27.
Bella durmiente.
Caminando torpemente por el pasillo, arrastró los pies hasta que llegó al comedor.
— La bella durmiente despertó — Escuchó, y miró con algo de odio al pelimorado que pasó junto a él, bastante alto, atractivo y muy parecido a Joohyun para su gusto.
Un gruñido bajo hizo que el chico se encogiera un poco.
En menos de un segundo, sintió unos brazos rodearlo en un abrazo, apretandolo lo suficiente como para hacer aparecer una mueca en su rostro.
Enfocó su vista en el cabello rojo chillón de quien lo abrazaba.
— Tae, vas a romperme — Murmuró, con apenas aire por la fuerza del abrazo.
Su hermano lo soltó al instante, alejándose un poco, para aún sosteniéndolo por los brazos, murmurando un "Lo siento" varias veces, mientras sonreía.
Mark respiró el olor familiar del pelirrojo, arrugó un poco la nariz, nunca había sido su aroma favorito, y era más fuerte de lo que recordaba.
El pelinegro asintió, sonriendo, para que Taeyong dejará de pedir disculpas.
— ¿Qué te has hecho en la cabeza? — Murmuró, mirando aquel negro que lo hacía ver incluso más pálido de lo que estaba.
— ¿Y quién habla? Pareces una manzana — Contraatacó.
Taeyong rió, lo volvió a abrazar, Mark hizo un esfuerzo para devolverle el gesto, el sueño se había despejado y su cuerpo volvía a doler, así que el sólo mover sus brazos le dolía.
Al separarse, el pelirrojo frotó sus ojos, despejando unas lágrimas, cosa que de alguna manera le dolió a Mark.
— Tienes que tomar algo — Le dijo Taeyong, un poco más tranquilo —. ¿Puedes caminar? ¿Te ayudo?
Mark negó, por más que le hubiera servido la ayuda de su hermano quería hacerlo solo, por orgullo.
Al llegar a la mesa, se sorprendió cuando Joohyun acomodó una silla para que se sentara.
— ¿Quieres un té? — Preguntó la pelinegra —. Normal, saborizado, con miel... ¿O prefieres una chocolatada?
Mark lo pensó un momento.
— Creo que quiero algo que me haga más dulce... Chocolatada — Dijo —, por favor.
Joohyun asintió, fue hasta la cocina para preparar lo que le había pedido.
Al voltear, se encontró con la mirada de Taeyong sobre él.
— ¿Sabes cuánto te extrañamos?
"Mierda" Pensó, Mark frunció sus labios en una mueca, sabiendo que el otro iba a empezar la conversación que no quería tener, no sabía si había creído que durarían más tiempo sin hablar del tema o qué, pero no se sentía listo.
— N-No puedo-
— Ya lo sé, Mark — Lo interrumpió —. Dios, ¿Creías que no lo sabía? Nuestra familia es de las más importantes en Daegu, ¿Crees que no contratamos detectives privados? ¿O que no mandamos a unos cuantos a golpizas porque no querían hablar?
El pelinegro quiso desaparecer, cerró con fuerza los ojos, frotando su rostro.
— ¿Por qué no nos dijiste? ¿Por qué te fuiste sin más?
Mark negó varias veces.
— No quería decirlo — Murmuró —. Es vergonzoso, es horrible, me sentía mal conmigo mismo... No quería que me vieran como una vergüenza.
— ¿Preferías dejarnos? — El tono de Taeyong era firme —. ¿Sabes todas las posibilidades que pensamos de lo que había pasado? ¿Que habías muerto, que estabas secuestrado en algún lado? ¿Sabes todo lo que pasamos para al final consolarnos con la idea de que sólo estabas desparecido?
Mark sentía que podría llorar en cualquier momento.
— ¿No podías pensar en otras opciones? — Continuó — ¿Qué nos iba a doler más? ¿Que seas un delta o que posiblemente estés muerto?
Se hizo un silencio incómodo, quizás Taeyong había hablado un poco más alto de lo que debía, y Joohyun lo había escuchado.
Con algo de miedo porque la chica lo supiera, Mark miró tímidamente hacia donde estaba la pelinegra, quien no hizo ningún gesto.
Dejó la taza humeante de chocolatada sobre la barra, para luego rodearla y dejarla frente a Mark.
— No la tomes muy rápido — Advirtió —. No quiero que devuelvas mi casa, y menos en el comedor.
Mark frunció el ceño, tomando la taza caliente entre sus manos, calentándolas.
— ¿Qué hago en tu casa?
Joohyun alzó una ceja.
— Te desmayaste en medio de la calle y el lugar más cercano para dejarte descansar era este — Replicó —, además de que la jefa podría tratarte.
— ¿La jefa? — Repitió.
— Mi madre — Aclaró Joohyun, en tono obvio —, es enfermera.
Mark asintió.
— Pero tal como yo, va a cobrarte — Dijo la pelinegra con una sonrisa —. Y como hoy era su día libre será el doble.
