dieciocho🍒
— ¿Tu padre? ¿En serio?
Reprimo mi sonrisa culposa antes las primeras palabras que me dice Luke al salir de su auto en el estacionamiento de la escuela. Me encojo de hombros y camino dudosa hasta donde él, quien se ha apoyado en su carro, de brazos cruzados.
—Lo lamento —digo y hago un puchero, a lo que él pone sus ojos en blanco. Quizá me pasé al darle el número de Luke (que me dio el día de mi cortada por si pasaba otra emergencia) a la enfermera para que me viniese a traer.
—Ophelia, cuando me llamaron avisando que mi supuesta hija estaba enferma jamás había estado tan confundido en mi vida, ojalá hubieses visto mi rostro —me dice, negando divertido—. Agradece que te seguí el juego.
— ¡Lo sé! Tenía miedo que dijeras que no eras mi padre.
—Y ciertamente no lo soy —indica con ambas cejas alzadas.
—Gracias a Dios —continúo con una sonrisa coqueta. Luke aprieta sus labios y vuelve a negar.
—A todo esto —comienza diciendo, abriendo la puerta de su auto, voy deprisa hacia el otro lado para subir también—. ¿Por qué hiciste eso? —suelta su pregunta una vez ambos estamos dentro del carro. Me encojo de hombros y fijo mi mirada en la guantera. Ah, no había pensado en lo que pasaría después—. Ophelia.
Cierro mis ojos con fuerza, como si eso fuese lo necesario para esfumarme, pero obviamente que eso no pasa porque sigo bajo la mirada inquisitiva del rubio bonito. Así como destacaba mi audacia al hacer ciertas cosas, también tengo que destacar mi falta de pensar bien las cosas.
— ¿Honestamente?
—Sería lo mejor.
Volteo a ver a Luke y su expresión con demanda me hace hacer un mohín quejumbroso.
—Te vas a enojar.
—Claro que no, solamente quiero saber por qué me hiciste venir a traerte, está justificada mi curiosidad —argumenta y paso mi mano vendada debajo de mi barbilla, con cuidado; hago una mueca como si estuviera pensando algo importante y eso le hace reír.
—Bueno, está bien, por lo que veo no piensas conducir hasta que te diga —me quejo, fijando mi mirada en algunos autos que están cerca en el parqueo y mantengo mi vista lejos mientras hablo—. Es mi siguiente movimiento.
¿Por qué dije eso? No lo sé.
— ¿Tu siguiente movimiento? —Cuestiona con una mueca de confusión—. Ophelia, a veces no logro seguirte.
—No tiene que hacerlo, nosotros estamos bien así —asiento y chisto mis dientes tratando de hacer otro sonido en el silencio que se ha hecho.
Abro mi mochila, rebusco en el interior por mis nuevas gafas rojas, son delgadas y el cristal rojo tiene forma de óvalo. Me las coloco para evitar cualquier contacto visual con Luke. Sé que la he cagado al decir “nosotros”.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro