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Choi Soobin odiaba su trabajo de medio tiempo como repartidor de pizzas. Incluso si fuese lo único que le ha impedido morir de hambre en su travesía universitaria, él realmente odiaba ciertas cosas en concreto.
Odiaba el «30 minutos o la pizza es gratis»
Odiaba el constante coqueteo que recibía por parte de hombres y mujeres por igual, su ya conocida frase «Nuestra política de empleados nos prohíbe la entrada a residencias privadas» siempre era seguido por dinero aventado al piso y el azote de una puerta en la cara.
Pero lo que Soobin más odiaba, eran las llamadas de broma, esas en las que daban direcciones con terrenos baldíos o de personas que jamás pidieron una orden, las llamadas
de broma siempre terminaban por quitarle una parte de las propinas del día y el dinero era muy importante para un universitario hambriento.
La vida de Soobin era lo más monótona y aburrida que la vida de un repartidor de pizza universitario podía ser.
Hasta esa llamada de broma...
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Faltaba media hora para que su turno terminara, podía sentir su uniforme picando sobre su piel y estaba a punto de lanzar la gorra que le hacían usar obligatoriamente a algún punto de la sala de empleados.
Era miércoles a las 11:30 de la noche; ese día estaba particularmente muerto.
No habían recibido una sola orden por teléfono en todo el turno, a lo que, Soobin había aprovechado para avanzar en su proyecto final de composición musical, sumamente frustrado porque nada estaba saliendo como él quería.
—Mierda.— siseó con desespero, se llevó ambas manos hacia su rostro, echándose completamente sobre el respaldo de la silla lanzando un sonoro suspiro.
Frente a una libreta gastada, con los apuntes tachados una y otra vez producto de un lapicero de tinta negra, Soobin estaba entrando en crisis ansiosa.
—Choi, tienes un pedido.—El chico que atendía la barra de pizzas; del cual Soobin desconocía el nombre, porque obviamente lo había olvidado; le tendió un papel con la dirección escrita en este; todo lo que tenía que hacer era esperar que el pedido estuviese listo y meter la dirección en google maps para elegir la vía más corta y poder llegar antes de los estúpidos «30 minutos»
Se encontraba listo para su entrega; había dejado las pizzas de pepperoni con extra queso en el compartimento térmico de la «estúpida y nada elegante» motoneta.
Tenía memorizado el recorrido que haría hasta el viejo y descuidado edificio departamental, o eso es lo que pudo notar en las imágenes de la aplicación.
Se había despojado de la estúpida gorra para remplazarle con un estúpido casco blanco percudido que aplastaba su cabellera negra de una forma nada delicada.
Se ajustó la correa por debajo de su barbilla; sin olvidar que esta parte también era odiada por el pelinegro, pues su piel era demasiado pálida y la correa siempre dejaba una marca rojiza ahí mismo.
No habían pasado ni 15 minutos para cuando Soobin se encontraba bajando de la motoneta, sacando el pedido del compartimento térmico y volteando hacia el edificio departamental que lucía muchísimo más abandonado de lo que mostraban las fotos, sólo atinó a encogerse de hombros y caminar hacia el departamento número 24; se repetía mentalmente: deja el pedido, vuelve a la pizzería para checar salida, ve hacia casa a terminar el estúpido proyecto.
Y aunque su plan fuese desvelarse para terminar el proyecto final, Soobin sabía que terminaría viendo videos estúpidos en youtube de nueva cuenta.
Su mente estaba en algún lugar pensando en qué otras palabras tachar de su libreta desgastada, hasta que se obligó a prestar atención a lo que estaba haciendo, el reloj seguía corriendo y él no estaba en ánimos de discutir con un cliente que deseara una cena gratis.
Se permitió por primera vez desde que entró al edificio, echar un vistazo alrededor, pudiendo notar que la mayoría de los departamentos se encontraban abandonados; un escalofrío surcó por toda su columna vertebral, decidió caminar más rápido.
Cuando una gota de sudor frío amenazaba caer por su frente, al fin se encontró en la puerta con el número 24 sobre ella, suspiró aliviado acomodando las cajas de pizza para poder tener una mano libre y golpear la puerta.
Justo cuando su puño estaba a punto de hacer contacto con la puerta, un gran golpe se escuchó detrás de esta, haciendo que Choi diera un ligero salto hacia atrás como auto reflejo, abriendo sus ojos en confusión.
Soobin podía escuchar unos ligeros jadeos detrás de la puerta y empezó a preguntarse si se trataba de una llamada de broma; al no estar del mejor humor para esos juegos ese día, la ira creció en su interior.
Golpeó fuertemente la puerta, diciendo el nombre del negocio de pizzas seguido de un «su orden está aquí» los jadeos se acallaron, el silencio duró unos segundos antes de que Soobin escuchara algunos forcejeos; a esta altura la paciencia de Choi se encontraba en su límite, el simple hecho de pensar que le habían hecho dar la vuelta hacia ese horrible lugar a esa hora le hacía hervir la sangre.
Tomó la perilla de la puerta y al sentir que se encontraba abierta no dudó en girarla, volviendo a mencionar la frase de entrega; en cualquier otra circunstancia, nunca habría hecho eso, las políticas decían claramente que se tenía que esperar fuera de la residencia por 15 minutos, si no, la compra será cancelada; pero en ese momento Soobin se encontraba «excesivamente» estresado.
Pero después de abrir la puerta, él hubiera deseado esperar los 15 minutos antes de presenciar lo que tenía frente a él...
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—Ya les dije que solo vine a entregar un pedido.—Soobin se encontraba sentado en la acera, frente al «quinto, sexto, séptimo u octavo» oficial de policía que le interrogaba en el transcurso de la noche. Había perdido la cuenta.
—Señor, usted no está consciente de la gravedad del asunto. —El oficial dijo la misma frase que sus demás colegas, a estas alturas el pelinegro ya sabía para donde iba a la conversación.
—Entonces hágame consciente... ¿Cuál es su nombre?...—Soobin estaba harto, todos los oficiales le decían exactamente lo mismo.
—Mark. Y disculpe nosotros no podemos darle más información, lamentamos el incidente, pero debemos retenerlo aquí, tenemos órdenes de no dejarlo ir. —Se estaba frustrando, su plan de entregar la pizza a tiempo y volver a casa se había ido por el caño, sin mencionar que al llamar a su superior en el trabajo le había hecho saber que tendría una reprimenda por quedarse con la estúpida motoneta luego de las horas laborales.
Echó un vistazo de nuevo al oficial, lo miraba intensamente como si quisiera sacar algo de información extra, pero él ya lo había dicho todo.
Dos horas habían pasado después de lo sucedido en aquel apartamento.
Pero joder... ¡ERA ÉL QUIEN HABIA PRESENCIADO UN ESTÚPIDO ASESINATO!
Y no lo habían dejado ir aunque ya hubiese dado su testimonio ¡a más de 40 oficiales!; obviamente exagerando la cifra.
Se dejó caer sobre la acera, sintiendo el frío traspasar sobre su uniforme, el reloj marcaba las 2:13 de la madrugada y sabía que si no llegaba pronto a casa, tendría que faltar a las primeras 2 horas de clases para poder dormir decentemente.
Cuando estaba a punto de levantarse y exigir que lo dejaran libre; porque aquello era claramente un secuestro; escuchó a alguien gritar.
—¿¡DÓNDE ESTÁ EL CHICO!? — Todos los oficiales a su alrededor voltearon hacia donde provenía la voz, unos cuantos cerca de él levantaron la mano para indicar el camino y Soobin solo suspiró frustrado en espera de un interrogatorio más.
—Está por aquí, agente. —Bien, al menos el sujeto es un agente; Soobin pensó mientras se ponía de pie, pues estaba totalmente decidido que al terminar de hablar con el «agente» definitivamente volvería a casa.
—Tú.— Un chico de cabellos rubios que vestía un pantalón entallado azul marino, unos zapatos negros pulcramente lustrados y una camisa blanca ajustada, que dejaba ver su cuerpo bien trabajado, de la cual, por encima portaba unos tirantes negros que utilizaba para enfundar su «magnun 9mm»; o era el único nombre de arma que Soobin tenía conocimiento por James Bond; lo señaló directo, viéndolo intensamente con esos hermosos ojos; y no es como si Choi hubiese querido ponerle atención a todos los detalles de él agente, solo que tenía que aceptar que era digno al estilo de «CSI New York»
—¿Yo? — Soobin, chico de cabellos negros, larguirucho y de tez pálida, portaba su muy estúpido uniforme de repartidor de pizzas, ojeras púrpura por sus constante desvelos frente al monitor, su desayuno consistía en medio litro de café, si él fuese digno de algo, sería totalmente al estilo de «L de Death Note».
Nota mental #1: Deja de ser un jodido friki, Choi.
—Tú vendrás conmigo a la estación. —Los bonitos labios del agente elaboraron aquella frase y aunque para Soobin era un placer ver a ese hermoso espécimen frente a él, la cólera por saber que su día seguía sin terminar y la hora de llegada a su casa estaba atrasándose incluso más tiempo de lo debido; palabras hirientes subieron desde su estómago hasta su garganta, sin tiempo siquiera de reprimirlas.
—Y ¿Cómo porque jodidos tengo que acompañarte a la estación? ¿No puedes hacer tu trabajo solo? He estado esperando durante 2 horas por su puñetero antojo, es hora de irme a casa. — Tomó ambas cajas de pizza a medio comer, porque claramente le había dado hambre en el transcurso del tiempo, y se encaminó hasta la motoneta que le haría pagar caro al siguiente día en el trabajo.
—Mira niño... — El agente lo tomó del brazo impidiendo que Soobin siguiera avanzando.
—Soobin, mi nombre es Soobin, no soy un niño. —Soobin le dedicó una fría mirada antes de soltarse del agarre del chico de cabellos rubios.
—Mira Soobin...
—Choi, mejor llámame Choi, Soobin es solo para mis amigos. — Soobin sonrió burlonamente de lado, notando como el «adonis» agente, se empezaba a desesperar.
—Mira, no tengo tiempo para tus juegos. — El agente suspiró y se tomó el puente de la nariz con sus dedos.—Sé que has estado esperando por mucho tiempo, pero créeme, que estas en un peligro inminente, el asesinato que acabas de presenciar, es producto de un asesino serial que disfruta de matar a los principales testigos. La víctima que murió esta noche, fue precisamente un testigo de su anterior crimen.
Soobin tardó en procesar lo que acababa de escuchar, si bien se encontraba sumamente tranquilo después de observar a alguien ser asesinado, escuchar aquello fue como un balde de agua fría, él en serio, ¡pero en serio! acababa de ver morir a alguien y en manos de un asesino serial, que muy probablemente en este momento esté buscando toda la información sobre él esparcida por internet...
Dios por favor, que no encuentre mi tumblr.
La sangre le cayó hasta los pies, haciendo que su pálida piel se tornara de un color verdoso, alertando al agente.
—Oye, ¿Estás bien? Perdón por decirlo de esa forma, es sólo que no te callabas y yo...
Pero Soobin ya se había desmayado.
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Despertó tras un escalofrío sobre un sofá en algún lado del mundo, parpadeó rápidamente para acostumbrarse a la brillante luz de la habitación, sonidos molestos parecidos a gritos aturdían su oído y cuando por fin pudo enfocar correctamente, se dio cuenta que los gritos provenían de la linda boquita del agente.
—Ya te dije que no es porque vi el aro el otro día, ¡en verdad el asesino mata a los testigos 7 días después! Con esta nueva evidencia ¿no sé qué más quieres Nam? — El rubio se encontraba de pie frente al escritorio de un hombre que Soobin no alcanzaba a ver bien.
—¿Y enserio me estás proponiendo que el chico ande contigo cómo si fueras su mamá pato? — Quizá Soobin no era un genio, pero...bueno, ¿a quién queremos engañar? si lo era. Él apostaría su quincena por decir que estaban hablando de él.
—Sólo es por seguridad, no queremos que otra persona más muera a manos de este loco y al ser yo él más capacitado, tiene que estar bajo mi supervisión. —El agente se dejó caer a la silla frente al escritorio con los brazos cruzados, mientras el otro hombre, se dejó caer en su respaldo lanzando un suspiro agudo.
—El chico ha de tener una vida Yeonjun, no puedes simplemente hacer lo que quieras. — Soobin no se movía un centímetro, todo lo que estaba entendiendo es que él se encontraba bajo la mirada de un asesino serial y aparentemente el nuevo James Bond quería sobre todas las cosas vigilarlo 24/7 para que nada malo le ocurriese, Choi solo podía pensar una cosa: ¿Su profesor lo justificaría para aplazar la entrega de su proyecto final?
—Lo sé Nam, también sé que el chico no querría que su vida terminase en 7 días. — Punto para Yeonjun, con simplemente pensarlo, el cuerpo de Soobin daba una ligera sacudida de horror, pensar en terminar como el chico que vio antes en el departamento. Esas imágenes no se irían en unos cuantos meses.
—El agente tiene razón.— La voz de Soobin salió más ronca de lo que hubiese deseado, pero no estaba seguro desde hace cuánto tiempo se encontraba inconsciente. —Claro, siempre y cuando me den algunas cartas firmadas para mi trabajo y escuela. No creo que me crean lo del asesino serial sólo de palabra.
Namjoon y Yeonjun se giraron hasta donde se encontraba Soobin, quien estaba levantándose con dificultad pues sus huesos dolían por la posición en la que había quedado.
—Aparte tengo que devolver la estúpida motoneta a mi trabajo.— El chico alto se estiraba mientras los agentes solo lo observaban curiosos.
—Te lo dije Nam, nadie en su retorcida vida desearía morir a manos de un loco. — Yeonjun sonrió, levantándose más alegre al saber que quizá, podría salvar una vida más esa semana.
—Tienes razón, si fuese a morir sería mejor en manos de un cuerdo.— Soobin sonrió de lado mirando hacia el rubio, este no era más alto que él, hasta podría apostar que era unos centímetros más bajo.
Yeonjun rió y extendió su mano hacia Soobin.
—Bien, Choi Soobin, mi nombre es Choi Yeonjun, soy un agente del NIS, te custodiaré hasta que decidamos que estás fuera de peligro. Puedes llamarme Choi, Yeonjun es solo para los amigos. — El rubio se lamió los labios y sonrió burlonamente, a lo que Soobin solo atinó a estrechar su mano y devolver la sonrisa.
—Bueno agente Choi, ¿viviremos juntos? —Soobin preguntó sin vacilación.
—Viviremos juntos, Choi.
Y después de que Namjoon les regalara un par de cartas firmadas y selladas por la corporación para ser entregadas por Soobin en su escuela y trabajo, este pensaba que además de ser perseguido por un asesino serial y que debería dejar su monótona vida para vivir 24/7 pegado a un muy guapo agente de televisión, sus días no podrían arruinarse más.
¿O sí?
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Muy buenas! Regresé por estos lares con aquello que dije que jamás haría, pero honestamente, esta historia merece ser conocida en todos lados.
Quiero agradecer a mi querida CherryMocca que fue la que me cedió el permiso para adaptar su increíble historia para este fandom (ahora que me acuerdo había ayudado para la edición del original 🤣)
Así que espero sus comentarios, ¿qué creen que sucederá? 👀
Nos leemos el sábado!
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