diecinueve🍒
— ¿Estás molesto? —me atrevo a preguntar con tono de voz bajo y dudoso. Hemos llegado a nuestras casas, pero aun no hemos salido del vehículo. Observo cómo Luke tiene sus manos sobre el volante, la mirada perdida al otro lado de la calle. Está molesto—. Lo lamento, sí. Perdón si te hice perder el tiempo por una estupidez mía, no lo pensé bien, en serio, lo siento.
Espero a que sus ojos me vean, pero no lo hace, así que me desplomo en el asiento. Me quito las gafas y las coloco sobre mi cabeza.
—No estoy molesto por eso.
No quería creer que realmente estuviese molesto, pero ahora que lo ha afirmado me hace sentir algo mal.
—Entonces perdón por lo que sea.
—Ophelia, ¿Qué pretendes?
— ¿Uh?
Sé que mi rostro muestra una mueca de contrariedad máxima y no hago nada para disminuirla. No sé qué decir, mi audacia se ha escondido debajo de una roca.
—No soy un tipo pretencioso que le restriega a los demás que sabe de más, pero sé muy bien tus intenciones para conquistarme y me enoja que, aunque yo las sepa a la perfección, te siga la jodida corriente.
Oh.
Le escucho tomar una bocanada de aire, pasarse una de las manos por su cabello ruloso y dejar salir todo a la vez que apoya su cabeza en el cabecero. Me siento mal.
—Perdón —vuelvo a decir, siento un nudo en la garganta y me obligo a tragarlo.
—No te disculpes, el del problema soy yo.
— ¿El del problema? ¿Crees que corresponderme es un problema?
—Sí.
— ¿Te gusto? Luke, dime la verdad.
—No, no eres mi tipo.
Me muerdo la lengua para contener el llanto, pero me coloco mis gafas nuevamente cuando siento mis ojos arder. No puedo evitarlo, pero un sollozo se escapa de mí, provocando que Luke vuelva a verme curioso.
— ¿Estás llorando? Ophelia...
Aferro mi mochila más a mí y abro la puerta rápidamente. Corro hacia mi casa, a mis espaldas le oigo cerrar la puerta de su auto, seguido del sonido del seguro, me apresuro a sacar mis llaves, pero el hecho de que solamente cuento con una mano sana se me hace difícil.
— ¡Ophelia! Perdóname, no quise decir eso —espeta, llegando a mi lado.
Ya he abierto la puerta, pero cuando quiero entrar, Luke me lo impide.
—Vete.
—No quise decir eso —me vuelve a decir, esta vez con un tono de voz dulce, le veo a través de mis gafas y ojos llorosos y frunzo el ceño—. Eres preciosa, perdón.
—Mientes —susurro entre dientes y le empujo para ingresar a casa, ni siquiera me importa que él también entre. Oigo cómo cierra la puerta y viene detrás de mí—. ¡Quizás seas 7 años mayor que yo, pero eres más tonto!
—Lo sé, Ophelia, ya no llores —pide, camina hasta donde estoy, apoyada en la baranda de las escalares, en el primer escalón, Luke se pone enfrente de mí y aún así sigue siendo un poco más alto.
Quita mis gafas para ponerlas sobre mi cabello y cierro mis ojos al sentir el tibio tacto de sus manos acunar mi rostro, sus pulgares dejando caricias en mis mejillas humedas.
—Me gustas mucho —le digo en un susurro, aun con mis ojos cerrados.
—Lo sé —su voz también a disminuido, siento cómo limpia el resto de lágrimas debajo de mis ojos para luego pasar su pulgar por toda esa trayectoria hasta las cominuras de mis labios. Me obligo a abrir mis ojos perezosamente y quizá mi audacia regresó porque le plasmo un suave beso en el dedo a la vez que mi mirada no se despega de la suya—. Ophelia —dice mi nombre en advertencia, pero le doy otro más antes de parar.
Mis mejillas arden y mi corazón late con fuerza. Luke no quita sus ojos de mí, parece analizar cada centímetro de mi rostro, pero me siento cómoda con eso.
—Perdón por hacerte llorar, mentí, quizás sí seas mi tipo.
Acurruco un lado de mi rostro en su palma.
—Entonces bésame.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro