cuarenta y siete🍒
Mamá se ha ido al trabajo, me dejó desayunando en el cocina, se despidió de mí con un beso en la frente, pero no respondí o le dije algo de vuelta, es más que obvio para ella que estoy molesta por lo que hizo ayer en la noche.
Había intentado ir con ella, pero me detuvo, diciendo que eso era entre Luke y ella. Jamás había temido tanto en mi vida. Es el momento y sigo sin saber qué pasó en casa de Luke, mamá no quiso decirme nada cuando regresó, lo único que sé es que se tardó demasiado tiempo para mi gusto y cuando volvió solo me vio seria para luego dirigirse a su habitación.
Mi cabeza ha estado dando vueltas, pensando en los distintos escenarios que pudieron suceder, las diferentes conversaciones, explicaciones o amenazas con ida a prisión, por muy tonto que suene, estaba esperando que una patrulla se presentara en cualquier momento, pero eso no ha sucedido por lo que me supongo que todo quedó tranquilo. Tampoco es como que Luke haya querido decirme algo, intenté hablar con él, pero me dijo que luego hablábamos, ¿Luego cuándo?
Voy hacia mi habitación para quitarme el uniforme, no pienso ir a la escuela de nuevo, no cuando hay cosas más importantes como saber qué rayos pasó. Agarro mi Hoodie negra y me la coloco con solo mi sostén abajo, halo las medias azules y me deshago de la falda para ponerme un short y mis Vans. Reviso mi celular, pero no hay nada de Luke. Detesto que lo nuestro se vea en un ciclo que se repite una y otra vez.
—Ábreme la puerta trasera de tu patio ahora y no me digas que no, estoy demasiado impaciente e inquieta —espeto decidida, presionando mi celular a mi oreja, al otro lado de la línea escucho un largo suspiro.
—Bien, bien, ya voy.
Cuelgo y voy deprisa hacia afuera. Se me había ocurrido cruzarme a casa de Luke por acá antes, pero las cercas que separan nuestros patios traseros son lo suficientemente altas como para saltarlas así por así, pero ahora no me importaba.
Veo alrededor, buscando en qué pararme para que se me sea fácil cruzarme, mis ojos caen en el bote de basura, con mala gana lo arrastro hasta la cerca, pero sigue siendo alto para apoyarme, por lo que agarro un banco y lo ocupo como escalera para ponerme sobre el bote de basura. Sé que es una locura, pero no me queda otra que saltar hacia el otro lado y caer en cuclillas.
— ¿Qué diablos? Ophelia, ¿estás demente? —escucho gritar en un susurro a Luke, quien está en la puerta. Me levanto del césped, sacudo la tierra que se me adhirió a mi ropa y acomodo mi cabello—. Pude ayudarte a cruzar.
—Ya está, vamos adentro antes de que alguien de forma mágica se dé cuenta que estoy acá.
— ¿A qué te refieres?
—Ah, ¿No te lo mencionó mi mamá? —cuestiono con ambas cejas alzadas y cruzada de brazos. Ambos entramos a su casa rápido y me giro para encararle—. Todo esto es culpa del Sr. Peter, él le fue con el chisme de que habías estado en mi casa ayer.
El rostro de Luke se llena de enojo, su ceño se frunce con confusión y niega, anonadado.
—Ese viejo de mierda —musita, se deja apoyar en la pared, sus ojos van a los míos y ve mi ropa—. Espera, ¿No deberías estar en la escuela?
—No fui.
— ¿Por qué no?
—Porque no quería, estoy demasiado ansiosa, necesito saber de qué hablaron mi mamá y tú, ¿Qué fue lo que te dijo? —suelto con aflicción.
Luke respira fuerte, ha apartado la mirada, parece pensar qué decirme, pero solo se encoje de hombros. Me acerco a él, coloco mis manos sobre sus hombros, alzo la mirada, buscando la suya y luego de unos segundos él voltea a verme, luce cansado, como si no hubiese dormido en toda la noche, no le culpo, tampoco pude dormir.
— ¿Te amenazó con llamar a la policía?
—No exactamente —responde, sus ojos no se despegan de los míos—. No dijo esas palabras, pero insinuó que si algo pasaba entre los dos estaban las leyes y las condenas a mis actos.
—No lo permitiría.
—No podrías hacer nada al respecto.
Deslizo mis manos por sus brazos hasta dejarlas caer hacia las suyas para entrelazarlas. Nuestros dedos se envuelven con presión y tengo la necesidad de plantar un beso en sus nudillos, así que no dudo en hacerlo. Los ojos de Luke me observan con dolor, así que acorto la distancia y hundo mi rostro en su camisa, envolviendo mis brazos alrededor suyo, no queriendo dejarle ir.
—No quiero perderte —susurro tan bajito que temo que no me escuche, pero lo hace porque ejerce más fuerza sobre su agarre. Puedo sentir el latido del corazón de Luke sobre su pecho y su respiración suave. Separo mi rostro hacia atrás para verle y me le encuentro con los ojos cerrados, me alzo hasta chocar mis labios con los suyos, el tacto se siente tibio y me alegra que él no me aparte de su lado. Muevo mi boca, profundizando más el gesto, Luke me sigue, coloca sus manos a ambos lados en mi cabello y nos separamos, viéndonos a los ojos.
—Ay, Ophelia —murmura con abatimiento, deja un suave beso sobre mis labios, luego otro en mi mejilla para después abrazarme con fuerza. Aspiro el olor en su camisa y cuello, restriego mi nariz con delicadeza, con temor de que esto se acabe pronto.
—Quiero perder mi virginidad contigo —mascullo, aun con mi rostro escondido, mi corazón latiendo con potencia.
Luke no dice nada, se ha quedado quieto, su respiración se hizo pesada y su agarre se ha aflojado. Quizá he arruinado el momento, pero soy honesta, tenía que decírselo, quería que él lo supiera, quiero que sepa que es el único, no habría otro como él en un futuro.
—No puedo hacer eso, Ophelia.
—No, no, Luke, no lo entiendes —musito apartándome de él, Luke deja caer sus manos a ambos lados de su cuerpo, con postura derrochada, quiero decir algo más, pero al ver su expresión me rindo—. Tienes que ser tú, no quiero a otro.
—Ophelia —implora con pesar—. Me estás matando, sabes que no podemos, tu madre vino ayer a hablar conmigo, si alguien se enterara… Dios. No lo estás pensando bien, te vas a arrepentir…
— ¿Recuerdas cuando me dijiste que yo no te amaba, que creía hacerlo, pero no lo hacía en realidad? —Pregunto de repente, Luke asiente, no sabiendo a dónde me quiero dirigir—. Por un instante lo creí también, creía que tal vez estaba exagerando mis sentimientos, sé que quizás pienses cómo una chica de 16 años pueda saber qué es estar enamorada, sí, soy joven, pero eso no significa que no sienta o no reconozca lo que siento, así que no vuelvas a negar o descartar mis emociones, no tienes ese derecho.
—Lo siento, tienes razón —acepta cabizbajo, se ha cruzado de brazos, aprieta sus labios en una fina línea con lástima y me queda viendo con angustia—. Aun así no podemos, Ophelia, ¿Puedes comprenderlo? Por favor.
No quiero admitir que sus palabras me golpean, pero sé que es lo más correcto. Nos quedamos viendo en silencio y mientras observo esos ojos azules cristalinos que amenazan con expulsar lágrimas, sé que ya no hay nada más que decirle y si lo hubiese; jamás se terminaría este ciclo.
Respiro hondo y alzo mi barbilla, recobrando valor.
—No ahora.
Prometo y no dejo que él diga algo porque me dirijo a la puerta trasera para irme, mis ojos arden y no aguantaría que me observara llorar. Cuando estoy en su jardín trasero, no sé cómo cruzarme hacia el mío, espero que Luke no salga mientras coloco una silla para apoyarme y pararme en mi bote de basura al otro lado. A mis espaldas escucho mi nombre y antes de saltar a mi patio, volteo a ver a Luke, quien está bajo el marco de su puerta.
—No ahora.
Repite mis palabras de la misma forma, no quiero romper nuestro contacto visual, pero me fuerzo a hacerlo, no sin antes asentir hacia su dirección, luego bajo a mi patio, yendo directo al interior del vacío de mi casa, con aquella promesa floja rondando en el ambiente.
Me aferro a la promesa mientras regreso a mi habitación y me siento en el borde de mi cama, con una sensación de abatimiento golpeándome y dejando que mis mejillas se empapen con mis lágrimas. No es sobre si alguna vez me llegaré a acostar con Luke o si luego nos besaremos a como acostumbrábamos, sino sobre el hecho de que hasta acá hemos llegado, ninguno de los dos lo dijimos, pero éramos conscientes de que nos estábamos despidiendo con ese beso. El no ahora era una pausa, una pausa que no sé cuándo se retomará o si siquiera continuará, pero por ahora decido creer en nuestra promesa, sin importar si alguna vez se irá a cumplir el estar los dos juntos; algo que parecía casi imposible de suceder ahora.
No era el fin, pero sí una pausa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro