diecisiete🍒
En clase de historia me encuentro pensando en la audacia que poseo cuando estoy cerca de Luke, no tengo pudor alguno cuando se trata de querer conquistarle y honestamente, no sé si eso es correcto, pero no me interesa tanto si no lo es. Mi abuela me regañaría, diciendo que una señorita no debe comportarse de esa manera, que hay que ser coquetas con sutileza, sonrío de tan sólo imaginar la expresión de mi abuela al saber que me gusta un chico mayor.
—Davis, ¿Estás prestando atención? —despego la mirada de la ventana para dirigirla a la profesora y asiento rápido—. Más atenta, esto es tema de examen.
Vuelvo a asentir, pero no le presto atención porque de nuevo mi mente no deja de maquinar en ideas para hacer que Luke corresponda mis sentimientos de vuelta. Si soy sincera, sigo bastante sorprendida ante el hecho de que él me haya hablado normalmente al día siguiente cuando me decidí a besarle, estaba tan asustada que me ignorara.
Y hoy, mientras acariciaba a su nueva perra, pude percibir cómo él me observaba con una sonrisa en el rostro. Quiero creer que le atraigo aunque sea un poquito, que piensa que soy bonita, pero sé que eso de nada sirve cuando a Luke no le agrada la idea de que yo sea menor. Sé que piensa que soy una niña, pero no sé cómo aun, pero yo, Ophelia Davis, le mostraré lo contrario.
A la hora de descanso, me encuentro en la cafetería observando cómo Seth no para de beber su botella de Coca cola hasta que se acaba lo último. Karla está hurgando los fideos que su mamá le alistó.
—Ugh, tiene salsa de soya, ¿Quieres? —habla ella, Seth asiente.
Yo decido darle un mordisco a mi sándwich que compré, pero no sabe tan bien, así que solamente le doy otros dos más y lo hago a un lado.
—Karla, si a ti te gusta alguien y ese alguien lo sabe, ¿Crees que es buena idea acercarte más? —suelto de la nada, lo que hace que Seth me vea con el ceño fruncido y Karla con una expresión emocionada.
— ¿Quién te gusta? Dime en qué salón está y en menos de una semana ya serán novios —habla rápidamente, niego a su misma velocidad y alzo mis manos para hacer que baje la voz.
—No estudia acá —me limito a decir—. ¿Sería buena idea o no?
—Si ese chico ya sabe, lo más probable es que espera a que hagas tu siguiente movimiento —para mi sorpresa, el que dice eso es Seth.
—Mi siguiente movimiento —susurro para mí misma y tomo mis cosas de la mesa, dejándole mi sándwich a medio terminar a Seth, Karla me ve confundida.
— ¿Adónde vas?
—Repentinamente me duele demasiado el estómago y tengo que ir a enfermería —contesto con una sonrisa. Ellos captan mi intención y siguen con lo suyo.
Camino rápido por el pasillo, directo a la sala de enfermería, antes de entrar pongo una cara de aflicción y entonces abro la puerta, encontrándome con la señorita Gibs, quien al verme se levanta de su silla.
— ¿Querida, estás bien?
—No, creo que comí algo que me hizo mal, no aguanto el dolor de estómago —respondo con una mano sobre mi panza y una posición encorvada.
—Oh, déjame buscar una pastilla para el dolor —me dice y maldigo internamente mientras le veo rebuscar en sus estantes. Suelto un quejido ruidoso.
— ¿Puede llamar a mi padre? En serio duele demasiado —le interrumpo de su laborosa búsqueda, ella se gira para verme y al notar mi cara de sufrimiento asiente, dirigiéndose a su mesa para tomar el teléfono.
Con una sonrisita en mis labios (porque ella está de espaldas y no puede verme) le doy el número. Solamente le ruego a Dios para que todo salga bien.
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