Mark suspiró con cansancio, por otro lado, Taeyong rió un poco.
— Qué lindo humor — Dijo el pelirrojo con sarcasmo.
La puerta de la casa se abrió, entrando Seulgi de forma apresurada, limpiando sus pies en la alfombra con ganas mientras cerraba con fuerza la puerta.
— ¡Ya despertó! — Dijo Seulgi con una sonrisa.
— ¿Tú también vives aquí? — Dijo Mark en tono molesto, sentía que no tendría paz en esa casa.
— Tiene una copia de la llave, viene cuando le plazca — Se metió Joohyun.
— Paso más tiempo aquí que en mi casa, así que, sí, algo así — Respondió, acercándose a la mesa, dejó una bolsa con caramelos y paletas frente a Mark —. Algo dulce te va a hacer bien, Mark.
El pelinegro arrugó la nariz, viendo todos los caramelos que había.
— Si no los quieres no tengo ningún problema en quedármelos — Dijo Seulgi, con una sonrisa, mientras se quitaba unas capas de abrigo.
Sin entender todavía tanta hospitalidad, Mark se concentró en tomar su chocolatada en silencio, mirando hacia la mesa sin decir nada.
En un momento el celular de Taeyong sonó, el pelirrojo se alejó del comedor para hablar.
En cuanto se fue, Mark alzó la vista hacia Joohyun, sentada al otro lado de la mesa, viendo su celular.
— Tú... ¿Escuchaste?
La pelinegra alzó la vista.
— ¿Lo que dijo el cabeza de cereza? — Preguntó — Sí — Se encogió de hombros —, no es nada malo, Mark. Mi padrino también lo es — Dijo, el pelinegro estaba algo impresionado por el tono suave de la chica —. En parte lo sospechaba. Aunque tú eres un poco diferente al resto de deltas...
Mark miró su taza media vacía.
— Pregúntale a cualquiera — Continuó la pelinegra —, tienes olor a alfa, gruñes como uno... Sólo eres un flacucho.
Mark se ofendió por ese adjetivo.
— No soy flacucho — Objetó —, no me sobra nada, a diferencia de-
— Calla — Seulgi aplaudió una vez a pocos centímetros de su rostro, haciéndolo saltar un poco en su silla —. Mi Joohyun tiene curvas, en cambio a tí te ponen en cuatro y hacen una mesa.
Mark se ofendió más que antes.
— ¿A quién van a poner en cuatro? — Preguntó Taeyong, guardando su celular en sus pantalones mientras se acercaba a la mesa.
— A nadie — Respondió rápidamente Mark.
Taeyong se sentó a su lado.
— No sabía que eras de ese tipo, Mark — Dijo con burla.
— No — Mark lo golpeó en el brazo con el puño, haciendo que Taeyong se riera con algo de dolor.
Seulgi notó a Joohyun encogerse un poco ante la voz de alfa de Mark, aunque no estaba dirigida hacia ella, inconscientemente, la morocha gruñó un poco para defenderla, pero cubrió su boca cuando los otros dos chicos la miraron.
— Lo siento — Murmuró —. Pero no usen la voz de alfa en esta casa.
Mark asintió, aunque por más que él aceptará no usarla, no creía decir lo mismo de Taeyong.
De jóvenes su hermano era algo cerrado con la gente, y bastante educado y formal con todos, aunque Mark había notado el cambio del pelirrojo en apenas ese rato.
No podía culparlo, él tampoco era el mismo de hace dos años.
Ni siquiera era el mismo de hace un par de semanas.
— Mark, tengo que irme — Dijo Taeyong, colocando una mano sobre su hombro —, ¿Quieres que te lleve a algún lado?
Mark pasó su mirada de las chicas hacia su hermano.
— ¿Podría ir hasta mi departamento?
Un poco preguntó para Joohyun, que no sabía si la madre de la chica lo dejaría ir, ni siquiera lo había revisado de nuevo.
Taeyong asintió.
— Temo que no.
Se giró para ver a aquel pelimorado, parado en el umbral del pasillo, comiendo de una bolsa de papas fritas.
— Mamá quiere ver que estés bien — Dijo.
— Mark ya es mayor y puede decidir entre quedarse o irse — Taeyong habló con el ceño fruncido.
Doyoung alzó las cejas, sorprendido por la contestación del pelirrojo.
— Ya — Habló el pelinegro al ver la tensión —, me quedaré, si estoy cerca del supermercado estoy cerca de mi departamento también.
— Puedo llevarte — Ofreció Seulgi.
Taeyong se veía molesto por la intervención de los demás en su conversación con su hermano.
— Anda — Mark palmeó su brazo —, vé, conozco a estas personas, no son ningunos raritos, estaré bien.
Taeyong tardó un momento en asentir, fue a buscar su abrigo y Doyoung lo esperó con la puerta abierta para que saliera, saludando con una sonrisa y moviendo los dedos de su mano en gesto de despedida, y cerrando la puerta con fuerza en cuanto el chico se fue.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro