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-Obvio que si y eso quiere decir que voy a ser tu marido por un día.

La abraza y escuchan la risita de la niña.

-Tenemos que ensayar para que vean que somos una familia feliz, ¿o no, mi amor?

La cara de Irene es violeta y traga en seco al notar la mirada cómplice de Elena.

- ¿Por qué no vamos a comer? -Nerviosa. -Estoy que me muero de hambre.

Ricardo sonríe y besa su mejilla, embobado de lo hermosa que se ve así. Toma su mano y los tres salen del camerino. Van al restaurante de la zona y los tres se sientan mientras que esperan al mozo. Irene tiene tanta hambre que puede comerse cualquier cosa.

Cuando el mozo llego hasta su mesa, ella eligió comer pasta y la niña pidió una hamburguesa.

-Yo quiero lo mismo que la señora. -Dice el hombre.

El mozo también anota las bebidas y se aleja de la mesa. Irene observa al hombre que está cambiando su vida para mejor y no puede evitar sonreír, lo ve tan tierno y amoroso con su hija, tanto que su corazón latiera con fuerza, enamorándose de Ricardo más y más.

Una vez que terminan de almorzar, Ricardo paga la cuenta y toma la mano de Elena antes de salir del restaurante, la niña está agarrada de la pareja y caminan por la calle. Por suerte pueden caminar hasta el estudio sin ser vistos y Ricardo las acompaña hasta el camerino de Irene, dejando que ella se prepare para la siguiente escena. Le guiña el ojo antes de irse y la mujer le tira un beso sin ser vista por nadie.

Ricardo camina hasta su camerino y se tira hacia el sillón, sonriendo como un tonto enamorado, haría cualquier cosa por hacerla feliz a Irene y eso es lo que está haciendo. Nunca supo de la existencia de Elena, pero cuando la conoció, la niña se gano el corazón del hombre que suspira por su madre.

A pesar que ya estaba entregado a sus sentimientos, sabe que ya no puede escaparse porque la ama demasiado. Conocerla cada vez más y poder compartir momentos con Irene y su hija hizo que se diera cuenta que quiere ser parte de la vida de ellas. Estás semanas que pasaron fueron tan rápidas que todavía no entiende como paso todo, no obstante, Ricardo tiene que aprender que el amor va más allá del tiempo.

Más tarde, terminan con las escenas del día y los tres se acercan al coche para regresar a su hogar. La niña está de tan buen humor ahora que no paro de sonreír en todo el día. Irene es consciente de eso y no sabe cuanto agradece a Ricardo por haberle dado esa esperanza.

Los tres están en el auto y el hombre arranca el motor, llegaron más temprano de lo normal.

- ¿Quieres pasar a tomar algo?

-Si no molesto.

-Tenemos que ensayar para mañana. -Dice Elena.

Ricardo se ríe y da media vuelta para despeinar suavemente a la niña.

-Bueno entonces manos a la obra.

Salen del auto y la mujer abre la puerta antes de hacer pasar a Elena y a Ricardo. Una vez que entran, van a la cocina y prepara dos cafés para ellos y una chocolatada para Elena.

Ricardo y Elena están hablando de lo que van a hacer e Irene se ríe al escucharlos. La niña le dice sus gustos y que decir mañana en el jardín. El hombre empieza a repetir lo que escucho para no olvidarse de nada.

-Cumplís el 23 de septiembre y tu color favorito es el rosa, a los dos nos gusta mirar los dibujitos y salir al parque a jugar.

-Mi película favorita son Los Aristogatos.

Ricardo ayudo a Elena con su tarea ante la mirada atenta de Irene quien está tomando su café en silencio. Más tarde, la pareja se queda a solas cuando Elena va a su habitación. Irene está por despedir a Ricardo cuando este se pone de pie.

-No se como agradecerte todo lo que estás haciendo por Elena. -Poniéndose frente a él. -La ayudaste tanto y ahora se la ve tan contenta. -Sonríe. -Gracias Ricardo, gracias por estar siempre.

Ricardo toma sus manos y la sostiene con fuerza.

-No tienes que agradecerme cariño, todo lo que hice y hare por vos es porque te amo. -Sincero. -Lo hago porque nunca quiero verte a vos o a Elena sufrir. Estaré siempre que me necesiten.

Irene se le quedo mirando con una sonrisa al escuchar su confesión, lo único que pudo hacer en ese momento es acercarse a el y besar sus labios. Ricardo le respondió de inmediato y la recibe con sus fuertes brazos sobre su cintura, abrazándola con fuerza. El beso es apasionado y delicado, sus lenguas se tocan con suavidad y disfrutan tanto del beso que no se dan cuenta que Elena los está viendo.

A la niña le brillan los ojos al ver como se están besando, su boca está abierta y emite un sonido.


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