⚠️ Ride with you 🛑
Con los primeros rayos del sol golpeándole el rostro abandonó la cama y se calzó sus botas negras. Era de las pocas veces en que se había despertado temprano, pero la ocasión lo ameritaba. Tenía siete horas para llegar al salón donde se uniría con el amor de su vida, o el que creía que era.
Inhaló profundamente, cerró los ojos y visualizó su hermoso traje escarlata que le esperaba en su armario. Volvió a abrir los ojos ahora con una sonrisa decidida.
—Buenos días —saludó cerrando la puerta. Se aseguró que llevaba las llaves de su "bebé" y levantó la mirada—. ¡Tú!
La sonrisa del grandulón le revolvió el estómago.
—Tushy. ¡Qué sorpresa verte aquí! —dijo contento subiéndose la bragueta de sus viejos vaqueros.
Hyungwon reconoció un par de arañazos cruzando el pectoral izquierdo y varios chupetones a lo largo del cuello y el hombro.
—¿Qué? ¿Te encontraste con el chupacabras?
Hoseok bajó la mirada y se echó a reír.
—Eres muy observador, Tushy. ¿Qué otras cualidades?
—Mmmh, veamos —entrecerró los ojos y recargó su peso en una pierna—. ¡Oh, lo tengo! Soy muy bueno cortando penes chicos.
Las venas se marcaron en los brazos gruesos de Hoseok. Inclinó su rostro deteniéndose a centímetros de Hyungwon.
—¡Qué suerte que el mío no es... —susurró mirando hacia abajo—, pequeño!
Hyungwon empleó sus manos para empujarlo fuera de su espacio personal.
—Aléjate, imbécil —ordenó caminando hacia las escaleras. Se detuvo en el primer escalón y miró hacia atrás—. Algún día tendrás que evolucionar lo suficiente para darte cuenta de que la intimidación no funciona como coqueteo.
Asintió para sí mismo y bajó las escaleras de dos en dos gracias a sus piernas largas.
—Buen día, Señor Chae. ¿Tan pronto se va?
El dulce saludo de la señora lo detuvo de abrir la puerta. Se volvió hacia ella y no pudo evitar mirar hacia el segundo piso. El camionero lo miraba con una ceja enarcada y una sonrisa coqueta.
—Sí, lo siento, señora Jung. Tengo un compromiso muy importante.
—Entiendo —dijo. Abrió un frasco de galletas de mantequilla y puso varias en una bolsa de papel—. Toma, para que comas algo en el camino.
Hyungwon se acercó impresionado por la amabilidad de la mujer y le agradeció sinceramente.
—Mucha suerte, hijo. Espero que encuentres el camino a tu hogar.
—Adiós, Tushy —formuló con los labios Hoseok desde el segundo peldaño.
El alto asintió hacia la señora Jung y salió de la posada. No esperó más tiempo para montar su motocicleta y volver al camino. Las palabras de la amable mujer resonaban en su cabeza. Extrañamente, sentía que tenían otro significado, uno más profundo.
La hierba verde y el viento en su cara fueron su única compañía por casi dos horas. Ni un solo automóvil lo había rebasado en todo ese tiempo. Mejor. Sin tráfico podría llegar a tiempo para su boda. Hyungwon asintió tomando la primera curva de vuelta, a lo lejos vio el cartel de otro pueblo y suspiró. De nuevo se alejaba de la civilización, pero no importaba. No cuando su hogar no se encontraba ahí.
Una nube de humo nació en la parte trasera de la motocicleta y poco a poco la velocidad fue disminuyendo sin que él interviniera. Frunció el ceño al comprobar que la aguja no marcaba cero. De pronto el motor se apagó y Hyungwon no consiguió nada más que acercarse a la orilla de la carretera.
—¡Qué demonios! —gritó intentando volver a encender la motocicleta.
Uno. Dos. Tres. Cuatro intentos y la moto no cedió.
—No bebé, no me hagas esto —suplicó volviendo a intentar arrancar, fallando de nueva cuenta—. ¡MALDICIÓN!
Bajó de un salto pateando una pobre piedra que se le atravesó. No importó cuanto tiempo pasó buscando el origen de la falla. Sus conocimientos en mecánica eran iguales a los que tenía en medicina. Inexistentes. Optó por recurrir a su plan B o más bien, plan H.
—Nunu, tengo un problema.
Hubo una variación de sonidos metálicos antes de que Hyunwoo tomara la llamada.
—Del 1 al 10, ¿cómo clasificas la catástrofe?
Hyungwon miró a su bebé y suspiró.
—¿Crees que el dos es la ponderación correcta a quedarte en medio de la nada con tu motocicleta averiada?—preguntó con ironía—. Mi salud mental dependen de esa respuesta.
Hyunwoo rio rascando su cuello.
—Creo que eso es un 11, hermanito —bromeó saliendo del salón donde se llevaría a cabo la recepción—. El equipo de sonido ya llegó y también están instalando las mesas. Solo tienes cinco horas.
—¡Ya lo sé!
—Exaltarte no resolverá nada. Respira profundo y dime dónde estás —dijo tranquilamente, sin embargo, Hyungwon no lograba escucharlo con claridad.
Haciéndole caso a su hermano, hizo dos respiraciones y encendió el navegador de su celular. Maldijo entre dientes y volvió a la llamada.
—La señal es inestable. Apenas y puedo mantener la llamada —miró con aflicción la carretera mordiendo su labio inferior-. Estoy perdido, Nunu.
—Tranquilo. Quédate donde estás y espera a qué alguien pase para qué o te den un aventón o te ayuden con tu moto.
Hyungwon asintió obedientemente. Confiaba ciegamente en su hermano mayor, aun cuando él sabía lo desiertas que eran esas carreteras.
—Mientras buscaré quién pueda encargarse de los últimos arreglos de la boda e iré por ti.
Cerró la puerta del conductor y acomodó la dirección del espejo retrovisor. La emoción de volver a la carretera le sacudió el pecho. No sería la primera vez que conduciría sin copiloto, pero ya había pasado más de un año desde la última vez. Buscó la cajetilla de cigarros en sus vaqueros y encendió el único cigarro que le quedaba.
—¡Llega a tiempo, Shin!
Yang Bin se quitó la gorra para soplarse el rostro con ella.
Hoseok asintió con una sonrisa poniendo el camión en marcha.
—No te preocupes, Bin.
Su padre siempre decía, "no se trata de llegar rápido, sino de llegar completo". Tanto su hermano como su padre estaban metidos en el negocio de transporte de mercancía, aunque en rutas diferentes, pero entre Baek Ho y él, su hermano menor era quien se metía en problemas. Hoseok evitaba a toda costa las discusiones y peleas, las ofertas de contrabando, los romances de estación, más allá de un buen polvo, y sobre todo, no dormirse en el camino. Nunca fue difícil mantenerse despierto. Bueno o malo, su sueño era extremadamente ligero y era capaz de funcionar de manera efectiva con dormir solo dos horas. Y la noche anterior no había tenido la oportunidad de dormir mucho con el estómago lleno de pasteles y un precioso chico menudo bajo su enorme cuerpo.
Ajustó el cabello oscuro que sobresalía de la gorra y tomó la primera curva. Si la hija de Yang Bin no fuera a casar ese fin de semana, estaría compartiendo cabina con ese viejo rabo verde. No tenía problemas con su compañero, pero a veces era cansador salvarle el pellejo cuando perdía la cabeza por un culo. Como el pequeño roce que tuvo con el motociclista sexy de la estación de gasolina. No iba a negar que el hombre era una preciosura, porque lo era, sin embargo, la forma en que se acercó a él no era la debida. Las personas de pueblo y de ciudad eran tan diferentes que no siempre reaccionaban a los "coqueteos" de la misma manera.
Sonrió involuntariamente al recordar el encuentro con el bocadillo visual en la posada de su tía. Tenía la intención de disculparse por la falta de su amigo, pero le pareció más divertido comportarse como el imbécil que el hombre creía que era. Porque a veces se permitía ser un hijo de puta.
—¿Qué es eso?
Entrecerró los ojos mientras reducía la velocidad. Había alguien parado a la orilla de la carretera vestido completamente de negro, agitando los brazos. Detuvo el camión justo delante del desconocido y bajó a ver que ocurría.
—¿Te puedo ayudar en algo? —preguntó deshaciéndose de su gorra.
Casi se echa a reír cuando descubrió de quién se trataba.
—¡Tushy! Es una maravillosa sorpresa encontrarte aquí.
—¡Oh Dios! Por favor no —murmuró pasando una mano por su rostro—. ¿De verdad tenías que ser tú?
Hoseok puso sus manos en las caderas lanzándole una mirada divertida. Internamente, se estaba burlando del alto y de la reacción que tuvo al verlo.
—Vamos Tushy, ¿cuéntame qué te ocurrió? Quizás te ayude.
Lo vio sacudir la cabeza y darse la vuelta. Una acción bastante infantil tomando en cuenta la edad que aparentaba y la situación evidente en que se encontraba. No iba a rogarle, él no era el del problema.
—Bueno. Parece que no necesitas ayuda —dijo golpeando sus botas contra el suelo quitándose el polvo—. Me marcho.
—¡Espera! —exclamó volviendo hacia él. Lo escuchó resoplar antes de caminar hasta él y señalar su motocicleta—. No sé qué le pasó. De pronto se detuvo y no quiso arrancar más. Necesito llegar a Seúl.
Hoseok asintió mirando el vehículo. No era un total experto reparando motocicletas, porque nunca había tenido una, pero supuso que tendría alguna similitud con el camión. Fue por su caja de herramientas y se acercó a revisarla. De eso pasó al menos una hora moviendo aquí, ajustando allá, limpiando arriba, cortando unos cables, uniendo otros.
—¿Ya está lista? —preguntó Hyungwon viendo como se ponía de pie.
El camionero frunció el ceño.
—Es justo lo que creí.
Los ojos de Hyungwon se abrieron y por instinto se acercó a la motocicleta preparado para escuchar cualquier diagnóstico, por muy desalentar que fuera.
—Necesita un verdadero técnico —dijo limpiándose la grasa de las manos.
