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Cap. 3

- Gracias- dije a Liam mientras el me seguía viendo fijamente -¿ pasa algo?- cuestione por su insistencia al verme.

- No- espeto -¿ porque?

- Bueno, siento que me ves como si tuviera algo en el rostro- me sonroje al decir esto. Seguramente pensaría que estoy loca.

- ¡Oh lo siento! No era mi intención incomodarte- su rostro no parecía sonrojado pero su voz si.

Algo difícil de explicar.

- No es eso, sólo que pensé que quizá tenía alguna mancha o algo- replique sin dejar de sentir calor por primera vez en aquel lugar.

- En realidad te observo por el tono tan peculiar de tus ojos- replico y la dudó me consumió.

- ¿Mis ojos? Que pasa con ellos- si alguien tenía un tono peculiar era él, ya que sus ojos se aclaraban muy fácilmente

- Pensarás que soy un demente- se agachó - pero tus ojos tienen un toque muy especial, tu mirada tiene una inocencia profunda que me sorprende.

No sabía si agradecer o sonreír, nadie había dicho eso antes y mucho menos sobre mi mirada. La mayoría de los chicos siempre ponía los ojos en otras partes del cuerpo que suelen ser muy llamativas para ellos. Pero como dije, Liam seguramente es de otro planeta.

- supongo que es la manera de cómo los chicos de aquí se relacionan, así que, gracias- dije y camine hacia mi casa.

Entré a casa mientras veía como Liam sonreía desde su auto. Ese chico era muy extraño y más con esos tatuajes tan poco vistos. Camine hasta la cocina y una pequeña nota en el refrigerador me hizo saber que la abuela no estaba.

" Estaré en el hospital del lugar, cubriré el turno de la noche. Te amo, cierra puertas y ventanas"

La abuela había conseguido trabajo como enfermera. En New York era directora del hospital más famoso y mejor pagado. Por eso jamás sufrí de dinero.

Tome una lata de refresco de la nevera y luego prepare un sándwich de pechuga para comer. El estar sola no despertaba mucho mi apetito, pero debía dar algo a mi estómago para no enfermarme.

Termine de comer y subí a mi habitación. Eran casi las seis de la tarde y el cielo seguía encumbrado y frío. Extrañaba ver algún rayo de sol colarse por mi ventana y calentar mi piel para suavisarla y darle color - ya de siempre parecía un muerto- pero eso era imposible en aquel lugar.

Coloque mis cosas sobre la mesa y luego me aventé sobre mi cama para pensar en el día que había tenido y recordar las tareas que habían dejado, pero sin darme cuenta cerré los ojos y Morfeo hizo de las suyas.

Ya viene....ya esta aquí. Summer...Lo harás vivir...lo harás morir...

Me levanté de un solo golpe y con el corazón agitando. Había sido una pesadilla, una muy real para ser sincera. Podía sentir aún el sonido de la voz susurrando mi nombre, podía ver aún esos ojos rojos acercarse a mi justo antes de despertar.

- ¡Que rayos ah pasado!- dije agitada y sosteniendo mi pecho

Camine de un lado a otro y vi mi reloj - ya que el cielo no ayudaba mucho- en el celular.

7:00

Marcaba con exactitud. Respire profundo y decidí buscar olvidar esa pesadilla con alguno de mis libros. Así que me acerque a la mesa y tome a Emily Brontee entre mis manos. Abrí un poco la ventana y enganché la mirada hacia aquellas letras que me sabía casi de memoria ya.

- " Amo el suelo que pisa, el aire que respira, todo lo que toca, cada palabra que dice, su estilo, sus gestos, a él total y...- me detuve antes de terminar mi lectura porque algo afuera llamo mi atención.

La luna había logrado colar uno de sus rayos a través de aquel cielo tan cerrado y oscuro. Alumbraba la imagen de un gran lago fuera de mi ventana. Árboles se movían con suavidad al compás del viento, y todo aquel bello paisaje nocturno podía apreciarse bien desde mi lugar - no estaba muy lejos que digamos- mis ojos se degustaban con tan fiel momento que sin darme cuenta estaba pegando la cara más cerca de aquella ventana.

- ¡Especial!- dije sonriendo y cuando estaba por ir en busca de mi cámara, algo más apareció haciendo que mis ojos se abrieran en sorpresa.

Había un chico ahí, un chico vestido de negro y sostenía algo en las manos que no alcanzaba a distinguir. Un puño de nervios se juntó en mi estómago y mi duda creció más, tanto que saqué la cara por aquel circular espacio.

Podía ver su enorme silueta parada en el lago y luego se sentó y agachó la espalda un poco, como sí estuviera escribiendo algo o a caso ¿Algo malo pasaba?. Mi corazón estaba extasiado y temeroso, pero mi duda era más grande que no permitía que mi cuerpo se alejará de aquella ventana.

Cuando por fin pude reconectar a mi cerebro con mi cuerpo hice la locura más grande que alguna vez pensé, pero no lo había hecho: salí corriendo hasta aquel lago. Temía que algo malo le estuviera pasando aquel chico, así que no lo dude. Baje rápidamente hasta la salida y mi pecho dolía un poco, camine hacia el lado izquierdo- donde esta mi ventana- y me encontré con un pequeño camino de tierra que era cubierto por árboles frondosos y coloridos. Seguí por instinto y no sentía mis pies correr, más bien parecía que fueran jalados por algo hasta aquel lugar; el miedo.

Llegue aquel lago y todo era más hermoso de cerca. La luna se reflejaba en el y era bellísima, más de lo que se ve en el cielo. Una especie de círculo rojo la rodeaba. Pero de aquel chico que había visto, no había nada. ¿A caso se metió al lago? ¿Y si no sabe nadar? Quizá debería pedir ayuda.

Abrí bien los ojos y termine acercándome más aquel lago, quería estar segura de que nada malo le había sucedido aquel chico. De pronto aquella voz que sonaba en mis pesadillas se hizo presente en el lugar.

¡Summer....oh bella Summer!

Sentí una fuerte opresión en el pecho y el aire en mis pulmones iba desapareciendo poco a poco. Abrí la boca para sentir un poco más el aire pero fue inútil y caí de rodillas en aquel lugar. Agarraba mi pecho, y mi cabeza comenzaba a marearse, era un completo caos con un clima muy tranquilo en aquella noche.

- Agh- trate de hablar pero fue inútil y lo último que recuerdo fue mi rostro en el pasto de aquel lugar.

Escuche pequeñas pisadas pero mi cuerpo era una gelatina completa, no tenía fuerza para abrir los ojos o levantarme y después de unos segundos perdí por completo cualquier conexión con la vida.

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