SALIDA
Al otro día, la primera que abrió que abrió los ojos fue Elena y se sorprendió al ver de nuevo a su madre, sonríe al ver a su madre cerca de ella y apoya la cabeza en su hombro, cierra los ojos y se dispuso a dormir un rato más.
Se hicieron las 10 de la mañana e Irene abre los ojos, bosteza suavemente y se estira, eso hizo que su hija se despertara y la mujer besa su cabeza.
-Buenos días mi amor.
Abraza suavemente a su hija antes de levantarse de la cama con ella y ambas caminan hasta el baño, se cepillan los dientes y se lavan el rostro.
Hacen la rutina de las mañanas, Irene prepara el café y la chocolatada, cuando tiene todo listo, le da su chocolatada y ella toma su café.
Desayunaron algo tarde, cerca de las 10.30 de la mañana y terminaron a las 11.
- ¿Podemos ir a la plaza mami?
-Como vos quieras amor mío. -Sonríe. -Pero primero vamos a ordenar tu habitación y guardar tus cosas para mañana.
La niña sonríe sintiéndose contenta y asiente.
Se quedaron ordenando la habitación de la niña y terminaron a la una de la tarde, en ese horario se dispuso a llevar a Elena a la plaza. Caminaron unas siete cuadras en llevar y la niña corre hasta la hamaca.
-No corras mi amor que te vas a caer.
Es tanta la euforia de la niña que quería ir a su juego favorito y se sentó en una de las hamacas que están libres. Irene llego unos minutos después y empezó a hamacarla, la niña se balancea con la ayuda de los pies y su madre deja que lo haga por si sola.
Está tan enfocada en su hija que ni se da cuenta que alguien la mira fijamente, reacciono cuando sintió una mano en su hombro. Da media vuelta y sus ojos se abren por la sorpresa y el pánico.
- ¿Irene?
A la mujer se le hizo imposible hablar, hace tantos años que no veía a Mara y no sabía como reaccionaria.
-Si Mara, soy yo. -Seria.
Ella se preparo para lo peor, pero, al contrario, Mara la quiere mucho y se alegro tanto de volver a verla.
- ¿Cómo estás?
-Bien...
Irene no sabia que contestar, más cuando escucho la voz de su hija.
-Mami. -Se para frente a ellas. ¿Puedo ir al tobogán?
La mujer cierra los ojos mientras trata de escapar de la mirada confundida de su ex cuñada.
-Anda, pero no te muevas de ahí.
-Si mami.
La niña se separa de las mujeres e Irene está asustada.
- ¿Es tu hija? -Confundida.
La madre traga saliva y asiente en silencio.
-Es mi sobrina.-Afirma.
Los ojos azules de la mujer están quietos, no sabe que contestar.
-Es tu sobrina...-Susurra. -Por favor no digas nada Mara... no quiero reproches, sabes muy bien porque lo hice, no quiero que mi niña sufra por Federico.
-Pero yo quiero tener contacto, su abuela también tiene derecho.
-Juana y vos pueden verla las veces que quieran, pero no van a decir nada. Federico no va a saberlo nunca porque no quiero que rechace a Elena.
-El está arrepentido, Irene. No tienes idea de las cosas que pasaron.
-No quiero saber nada. -La corta en seco.
Irene observa a su hija quien está en el tobogán y la llama en voz alta, Elena la escucha y corre hasta ella.
- ¿Si mami?
-Te quería presentar a tu tía Mara.
Toma la mano de su hija y hace que salude, Mara se agacha y abraza a su sobrina, cierra los ojos por un momento y sonríe. La noticia la sorprendió tanto y la hizo sentirse tan feliz.
Irene las observa y no puede alejar los nervios de su interior, no quiere que su bebé salga lastimada por culpa de Federico.
Mara se pone de pie y mira a su ex cuñada.
-Federico nunca lo sabrá Irene, puedes confiar en mí. Solo quiero formar parte de la vida de Elena y Juana se pondrá feliz cuando lo sepa.
-Me va a dar mucho gusto volver a verla. -Sonríe.
-Gracias Irene, en serio. Solo me gustaría que sepas tantas cosas, no tienes idea de todo lo que tuvo que soportar Federico...
-Basta Mara. -No quiere escuchar nada de el.-No quiero saber nada, lo único que me importa es Elena.
La mujer solo se limita a asentir y toma la mano de su bebé. Se limita a darle su número de celular a Mara y se despiden de ella. Irene estuvo en silencio en el camino a casa hasta que su hija hablo.
-Es muy linda mi tía.
-También es muy buena. -Tranquila. -Ya la vas a conocer mejor.
Irene cierra la puerta con llave y suspira mientras se sienta en el sillón, solo espera poder confiar plenamente en Mara.
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