El resto de la semana se paso volando, quedando solamente dos semanas para la finalización de la película, cuya cinta los unió por completo.

El ansiado sábado llego al fin para la pareja y ambos se sienten ansiosos por su cita junto a Elena. En la semana decidieron esperar un poco y que la relación se afiance para decirle la verdad.

A la mañana del sábado, madre e hija desayunaron en calma y procedieron en ordenar la casa, Irene la ayudo con la habitación y terminaron con el comedor justo a las 11 de la mañana. La mujer dejo que la niña vea los dibujitos mientras ella revisa el guion para no olvidarse de nada.

Todo lo que queda de la mañana se pasa volando e Irene prepara pasta para el almuerzo, plato que Elena devora enseguida y abraza a su madre al encontrar la comida deliciosa, el cariño de su hija provoca la sonrisa de Irene y la abraza con fuerza.

El día se paso volando y Ricardo empezó a prepararse, se puso una camisa azul con unos jeans, peina su cabello oscuro hacia atrás y se pone un poco de perfume. Está tan ansioso que termino de arreglarse mucho antes y busco algo para entretenerse y calmar su mente.

Unos minutos antes, sale de la casa y lo primero que hace es ir a una florería, compra sus flores favoritas y le paga a la muchacha antes de ir a la casa de Irene. Llego con un tiempo de anticipación y se mira por el espejo retrovisor para asegurarse que está lindo para ella.

Camina hacia la puerta con las flores y toca el timbre, espera unos pocos segundos hasta que ve como Irene abre la puerta, encontrando a la mujer hermosa frente a el y sus ojos brillan con intensidad. Se queda mudo mientras la observa con una sonrisa y ella sonríe con timidez, Elena observa el contacto de miradas y abraza a Ricardo.

-Hola Ricardo.

-Hola princesa. -Se agacha y besa su mejilla.

Toma la mano de la niña y se pone de pie antes de darle las flores a Irene.

-Se lo mucho que te encantan los jazmines.

Irene lo mira y agarra el hermoso ramo, lo tomo tan encantador el presente y más que supiera cuales son sus flores favoritas.

-Gracias Ricardo.

Se acerca para besar su mejilla y el hombre cierra los ojos al sentir su perfume, adora tanto su aroma de mujer que se siente hechizado.

No pierden el tiempo y hace entrar a la niña, le abre la puerta a Irene y entra al auto. Enciende el motor y conduce hasta el restaurante.

Llegaron enseguida y un mozo los recibe.

-Una mesa al nombre de Ricardo de Mendoza.

-Ya los llevo a su mesa enseguida.

Los tres caminan hacia el patio trasero e Irene observa el lugar encantador, Ricardo le corre la silla a madre e hija, pero Elena está más ansiosa de ir al pelotero que quedarse con ellos.

- ¿Puedo ir a jugar mami?

-Si mi amor, pero no te muevas de ahí, iré a buscarte cuando este tu plato. ¿Qué quieres comer?

-Una hamburguesa.

-No hables con extraños.

Besa su frente y deja que la niña vaya al pelotero, Ricardo sonríe al ver a la niña corriendo y observa a Irene.

-Elena es increíble.

Irene sonríe y se toman de las manos.

-Eres una madre increíble, mi amor. Hiciste un excelente trabajo con la niña.

-Hice lo que pude, como cualquier madre.

-Como una madre única. -Sonríe.

Ricardo acaricia la piel de su mano y su sonrisa se extiende más.

-Me estoy muriendo por besarte, no se cuanto tiempo voy a resistir.

Ella se pone colorada y se acerca para besar su mejilla.

-Puedes conformarte con esto...-Sonríe. -Por ahora.

-Me gusta escuchar eso. -Susurra.

Lleva la mano de Irene a su boca y le guiña el ojo a su pareja.