。:゚ 07: Destino.
Jeongin no supo a dónde se fue Chan luego de esa pelea, pero no volvió en toda la noche, pero en la mañana, buscó las cosas de la universidad y se fue, ignorando sus súplicas para hablar.
Otra vez solo y asustado en el departamento de su predestinado que a penas conocía, Jeongin prefirió rendirse esta vez, quizás su lobo se había equivocado, su abuela también, y él también, quizás Chan no era para él
Se había dejado llevar demasiado por los instintos de su lobo, y los instintos no funcionaban para las personas, y menos para alguien tan poco lobo como Chan.
Mandó a la mierda a su lobo interior, quién quería que el rubio le diera atención, y también mandó a la mierda a Chan.
Acomodó las sábanas sobre la cama alrededor de él, dejando una para cubrirse hasta tapar su cabeza, para sentirse más protegido, y sólo se quedó allí abrazando la almohada.
(...)
—Wow, llegas temprano —dijo Yongsun al ver al rubio entrar al supermercado, no había terminado de subir la reja de la entrada y Chan sólo había entrado agachándose, sin disminuir su paso apresurado.
La rubia frunció un poco el ceño al no escuchar respuesta por parte de Chan, normalmente hacía algún comentario brusco de buenos días, estaba acostumbrada a pelear con él desde la primera hora.
—¿Te pasa algo? —dijo, entrando a la sala de los empleados para ver a Chan haciendo café en la cafetera con el ceño fruncido, parecía más enojado que de costumbre.
El joven de encogió de hombros, sin siquiera mirarla.
Yongsun notó los ojos cansados y unas leves ojeras bajo los pequeños ojos de Chan.
—Mira, no te he hecho nada para que estés enojado conmigo, así que, ¿por qué actúas así? —el tono de Yongsun sonaba hartado, apenas había empezado el día y ella no estaba para soportar a un universitario actuando como un niño enojado.
—Justamente, Han, no me has hecho nada —dijo, luego de unos segundos de mirarla con frialdad—. Y por eso no te debería importar cómo mierda esté, ya que no es tu culpa.
Yongsun alzó una ceja con sorpresa por esa contestación, si bien ambos tenían carácter y se conocían lo suficiente como para saber que, si comenzaban con comentarios fuertes nada los detendría hasta pelearse, quizás con los puños.
—Tu puta madre... Estás peor que una niña en su primer celo, Bang —dijo, y salió del lugar, más enojada de lo que había entrado.
Chan no dijo nada el resto de la mañana, haciendo su trabajo en silencio y con la misma expresión seria, casi molesta, que cargó toda la mañana.
Yongsun no se molestó en hablarle, la chica también estaba ofendida por la actitud de mierda de Chan hacia ella, no le había hecho nada para ser tratada así.
Pasó su turno y Chan dejó su delantal y tomó sus cosas, sin decir nada ni despedirse, caminó hasta la universidad a paso apresurado, seguía molesto así que fue caminando más rápido de lo normal, por lo que llegó un poco más temprano a su destino.
Vio a la castaña bajar de una motocicleta, hablando por teléfono con una sonrisa, la que se borró rápidamente al ver la expresión seria con la que Chan la miraba.
—¿Te pasa algo, Bang? —preguntó Byulyi, acercándose al rubio.
Sinquerer la había mirado demasiado tiempo. así que sin decir nada, continuó caminando, unos pasos apresurados lo siguieron y la bibliotecaria apareció a su lado, fue cuando Chan notó que la chica era de su misma estatura.
—Tienes el mismo olor de ayer, un poco menos —comentó—, aunque un poco diferente...
"No tomó los supresores", pensó.
Chan no respondió.
—¿Está todo bien?
El rubio lo miró, sin cambiar su expresión.
—Aunque estuviera algo mal no tendría por qué contarte.
—Tu puta madre, Bang, no se puede ser amable contigo —dijo la chica con un gruñido, aunque rápidamente se cubrió la boca con la mano ante semejantes palabrotas.
La expresión de Byulyi hizo que Chan riera en silencio, fue cuando por primera vez pensó que Yongsun y Byulyi era amigas, amabas insultaban igual.
—Chan-yah... —esta vez, el tono de la castaña era más suave, y ambos dejaron de caminar para mirarse—, tienes algo de olor a tristeza, pero se nota que no es tuyo, no tienes que darme detalles, pero... ¿Es ese omega?
Chan pensó en si responder o no un momento, pero antes de hablar, la chica alfa se le adelantó:
—Escucha, debes cuidar de los omegas, ellos son más sensibles que otros, podría enfermar y luego... Empeorar, y se nota que no sabes tratar a un omega, pero si necesitas consejo siempre puedes contar conmigo.
Chan asintió, con su orgullo un poco herido, por esas últimas palabras. ¿Quién era ella para decir que él no sabía tratar a un omega?
—¿Es tu primer omega, Chan-yah? —preguntó la chica.
Chan recordó vagamente los ligues que había tenido tiempo atrás, cuando era un alfa hijo de un hombre adinerado y tenía omegas por montón.
—Justamente, Byul —dijo, sin ninguna intención de ser formal con la chica alfa—. No tengo que darte detalles.
Y se volteó para ir hacia la cafetería, a comer algo.
Continuó de mal humor el resto del día, en un momento casi olvida el porqué estaba con esa actitud y se molestó un poco más, pero luego volvió a recordar las palabras de Jeongin la noche anterior.
¿Quién se creía ese omega para hablar de ese tema? ¿Quién era él para decir cómo de sentía?
No sabía nada, no había forma que Jeongin supiera una mínima cosa sobre él para estar hablando de su marca.
Había huido para alejarse de ese recuerdo, había empezado una nueva vida sin decir nada y le estaba yendo bastante bien, pero entonces había aparecido ese cambia-formas para recordarle todo, con palabras bonitas como si eso suavizara las cosas.
Pero por más que estuviera enojado con Jeongin, una parte de él no podía enojarse por completo.
Una parte de él se preocupaba por cómo estaría el omega, y se enojaba consigo mismo por haberlo tratado así, aquel lobo molesto que solo aparecía para pensar en Jeongin, en querer estar con él, en querer cuidarlo y protegerlo.
Y fue esa segunda parte de él mismo que buscó en la biblioteca, en la parte de libros de autoayuda, uno de los tantos libros que consideraba estúpidos de cómo cuidar a un omega.
Y se sentó a leer, ignorando la mirada curiosa que le dedicó Byulyi desde su escritorio.
El libro resultaba un poco menos estúpido de lo que él pensaba, y logró entretenerlo bastante rato, leyendo unas cuarenta páginas seguidas, sin percatarse de la castaña que se acercó a él, sorprendida al ver que Chan estaba leyendo en serio, y no dormía.
—Que estés leyendo ese libro me hace pensar que rechazaste mi ayuda olímpicamente— dijo, haciendo que los ojos de Chan se separaran de las palabras para mirar a la bibliotecaria un poco sobresaltado, estaba muy concentrado como para notar que se había acercado—. Ese es el típico libro que lees cuando hay un problema y no tienes amigos para conversarlo.
—Es exactamente por eso que lo estoy leyendo— respondió con una sonrisa.
—Por favor, Bang —dijo Byul—, somos amigos.
—¿Lo somos? —Chan dramatizó su sorpresa—. ¡Qué cool! ¡Un amigo! ¿Cuándo hacemos una fiesta de pijamas, amiguis?
la bibliotecaria alzó una ceja, suspiro con cansancio.
—Está bien, Chan-yah, no somos amigos.
El rubio sólo respondió con una sonrisa aún más alegre.
—Pero mi oferta para serlos, y lo de que me cuentes lo de tu omega siguen en pie.
Chan la miró unos segundos, Byul sonrió un poco al ver que se lo estaba pensando.
—Es más fácil hablar con una persona que con un libro —admitió el rubio—. Pero sólo si prometes no decirle nada a Yongsun
Jun rio un poco, contenta por su logro, se sentó junto al chico en el sillón contiguo, había una mesita entre ambos con un par de libros que la gente solía dejar por ahí para retomar su lectura después, esperó a que el rubio hablara.
—¿Tú... Crees en los predestinados? —la pregunta sonó casi tímida.
—Hmm~ —Byul pensó la pregunta un momento—, no creo en el destino o cosas de esas, de que toda tu vida ya está escrita, completa, pero creo que hay cosas que ocurren por alguna razón, y aunque no lo quieras... Van a suceder todas las casualidades necesarias para que ocurra.
—Mi omega... —dijo el rubio, sin darse cuenta de la posesividad de sus palabras—, vive conmigo, y está todo el día en mi departamento, sólo estoy con él en la mañana y en las noches.
La chica adornó su rostro con una sonrisa cómplice, aunque no supo si la que estaba en el rostro de Chan era una sonrisa consiente o no, así que decidió preguntar.
—¿Y te gusta?
El "No" automático se trabó en un "Sí", que no supo muy bien de dónde había salido.
O quizás sí, sintió a su lobo inquieto en su interior, moviendo el rabo como un perro feliz, era la primera vez que lo sentía tan claramente sin estar con Jeongin.
Por unos segundos Chan no pudo decir nada, y el rubor subió a su rostro.
En realidad, nunca lo había pensado, nunca se puso a razonar si él mismo quería a Jeongin, de esa forma tan especial, porque no tenía ninguna duda de que su lobo amaba al omega, y cada vez que estaba con él, la calidez de su corazón lobuno llegaba un poco a su propio corazón, pero nunca se había cuestionado de su parte humana si siquiera estaba atraído por él, porque consideraba que era todo muy pronto aún.