Hyungwon ahogó un grito acariciando el cuero del asiento.
—¿Por qué?
—Porque yo no sé reparar motocicletas y creo que empeoré el verdadero problema —admitió entregándole las llaves.
Hoseok vio temblar el ojo izquierdo de Hyungwon y su rostro volverse colorado. Varias expresiones pasaron por su cara hasta que se quedó con una mirada fulminante y comenzó a golpearlo en el pecho.
—¿¡QUÉ DEMONIOS TE SUCEDE!? Si no sabías nada ¿POR QUÉ METISTE TUS NARICES?
Cruzando los brazos frente a su cara se protegió de la lluvia de golpes que amenazaban con dañarlo.
—Lo siento. No pensé que fuera difícil —explicó una vez que el otro estuvo más tranquilo—. Para ya el drama y ayúdame a subir tu motocicleta al camión. ¿Dices que vas para Seúl? Bien, yo te llevo.
Hyungwon negó rotundamente.
—De ninguna manera. Voy a esperar a alguien más.
—Entonces vas a morirte aquí esperando. Casi nadie usa esta carretera desde que hicieron una autopista más corta —explicó señalando hacia el sur—. Pero si insiste quedarte aquí, mucha suerte.
A propósito caminó lento hasta el camión, dándole tiempo suficiente de meditar la respuesta. Tal como esperaba, Tushy aceptó su ayuda y entre los dos metieron la motocicleta en la parte trasera del camión. Ninguno de los dos habló desde que se sentaron uno a lado del otro. Al menos el alto no tenía la intención de entablar una conversación, aunque la personalidad de Hoseok le impedía mantenerse callado tanto tiempo.
—Soy Hoseok.
—Mmh —tarareó perdido en la pantalla de su celular. No había recibido noticias de su hermano y se debía a la señal inestable.
Hoseok resopló llamando su atención de nueva cuenta.
—¿No vas a decirme tu nombre? Pensé que ustedes los citadinos eran más educados, pero ya comprobé que no.
—Hyungwon. Chae Hyungwon —dijo de mala gana. Se rindió en contactar a Hyunwoo y se concentró en mirar el camino.
Hoseok miró la bolsa de galletas intactas y rodó los ojos. Ya podía imaginarse que el culito tenía una razón estúpida para no comerse las galletas. Aun así, preguntó.
—¿Por qué no te comiste las galletas? No tienen veneno, son hechas con amor.
El delgado lo miró de vuelta.
—No como harinas.
—Lo sabía —dijo apoyando un brazo en la ventana del vehículo—. ¿Todos ustedes son así de delicados? Con las personas, con la hospitalidad, la comida. Prácticamente huiste de mi tía cuando ella te ofreció su amabilidad. Hablé con unas personas del pueblo y todas me dijeron lo mismo. Un alto pedante con rostro de ángel. Ciertamente, lo único celestial que tienes es la cara.
Hyungwon escuchó cada una de las quejas pensando en la manera más rápida de matar al conductor y deshacerse el cuerpo. Podía enterrarlo en cualquier parte, pero no tenía el tiempo suficiente para gastarlo excavando un hoyo grande. El tipo no era pequeño y le llevaría más de media hora llegar hasta la profundidad correcta y otra media hora en arrastrar el cuerpo. Sin embargo, tuvo que detener sus planes al recordar que él no sabía conducir un camión.
—Disculpa, señor, amabilidad. No hice este viaje para hacer amigos ni demostrar la educación de las personas de ciudad.
—¿Entonces para qué?
—Para... ¡No te interesa! —gritó exasperado—. Solo necesitas saber que debo llegar a Seúl.
Hoseok asintió aumentando la velocidad. No volvió a hablar en un buen rato y para distraerse le subió a la radio. Lanzó miradas al asiento de a lado de vez en cuando solo para encontrarse con la mirada aburrida de Hyungwon. Mirada que cambió cuando él dobló en la primera intersección.
—E-espera. ¿A dónde vas? _preguntó mirando hacia atrás—. La carretera a Seúl está por allá.
El pálido encogió los hombros.
—Lo sé.
—¿Es un atajo? —negó Hoseok volviendo a doblar hacia la izquierda, alejándose todavía más de la carretera principal—. ¿Y por qué vamos por aquí?
Hoseok se acomodó en la silla de cuero y sonrió.
—Vamos a Jinji —comentó tranquilamente—. Después pasaremos a Daegu, luego a Daejeon y finalmente a Seúl.
El mundo de Hyungwon se vino abajo con esa sencilla explicación. Aunque se bajara del camión no había manera de volver a la carretera sin perderse y llegar a tiempo a la boda. Reclinó la cabeza en el asiento y cerró los ojos, dejando que una única lágrima resbalara por su mejilla.
Mi pobre cabecita está a reventar del estrés jajaja jajaja, pero me siento tranquila porque estoy casi en la recta final y el 90% del problema que tenía ya lo resolví 🥳
Ahora a continuar escribiendo para conseguir terminar la historia 🌟
¿Qué les parece Delivery? ¿Si les está gustando? 🧐
Espero que si🤗
Bye, Bye 💙
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