Ellos piden la comida y mientras esperan, Ricardo empieza a hablar, deseoso de conocer todo lo que no sabe de ella.

-Me gustaría conocer todo lo que Irene Borges no le cuenta a las cámaras.

- ¿Algo como qué? -Toma un poco de su vino.

-Cualquier cosa, se lo privada que sos con tu vida, apenas tuve la suerte de saber tus flores favoritas por tu entrevista que disté para un canal de Londres.

Ella alza las pestañas y sonríe suavemente.

- ¿Asique estuviste mirando algunas entrevistas?

-Todas las que están en internet. -Animado. -Quisiera conocer todo lo que la magnifica mujer tiene escondido en su interior.

- ¿Por dónde quieres empezar? Te diré todo lo que quieras.

- ¿Cuál es tu color favorito?

-El violeta. Que pregunta tan inocente. -Se ríe. - ¿Acaso quieres saber mi signo zodiacal? -Bromea.

-Capricornio, lo sé.

-Y vos sos piscis.

- ¿Cómo sabes eso?

-Yo también vi cosas tuyas, pero al menos lo se disimular muy bien.

Ricardo se ríe y se inclina hacia ella.

- ¿Estado civil? -Irene le pregunta.

-Divorciado. -Tranquilo. -Aunque ahora estoy en pareja con una mujer hermosa.

La mujer sonríe divertida y toma otro sorbo de su bebida.

-La paso tan bien cuando estoy con vos, mi amor. -Le confiesa.

-También yo. Lo que nunca pensé es que terminaríamos así...

-Yo soñaba con eso. -Acaricia su mano. -Aunque pensé que estaba soñando mucho y que seria imposible que te fijes en mí, pero aún así quise luchar por vos.

Las mejillas de Irene se ruborizan y se muerde los labios, estás sensaciones son tan nuevas en ella, todavía no se siente acostumbrada, pero le parecen tan hermosas.

El mozo se acerca a la mesa con la cena e Irene se puso de pie cuando Ricardo la detiene con ternura.

-La voy a buscar, mi amor. Ya regresamos.

Ella sonríe y se queda sentada, mirando al caballero que camina hasta el pelotero. En pocos minutos, el hombre mantiene a Elena entre sus brazos e Irene no puede dejar de sonreír al verlos así. Su niña tiene una sonrisa de oreja a oreja, se la ve tan feliz que el corazón de su madre late con fuerza.

La sienta en su silla y Ricardo regresa a su lugar.

- ¿Cómo la estás pasando, mi amor?

-Muy bien mami. -Animada. -Me hice amiga de una nena, Rita.

-Me alegra tanto, mi niña hermosa.

Acaricia el cabello rubio mientras la niña agarra su hamburguesa y empieza a comerla.

La cena transcurrió demasiado de prisa, apenas la niña termino con su plato está que se duerme. Bosteza suavemente y casi se duerme sentada.

-Creo que es mejor que nos vayamos. -Sonríe. -Elenita se está durmiendo.

Irene asiente estando de acuerdo, llaman al mozo para pedir la cuenta y su pareja nota que ella está sacando su tarjeta.

-Nada de eso.

- ¿Por qué?

-Te invite yo y yo lo voy a pagar.

-No me parece.

-Irene. -Susurra. -Deja que lo pague yo.

El mozo regresa con la cuenta y el hombre le da la tarjeta. Una vez que el mozo le devuelve la tarjeta, Irene alza a su hija y los tres salen del restaurante, Elena se duerme rápidamente en los brazos de su madre.

Ricardo le abre la puerta para que Irene entre al auto y lo hace con cuidado para no despertar a su hija. Después de unos minutos, llegan a la casa de la mujer y cuando salen del auto, Ricardo toma en brazos a Elena y la lleva hasta su cama. Irene le da un beso en la frente.

Salen de la habitación y caminan hasta el comedor. Se sientan en el sillón y se toman de las manos.

-Siento que querías quedarte un poco más en el restaurante. -Lo mira. -Lo siento mucho.

-No tienes que pedirme perdón, mi amor. -Sonríe. -Cualquier lugar que este con vos me basta y me sobra. Aunque allá no podía besarte.

Se inclina suavemente hacia ella y la besa suavemente, al sentir sus labios acariciando los suyos, Ricardo siente tantas sensaciones dentro de su cuerpo, la atrae más a su cuerpo, abrazándola con fuerza. Ese beso hizo que ambos perdieran la cabeza, desnudándose rápidamente, pero Ricardo la volvería loca despacio.