⚠️ Secrets 🛑
Dime que hay detrás de esos ojos
El pecho de Hoseok subía y bajaba en un ritmo desorganizado y sus pupilas dilatadas expresaban el deseo creciente en él.
Su mente nublada por el exceso de alcohol le dio vida al valor guardado. La razón se lanzó por la borda cuando las manos ásperas se anclaron en sus caderas y la boca rosada se pegó a su pezón erecto. Gimió echando la cabeza hacia atrás. Hoseok le había arrancado la camisa tan pronto entraron a la habitación del hotel. Siseó encantando con las caricias recibidas en su pecho y negándose a ser privado de ellas, usó ambas manos para presionar la cabeza de Hoseok contra su piel. No era capaz de recordar en qué momento la improvisada reunión con los amigos cambió de rumbo por uno más caliente. Probablemente ocurrió después de sudécima trago de Whisky. Recordaba el susurro en su oído, diciéndole que debían irse, pero lo calló con un beso. Aunque al principio había sido un pequeño roce de labios, Hoseok comenzó a usar diferentes excusas para estar sobre él y como su necesidad por beber no estaba controlada, aceptó el pequeño intercambio. Alcohol por besos. No tardaron mucho en decidir que era hora de coger las llaves de la habitación y llevar la sesión de besos a otro nivel.
—No te detengas —jadeó jalando el cabello espeso del mayor.
Hoseok tarareo alrededor de su pezón izquierdo.
—¿Estás seguro de hacerlo? —preguntó.
Él no tenía problema en entregarse al placer del cuerpo ajeno, pero Hyungwon acababa de fracasar en contraer matrimonio. Sin embargo, las manos contrarias sosteniendo su rostro y sus labios esponjosos cubriendo su boca dándole un tierno beso disipaban sus dudas.
Hoseok suspiró separando los labios y entregando el dominio del beso al menor. Se concentró en acariciar el vientre del alto por debajo de la camisa admirando la suavidad de su piel.
Con una última mordida se alejó hasta sentarse con la espalda recta. Pasó su camisa por su cabeza y sin deshacer el contacto visual, se deshizo de sus vaqueros junto a su ropa interior.
—¿Lo estás haciendo a propósito? —Hyungwon enarcó una ceja delineando con su dedo índice la curva de los músculos trapecios de Hoseok.
—No es así. Solo soy un caballero que no quiere tomarte a prisas.
Los ojos profundos del menor se clavaron en su alma. Un sentimiento de propiedad lo llenó.
Hoseok quería que Hyungwon siguiera mirándolo, que sus ojos lo vieran por siempre con deseo y anhelo.
—Eres extraño. ¿Por qué me miras tanto? —susurró Hyungwon acomodándose a horcajadas en los muslos del mayor. Movió su lengua por la línea de la mandíbula subiendo a través de la misma hasta llegar a los labios hinchados. Presionó su mano en la nuca de Hoseok acercándolo a un beso desordenado y caliente, con sus erecciones rozándose.
—Eres hermoso —admitió besando la piel brillante de sus brazos—. Todavía puedes arrepentirte. Pídeme que te suelte...
Las manos de Hoseok recorrieron la espalda ancha, haciendo círculos en la cadera de Hyungwon con sus pulgares. Guiado por la lujuria, presionó el cuerpo delgado hacia abajo mientras levantaba la pelvis encontrándolo en el camino, sin penetrarlo exactamente.
Un corto grito abandonó la boca carnosa y lo impulsó a continuar con las falsas embestidas.
Chae Hyungwon era quien mandaba en todas y cada una de sus relaciones. Con DaWon, la escena se asemejaba a un combate de poder. Él buscaba imponerse, pero entonces DaWon volteaba la situación a su favor. En su mayoría, Hyungwon ganaba aunque terminaba demasiado agotado para una segunda ronda. Una pequeña voz en su interior le dijo que con Hoseok sería el mismo caso. El hombre mayor tenía una complexión titánica y una fuerza monumental, necesitaba mucha voluntad si deseaba someterlo. Pero nuevamente se aferraba a lo que conocía. Sus ojos se negaban a quitarse la venda y aprender a conocer a otro tipo de personas.
Hoseok le dedicó una sonrisa al menor, y por alguna razón, se sonrojó. La acción era absurda, él lo estaba moliendo contra su erección, pero él se sonrojaba como colegiala. Los ojos de Hoseok brillaron con picardía y antes de que pudiera procesarlo, estaba inmovilizado de espalda al colchón con las manos juntas sobre su cabeza.
—¿Estás seguro? —Hoseok preguntó, repartiendo besos a lo largo de su cuello y jugando con la pretina de los pantalones ajustados. No hubo mucho para pensar. Asintió efusivamente levantando las caderas para ayudar al mayor. De un tirón quedó desnudo y expuesto al hombre que conocía desde hace poco menos de un día.
Inhaló profundamente y buscó entrelazar sus dedos con los de Hoseok. Tarareó cruzando las piernas alrededor de la cintura marcada.
Esa era la respuesta silenciosa que Hoseok necesitaba para continuar. Abrió el cajón del mueble junto a la cama y sacó la botella de lubricante y un par de condones. Siempre le había parecido gracioso que en los hoteles de camino mantenían ese tipo de mercancías escondidas en cualquiera parte de la habitación, como si no les importara que los niños las encontraran. Dejando de lado los regalos del hotel, centró su atención en el cuerpo largo y tonificado de su amante.
Con la punta de los dedos trazó un camino desde el pecho, bajando por el abdomen, rodeando el ombligo hasta llegar a la pelvis. Levantó la cabeza buscando los ojos café oscuros del menor. Las pestañas largas y espesas acariciaban las mejillas sonrojadas y sus dientes mordían su labio inferior con tanta fuerza que lo habían teñido de rojo, probablemente conteniendo sus gemidos.
Pero Hoseok quería escucharlo.
Y lo consiguió. Tuvo que besar su cuello un par de veces más y sincronizar sus falsas embestidas con los movimientos de sus dedos en el interior de Hyungwon para conseguirlo.
—¡Oh, santa mierda! —Hyungwon siseó apretando con fuerza el brazo que sostenía el peso de Hoseok para no aplastarlo. Cogió un puñado de cabello negro y acercó el rostro ajeno a su pecho, queriendo tener un poco más de atención.
El corazón de Hyungwon estaba en su garganta, amenazando con salir por su boca, sin siquiera separar los labios. Se inclinó para ver la mano de Hoseok trabajando en su entrada, con millones de emociones ardiendo en sus ojos.
—E-estoy listo —susurró sintiendo el alcohol evaporándose. Era momento de detenerse, ya no tenía excusa para su arranque de valentía, pero no quería hacerlo.
No pensó en DaWon en ningún momento desde que entró a la habitación con los brazos colgados del cuello del chofer. Y tampoco pensó en él cuando Hoseok se introdujo de una sola estocada, luego de ponerse el preservativo tan rápido que ni siquiera fue capaz de notar la lejanía temporal de su cuerpo. Su boca supo pronunciar un único nombre y su cuerpo se derritió exclusivamente por el hombre que acaba de conocer, pero que entendió lo que necesitaba.
Arañó la espalda de Hoseok luchando por aferrarse a algo mientras sus piernas se presionaban contra su pecho y la gruesa extensión lo abría deliciosamente. Jadeó en busca de aire, pues la mano grande masturbándolo, al ritmo de las estocadas, le había robado el aliento. Mordió el hombro del mayor en venganza por ser privado de su liberación.
—De-déjame correrme —pidió echando la cabeza hacia atrás, con el pulgar de Hoseokcubriendo el glande.
Hoseok tarareó besando con paciencia las clavículas ajenas. Sus besos escalaron hasta la boca carnosa y ahí se quedó, tragándose sus gemidos. Aumentó la velocidad de su mano acercando a Hyungwon a su liberación y giró sus caderas rozando el punto dulce del menor. Soltó una risita complacido con el pequeño grito.
—¡Dios! ¡Sí, Seok! —frotó su frente en el hombro del mayor sintiendo sus piernas temblar. Hoseok lo estaba follando lento pero profundo. Suspiró empujando su trasero hacia abajo,queriendo todavía más contacto. El aire se atoró en su pecho con el último movimiento de la cadera de Hoseok—. ¡Ah, joder! ¡Maldita sea!
Soltando la erección de Hyungwon, separó sus nalgas y se hundió hasta que sus testículos tocaron la piel rojiza de su entrada.
—¡Mierda! —gritó y no estaba seguro de soportar otro golpe.
Hoseok volvió a moverse esta vez golpeando directamente contra la próstata del menor. Mordió su labio inferior y miró con atención a Hyungwon manchar su propio abdomen y el de él con tiras y tiras de semen. Sacó su pene hasta la mitad y se introdujo de nuevo solo para intensificar el orgasmo del menor.
—Cariño, eso estuvo genial —dijo entonces Hyungwon, con la voz áspera y el rostro cubierto de sudor.
—Lo fue —susurró sobre los labios gruesos y magullados.
El menor gimió cuando el mayor abandonó su cuerpo. Se sintió igual que una muñeca de trapo, pero su energía regresó al sentir la erección de Hoseok rozar su muslo.
—Alguien está bastante despierto —bromeó ubicándose entre los muslos gruesos del mayor, quien se había acostado mirando hacia el techo. Escaló sobre él y capturó su labio inferior conlos dientes. Hoseok separó un poco más los labios y deslizó ansiosamente su lengua. Se tomó su tiempo explorando todos y cada uno de los rincones de la boca caliente de Seok. Chupó la lengua con avidez, saciando la sed que lo poseyó desde que se conocieron.
Satisfecho, se alejó con una sonrisa pícara pintando su rostro. Amasó los muslos lechosos guardando en su memoria la textura irreal bajo sus dedos.
Hoseok gimió mientras el menor pasaba su pulgar alrededor de su entrada, pero sin tocar directamente. Sin despegar los ojos del mayor, Hyungwon se inclinó sobre el pene largo y grueso, que todavía no había tenido una liberación. Sacó el preservativo usado y lo lanzó al cubo de basura después de atarlo. Le dio una sonrisa lasciva a Hoseok mientras se limpiaba la mano con una toalla húmeda, que había encontrado en el mismo cajón de donde Hoseok sacólos condones. Pasó la punta de su lengua por la cabeza marrón rojizo absorbiendo por completo el glande un segundo después. Tarareó alegre por el chillido contenido del mayor, que provocó con la doble estimulación.
—Mierda. Tienes una jodida boca tan caliente —murmuró Hoseok apretando las sábanas arrugadas bajo su espalda.
Hyungwon habló todavía con la erección en la boca y las vibraciones que Hoseok sintió a lolargo de su falo lo hicieron delirar.
Su amigo no mintió cuando categorizó a Hyungwon como lo mejor. De todas las decisiones quehabía tomado a lo largo de su vida, ayudar al hombre delgado fue la mejor de todas. Y lo comprobó minutos después estando con la frente pegada al colchón y su trasero al aire siendo maltratado por el menor. Todo había pasado demasiado rápido, apenas consiguió venirse en laboca de Hyungwon, el atractivo hombre le dio vuelta y lo preparó con desespero. Estar arriba o abajo no le causaba conflicto, de ambas formas disfrutaba y Hyungwon parecía haber encontrado el vaivén correcto para hacerlo suplicar por más.
—Tienes el mejor culo que he visto —gruñó Hyungwon amasando la carne pálida. No se negó apellizcar ambos globos, pues oportunidades como esa no se repetían todos los días.
—Tengo culo por los dos —bromeó, controlando su respiración.
