Cap. 6
Taylor Swift: This love
Avril Lavigne: Tomorrow
- ¡Abuela!- grite pero no recibí respuesta
Me levanté de la cama a paso lento y la voz de aquel hombre pronosticando el tiempo, me hizo saber que la abuela se había quedado dormida frente a su televisor otra vez. Esa era la señal de que si debía ir al lago.
Baje con cautela para no despertar a mi cuidadora y no lastimar más mi pierna. Recordaba a la culpable de esto y un coraje inmenso invadía mi cuerpo, era una tonta y gracias a ella ahora no podía caminar.
Camine o mejor dicho fui cojeando hasta aquel lago. El aire era más frío que otros días y fusionado a mi pierna provocaban una sería de mareos y dolor. Apreté los dientes hasta que por fin estuve frente aquel lago otra vez y ahí estaba él, como fiel celador resguardando una gran joya. El viento movía su cabello con gran suavidad que hasta lo envidiaba, sus manos estaban dentro de sus pantalones negros y su chaqueta lo hacia ver más rudo que la primera vez que lo había visto.
- Hola- susurre un poco nerviosa y el giro completamente.
- ¿Que paso con tu rodilla?- cuestiono rápidamente haciendo que una ola de frío rodeara mi columna.
- ¿Mi rodilla?¿ Como sabes de mi rodilla?
- No es difícil. Pude ver como cojeabas hasta aquí ¿que fue lo que te paso?
- Alguien me empujo en un juego de fútbol- explique apretando mis brazos.
- ¿Alguien? ¿Quien?- me sentía como en un interrogatorio con mi abuela pero esta vez si quería escuchar sus preguntas.
- Una chica torpe a la cual parece no soy de su agrado- ¿parece? Esa es la verdad.
Intente acercarme más a él pero mi pierna no aguanto y caí de rodillas provocándome más dolor. Solté un chillido pero no pude levantarme.
¡Que suerte la mía! Pensé.
De pronto sentí como mi cuerpo se levantaba del suelo y esas preciosas esmeraldas me veían fijamente como sí sufrieran conmigo. Sus manos eran frías pero suaves, su pecho no se sentía agitado como el mío al sentir su tacto.
Me llevo hasta la orilla del lago y me sentó con toda delicadeza. Él se veía rudo pero su mirada hacia que una dulzura se apoderará de mi corazón. Era increíblemente misterioso.
- Lo lamento- se disculpó y coloco su mano sobre mi rodilla.
- ¿Por qué te disculpas?- tartamudee mi pregunta
El me vio fijamente y su mano apretaba con fuerza mi rodilla. Al principio el dolor era demasiado, pero un segundo después desapareció como por arte de magia. Sentía un calor muy suave recorrer desde mis pies hasta mi cabeza, mi columna se tensaba y en mi estómago una especie de vacío se formaba.
- ¿Qué es lo que has hecho?- cuestione con más incertidumbre que antes. Mi corazón estaba más acelerado ahora.
-¡ Sólo alivie un poco tu dolor!- replico y su rostro estaba tan cerca del mío que casi no podía respirar.
- ¿Pe..pe..pero cómo?- no podía esconder mis nervios. Comenzaba a sentir un poco de miedo.
- Tranquila. Es un método antiguo, nada del otro mundo- sonrío y en lugar de que mis nervios aminorar, cada vez crecían más.
- Gracias- intenté sonreír y moví la rodilla.
Estaba un poco inflamada pero el dolor se había ido. ¿Qué era lo que ese chico había hecho? Como dije él es demasiado misterioso.
- ¿Por que volviste?- pregunto de golpe.
No podía responder la verdad, eso era hacerme una mala jugada. Pero tampoco tenía porque mentir.
- No puedo explicar la respuesta a esa pregunta- mordí mi labio inferior y baje la vista
- ¿Por que?¿ A caso tu respuesta es mala? O ¿A caso te cautive lo suficiente?
- ¡¿Qué?! ¿Cautivarme? Prr- hice un sonido de burla con los labios - la verdad es que ni yo misma puedo explicarme el porque estoy aquí.
Lo vi directamente pero su mirada estaba clavada en el último rayo de luna que alumbraba la infinita magnitud del lago y las nubes cubrían de oscuridad el lugar. Se paró sin apartar la vista y masculló.
- Todo tiene una explicación en este mundo, es sólo cuestión de querer aceptarla.
Me levanté con más facilidad y me pare frente a él, su mirada giro hacia mi en la última palabra que dijo y prosiguió.
- Por eso debes decirme ¿por qué estas aquí otra vez?
- Yo no.... no se porque siento una necesidad muy grande de verte, es extraño porque no te conozco y sin embargo no temo de estar aquí contigo.
- Entonces ¿no me temes?- cuestiono y de un solo jalón me coloco junto a él.
Mi estómago despertó a esos terribles gusanos que llevaba dentro haciendo que este doliera. Todo mi cuerpo se suavizo con rapidez y mis ojos se desviaban por cuestión de segundos hacia sus labios. No era yo, todo mi ser estaba completamente compenetrado en algún tipo de locura que su ser provocaba al sólo hablarme.
- No- susurre con nerviosísimo.
- ¿Por que? ¿Por que no me temes?- sus preguntas eran muy confusas.
- No lo se, tu simplemente no...no me asustas- esbozo una suave sonrisa chueca y se alejó.
Me quede con los labios casi secos y el cuerpo tembloroso. ¿Que rayos pasaba conmigo que no podía contenerme frente a este chico? Se que suena ilógico pero había algo en el que me hacia necesitarlo, pensarlo y desear por días una sola mirada o palabra.
Es tonto, solo llevo dos días de conocerlo.
- ¿Por qué sonríes? ¿A caso eh dicho algo gracioso?
- Has dicho que no me temes y no conoces ni la cuarta parte de lo que soy - volvió acercarse como sí estuviera jugando conmigo
Tenía razón. No sabía si era un demente, un psicópata o asesino en serie. Creo que él estaba tratando de ayudarme a regresar a mi realidad
- Se que te gustan los lagos por las noches- levanté los hombros. No tenía otra respuesta en ese momento.
Él sonrió fuertemente ante mi respuesta. Se que era estúpida y me sentía avergonzada.
- Se que debería alejarme de ti, pero creo que eso ya no tiene importancia ahora- recogió un mechón suelto de mi cabello y lo coloco tras mi oreja.
- ¿Por qué te alejarías de mi?- mis preguntas jamás cesarían con él - ¿Si eres un psicópata?- cuestione otra vez.
- sería buen momento para correr- sonrió y sus ojos se volvieron pequeños. Tan pequeños que casi desaparecían.
Gire la mirada a mi alrededor. Esa respuesta me había dejado aterrada. Pero yo tenía la culpa.
- Tu inocencia es demasiado frágil y fuerte a la vez que provocas un terrible caos en mi. Haces que todo este sin estabilidad- respondió dejandome sorprendida.
Después de eso, cerró los ojos y su mandíbula se apretó con fuerza. Un fuerte trueno sonó pronosticando una fuerte lluvia y lo estaba odiando ahora mismo.
- Creo que deberías irte- aconsejo viendo hacia el cielo.
- Yo...- no quería irme, quería un segundo más en ese lugar, un segundo más junto aquel misterioso chico - debo irme.
Siempre tenemos que hacer cosas que no deseamos pero que sabemos es lo correcto. Llevo haciéndolo por más de 18 años.
Me di la vuelta y camine con una mejoría en mi pierna que me sorprendía. Apreté mis brazos y entonces aquel sedante que su voz tenía me detuvo nuevamente.
- ¿Vendrás mañana?- su mirada estaba en el suelo mientras la mía recorría desde su agarre hasta su rostro.
- No lo se, yo..creo que sí - porque dije eso. Sabía que en todo el día lo único que desearía sería volver a ese lago y verlo nuevamente.
- Debes aprender a mentir- esa sonrisa chueca volvió a su rostro.
- No me gusta mentir- sonreí a medias
- Cuídate de esas chicas torpes- sonrió y yo asentí como sí nos conociéramos de años.
Seguí aquel camino y no gire la mirada para nada. Sentía que él me observaba pero no permití a mi instinto volver. Llegue a casa y mi abuela seguía dormida aún, vi la hora en el reloj
9:30
Había pasado casi dos horas con aquel chico o quizá un poco más. Una sonrisa se dibujaba en mi rostro mientras subía las escaleras de regreso a mi habitación y eso me asustaba un poco.
El me atraía, me atraía demasiado. Su ronca voz, su fácil forma de captar mi atención, sus preciosos ojos que eran dinamita pura para mis sentidos y ese misterio escondido dentro de ellos que me hacían querer saber más de él. Sabía que algo malo sucedería y con algo malo me refiero a cosas del corazón.
Temía y mucho, pero confiaba en mi centrado cerebro para que pudiera ordenar a mi tonto corazón y equivocarme respecto a mis pensamientos.
Eso espero.
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