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─ chapter twenty-one

UNA RISA ESCAPÓ DE LOS LABIOS DE GIANNA mientras veía en su teléfono uno de los tantos vivos que los jugadores estaban haciendo mostrando el festejo de todo el equipo. Hacía un par de horas que el partido había finalizado, y que se habían despedido de Julián y Paulo, y del resto de los jugadores, ya que ellos iban a irse de Qatar unas horas más tarde para seguir festejando y recorrer la ciudad para todos los fanáticos que esperaban por ellos. Mientras que las familias iban a regresar antes en otros aviones aparte para esperar por ellos en el predio de Ezeiza.

Su teléfono no dejaba de sonar, recibiendo numerosas menciones en sus distintas redes sociales, gente que la mencionaba en fotos o videos de lo que había sido el festejo en la cancha donde se la veía con Julián y Allegra, hablando de lo lindos que se veían juntos, de que estaban usando su camiseta y muchas cosas más. Pero también recibía menciones en fotos o videos de lo que era el festejo en los vestuarios en las que aparecían Julián y Paulo juntos, cagándose de risa y saltando con los demás.

La escritora ya tenía todo preparado, había dejado armadas sus valijas y la de Allegra, había preparado todo lo necesario para que la nena viajara tranquila, y estaban esperando con Oriana a que pasaran a buscarlas para irse al aeropuerto. Y mientras tanto, Gianna aprovechaba a mirar los vivos que los jugadores hacían, completamente tentada al ver a los jugadores en pedo, cantando y saltando sin parar un segundo.

Una vez que los jugadores habían llegado al complejo en la Universidad de Qatar, Julián le había escrito para hacer una última videollamada antes de que estuvieran en el avión y Gianna no tuviera señal, y antes de que él estuviera completamente en pedo. La cordobesa estaba muerta con lo lindo que Julián se veía todo despeinado, con la camiseta de campeones del mundo y sus cachetes completamente rojos, no solo por todo lo que había estado tomando con los demás jugadores en los vestuarios, sino también por todo lo que había estado saltando y gritando.

Con Allegra se habían despedido de él, diciéndole al jugador que lo esperaban en Argentina, y él diciendo las ganas que tenía ya de estar ahí para abrazarlas otra vez.

— Dios mío, el pedo que tienen estos dos. —murmuró Gianna viendo el vivo de Enzo, donde aparecían su hermano y Julián saltando abrazados al Cuti, Lisandro y Nahuel, gritando canciones de cancha contra los franceses, completamente cagados de risa.

— Un saludito para la gente, a ver. —decía Enzo mientras los grababa, los jugadores agitando sus manos mientras sonreían.

— ¡Dale, Juliii! —gritó Paulo, haciendo el festejo de Julián con sus manos al igual que el jugador del City, como si se tiraran telarañas entre ellos— ¡Eso cuñaaa! ¡Mueva, mueva, mueva!

Si quedaba alguna duda sobre lo que había entre Julián y Gianna, con esa simples palabras Paulo se había encargado de disiparla. La chica soltó un suspiro aliviado al ver las reacciones de la gente en el chat del vivo, felicitando al jugador de Calchín por su relación, algunos diciendo que ya amaban la pareja y otros jodiendo a Paulo por exponerlos de esa forma.

— Ori, ahí me avisó Rafa que están llegando ya, que en menos de cinco minutos están acá. —le avisó a su cuñada mirando la pantalla de su teléfono y viendo el mensaje del mayor de los hermanos Álvarez, cerrando el vivo de Enzo, donde lo último que vio fue a Paulo tomando de una botella mientras los demás le hacían porras gritando "¡Fondo blanco! ¡Fondo blanco!".

— Vamos agarrando las cosas entonces, ¿A Allegra la llevas vos?

Gianna asintió, acercándose a la nena para alzarla a upa con sus peluches— ¿Tenes sueño, hija? —Allegra negó con su cabeza, sus ojos bien abiertos mientras miraba los dibujitos en la tele hasta que Oriana la apagó junto con las demás luces— Bueno, mejor así después te dormís tranquila en el avión.

En ese momento, se escuchó un golpe en la puerta, y cuando Oriana la abrió del otro lado se encontraba Rafael, que había subido para ayudarlas a llevar las valijas hacia el micro donde se encontraban los demás familiares.

— ¿Ya tienen todo? ¿No se olvidan nada? —cuestionó el cordobés tomando las dos valijas de Gianna mientras ella agarraba la de Allegra y Oriana llevaba las suyas.

— Ya está todo, creo que controlé todo como seis veces por miedo a olvidarnos algo. —murmuró Gianna provocando que él riera.

El quilombo que había en el interior del micro era tremendo, y Gianna se felicitó a sí misma por haber dejado a mano los auriculares de Allegra, colocándoselos luego de tomar asiento junto a su cuñada. Delante de ellas iban Valentina y Olivia, y en la fila de la derecha la familia Álvarez, que cantaban junto a los demás continuando con el festejo del triunfo argentino.

MUCHAAAACHOS, YA GANAMO' LA TERCERA, YA SOMO' CAMPEÓN MUNDIAL.

Para cuando los jugadores de la Scaloneta habían llegado al predio de Ezeiza eran ya alrededor de las tres de la mañana del veinte de diciembre, y las familias habían llegado al mismo unas tres horas atrás, teniendo tiempo de acomodarse en las habitaciones que se les había brindado a aquellos que iban a quedarse ahí para esperar a los jugadores, mientras que los demás ya habían emprendido viaje de vuelta a sus hogares.

Gianna sonrió viendo como el micro con los jugadores terminaba de ingresar al predio, sacando fotos con su teléfono y grabando toda la secuencia mientras de fondo podía oírse a la Mosca cantando "Muchachos" acompañada por los gritos eufóricos de la gente que había ido a darles la bienvenida a los jugadores a pesar de la hora que era.

Por las caras de los jugadores se notaba que no habían podido casi ni dormir durante el viaje de regreso, nada demasiado diferente a lo que había ocurrido con los vuelos de los familiares que con suerte habían descansado unas cinco o seis horas. La cordobesa observó como los jugadores comenzaban a descender del micro, bajo los gritos de la gente que había quedado del otro lado de la reja, y que podían verlos desde ahí. Paulo fue uno de los primeros en descender, encontrándola a ella y a Oriana rápidamente entre el tumulto de familiares, atrapándolas en un fuerte abrazo sin poder dejar de sonreír por un segundo.

Y fue luego Julián el que escaneó el lugar, buscándola solo a ella porque sabía que su familia había ido directamente desde el aeropuerto a Córdoba para comenzar con la organización de sus festejos en su pueblo natal. Cuando sus ojos finalmente se cruzaron con los de Gianna, Julián sonrió de forma radiante, pidiendo permiso hasta que finalmente llegó a ella, abrazándola con fuerza mientras dejaba numerosos besos en su cabeza con dulzura.

— ¿Y Allegra? —fue lo primero que preguntó al ver que faltaba ella.

— Está dormida, en el avión no durmió casi nada. —explicó la chica disfrutando de ser abrazada por él— Nos dieron una de las habitaciones y ni bien Alle tocó el colchón se quedó dormida.

— ¿Viajaron bien? ¿Hubo algún problema? —Julián la observó con preocupación.

— Sí, re bien, pero como se la pasaron la mayor parte del viaje festejando ella no quiso dormirse, se dormía un ratito y se despertaba, Olivia estaba igual.

Julián asintió, aun rodeándola con sus brazos por la cintura, ignorando todo el quilombo que había alrededor, su atención completamente en ella— ¿Comieron algo por lo menos?

— Allegra se tomó una mamadera entera y antes comió unos sanguchitos que le habían preparado para los nenes.

— ¿Y vos, Gianna?

— Quería esperar a que llegaran para comer juntos. —Julián la observó con una sonrisa, aprovechando la cercanía para atrapar sus labios en un beso que derritió a Gianna por completo.

— Bueno, mucho amor, vamos separando. —la voz de Paulo llamó la atención de los dos, provocando que se separaran. Gianna lo observó con su ceño fruncido— No me mires así Gianna, no tengo ganas de ver como te comen la boca, asco hermana.

— ¿Ah, pero yo sí me tenía que bancar cuando te chapabas a Oriana?

Paulo le sacó la lengua— Es distinto, vos sos mi hermanita.

— Y vos un rompe huevos. —respondió Gianna también sacándole la lengua, mientras Oriana y Julián miraban la escena entre los hermanos con diversión.

Al ver que Paulo iba a responder, Oriana intervino, empujándolo hacia atrás— ¿Y si mejor vamos a comer algo? Dale Paulo, deja de joderlos y camina.

Paulo soltó un quejido— Ori se supone que me tenes que apoyar a mí, yo soy tu pareja.

Mientras ellos dos discutían o, mejor dicho, mientras Paulo se quejaba como un nene chiquito y Oriana lo ignoraba, Julián abrazó a Gianna por los hombros mientras se dirigían al comedor— ¿Qué habitación les asignaron?

— Una de las últimas, dejaron una cama para Allegra y otra para mí. —explicó Gianna, notando la mirada de Julián, como si quisiera decir algo más pero no se animaba— ¿Querés venir a descansar con nosotras, Juli? —los ojos chocolate de Julián se iluminaron por completo al escuchar las palabras de Gianna, asintiendo con una sonrisa, y provocando que Gianna riera— Si querías preguntar eso, ¿por qué no lo hiciste, Julián?

El cordobés mordió su labio inferior nerviosamente— Porque no quiero sobrepasar algún limite, no quiero quedar como un hinchapelotas o que ustedes no se sientan cómodas.

Gianna detuvo sus pasos, girándose para quedar frente a frente con él— Juli no hay chance de que no estemos cómodas con vos, y no tengas miedo de preguntar algo, ¿Sí? Son cosas que podemos y tenemos que hablar, estamos juntos, tiene que haber diálogo entre los dos. Si no llego a sentirme cómoda con algo o si hay algo que no me gusta te lo voy a hacer saber, así como espero que vos me hagas saber a mí las cosas.

Julián asintió— Tenés razón, perdón, todavía me da un poco de miedo cagarla con ustedes. Es todo nuevo, pero me encanta que sea con ustedes con las que lo estoy experimentando. —inclinó su cabeza hacia adelante, dejando un pequeño beso en los labios de Gianna que provocó la sonrisa de la chica.

— Che, culiados, ¿piensan venir a comer?

— Dejalos boludo. —le dijo Lisandro dándole un golpe en el hombro al Cuti— ¿No ves que están hablando?

— No sabía que para hablar había que tener las bocas pegadas, todos los días se aprende algo nuevo. —murmuró Enzo observándolos con una ceja alzada.

— El que es campeón del mundo habla como quiere. —le respondió Julián guiñándole un ojo al Enzo, lo que provocó que los demás rieran.

— OOOOOOAAA EL JULI, CON TODO WACHO.




— ¿CÓMO DORMIMOS, ARAÑA? ¿BIEN?

— Vos también mira lo que venís a preguntar Rodri, ¿no ves que está sonriendo? ¿cuándo lo viste a Julián sonriendo a esta hora? —le dijo Leandro con diversión mientras le pasaba un mate al número siete.

Eran alrededor de las nueve de la mañana, y ya la mayoría de los jugadores se encontraban despiertos en el comedor desayunando algo antes de comenzar con el recorrido del festejo. Algunos tomando mates entre ellos, y los que tenían a sus familiares desayunaban aprovechando el tiempo con ellos.

Julián había dormido con Gianna, mientras Allegra dormía en una de las camas abrazada a sus peluches, ellos se habían acostado en la cama de al lado, abrazados. Julián reposando su cabeza en el pecho de Gianna mientras la abrazaba por la cintura, y ella acariciando con suavidad el pelo de Julián hasta que los dos se quedaron dormidos, levantándose con la alarma que habían colocado por las dudas.

El cordobés ignoró las palabras de sus compañeros, girándose para mirar a Allegra y Gianna que venían a su lado, Allegra con el teléfono de su madre en manos mirando sus dibujitos favoritos.

— ¿Qué van a querer para desayunar, Gia? —cuestionó el cordobés mientras caminaban hacia la mesa donde se encontraban ya Paulo y Oriana con Enzo, Valentina, Lautaro y Agustina. Nina sentada en las piernas de Lautaro mientras Olivia estaba sentada a upa de Valentina.

— Eh, ahora me preparo un café, primero le voy a preparar una meme a Alle. —respondió ella mientras dejaba a Gianna en brazos de Paulo que la recibió con un abrazo, dejando besitos en su cabeza.

— Yo te lo traigo entonces, ya vengo. —mientras Gianna se ponía a prepararle la mamadera a la nena con la leche en polvo y el Nestum, Julián se había ido a la zona de la cocina para pedir dos tazas y unos platitos donde poner las medialunas para ellos, y una para Allegra, porque sabía que al verlas iba a querer una.

Cuando el cordobés se acercó con una bandeja donde estaban las cosas, dejando las tazas frente a Gianna y él, la chica le agradeció con una sonrisa dulce— Gracias, Juli.

— ¿A qué hora se supone que se van para Córdoba?

Ante la pregunta de Enzo, Gianna dejó de revolver el café para agregarle un poco de azúcar— Cuando ustedes salgan con la caravana nosotras tenemos el avión esperando para irnos, después vuelve para buscar a Paulo a la tarde.

— ¿Tienen festejo allá? —preguntó Lautaro mientras le pasaba una medialuna a Nina.

— Tenemos recibimiento en el lugar de cada uno con el Moli y el Cuti, y también quieren hacer uno en la capital con los cuatro juntos, así que va a estar. —explicó Paulo dándole un sorbo a su café— Espero que nos den tiempo para descansar, me caigo del sueño que tengo.

Gianna asintió, ya habiendo recibido información de parte de su madre, que había vuelto a Córdoba con la familia de Julián, sobre cómo iba a ser la movida— Se supone que lo de los cuatro juntos en pasado mañana Pau, tienen todo el día de mañana para descansar hasta la tardecita que les hacen el festejo a cada uno.

— Buenos días a todos, les dejo esto acá, es para que se pongan para la caravana. —Pablo Aimar se acercó a la mesa dejando una pila de ropa donde había camisetas blancas con el logo de Adidas y las tres estrellas, unas camisas mangas cortas violetas que tenían un aspecto similar al kit suplente de la selección y unos pilusos que iban a juego con las camisas— En quince minutos tenemos que salir, métanle pata muchachos.

Así como había pasado por la mesa donde estaban ellos, también fue a las otras mesas dejando la misma indicación, y así los jugadores comenzaron a agarrar la ropa, todos agarrando la remera blanca, algunos agarrando pilusos y otros también las camisas. Mientras que Paulo había optado solo por la remera y el piluso, Julián había elegido también ponerse la camisa, y cuando Gianna lo vio salir del pasillo de las habitaciones vestido de esa forma no pudo evitar morderse el labio inferior.

Dios mío, ¿es necesario que todo le quede tan bien a este pibe?

— ¿Ya están ustedes? —la voz de Scaloni llamó la atención de Gianna, viendo como el director técnico se acercaba a ellos, portando ya la remera con las tres estrellas.

— ¿Llevan algo para tomar? —cuestionó Gianna colocándose de pie y rebuscando en el bolso de Allegra para encontrar algo específico— En el noticiero dan bastante calor para hoy, traten de mantenerse hidratados.

— Sí Gianni, vo' quedate tranquila que para tomar sobra. —le dijo el Cuti riendo, aprovechando para agacharse y dejar un beso en la cabeza de Allegra para luego despeinarla provocando que ella tratara de alejarse.

Gianna alzó una ceja— ¿Llevan un poco de agua por lo menos para cortar con todo el chupi? Llegan a tomar solo alcohol con el calor que hace y las horas que van a estar ahí afuera y la van a quedar en el medio de la caravana.

— Si Gianna, vos quedate tranquila, está todo fríamente calculado. —le aseguró el Papu, pero si algo había aprendido ella era que no podía confiar en los jugadores de la Scaloneta cuando de alcohol se trataba. No tenía dudas de que más de uno iba a terminar con un pedo terrible.

La escritora suspiró, acercándose a Julián y Paulo que se habían sentado en la mesa donde Allegra seguía con el teléfono de Gianna— Pónganse esto ahora y llévenselo con ustedes, el sol va a estar fuerte y dudo mucho que quieran terminar todos rojos y sin poder dormir a la noche de lo mucho que les va a arder. —los dos jugadores observaron el protector solar que Gianna les tendía, uno de los que había comprado en Qatar para ella y Allegra.

— ¿Me ayudas? —le preguntó Julián con una pequeña sonrisa, que se amplió cuando Gianna asintió acercándose a él y colocándose entre sus piernas. Con cuidado, la cordobesa sacó un poco del contenido del pomo en la palma de su mano, aplicando de a puntos en el rostro de Julián que tenía sus ojos cerrados, pero sin dejar de sonreír, disfrutando del tacto suave y delicado de Gianna sobre su piel.

— ¿No se puede poner solo, el nene? —preguntó Paulo con burla al ver a su hermana y su cuñado. Gianna le sacó la lengua, mientras Julián alzaba su mano para sacarle el dedo del medio, provocando que rieran.

— ¿Te ayudo Pau?

— Sí, amor. —una risa brotó de los labios de Gianna y Julián cuando vieron que Paulo se ubicaba de forma tal que Oriana pudiera colocarle el protector solar en el rostro, sonriendo como un chiquito.

— Pero después el nene era yo. —murmuró Julián chasqueando su lengua.

— Ya está Juli, te va a convenir ponerte en los brazos también, sino te va a quedar la marca de la camisa, y lo mismo en el cuello. —el cordobés asintió, colocándose de pie para empezar a ponerse el protector en los brazos, todo bajo la atenta mirada de Allegra mientras se comía la medialuna que Julián había llevado para ella.

— Mami, ¿y yo? —preguntó Allegra, poniendo su cabeza ligeramente de costado, luciendo como un cachorrito.

Gianna sonrió, porque llevaba meses colocándole protector solar a Allegra, tratando de inculcarle el uso del mismo, y claramente había funcionado— Ahora te pongo un poquito.

Una risita brotó de los labios de Allegra cuando Julián tomó un poco del protector y se lo colocó en la punta de la nariz soltando un "Pop" como si fuera un botoncito, agachándose frente a ella para colocar otro poco y distribuirlo por toda su cara con suavidad— Ahí está Alle, ya estás lista para salir afuera.

— Juli no se olviden de aplicárselo cada unas dos horas más o menos, en el noticiero dijeron que iba a pegar bastante fuerte hoy el sol, y más si van a estar en ese micro que no tienen nada para taparse.

Julián asintió, acercándose a ella para pasar sus brazos por su cintura, inclinando su cabeza ligeramente hacia adelante dejando un beso en sus labios con suavidad— Gracias, mi vida. —susurró él, un cosquilleo recorriendo a Gianna de pies a cabeza al ver la forma en la que Julián la miraba, sus ojos chocolate rebosantes de amor— ¿Más tarde hacemos videollamada?

— ¿Decis que vas a estar en condiciones? —cuestionó Gianna alzando una ceja con diversión.

El jugador del City asintió, chasqueando la lengua para restarle importancia— Por favor, Gia, tengo aguante yo, no me pongo en pedo fácil.

— Si vos decís, Juli.

— ¿Listo muchachos? —ante la pregunta del director técnico, los jugadores asintieron, comenzando a despedirse de sus familiares para empezar a dirigirse hacia la salida.

— Más tarde las llamo ¿sí? —dijo mientras se acercaba a Allegra para abrazarla, dejando un besito en su cabeza.

— Si te encontras en condiciones sí. —le dijo Gianna riendo— Sino hablamos mañana, Juli, aparte también nos vamos a ver en el festejo pasado mañana.

Julián asintió, acercándose entonces a ella una vez más para volver a besarla de forma fugaz, robándole un suspiro— No importa eso. —hizo una pausa, dejando otro beso en sus labios— Ya me acostumbré a hablar con ustedes todos los días y no pienso cambiarlo ahora, sino las voy a extrañar mucho.

— Buenaaa, re romántico el Juli al final. —dijo Otamendi cuando pasó por su lado junto a Leandro, el Papu y Rodrigo que rieron ante su comentario luego de escuchar lo que Julián había dicho— Bien ahí wacho, así tenés que tratarlas.

— Dios mío, que pesados que son. —murmuró Gianna provocando la risa de Julián que le dio un último abrazo— Después hablamos, disfrutalo, y no te olvides del protector.

— Nos vemos, las quiero. —Julián las observó con una sonrisa, viendo como Gianna tomaba a Allegra en brazos.

— Y nosotras a vos. —las dos agitaron sus manos despidiéndose del cordobés que se alejó con los demás jugadores.




NI BIEN LLEGARON A SU ANTIGUA CASA en Laguna Larga, lo primero que Gianna hizo fue encender la televisión para colocar TyCSports porque era uno de los canales que iba a transmitir todo lo del festejo y el movimiento de la caravana con los jugadores.

Mientras empezaba a buscar las cosas para preparar el almuerzo para ella y Allegra, ya que Oriana volvería con Paulo, oía de fondo lo que los periodistas comentaban del festejo, de tanto en tanto girándose para mirar la pantalla donde había imágenes del micro en su salida desde el predio de Ezeiza. Alicia, su madre, había ido a la casa de sus otros hijos para ver como iba a ser el tema del recibimiento de Paulo, e iba a quedarse a almorzar con ellos.

Allegra, por su parte, estaba atenta a lo que pasaba en la televisión, buscando a Paulo y Julián entre los jugadores cuando enfocaban el micro. La nena estaba abrazada a sus peluches, usando la camiseta de la selección que le correspondía a su tío, porque ella misma lo había pedido, comiendo la manzana que Gianna le había dejado para que comiera antes del almuerzo.

Además de tener de fondo la televisión, Gianna había colocado en su teléfono uno de los vivos que los mismos jugadores estaban grabando desde arriba del micro, riendo al escuchar la voz de Otamendi alentando a sus compañeros mientras el micro se movía por el camino.

— ¡Pasa la jarra, Araña! ¡No te la tomes toda, wacho! —gritó el defensor de la Scaloneta por encima de todo el griterío de la gente que había ido a verlos pasar, la cámara del teléfono enfocando a Julián que estaba dándole un sorbo a una botella cortada que parecía tener fernet.

— ¿No te enseñaron a compartir a vos? —le preguntó Enzo riendo. Julián colocó sus ojos en blanco, pasándoles la jarra, tratando de no volcar por el movimiento del micro.

Gianna soltó una risa al ver como Enzo se tiraba sobre su amigo para abrazarlo mientras Julián trataba de zafarse entre risas— Salí culiado, hace calor para que andes cargoseando. —se quejó el cordobés dejando relucir su tonada.

— Ah, pero bien que si fuera Giannita no te jodería ¿no? —preguntó el jugador del Benfica provocando la risa de los demás al ver la mirada que Julián le dedicaba.

— Obvio, es Gianna, puede hacerme lo que quiera, ¿tan en pedo estas que ya andas haciendo preguntas boludas? —las palabras de Julián y la forma en la que lo había dicho provocó que los demás volvieran a reír, claramente el alcohol lo ayudaba a estar muy desinhibido, incluso delante de la cámara de Otamendi que seguía transmitiendo en vivo. Gianna sintió una vez más ese cosquilleo en su interior, sonriendo al escuchar la respuesta del cordobés.

¡OAAAAAAA!

¡COMO PICA LA ARAÑA POR FAVOR!

— ¡TE VIGILO, ÁLVAREZ! ¡NO TE HAGAS EL VIVO! —Otamendi enfocó con su cámara a Dybala que señalaba a Julián como diciendo "Vas a cobrar vos, ojito" mientras los demás reían. Otro que claramente en pedo perdía los pocos filtros que tenía.

Gianna ahogó una risa al ver como Julián alzaba sus manos en forma de defensa para luego guiñarle un ojo al jugador de la Roma— Ya me diste tu bendición, ya no hay marcha atrás Paulo.

— Alle, hija, si terminaste con la manzana dejame el platito acá arriba así ahora lo lavo. —Allegra, que estaba muy entretenida viendo como el Dibu jodía con el bebé que tenía la cara de Mbappe, se bajó de su silla con cuidado, dejando a sus peluches ocupando su lugar para agarrar el plato de plástico rojo y llevárselo a su madre— Gracias hija. —una sonrisa en sus labios cuando escuchó a Allegra diciendo "De nada, mami" mientras volvía a su silla.

Mientras Gianna continuaba cortando las papas para hacer con pollo a la cacerola, de tanto en tanto miraba la pantalla del teléfono, viendo como Otamendi estaba enfocando a la gente que estaba reunida en las calles por donde pasaban con el micro. En el momento en que habían parado para definir por donde iban a seguir, el defensor enfocó cuando un grupito gritaba el nombre de Julián, y como tenían una bolsa de tela con lo que parecían ser unos regalos.

Con cuidado de no caer, teniendo en cuenta lo entonado que ya estaba, Julián estiró el brazo para tomarlo sonriendo.

— ¡Son para Gianna y Allegra! —eso llamó la atención de Gianna que dejó la cuchilla que estaba usando a un lado, su mirada fija en la pantalla del teléfono.

— ¡Saca eso de acá! —gritó Leandro viendo como Julián sacaba de la bolsa unas camisetas de river con su apellido, una del tamaño de Allegra y otra para Gianna, además de unos pilusos de river— ¡Ni en pedo se ponen eso! ¡Mis protegidas son del más grande! —alzó la camiseta de boca que otros hinchas le habían dado unas cuadras atrás provocando que Gianna soltara una carcajada.

Ni chances hay de que me ponga esa cosa, y la nena tampoco. Pensó Gianna viendo las camisetas de las dos.

Y Julián estaba igual de tentado, colocándose uno de los pilusos en su cabeza— ¡Gracias! ¡Prometo hacer todo lo posible para hacerlas de River!

— ¡Ni se te ocurra hijo de puta! —le dijo Leandro— Donde te descuides prendo fuego esos trapos.

— ¡Cerra el culo bostero! ¡Hay que hacerlas del Millo! —dijo Enzo agitando en la cara de Leandro una bandera con el escudo de River mientras este lo miraba con cara de orto— ¡Te cogimos en Europa, te cogimos en La Copa! ¡Te cogimos en La Copa, te cogimos en Europa! —se había puesto a cantar Enzo, siendo rápidamente seguido por los hinchas y los demás jugadores de River que había en la Scaloneta.

— Que hijos de puta que son. —murmuró Gianna negando con su cabeza— Menos chances hay todavía, ahora.

Mientras Gianna terminaba de poner las papas en la olla donde ya estaba el pollo dorado con cebolla y zanahoria, y los condimentos, escuchó como los gritos de la gente no decaían, sino que todo lo contraría, parecían hacerse cada vez más intensos. El pueblo argentino estaba completamente desquiciado.

¡BOVER! ¡BOVER! ¡MOMENTO BOVER VIEJO! Al escuchar eso, Gianna miró el teléfono, viendo como Julián, que portaba el piluso de River, se encontraba saltando abrazado a Paulo, que también saltaba, utilizando un piluso de Boca que le habían pasado otros hinchas. La cordobesa rió viendo como cantaba, con el resto de jugadores y los hinchas, "UN MINUTO DE SILECIO... PARA FRANCIA QUE ESTÁ MUERTO EAEAEA"

— ¿¡Qué hora es!? ¡Alguien que me diga la hora? —mientras Otamendi movía la cámara de su teléfono entre los jugadores podía oírse la voz de Julián de fondo.

— ¿Qué pasa, wacho? Ya es la una y veinticinco. —le dijo el capitán del Benfica, moviéndose para enfocarlo y mostrar que estaba agachado al lado de una pila de mochilas, rebuscando en una que tenía el llavero de una araña de peluche— ¿Qué buscas, Julián? No hay chupi ahí.

Julián negó con su cabeza divertido, hasta que finalmente sacó su teléfono y un pomo de crema— No estoy buscando alcohol, Ota, estaba buscando el protector. —el cordobés se giró, buscando entre los demás jugadores— ¡Paulo! ¡El protector! —los demás jugadores vieron confundidos como el jugador de la Roma se acercaba a Julián, agarrando un poco para empezar a distribuirlo en su cara.

— Ay ellos, se ponen protector. —dijo el Papu con tono burlón, viendo como Julián utilizaba la cámara de su teléfono para ver que quedara bien distribuido en su rostro.

— Gianna nos dijo que cada dos o tres horas teníamos que volver a ponerlo. —explicó Julián, poniéndose también en los brazos, mientras Paulo también se ponía en el pecho por haberse sacado la remera.

— Dios que pollerudo de mierda que es este. —dijo Montiel riendo.

— Daaah, no sean trolos, un poco de sol nomás. —habló el Cuti.

— Ríanse lo que quieran, después cuando no puedan dormir el que se va a cagar de risa soy yo. —respondió Julián encogiéndose de hombros.

Enzo negó con su cabeza como si fuera algo terrible— Gobernado por una bostera, se me está cayendo un ídolo boludo.

— Me dejo gobernar toda la vida por una bostera si esa bostera va a ser Gianna.

Los gritos de los demás jugadores no se hicieron esperar cuando Julián dijo eso con una sonrisa tonta en sus labios y sus ojos brillando de forma especial al pensar en Gianna, los demás diciendo que estaba hasta las manos, que no daba más de pollera y más cosas. Mientras que Gianna, por su parte, no podía dejar de sonreír, sintiendo como se había puesto toda roja, viendo como en el chat también estaban todos jodiendo al jugador del City.

Que ganas de que estar con él para comerle la boca, Dios mío, no me puede hacer esto.

Después de eso, el vivo de Otamendi siguió por algunos minutos más hasta que finalmente lo cortó despidiéndose de la gente que lo estaba viendo. Y Gianna aprovechó para preparar la mesa con la ayuda de Allegra que llevaba cosas chiquitas como las servilletas o los vasos.

Unas horas más tarde, alrededor de las cinco, Gianna vio por la televisión como los jugadores eran llevados a un predio aparte para ser trasladados al de Ezeiza, ya que por la cantidad de gente que había en las calles era imposible que el micro se siguiera moviendo. La caravana no había llegado a hacer ni una cuarta parte del recorrido y les había tomado más de seis horas hacer eso, era una completa locura lo que se había generado por la Scaloneta y el festejo con ellos.

Alicia ya había vuelto a la casa, y se encontraba jugando con Allegra y sus peluches, mientras las tres miraban la televisión donde mostraban a los jugadores subiendo a los helicópteros. Una risa brotando de los labios de Gianna cuando enfocaron a Julián y Lautaro abrazados saltando hacia el helicóptero con la ayuda de un policía, dejando más que claro el pedo que ambos tenían, al igual que los demás jugadores.

Ya estamos en el helicóptero para volver.

Tu varón está vivo todavía.

Gianna sonrió viendo las fotos de Julián en el helicóptero que Paulo le había mandado, y segundos más tarde recibió también un mensaje de parte del jugador del City.

No me olvidé de la videollamada, ni bien llegue a Calchín las llamo.

Las quiero, nos vemos en unas horas. 






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