Mientras, Sofia está pensando en su estrategia de ahora en adelante, tiene en la mano un vaso lleno de aperol y está apoyada en el sillón de su estudio.

Sofia es una sofisticada abogada con un buen status social, pero eso nunca le basto, siempre quiso más y lo que más deseaba es todo lo que tiene Irene, que es la fama, el afecto de la gente hacia ella. En un tiempo pensó que podría acabar con ese afecto cuando ideo ese plan en contra de Irene, sin embargo, termino siendo lo contrario, solamente se ganó el odio y desprecio de Federico, algo que todavía le sigue doliendo en el alma.

-Siempre tienes la suerte de salirte con la tuya maldita. -Se queja.

Suspira con dureza y se lleva el vaso hacia sus labios, bebiendo del contenido y cierra los ojos por un momento.

Abre los ojos unos minutos después y sabe que la vía más fácil para afectar a Irene es Elena, está decidida a ganarse la confianza de la niña y así dar el primer golpe en contra de esa mujer. Sofia está dispuesta a todo y en su cabeza apareció la respuesta a sus problemas.

- ¿Serás la hija de Federico? -Piensa en voz alta. -Aunque me pese, no estaría nada mal que seas su hija... eso resolvería algunas cosas.

Deja el vaso arriba de la mesa y se pone de pie.

-Al principio fue fácil ganarme un poco la confianza de esa niña, pero no me puedo confiar...-Camina en su estudio y junta las manos. -Tengo que ser más inteligente que Irene y asegurarme que nunca se de cuenta que voy detrás su hija.

Más tarde, la pareja vuelve a la casa con una caja de pizza de Guerrin, Elena está en el comedor con Liliana y sus ojitos se abren felices al verlos juntos.

-Ricardo. -Corre hacia él y lo abraza.

Irene se ríe y apoya las manos en sus caderas.

-Te quiere más a vos que a mí. -Bromea.

Ricardo alza a la niña y está niega rápidamente.

-A vos te amo mucho, mami. -Ricardo la inclina para que le de un beso en el cachete. Elena sonríe con ellos y Liliana es espectadora del momento tierno.

-Yo ya me retiro señorita Borges. Ahora que ya termino con su trabajo, sabe que cuando me necesite no dude en llamarme.

-Lo se Lili y te lo agradezco. -Agradecida. -El lunes empiezan las vacaciones de invierno y tendremos unos días de descanso. -Abre su cartera y saca su billetera. -Toma, esto es por el mes y dinero extra por haber cuidado tan bien de Elenita.

-No hace falta. -Sonríe.

-Me harías muy feliz si lo tomas.

-Esta bien, les deseo unas muy buenas vacaciones y adiós hermosa. -Mira a la niña.

-Gracias Lili.

Elena acompaña a Liliana hacia la puerta y la saluda. La mujer cierra la puerta una vez que la niñera se va y se acerca a ellos.

-Vamos a poner la mesa antes de comer.

Minutos después, Elena esta contando lo que hizo en el jardín durante el día mientras come su porción de pizza. La pareja sonríe suavemente al mismo tiempo que la niña no para de hablar al relatar su grupo de amigas.

Llego la medianoche y la cena acabo, Elena está durmiendo en su cama y la pareja está acostada en el sillón, la espalda de Irene está apoyada en el pecho de Ricardo mientras sus manos se entrelazan.

- ¿Piensas irte a algún lado?

-Todavía no lo sé... tenemos dos semanas asique unos días nos podemos ir.

Ricardo asiente y la abraza con suavidad antes de besar la curva de su cuello.

-Fue una noche hermosa cariño, la pase muy bien.

-Lo sé, mi amor. -Vuelve a besar su cuello y ella se acomoda para poder mirarlo. -Me gustaría mucho quedarme con vos.

- ¿Quién dijo que te quiero echar? -Se ríe.

Ricardo se ríe con ella y la llena de besos.