—No lo sé —dijo, un poco más serio que antes—, nunca lo pensé.
Byul asintió.
—No tienes que pensar en los sentimientos, Chan-yah —dijo la chica—, ellos están incluso si no te das cuenta, lo único que tienes que pensar es en cómo traducirías esos sentimientos al exterior, si es que quieres a este omega como una pareja, sea tu predestinada o no, o si no lo quieres de esa manera... Y no me refiero a racionalizarlos es que... Cuando amas a alguien, lo sabes, más si es tu predestinado, creo que en ese caso es mucho más fácil amarlo.
Chan asintió, se sintió un poco abrumado por esa charla de sentimientos, no le gustaban los sentimientos.
—Y volviendo al tema... Pues, al parecer mi omega está muy sensible, y está triste, y llora, y me necesita todo el tiempo y es muy molesto y cuando llego a casa está todo el día encima mío como un koala bebé y...
—¿Tuvieron relaciones?
La pregunta descolocó a Chan, dejó de hablar de golpe, y quizás sólo fue por escuchar tener relaciones con Jeongin que su rostro se ruborizó, haciendo a la bibliotecaria reír.
—No, no, no —Chan se apuró a hablar—, no, nosotros sólo... Dormimos juntos.
Byulyi alzó una ceja, no se la creía.
—De verdad, sólo dormimos.
la chica suspiró, aún con una sonrisa.
—Iba a preguntarte si ya lo habías marcado, pero... Recordé que eras un beta —dijo la chica.
Las palabras lo golpearon un poco en su orgullo, pero no dijo nada.
No era que por ser un beta no podías marcar a tu pareja, varios betas lo hacían, pero el lazo que creaban entre su pareja era tan débil que hacía poco y nada de diferencia, no generaba una conexión entre los dos, con suerte apenas sentían algunos sentimientos fuertes de su pareja, pero la marca y el lazo solo podía ser hecha apropiadamente por un alfa y hacia un omega, sino la mordida pasaba a ser un adorno, que tampoco duraba mucho tiempo.
Como la que él tenía, ya no era un lazo, al no ser un omega el efecto de la marca no había durado más de unas cuantas semanas.
—Entonces... —dijo la bibliotecaria—, sigo sin ver el problema con ese omega, se escucha como un omega bastante normal.
—Tú porque no tienes que soportar a un sensible que se pasea por tu hogar pidiendo que le des atención y mimos, y que a veces se le pasa la lengua diciendo estupideces y cosas molestas —dijo el rubio, de forma rápida, algo enojado.
—Pues... Sí, eso suena exactamente igual que soportar a Solar en sus celos, Bang... O a su hermano —la chica sólo obtuvo una mirada confundida—. Yongsun, le decimos así, larga historia... Y su hermano mellizo Jisung, los dos omegas, insoportables, en fin —agitó su mano para olvidar el tema—. No debes exagerar esas cosas, Chan-yah, digo son actitudes de cuando ellos están muy sensibles y hormonales y todo es mil veces peor para ellos porque lo sienten mil veces peor, pero no es porque tengan un problema contigo, no es personal, así que no te lo tomes en serio, además, apuesto lo que quieras a que ese omega te pidió perdón si dijo algo que te molestó.
Chan no respondió, y por un momento se sintió de la misma forma de cuando su madre lo castigaba con palabras amables para hacerlo reflexionar él mismo sobre sus actos.
—¿Chan tu omega te pidió disculpas?
—Sí, lo hizo —murmuró Chan.
—Y conociendo lo imbécil que eres, no aceptaste sus disculpas.
—Adivinaste —dijo el rubio—. Para no ser mi amiga me conoces bastante bien.
—No necesito conocerte profundamente para darme cuenta que eres un orgulloso de mierda.
Chan se quedó sin palabras.
—Y si quieres un consejo de enserio, y no perder el tiempo con un estúpido libro —la joven alfa tomó el libro—, ve con tu omega, no te vayas nunca de su lado, hazle caso, y no tengas miedo de pedirle perdón tú mismo. ¿Qué pierdes con pedir perdón primero? Un poco de tu orgullo, seguro, pero tienes demasiado y no te vas a morir por eso... Pero lo que sí puedes perder es a tu omega, y eso sí es más difícil de recuperar.
» No pierdas lo oportunidad que te dio el destino en conocer a tu predestinado, si es que así sientes que es, ya sabes... Eres un beta, pero bueno, quizás los betas tienen predestinados.
—Según este omega sí —Chan rodó los ojos con algo de fastidio.
—Bueno, en ese caso... sigue a tu corazón, y a tu lobo, ellos te guiarán a tu destino.
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