Hoseok sintió como si su aliento abandonara sus pulmones mientras miraba a Hyungwon a los ojos sobre su hombro. Era el hombre más hermoso que había visto, más allá de su porte sexy y su apariencia de ensueño, tenía una belleza extrema debajo de su máscara de hombre inquebrantable. Admitía que era un dominante en toda la extensión de la palabra, pero también necesitaba ser atendido y amado.
—No me voy a enamorar por mucho que me mires así —rio Hyungwon retirando su pene de él. Ayudó a Hoseok a voltearse volviendo a ubicarse en medio de sus piernas. Besó su abdomen bajo encantando con los pequeños suspiros que soltaba.
—Piensas demasiado —Hoseok lo retó levantándolo con las manos en sus axilas y dejándolo caer directamente en su pene. La posición hacía que las embestidas fueran más profundas y certeras, moliendo su próstata sin piedad.
Hyungwon dejó de pensar y se concentró en las estrellas bajo sus párpados. Hoseok lo hacía perder la cordura, no podía parar y tampoco quería. Sabía que era un pecado estar con otro hombre con un compromiso esperándolo y un anillo en su mano, pero estaba dispuesto a aceptar el castigo.
—Atrévete a detenerte y te mato —amenazó Hyungwon sosteniendo su barbilla con una mano.
Hoseok besó su nariz y sonrió.
—El sol todavía no se asoma.
Detener a Hyungwon había sido una tarea difícil e imposible. Por más que le repitió las consecuencias, le valió un comino y tomó su casco y las llaves de una de las enormes motocicletas estacionadas afuera del bar y se preparó para la improvisada carrera. Aunque debía admitir que Hyungwon se veía condenadamente sexy usando una de sus camisas con estampado de animal print. A pesar de que le quedaba enorme y exponía sus clavículas, la usó para complementar con el pantalón de cuero.
Tosió fingiendo que no se le caía la baba por verlo peinarse el cabello con una mano mientras fruncía el ceño, preocupado.
—Hyungwon, escucha —sostuvo la pequeña cabeza con sus manos y lo miró a los ojos. Su instinto le gritaba que no lo dejara ir, pero la determinación plasmada en la mirada del menor le gritó que confiara. Y lo hizo—. Gana. Demuéstrales lo que puede hacer un chico de ciudad.
Hyungwon sonrió ladeando la cabeza, recargándose en la mano.
—Haré todo lo posible —prometió.
Lo vio alejarse con su inusual manera de caminar. Hoseok recordaba a los actores que su tía veía en la televisión. Su porte, elegancia y belleza hacían a Hyungwon sobresaltar entre los conductores pueblerinos entregados a los viajes y la acción.
—Cincuenta mil wones a que pierde tu muñeco —dijo el castaño que había estado sentado a su lado y del que no recordaba su nombre.
Hoseok sonrió metiendo las manos en los bolsillos traseros.
—Cien a que gana.
Con una sonrisa y un fuerte apretón de manos cerraron la apuesta y se acercaron a la orilla de la carretera. Hyungwon estaba en medio de seis motociclista, todos más grandes que él, tanto en edad como en complexión. Los gritos y la euforia le crearon una espina de desconfianza, pero se obligó a desecharla. No conocía a Hyungwon fuera de los dos últimos días, pero su mirada y sus gestos lo habían hipnotizado.
—Ve preparando los pañuelos para la princesa —se burló el hombre a su lado.
Hoseok bufó cruzando los brazos sobre el pecho.
Los motores rugieron y las llantas rechinaron. Una nube de polvo se levantó complicando la visión un par de segundos, más cuando bajó, los asistentes del bar junto a Hoseok se echaron a gritar para animar a los competidores. Hyungwon estaba dentro de los últimos en la línea, sin embargo, Hoseok se negaba a escuchar las burlas de sus amigos.
Tres vueltas más y el resultado sorprendió a todos. Incluyendo a Hoseok, quien no pudo evitar admitir que se había equivocado en juzgar a Hyungwon la primera vez.
Cada vez se hacen más largos los capítulos jajaja
¿Me permiten subir el cap final mañana?
¿Final feliz o triste?
*Foto de Wonho sexy porque sí *
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