Cap. 2
Un perro ladraba a lo lejos y el chirrido de una bicicleta y su timbre pasaron sonando frente a la casa justo en el momento en el que baje por aquellas escalera con los ojos aún admirados y sin asimilar el nuevo lugar en el que estaba.
- ¡Buen día cariño!- saludo mi abuela aún en pijama. Ella era dichosa por no tener que ir a la escuela- creo que es un poco tarde.
- Faltan diez minutos para las ocho aún- resople tomándome aquel licuado de granola que me había preparado.
- Pero aún debes caminar. De hecho eh comprado este mapa para ti y te eh señalado el camino hasta la universidad- abrí la boca en señal de sorpresa y rodé los ojos como molestia.
- ¡que abuela en su sano juicio manda a su nieta con un mapa, en un lugar que nunca a estado!- ella movió aquel mapa frente a mi.
No había escapatoria.
- Te amo cariño- beso mi frente
Salí hasta la calle y el frío seguía calando mis huesos. Extrañaba el sol de New York y sus largas filas de café justo antes de llegar a la universidad. Además de su transporte tan concurrido cada mañana. Creo que jamás me acostumbraría aquel lugar.
Coloque mis audífonos como solía hacerlo antes, vi el mapa y note que en diez minutos no llegaría hasta aquella escuela, así que apresure un poco más el paso.
Todo aquel lugar estaba rodeado de una belleza impactante, una belleza que la neblina de la madrugada no me había dejado observar. Las casas estaban construidas con un toque medieval moderno, flores de diferentes colores caían por las ventanas y puertas de cada casa o tienda del lugar. Crucé un puente y árboles en forma de arco cubrían mi camino; sus hojas eran verdes aún por el verano pero algunas empezaban a impregnarse de tinta amarillenta sabiendo que el otoño se aproximaba. Las rocas estaban cubiertas todas de musgo, digamos que era su capa especial para cubrirse de aquel frío endemoniado que hacía en ese lugar
Observe la hora en mi teléfono y faltaban cinco minutos para las ocho. Sabía que llegaría tarde y eso me molestaba un poco, ya que jamás me gustaba llegar corriendo a ningún lugar y mucho menos en mi primer día de escuela.
- ¡Genial!- bufé mientras apretaba aún más mi suéter y reforzaba mi mochila a la espalda.
Camine más despacio como resignada a llegar tarde en mi primer día y ser la comidilla de todos aquellos chicos de la universidad. Pero bueno, digamos que estaba un poco acostumbrada a eso.
-Hola- di un pequeño brinco al escuchar un suave voz a mi lado. A pesar de la música había logrado escucharlo y gire la mirada - no era mi intención asustarla.
Era un chico de cabello castaño, ojos marrones y una sonrisa que me hacia no querer sonreírle y que notará lo poco alineados que estaban mis dientes en su comparación.
- ¿Vas a la universidad?- cuestiono con una sonrisa y yo no sabía si responder o salir corriendo asustada.
- Lo siento yo...- respondí jugando la cinta que colgaba de mi mochila - no te conozco y no creo estar segura de poder responder a tus preguntas.
El sonrió y sus ojos se volvieron pequeños. Podría decir que se veía sumamente tierno que cualquier miedo que sentía se disipó de inmediato.
- Me llamo Liam y creo que ahora ya me conoces- alargo su mano fuera de la ventana de aquella camioneta negra.
- Me llamo Summer y digamos que eso no cuenta mucho- replique y el bajó de su auto mientras nervios se acumulaban dentro de mi estómago.
Si pensaba llegar un poco más temprano a la universidad, creo que ahora debía desechar esa idea.
- No eres de por aquí, ¿cierto?- cuestiono y yo baje la mirada un poco tímida
- Soy de New York- replique
- Bueno Summer, si usted me lo permite podría ayudarla a llegar más temprano a la universidad y ayudar un poco a esos desgastados tenis para alargar su vida- sonreí ante lo que había dicho y accedí.
Me abrió la puerta de su camioneta para que pudiera subir, un olor a fresas entro rápidamente por mis fosas nasales y coloque el cinturón de seguridad
- Eres la primer chica que conozco que se preocupa por su seguridad- sonrió señalando el cinturón de seguridad
Emprendimos el camino hacia la universidad y la magia de la naturaleza seguía sorprendiendo mi pupila. Odiaba haber olvidado mi cámara en casa, aunque de cualquier manera no hubiese podido fotografiar nada por lo tarde que se me había hecho.
- ¿Y puedo saber porque estas en un lugar como Spenser?- cuestiono Liam
- Bueno...mi abuela decidió mudarse a este lugar por el hecho de no saber que hacer con nosotras- la última parte la susurre pero se que logró escucharme
- Y ¿ te gusta Spenser? Digo porque New York es más grande y ruidoso que este pequeño pueblo- levantó una ceja sin dejar de ver al frente.
- Bueno, hasta hoy en la mañana estaba odiandolo sólo por lo frío que puede llegar hacer- sonreí - pero su paisaje me a dejado maravillada.
Él me vio e intercambiamos sonrisas. Era como sí no hubiera otra cosa más que hacer que sólo sonreír y ser lindos.
- Creo que estamos llegando- indico Liam hacia al frente
Grandes edificios de color amarillo y picos azules formaban la universidad. Árboles lo rodeaban -como todo en aquel lugar- y un gran cartel de piedra daba la bienvenida aquella universidad. Un enorme escudo con fondo azul, dos leones a los lados, espadas atravesadas y un pequeño libro en medio terminaba de decorar aquel sitio
-¡ Listo!- dijo emocionado Liam, mientras terminaba de estacionarse en un pequeño lugar.
- Muchas gracias- dije quitando el cinturón de seguridad y checando mi reloj
- Espero que no llegues muy tarde por mi culpa- rasco su cuello un poco sonrojado
- ¡oh no! Al contrario, gracias a ti llegue mucho antes de lo que pensaba - le sonríe y termine de bajar - gracias otra vez .
Se quedo parado frente a su auto mientras yo caminaba rápidamente hacia lo que yo supuse era la entrada aquella escuela. Todo estaba en silencio en aquel pasillo lleno de cuadros algo perturbadores. Seguí caminando hasta encontrar una puerta que decía con pequeñas letras negras " Administracion"
- Buen día- salude a una mujer de cabello Rubio y anteojos como los que se usaban antes para decir que eras una secretaria sexi - vengo por mi carga académica, yo...
- Señorita Storn cierto- deladeo sus anteojos y sus ojos eran verdes como el pasto mojado de aquel lugar.
- Si- respondí un poco intimidada por su voz tan fuerte y esa blusa tan pegada a su cuerpo que parecía no dejarla respirara a gusto.
- ¡Oh claro! Sigame- me entrego una hoja y se levantó de su silla giratoria para caminar por el pasillo.
Iba tras de ella viendo como sus caderas anchas se movían de un lado al otro y como aquella negra y apretada falda le marcaba su delgada figura, pero también ceñía con furia su cintura. Era como si quisiera devorarla de un sólo tiro. Sus tacones eran puntiagudos y sonaban fuertemente como clavos en aquel piso de la escuela.
Cambie la mirada hacia aquel lugar y los edificios eran de cinco pisos por cada uno. La facultad de periodismo estaba pintada de un rojo muy bajo y deprimente - como toda la escuela- habían diferente letras en cada puerta y de pronto aquellos tacones pararon su ruido
- ¡Señorita Callowey!- saludo un hombre de tes blanca y con un bigote negro, chistoso.
- Profesor Landon, ella es la señorita Storn. Viene de New York- ella hablaba más rápido que la abuela cuando esta nerviosa
- Muy bien señorita Storn, sea usted bienvenida- sonrió el profesor e indico que pasara
Mi admiración por aquel lugar creció un poco, al ver que las aulas no tenían los típicos asientos de madera con una paleta al frente y una pequeña rejilla para sostener los pies de los de atrás. Más bien aquello parecía un cine - sin exagerar- todos estaban sentados de arriba hacia abajo, en unas grandes tribunas con mesas largas como de cemento. Habían cuatro chicos por cada lugar, tres divisiones y cuatro mesas por cada una de ellas.
- cielos- masculle, sintiendo la mirada de todos sobre mi.
Comencé a subir las escaleras con el rostro un poco acalorado por la situación. Llegue a la tercera fila y una chica pelirroja y ojos grises me ofreció un lugar a su lado mientras me sonreía.
- Como les decía chicos la fotografía se inició desde épocas remotas- el profesor continuo con su clase y agradezco por el hecho de no hacer que me presentara ante todos.
Trataba de poner atención hacia aquella, mi primer clase de fotografía, pero era difícil con la mirada de una chica rubia -con puntas moradas- sobre mi. Sus labios eran gruesos y pintados con un rojo que casi lastimaba mis pupilas. Sus ojos eran cafés claros y su sonrisa era más a fastidiosa que el ronroneo de un gato. Tenía la leve sospecha de que no me dejaría ser tan ordinaria como pensaba.
Copie todo cuanto pude de aquella clase, mi atención estuvo focalizada a cada palabra que aquel profesor decía y dos hojas de mi gruesa libreta fueron llenadas.
- ¡¡Muy bien!!- grito el profesor cuando el timbre sonó anunciando el final de la clase - para la próxima clase, que será en dos días. Quiero que fotografíen la parte que más le gusté de Spenser. Algo que pueda definirlos en una sola fotografía.
Todos tomaron sus cosas mientras yo veía mi horario y memorizaba cada clase que me tocaría a partir de ahora. Camine hacia la salida, sabiendo ahora que periodismo sería la siguiente. De pronto una pequeña voz se coloco de mi lado
-¡ Hola!- saludo y me encontré con la chica pelirroja de hace dos horas - me llamo Avril
- Summer- respondí sin dejar de caminar. Había llegado tarde a la primer clase, no podía darme el lujo de volver hacerlo
- ¡Creo que tenemos todas las clases juntas!- sonrió nuevamente y yo hice lo mismo. Ella era agradable.
Seguimos con nuestras clases y el tiempo paso más rápido de lo que imaginaba. Todo era diferente en aquel lugar y debía reconocer que tenían una educación muy buena y muy sustentada con los profesores acargo. Creo que después de todo no fue mala idea cambiarse a este lugar, después de todo tendré una buena recomendación en mi futuro trabajo.
- Jóvenes les recomiendo que tomen un libro y anoten lo que más les llama la atención, alguna frase y luego desglosen lo que signifiqué para ustedes- explico el profesor Warren de literatura.
Salí hasta los pasillos y fui directamente hasta la salida de aquel edificio. Avril caminaba a mi lado hablando sobre la tarea de fotografía y si quería ella podía enseñarme los lugares más hermosos de Spenser.
- ¡Oh dios!- tapo su boca con una de sus manos y yo gire la mirada a ella.
- ¿Te paso algo?- pregunte mientras ella fijaba la mirada al frente.
- No vayas a girar ok- bajaba y subía la mirada con nerviosismo
- Empiezas asustarme- susurre dejando caer mi larga cola en mi espalda
- Por alguna extraña y muy linda razón, Liam Payne está viéndote fijamente.
¿Liam Payne? El chico que había conocido en la mañana ¿podría ser el? Levanté un poco la mirada y claro, el chico castaño estaba sonriéndome y luego levantó la mano para saludarme.
- ¡Santa madre!- grito Avril eufórica - ¿Por qué Liam te esta saludando?
- ¿Hay algo malo con eso?- dije después de haber correspondido el saludo a Liam.
- ¡Claro!- hizo un raro sonido con sus labios como de burla -¡ Liam Payne y sus amigos son los chicos más extraños y misteriosos de la universidad! Además de ser los más guapos,sexis y atléticos.
- Entonces...
-¿ Entonces?¡ Es en serio! Yo estoy enamorada de ese chico desde el momento en el que pisó este lugar y tu tienes la dicha de recibir un saludo de él- suspiro y yo sonreí ante su expresión.
- Creo que te veré mañana- despedí, ella comenzaba a caerme mejor.
Coloque mis auriculares y camine por donde aquel chico llamado Liam me había traído en la mañana. Llevaba en el rostro aún la sonrisa al recordar las ridículas palabras de Avril. Aunque debo aceptar que Liam es muy atractivo, pero por lo que mi alocada compañera dijo, creo que es mejor no pensar en él. Las historias entre chicas nuevas y chicos guapos, casi no termina bien.
- ¡Hola de nuevo!- dijo una voz a mi lado justo cuando estaba por pasar un camino lleno de árboles con hojas de colores - Summer ¿cierto?
- Su, estaría bien- que rayos...
- Entonces Su ¿le gustaría que la llevara a casa?- la forma en que Liam se expresaba era demasiado graciosa aveces.
- Supongo que después de 7 horas de conocernos ya puedo confiar en ti- sonreímos y el nuevamente bajo abrirme la puerta del auto.
Liam empezaba agradarme mucho. Jamás había conocido a ningún chico que aún mantuviera ese detalle de abrir la puerta a una mujer, creo que el era simplemente único y de otro planeta.
- Y ¿que te a parecido las clases?- cuestiono con su porte de chico lindo manejando aquella camioneta negra que parecía haber sido comprada hace apenas un día.
- Han sido muy buenas en realidad- él giro unos segundos su mirada.
- ¿en realidad? A caso no esperabas eso- me sonroje un poco ante la idea de que eso era cierto.
- Creo que sí lo pensaba- sonreímos - pero todo a quedado disipado.
- Eso me da gusto- me vio y sus ojos tenían un brillo muy inerte. Sus ojos estaban más claros de lo normal.
Baje la mirada y no llevaba su chamarra puesta como en la mañana. En su brazo derecho y justo en su muñeca, el tatuaje de unas olas se hacía presente. Tenía tres olas para ser clara y en cada una de ellas un destello de tinta azul fuerte se esparcía. Era un tatuaje muy peculiar
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