NOVIOS
Irene esboza una sonrisa y se inclina para besar sus labios. Lo primero que siente al besar sus labios varoniles es su gusto a tabaco, le encanto al instante y empezó el combate de lenguas, se entrelazan mientras no dejan de besarse. El beso es tan apasionado que Ricardo siente como va perdiendo la cabeza. Se separan y apoyan sus frentes al mismo tiempo que recuperan el aire.
- ¿Eso es un sí? -Ilusionado.
-Quiero ser tu novia Ricardo, pero no quiero ser una pareja común y ahora borra esa cara de asustado.
Ambos se ríen y Ricardo la toma entre sus brazos, está tan feliz que su corazón no le cabe en el pecho. Besa su nariz con delicadeza y la mira con ternura.
-No lo puedo creer. -Emocionado. -La mujer que me encanta es mi novia.
Irene ladea la cabeza y apoya la cabeza en su hombro.
Se quedaron en silencio, disfrutando de estar cerca uno del otro y ella reacciona.
-Elena me está esperando.
-Lo sé. -Sonríe. -No quiero robarle el tiempo de estar con su mamá... ya quiero que sea el sábado para nuestra cita, ya tengo el lugar, espero que a la niña le guste.
-Cualquier lugar que tenga pelotero le va a encantar. -Animada y besa sus labios. -Ya me voy.
-Cuídate mucho.
-Vos también.
Sale del auto y cierra la puerta, Ricardo la observa y no se va hasta que ella entra, no puede borrar la sonrisa de su rostro y suspira lleno de amor. Enciende el motor y conduce hasta su casa. Se siente tan feliz, todavía no lo puede creer, pero ya es una realidad, la mujer que tanto ama acepto ser su novia. Una vez que llega a su casa, se tira al sillón y cierra los ojos con fuerza, recordando los besos de ella y apoya un dedo en sus labios, abre los ojos y mira al techo. Todavía no puede bajar de esa nube llena de felicidad en la que estuvo todo el día, siendo uno de los mejores de su vida.
Irene ya está en la casa y camina hasta la habitación de su hija, encuentra a la niñera con Elena y ella está jugando con la muñeca que le regalo Ricardo.
La mujer sonríe y la niña corre hacia su mamá.
-Mami. -Contenta.
-Hola mi amor.
Se agacha y la alza, la llena de besos en todas sus mejillas y ambas sonríen.
-Es muy linda la muñeca que me regalo Ricardo. -Feliz.
-Muy hermosa. -Le da otro beso en el cachete. - ¿Hiciste todas tus tareas?
-Si mami.
Irene observa a la niñera y está asiente. La chica se pone de pie y se despide de ambas, la mujer la acompaña hasta la puerta y madre e hija se quedan en el comedor.
- ¿Cómo te fue en el jardín, mi amor?
-Nos están enseñando a leer. ¿Quieres que te muestre?
-Por favor hermosa, quiero verte leer.
La niña corre hasta su habitación y agarra el cuento de Blancanieves. Se sienta al lado de su madre y lee en voz alta, cuando tiene un error, su madre le corrige y hace que Elena repita la oración donde se equivocó.
-Muy bien mi amor. -La felicita. - ¿Por qué no dibujamos antes de comer?
La niña asiente enérgicamente, ambas buscan papel y los lápices de colores. Se quedan en el comedor mientras se divierten con los dibujos y los pintan. Estuvieron así hasta las 8 e Irene empezó a hacer la cena, se dispuso a preparar una lasagna y a la niña se le hace agua la boca al oler ese aroma exquisito. Sirve la comida una vez que ya está hecha y comen acompañadas de los dibujos animados. Irene no puede pensar en otra cosa que no sea en Ricardo, ese pedido la dejo tan sorprendida pero su corazón está lleno de ilusiones.
Esboza una sonrisa al pensar en el beso del auto, todavía siente el sabor del cigarrillo y se muerde el labio.
Su corazón está empezando a cicatrizar de a poco gracias al amor de ese hombre.
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