Vuelve a agarrar el control y sube el volumen, tratando de asegurar si lo que escucho es real o su imaginación. Ve las fotos que sacaron los testigos que los vieron por la calle y sus ojos oscuros están abiertos por el impacto de ver a su Irene besando a otro hombre que no es el.

En un arrebato de locura, lanza el control hacia el televisor con fuerza y lo termina rompiendo, la pantalla se vea distorsionada. Los ojos oscuros del hombre están inyectados de rojo y se lleva las manos hacia la cabeza.

-Es mentira... todo está en mi cabeza. -Se golpea.

No quiere cometer una locura y agarra las llaves de su casa para irse, camina hacia la puerta y cuando la abre del otro lado está Sofia con un diario.

- ¿Qué mierda haces acá?

-Para mostrarte esto. -Sonríe.

Le avienta el diario a la dirección del pecho y el lo agarra en un segundo. Observa la primera plana y cierra los ojos, se siente tan atormentado por la noticia que tiene miedo de hacer algo que no quiere.

-No puede ser. -Se rompe.

-Mientras lloras por una cualquiera que lo único que hizo es usarte, hay una mujer que te quiere más que a nada. -Se acerca a Federico y este le sujeta las manos, ella puede ver el mal aspecto que tiene gracias al alcohol.

-Esa perra te está destruyendo...

-Estoy destrozado por tu culpa... por mi culpa. -Llora. - ¿Por qué te creí a vos? -Atormentado.

-Siempre tuve la facilidad de manipular a las personas. -Se ríe. -Y siempre termino obteniendo lo que quiero.

Sin esperarlo, Federico la toma del cuello y la lleva contra la pared.

-Lo único que puedo sentir por vos es odio, hija de puta. -Aprieta su cuello.

Sofia trata de sacárselo de encima y el aire se le está yendo.

-Te tendría que matar y poner fin a este maldito acoso.

Con las ultimas fuerzas, la mujer lo empuja lejos y se lleva las manos a su cuello después de alejarlo. Apenas puede hablar y lo mira con miedo, no lo piensa dos veces y sale de la casa, dejando a un Federico completamente loco de odio.

Mientras, Irene está en su descanso y Ricardo la está acompañando. Ella lo observa en silencio y aprieta su mano para que el hombre la mire.

- ¿Pasa algo mi amor?

Ella traga saliva y se sienta a horcajadas, su pareja la abraza con suavidad y le besa la punta de la nariz.

-Si estás con esa cara es porque algo te preocupa.

Irene lo mira con seriedad y asiente.

-No se como puedes reaccionar cuando lo sepas.

-Amor si no te sientes lista.

-Es que quiero que lo sepas ahora porque no quiero que haya secretos entre nosotros. -Baja la cabeza. -Es sobre Federico y yo.

Ricardo asiente en silencio y le da tiempo para que ella tome confianza al contarlo.

-Debes estar preguntándote porque nunca le dije a Federico sobre Elena. -Traga saliva. -Es que pasaron tantas cosas antes de enterarme de mi embarazo... -Susurra. -Fui tan feliz con él, nos estábamos casar, pero nunca pensé que mi mejor amiga me odiaba tanto, me drogo para que un hombre abusara de mí.

Sus ojos se llenan de lagrimas y no puede reprimir su llanto, las gotas caen por sus mejillas y se sorba la nariz. Ricardo está en shock por lo que está escuchando, no puede creer lo que fueron capaz de hacerle.

-Federico me encontró en la cama con mi abusador, en ese momento no recordaba nada y todavía no tengo recuerdos de lo que paso cuando me drogaron. -Desesperada. -Y después ver la decepción de Federico. -Se tapa la boca y solloza. -Me miraba con tanto odio.

Ricardo la abraza con fuerza, la consuela, pero por dentro está con tanta bronca por lo que le hicieron.

-Cuando me entere de la existencia de Elena estuve todo el embarazo pensando que podría ser de ese maldito, me sentía tan sucia. -Se cubre el rostro y luego lo mira. -Y en el momento que la sostuve en mis brazos... eran los ojos de Federico. -Sonríe entre lágrimas. -Dios santo casi me vuelvo loca.

-Ya paso mi amor, nadie te va a hacer mal. -Desesperado. -Nadie va a ser capaz de hacerte daño porque me tienes a mí.

A Irene le tiembla el labio y trata de respirar hondo.

- ¿Me sigues amando después de esto?

Ricardo sostiene su rostro con ambas manos y besa sus labios suavemente.

-Nada va a cambiar todo el amor que siento por vos, amor mío. -Llora con ella. -Te amo demasiado Irene, no tuviste la culpa de nada y los culpables tienen que pagar por lo que te hicieron.

Ella cierra los ojos y envuelve su cuello con fuerza, solamente se puede sentir segura es entre los brazos de Ricardo.