CAMA
La pareja está acostada en la cama, manteniéndose despiertos mientras se miran en silencio, Ricardo acaricia con suavidad las mejillas enrojecidas de Irene y se inclina un poco para besarla. Se mueve en la cama para salir de ella.
-Ya regreso.
Lo mira asentir y camina hasta el baño, donde se encierra y aprovecha para limpiarse. Al terminar, se mira en el espejo y se ríe al ver lo desprolija que se encuentra. Su maquillaje está corrido y su cabello rubio está despeinado, suspira tranquila y no puede borrar la sonrisa de su rostro.
Irene se siente tan feliz, nunca había compartido un momento tan mágico como este, la entrega fue total entre ellos y eso la emociono por completo a la mujer. Ella se entrego a Ricardo sin reservas, confiando en el y no le fallo, se sintió amada y en su cuerpo hay rastros de su amor. Lo más importante es que se sintió segura, cuando alguna vez pensó que nunca confiaría en ningún hombre después de lo sucedido.
Ahora Ricardo dejo una huella profunda en la mujer y sabe que no podrá borrarla.
Su mirada está tan perdida que no se dio cuenta que Ricardo está detrás de ella, observándola en silencio, verla desnuda es como deslumbrar una obra de arte, se quedo mirando sus curvas y su hermoso trasero, su cabello rubio que parece oro. La envuelve con sus fuertes brazos y apoya el mentón en su hombro, eso hace que la mujer vuelva a la realidad y lo observa desde el espejo.
- ¿En qué piensas, mi amor?
-En lo feliz que me siento.
Ella se deja proteger y embriagándose al sentir su calidez. Ambos se encuentran desnudos y pueden sentir su piel. Ricardo le da la media vuelta y se miran a los ojos, toma el rostro de su amada entre sus manos y la mira con ternura.
-Yo también estoy feliz, amor. -Sonríe. -Todavía creo que estoy soñando.
Besa la punta de su nariz con ternura y la mira emocionado. Adora con toda el alma besarle la punta de la nariz, al igual que sus labios.
-Gracias por este momento Irene... te quiero.
-Me hiciste tan feliz Ricardo... hiciste que me sienta segura. -Feliz. -Te estoy empezando a querer, pero ese sentimiento no me asusta, me está empezando a gustar.
La pareja sonríe sintiéndose en el paraíso, el hombre la besa con suavidad y a medida que sus lenguas se entrelazan, el beso se vuelve más osado, siendo incapaces de separarse. Ricardo la abraza con fuerza, manteniéndola cerca de su cuerpo, sintiendo los latidos rápidos de Irene.
Ella por primera vez se siente segura con un hombre, Ricardo fue el único que pudo sacarla de su caja de cristal.
Al otro día, la pareja está durmiendo abrazada, apenas son las 9 de la mañana y se despierta de golpe al sentir que alguien golpea la puerta.
-Mami.
La niña intenta abrir la puerta, no obstante, está cerrada, los ojos azules de la mujer se abren debido a los nervios que empezó a sentir. Observa a Ricardo quien también está asustado.
-Debajo de la cama. -Habla en voz baja.
Su novio asiente y se apura para ponerse debajo de la cama. Ella se pone de pie y busca su camisón.
-Mami. -Está vez la escucha asustada.
-Ya voy, mi amor.
Termina de ponerse el camisón y le abre la puerta. La niña la abraza con fuerza y está la recibe con los brazos abiertos.
- ¿Qué paso mi amor?
-Soñé que me separaban de vos. -Triste.
-Ay mi amor, es solo una pesadilla. -La alza. -Estoy acá y no me voy a ir a ningún lado.
Elena asiente y la abraza con fuerza. Irene acaricia su cabello suave y le sonríe.
- ¿Por qué no vas a cepillarte los dientes, mi vida? Yo voy a estar preparando el desayuno.
-Si mami.
Su madre la deja sobre el suelo y corre hasta su baño. Irene suspira aliviada y saca a Ricardo debajo de la cama.
-Tienes que irte. -Asustada y se lleva una mano hacia su frente. -Encima está nuestra ropa tirada en el comedor. -Entra en pánico.
-No te preocupes mi amor, vamos ya.
Ella asiente y salen de la habitación enseguida. Mientras el hombre se cambia, la mujer vigila que Elena no saliera del baño. Ricardo termina de cambiarse y recoge la ropa de Irene.
-Ya está.
Lo agarra y suspira.
-Es una lastima que tengas que irte. -Triste. -Pero mañana nos vemos.
-Lo se mi amor. -Sonríe y la besa. -Cuídate mucho y mándale mis saludos a Elena.
Ella sonríe y le abre la puerta.
-Te quiero. -Vuelve a darle otro beso y se va.
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