste sin más?

Chaeyoung negó varias veces, se sentía avergonzada, sintió a su lobo presente, como si hubiera una amenaza y ella estuviera cerca como para controlar la situación.

— No quería decirlo— murmuró—. Es vergonzoso, es horrible, me sentía mal conmigo misma... No quería que me vieran como una vergüenza.

— ¿Preferías dejarnos? — el tono de Taeyong era firme, era directo y sin piedad—. ¿Sabes todas las posibilidades que pensamos de lo que había pasado? ¿Que habías muerto, que estabas secuestrado en algún lado? ¿Sabes todo lo que pasamos para al final consolarnos con la idea de que sólo estabas desparecida?

Chaeyoung sentía que podría llorar en cualquier momento.

— ¿No podías pensar en otras opciones? — continuó — ¿Qué nos iba a doler más? ¿Que seas una delta o que posiblemente estés muerta?

Se hizo un silencio incómodo, quizás Taeyong había hablado un poco más alto de lo que debía, y Sana lo había escuchado, con algo de miedo porque la chica lo supiera, Chaeyoung miró tímidamente hacia donde estaba la rubia, quien no hizo ningún gesto mientras dejaba la taza de chocolatada sobre la barra, para luego rodearla y dejarla frente a Chaeyoung.

— No la tomes muy rápido— advirtió—. No quiero que devuelvas mi casa, y menos en el comedor.

Chaeyoung frunció el ceño, tomando la taza caliente entre sus manos, calentándose con la temperatura de esta.

— ¿Qué hago en tu casa?

Sana alzó una ceja, como si la respuesta fuera muy obvia.

— Te desmayaste en medio de la calle y el lugar más cercano para dejarte descansar era este— replicó—, además de que la jefa podría tratarte.

— ¿La jefa? — repitió.

—Mi madre— aclaró Sana, en tono obvio—, es enfermera— Chaeyoung asintió—. Pero tal como yo, va a cobrarte— agregó la rubia con una sonrisa—. Y como hoy era su día libre será el doble.

Chaeyoung suspiró con cansancio, por un momento se había creído que Sana no era molesta y en verdad era buena, por otro lado, Taeyong rió un poco.

— Qué lindo humor— dijo el pelirrojo con sarcasmo.

La puerta de la casa se abrió, entrando Tzuyu de forma apresurada, limpiando sus pies en la alfombra con ganas mientras cerraba con fuerza la puerta.

— ¡Ya despertó! — dijo Tzuyu con una sonrisa.

— ¿Tú también vives aquí? — dijo Chaeyoung en tono molesto, sentía que no tendría paz en esa casa.

— Tiene una copia de la llave, viene cuando lo plazca— se metió Sana.

— Paso más tiempo aquí que en mi casa, así que, sí, algo así— respondió, acercándose a la mesa, dejó una bolsa con caramelos y paletas frente a Chaeyoung—. Algo dulce te va a hacer bien, Chaeyoung-yah.

La pelinegra arrugó la nariz, viendo todos los caramelos que había, si llegaba a comer eso le darian tantas caries que tendría que usar dentadura.

Sin entender todavía tanta hospitalidad, Chaeyoung se concentró en tomar su chocolatada en silencio, mirando hacia la mesa sin decir nada, en un momento el celular de Taeyong sonó, el pelirrojo se alejó del comedor para hablar, en cuanto de fué, Chaeyoung alzó la vista hacia Sana, sentada al otro lado de la mesa, viendo su celular.

— Tú... ¿Escuchaste? No digas nada por favor...

La rubia alzó la vista, se encogió de hombros, sin darle mucha importancia.

— ¿Lo que dijo el cabeza de naranja? — preguntó— Sí, no es nada malo, Son. Mi tio también lo es— dijo, la pelinegra estaba algo impresionado por el tono suave de la chica—. En parte lo sospechaba. Aunque tú eres un poco diferente al resto de deltas...

Chaeyoung miró su taza media vacía, no creía que un día tendría esa conversación con su irritante compañera de trabajo.

— Pregúntale a cualquiera— continuó la rubia—, tienes olor a alfa, gruñes como una... Sólo eres una flacucha.

Chaeyoung se ofendió por ese adjetivo.

— No soy flacucha.

— Son, si te ponen en cuatro hacen una mesa, no jodas— dijo Sana.

Chaeyoung se ofendió más que antes, pensando en recurrir a la violencia, fue interrumpido cuando su hermano volvió hacia la mesa.

— ¿A quién van a poner en cuatro? — preguntó Taeyong, guardando su celular en sus pantalones mientras se acercaba a la mesa.

— A nadie— respondió rápidamente Chaeyoung.

— No sabía que eras de ese tipo, Chae— dijo con burla, mientras se sentaba a su lado.

No— Chaeyoung lo golpeó en el brazo con el puño, haciendo que Taeyong se riera con algo de dolor.

Tzuyu notó a Sana encogerse un poco ante la voz de alfa de Chaeyoung, aunque no estaba dirigida hacia ella, los dos chicos la miraron por su reacción.

— Lo siento— murmuró—. Pero no usen la voz de alfa en esta casa, Doyoung, Sana y su madre son los tres omegas y los hace sentir incómodos.

Chaeyoung asintió, aunque por más que ella aceptará no usarla, no creía decir lo mismo de Taeyong, de jóvenes su hermano era algo cerrado con la gente, y bastante educado y formal con todo el mundo, pero en realidad no le interesaba ni un poco los demás, Taeyong pensaba en él mismo pero sabía lo que era moralmente correcto y lo respetaba, aunque Chaeyoung había notado que quizás estaba un poco diferente.

No podía culparlo, ella tampoco era la misma de hace dos años, ni siquiera era la misma de hace un par de semanas.

— Chae, tengo que irme— dijo Taeyong, colocando una mano sobre su hombro—, ¿Quieres que te lleve a algún lado?

Chaeyoung pasó su mirada de las chicas hacia su hermano.

— ¿Podría ir hasta mi departamento?

Un poco fue preguntó para Sana, que no sabía si la madre de la chica la dejaría ir, ni siquiera la había revisado de nuevo.

— Temo que no.

Se giró para ver a aquel pelinegro, parado en el umbral del pasillo, comiendo de una bolsa de papas fritas.

— Mamá quiere ver que estés bien— dijo.

— Chae ya es mayor y puede decidir entre quedarse o irse— Taeyong habló con el ceño fruncido.

Doyoung alzó las cejas, sorprendido por la contestación del pelirrojo, mas que nada estaba sorprendido de que alguien le contestara mal a él.

— Ya— habló la pelinegra al ver la tensión—, me quedaré, si estoy cerca del supermercado estoy cerca de mi departamento también.

— Puedo llevarte, luego— ofreció Tzuyu.

Taeyong se veía molesto por la intervención de los demás en su conversación con su hermana.

— Anda— Chaeyoung palmeó su brazo para que se relajara—, vé, conozco a estas personas, no son ningunos raritos, estaré bien.

Taeyong tardó un momento en asentir, fue a buscar su abrigo y Doyoung lo esperó con la puerta abierta para que saliera, saludando con una sonrisa y moviendo los dedos de su mano en gesto de despedida, y cerrando la puerta con fuerza en cuanto el chico se fué.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro