Irene empieza a vacilar, hasta está asustada con lo que podría decirle. ¿Y como no va a estar asustada? Si la frase "tenemos que hablar" es absolutamente devastadora.

-Claro...-Nerviosa. - ¿Por qué no te sientas?

Agarra una silla y la pone al frente para que se sentara.

-Gracias...

El lenguaje corporal de Ricardo es de una profunda ansiedad y miedo, siente un sudor frio recorriendo toda su espalda y sus ojos verdes la miran con temor, no obstante, no puede aguantar más, llego al límite de su resistencia.

- ¿De qué quieres hablar?

Irene quiere que hable de una vez por todas, aunque sea algo malo, quiere saberlo de inmediato y teme lo peor.

-No es fácil lo que tengo para decirte porque no quiero arruinar nuestra amistad, pero ya no aguanto más.

Toma su mano rápidamente y entrelaza sus dedos con los de ella, la respiración se le acaba a la mujer y sus ojos se hacen más grandes.

-Te quiero Irene Borges, te quiero desde que te conocí en está película y en todo este tiempo no hice nada más que morirme por vos.

Mientras, Federico termino con sus ensayos para la nueva obra de teatro que a protagonizar en unas semanas, ahora está conduciendo hasta la casa de su madre y se quedara todo el día con ella. Cruza todo capital hasta que llega a barrio norte y estaciona al frente de la casa, baja del auto y toma las llaves para abrir la puerta del departamento. Aprieta el botón para que baje el ascensor y espera unos minutos, las puertas se abren automáticamente y entra rápidamente, una vez que cierran, el ascensor sube hasta el quinto piso y sale, camina hasta la puerta C y busca la llave antes de colocarla en la cerradura.

Entra a la casa y sonríe al ver a su madre sentada en el sillón mientras mira la televisión.

-Hola mamá.

Juana sonríe al ver a su hijo y se levanta con la ayuda del bastón, Federico camina hacia ella y la abraza.

-Hola hijo, ¿Cómo te sientes?

-Y cómo se puede. -Suspira. -Al menos los ensayos me mantienen distraído. -Sonríe con tristeza.

Juana siente tanta lastima por el que le diría todo de Irene y Elena, si supiera esa verdad su vida seria otra y no oscura como ahora. Su vista va hacia Mara quien sale de la cocina y niega enseguida, al ver esa negativa, Juana baja la cabeza y Federico da media vuelta.

-No sabía que estabas aquí Mara.

Se acerca para darle un beso en la mejilla a su hermana. Mara sonríe un poco y observa con seriedad a su madre, diciéndole con la mirada a Juana que no diga nada.

Los ojos azules se quedan estáticos mirando al hombre que le está entregando el corazón.

- ¿Cómo que me quieres? -Confundida.

-No te quiero como un amigo, te quiero como un hombre. -Se toma unos segundos para volver a hablar. -Quiero formar parte de tu vida, ser tu compañero, no tienes idea de cuanto te quiero Irene.

La mujer está en silencio mientras procesa lo que está escuchando, Ricardo toma mal ese silencio y suspira.

-Pero puedo entender que no quieras, me voy a conformar con tu amistad, aunque me esté muriendo por dentro.

Ella espero que el la besara, pero no lo hizo, sabiendo que va a tener que tomar la iniciativa. Lo ve poniéndose de pie y ya no perdió más tiempo, lo frena en seco antes de que abriera la puerta, lo toma del brazo y cuando le da la vuelta, lo besa por sorpresa.

Ricardo lo toma por sorpresa su beso y siente que toca el cielo con las manos al sentir como se introduce la lengua en su boca. Cierra los ojos mientras se deja llevar y cubre el cuerpo de su amada con sus brazos. La besa despacio, dándose tiempo a disfrutar de sus dulces labios.