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─ chapter twenty-four








VARIAS SEMANAS HABÍAN PASADO ya desde el cumpleaños de Allegra y por ende también desde el cumpleaños veintitrés de Julián donde el cordobés había celebrado con su familia, Allegra y Gianna incluidas, en su departamento de Manchester. Con ayuda de Mariana, Gianna había organizado la pequeña celebración, consiguiendo todo lo necesario para la misma como la torta, una torta temática con el mundial, con los colores de la Selección y la Copa del Mundo, así como pizzas y empanadas caseras que la chica había preparado con sus propias manos sabiendo lo mucho que a Julián le gustaban esos platos.

Todo iba relativamente bien, Julián con el City venía en carrera en varias competencias y con muchas chances de conseguir los títulos, a pesar de no estar jugando tanto tiempo como a él le gustaría, y Gianna estaba contando los días para la publicación de su tercer libro, esperando la fecha elegida para que el libro viera la luz y ver así la opinión de la gente, no solo ante la historia sino ante el hecho de que finalmente su identidad era revelada.

— Allegra, agarra bien a Pascal porque donde se te cae yo no vuelvo. Se lo lleva la cinta y se va lejos como el de Toy Story 2. —le dijo Gianna a la nena, provocando que esta apretujara el peluche contra su pecho mientras Julián, que la tenía en sus brazos, soltaba una risita.

— No seas mala, Gia. —Julián dejó un beso con suavidad en la cabeza de la nena mientras caminaban por el aeropuerto, cos sus valijas y el cochecito de Allegra que acababan de agarrar de la zona de equipaje.

La pareja acababa de pisar suelo inglés luego de haber ido unos días a los Alpes acompañados de la familia de Julián gracias a los días libres que Pep Guardiola había dado a sus jugadores por el buen rendimiento que el equipo venía teniendo. Gianna y Allegra se habían encontrado directamente con Julián y su familia en el aeropuerto de Suiza (la verdad no me acuerdo si fue a la zona de los Alpes en Suiza, pero hagamos como que sí), ya que venían de pasar unos días en Roma con Paulo y Oriana, y para no someter a la nena a más viaje del necesario, habían decidido evitar el regreso de las Dybala a Inglaterra para dirigirse directo a Suiza, por lo que no tenían idea de lo que Julián había dejado preparado para ellas durante su ausencia.

Mientras que la familia de Julián había optado por quedarse algunos días más en Suiza, la pareja había tenido que regresar porque los entrenamientos del City se reanudaban y Julián no podía faltar, pero no le molestaba en absoluto, no sabiendo que Allegra y Gianna iban a pasar varios días con él en Manchester y que luego se volverían a ver en Argentina para los partidos amistosos en Buenos Aires y Santiago del Estero con el objetivo de festejar el triunfo de la Selección en Qatar.

Los ojos chocolate de Julián vagaron una vez más por el rostro de Gianna, sonriendo al ver que tenía su nariz completamente roja por el frío, que contrastaba con su pelo ahora rubio, y es que la escritora en su estadía en los Alpes había tomado la decisión de teñirse el pelo, en una salida junto a Agustina y Mariana. Algo a lo que el cordobés aún no se había acostumbrado pero que sin dudas le encantaba, no pudiendo creer lo hermosa que se veía, y es que para él Gianna se veía preciosa de cualquier forma, podía incluso a llegar a raparse y sería siendo la mujer más hermosa ante sus ojos.

— ¿Les parece si antes de ir para casa vamos a cenar algo? Porque estoy seguro de que tampoco tenes ganas de ponerte a cocinar ahora. —propuso Julián mientras salían en su auto del aeropuerto, la chica conectando su teléfono al estéreo del auto mientras en el asiento de atrás Allegra miraba dibujitos en una Tablet— Podemos pasar por la casa de hamburguesas que le gusta a la pulga.

El grito de emoción de Allegra se escuchó en el auto por encima de la música que Gianna había colocado. La cordobesa lo observó alzando una ceja— Se suponía que cuando volvíamos comías sano, Pep te va a matar, y después a mi por dejar que comas tantas boludeces.

Julián soltó una risita— El último permitido amor, ya mañana arranco otra vez con el plan de entrenamiento, aparte no le podemos decir que no ahora a Alle, ya se ilusionó y no queremos que se ponga chinchuda ¿o no?

— Sí, dale, usa a la nena de excusa nomás. —le dijo Gianna riendo lo que provocó la risa del cordobés otra vez, que tomó la salida en dirección a la casa de comida— Cambiando de tema, ¿hablaste algo con Alexis? —el chico negó con su cabeza, chasqueando su lengua— Yo hablé con Cami, me escribió cuando estábamos esperando para subir al avión, se vuelve a Buenos Aires.

— ¿Entonces lo que decían en los chimentos y Twitter era verdad?

Gianna asintió haciendo una mueca con sus labios— No lo quería creer porque sé por experiencia propia que los medios en Argentina dramatizan y agrandan todo, y muchas veces mienten, pero Camila me contó todo por arriba y parece que venía desde el Mundial así, ¿Alexis no les había dicho nada a ustedes?

— No Gia, nunca dijo nada de eso, antes tampoco era de hablar mucho de su relación con Cami así que no me pareció raro que no la mencionara. —el jugador del City hizo una pausa— Igual ahora que sabemos todo esto, me pongo a pensar en como estaba en las visitas y ya se los notaba distantes, pero pensé que él estaba nervioso por los partidos, cuando se pone nervioso Alexis es de aislarse un poco.

— Es lo que me dijo Cami, que pensó que era por eso y le dio su tiempo, pero claramente no era eso. —murmuró Gianna sintiendo un sabor amargo en sus labios. Allegra seguía mirando los dibujitos en el asiento trasero, completamente ajena a lo que estaba pasando.

— ¿Camila se vuelve a Buenos Aires por trabajo o porque no se quiere quedar en Inglaterra ahora? Porque tenía entendido que le gustaba mucho, más teniéndote a vos, Muri y ahora a Valentina relativamente cerca.

— Por las dos cosas, él ya está en pareja con la mejor amiga. —Julián abrió sus ojos con sorpresa— Parece que hace rato que venían pasando cosas entre los dos y no sabía como decirle a Camila, que ya se había terminado el amor entre ellos y que no se sentía de la misma forma.

— La verdad no sé que decir. —dijo Julián en un murmullo, hacía bastante que no hablaba con Alexis, pero claramente no había esperado lo que estaba pasando.

— Julián, si en algún momento eso te llega a pasar, si en algún momento sentís que ya no es lo mismo, que ya no me querés, por favor decímelo. —las palabras de Gianna lo tomaron por sorpresa, y aprovechando que frenaba en un semáforo, giró su rostro para observar a su novia.

— ¿Esto es por la noticia esa que sacaron de Emilia? —cuestionó el cordobés con preocupación.

Gianna negó rápidamente con su cabeza— No, yo sé que eso no es real Juli, literalmente estábamos juntos esos días y sé que no serías capaz de hacer algo así después de lo que pasó con ella antes. —explicó la chica— Pero aprovechando todo el tema de Cami y Alexis... Prefiero que me digas todo de forma directa, de frente, antes que andar ocultando cosas, de andar fingiendo cosas que no sentís y que yo siga ilusionada con algo que no es y termine quedando todo peor. Prefiero que sea todo con la verdad, porque vivir de esa forma probablemente me dejaría hecha mierda, ¿Sí?

El cordobés sintió un vació en su pecho ante la sola idea de alejarse de Gianna, la mera idea de separarse de ella y Allegra le disgustaba completamente. Tomando su mano con suavidad, Julián la observó directamente a los ojos, aprovechando las luces de las farolas de la calle que lograban iluminar los rostros de ambos— No creo que tengas que preocuparte por eso Gianna, porque no pienso hacerlo, mis sentimientos no van a cambiar y el amor que tengo por vos, y también por la pulga, no va a desaparecer. Y estoy muy seguro de eso, puedo hasta prometértelo, porque, todos los días, lo que siento por vos lo único que hace es crecer. —Julián le dedicó una sonrisa dulce, sus ojos chocolate cargados de afecto, dejando un besito en su cachete para luego colocarse correctamente en su asiento, viendo que el semáforo estaba a punto de ponerse en verde— Las amo, y estoy muy feliz con ustedes a mi lado, sería un pelotudo si las dejara ir cuando son todo lo que quiero y necesito, amor.

Gianna no pudo evitar sonreír al escuchar eso— También te amo, Juli.

— Y como me amas tanto no le vas a contar a Pep que además de las hamburguesas comimos unos buenos helados, ¿no?

— Eso es chantaje emocional.

Julián se encogió de hombros— ¿Está funcionando?

— Puede ser... —dijo Gianna colocando sus ojos en blanco cuando vio a Julián sonriendo con suficiencia.

— Ah, no les dije, pero tengo una sorpresa para ustedes en casa. —al escuchar eso, Gianna alzó sus cejas con curiosidad. Al ver que la chica iba a preguntar algo, Julián la detuvo negando con su cabeza— Ni se te ocurra preguntar qué es porque no te voy a decir, aunque espero que les guste. —dijo sonriendo nerviosamente— Y que no me mates. —agregó en un susurro inaudible para los oídos de Gianna.

Para cuando finalmente habían terminado con el helado que habían comprado después de las hamburguesas, los tres se subieron nuevamente al auto de Julián, y emprendieron el camino de regreso, aunque Gianna frunció el ceño confundida cuando vio que Julián pasaba de largo la calle que agarraban siempre para ir al departamento.

— ¿Hay que comprar algo, Juli? —al ver que el cordobés negaba, Gianna soltó un ruido con sus labios confundida— ¿Entonces?

— Estamos yendo a la sorpresa, Gia, no seas impaciente. —Julián colocó su mirada en el espejo retrovisor para poder ver a Allegra que iba abrazada a Pascal, sus ojos claros, idénticos a los de su madre, mirando por la ventanilla— ¿Tenes sueño, pulga? —los dos observaron como Allegra negaba con su cabeza.

Durante unos minutos más Julián continuó manejando hasta que llegaron a una zona que lucía como un barrio mucho más privado, con casas que a los ojos de Gianna eran preciosas, como esas casas que aparecían en las películas y que tenían aspectos que asemejaban a los castillos sin llegar a serlo. A pesar de que ya era de noche, podían apreciar las casas de la zona gracias a las farolas que iluminaban sin problemas el lugar.

— ¿A quién venimos a ver, Juli? —cuestionó Gianna confundida cuando Julián paró con el auto en la entrada de una de las casas, bastante grande, con ladrillos a la vista, tejas negras y varias ventanas que le daban un aspecto precioso. La cordobesa trató de hacer memoria, en un intento por asociar la casa con alguna de las que ya habían visitado en las juntadas con los jugadores del City con los que Julián mejor se llevaba, pero nada venía a su cabeza.

Julián se mantuvo en silencio, una sonrisita en sus labios mientras ambos veían como el portón se abría solo y permitía el ingreso al patio delantero. Y si Gianna estaba confundida antes, mayor fue ese sentimiento cuando bajaron del auto y vio que Julián abría la puerta con una llave que tenía en su bolsillo. Allegra por su parte miraba todo de forma emocionada, en brazos de Julián, maravillada con lo que veía.

— Bienvenidas a casa.

— ¿Eh? —fue lo único que Gianna pudo decir, su mirada desorbitada sobre el cordobés que la observaba con diversión— Me parece que escuché como el culo. —murmuró provocando que Julián soltara una carcajada.

— No, Gia, escuchaste bien. —hizo una pausa acercándose a ella, aún con Allegra en brazos, dejando un beso en el cabello de la escritora— Vamos a vivir acá, ya no vamos a seguir en el otro lugar.

— ¿Qué pasó con el departamento?

— Allegra hace unas semanas dijo que quería un perrito. —ante la palabra "perrito", la nena lo miró con sus ojos brillantes de emoción.

— ¿Y compraste una casa, Julián?

Julián asintió— En el departamento no aceptabas mascotas de ningún tipo, pero acá no tenemos que pedirle permiso a nadie para tener una o todas las que queramos.

Gianna lo observó incrédula— ¿Compraste una casa solo por un perrito para Allegra?

— Algo así, digamos que lo del perrito es una excusa. —Gianna le hizo una seña indicándole que se explicara— Todo el tema del perrito fue la excusa perfecto para comprar la casa y hacer el cambio porque era algo que venía queriendo hacer hace rato. El departamento era chico, era más para alguien soltero, que no tuviera muchas visitas y además no era mío completamente porque le pertenece al club. Ya llevaba un tiempo queriendo mudarme a otro lado con la idea de que en algún momento iba a querer empezar a tener una relación y formar una familia, e íbamos a necesitar un espacio más grande. Resulta que conseguí la relación y la familia antes de poder hacer el cambio de lugar, y lo del perrito fue la última señal para darme cuenta de que tenía que dejar de posponer ese cambio. —se encogió de hombros, la sonrisa en sus labios creciendo al posar su mirada en Allegra para luego volver a verla a ella, sus ojos cargados de amor— Ya están todas nuestras cosas acá desde antes de que viajemos con la familia.

Gianna simplemente lo observó, su corazón latiendo de forma acelerada y una sensación cálida y reconfortante recorriéndola de pies a cabeza— ¿En qué momento hiciste todo eso? ¿Y sin que me diera cuenta?

El cordobés soltó una risita— Tuve un poco de ayuda, Agustina y Rafael me ayudaron a buscar un lugar de bienes raíces y unos días antes de mi cumpleaños cerramos el trato, y de a poco fui eligiendo las cosas para amueblarla. ¿Te acordas que te fui mostrando algunas cosas que supuestamente eran las opciones que Sergio estaba viendo para mudarse, y te preguntaba cuál elegirías vos? Bueno, él no se estaba mudando nada, eran las cosas para esta casa Gia. —Julián hizo una pequeña pausa, notando como Gianna iba cayendo en todo lo que le estaba contando— Y lo de la mudanza fue los días antes del viaje, aprovechando que ustedes dos estaban en Roma le pedí ayuda a mis hermanos y a algunos de los chicos del club. ¿La quieren ver?

Gianna asintió con su cabeza, aún procesando todo lo que acababa de oír, viendo como Julián dejaba a Allegra en el piso y agarraba las manos de ambas para empezar a darles un tour por toda la casa.

La cordobesa no podía creer todo el esfuerzo que Julián había puesto en ese lugar, en elegir cada cosa que se adecuara al gusto y las necesidades de ambos además de que fuera apto para Allegra como el haber colocado unos banquitos a un lado de la cocina para cuando Allegra cocinara con ellos o haber colocado el seguro en la escalera para evitar que subiera sin la compañía de ellos. Se había tomado las molestias incluso de recrear la pieza que había armado para Allegra en el departamento, con toda la temática de Enredados, en la nueva casa para que la nena se sintiera a gusto en su espacio.

— Mañana podemos ir a buscar el perrito. —explicó Julián viendo como la expresión de Allegra se iluminaba— El perrito de uno de los chicos tuvo crías y hablé con él para adoptar una. —Gianna sonrió completamente enternecida con el accionar de Julián, le resultaba increíble que Julián fuera real y que encima las quisiera a las dos en su vida. Juntos acostaron a Allegra, después de su rutina de noche y de colocarse el pijama, y la dejaron en la pieza con el walkie-talkie encendido.

Entrelazando sus dedos con los de Gianna, Julián la condujo a la habitación que estaba al final del pasillo en el segundo piso, la habitación que iban a compartir. El cordobés se sentó en la punta de la cama, abriendo sus piernas para que Gianna se pusiera de pie entre ellas, sus manos tomando con delicadeza el rostro del futbolista.

— ¿Qué pensas de todo esto? —cuestionó Julián mordiendo su labio inferior nerviosamente, porque la adrenalina de toda la presentación de la casa y la emoción del momento habían descendido de golpe, y habían aparecido el miedo y las dudas ante la posible reacción de Gianna.

— Es hermosa la casa, te felicito Juli. —le dijo ella sonriendo, dejando un beso fugaz en sus labios— Se nota todo el esfuerzo que pusiste.

— Te gustó, ¿entonces? —preguntó con sus ojos chocolate sobre los claros de Gianna, al ver que ella asentía, Julián aclaró su garganta nerviosamente— ¿Te ves con Allegra viviendo acá?

— Cualquier lugar donde estés vos es un lugar que nos va a encantar a Alle y a mí, no nos importa donde estemos, sino que estemos con vos Juli. —Gianna sonrió viendo como Julián ocultaba su rostro en su pecho mientras ella jugaba con el cabello de su nuca suavemente— Si ya costaba que Allegra se fuera de la otra para volver a Italia después de las visitas no me imagino lo que va a costar acá, la voy a tener que sobornar con más helado para que quiera dejar esa pieza.

— O, podrían dejar de ser visitas y ser algo permanente. —murmuró Julián contra su pecho— Podrían quedarse de forma definitiva y que las visitas ya no sean conmigo en Manchester sino en Roma con tu hermano, que su casa sea en Manchester y no en Roma.

— Juli... —la chica aguardó a que el cordobés alzara su mirada, sus ojos oliva finalmente chocando con los chocolate de Julián.

Julián le dedicó una sonrisa nerviosa— Las dos ya estaban básicamente viviendo conmigo, pero me gustaría que esta fuera oficialmente su casa, de nosotros tres, a la que ustedes consideren su hogar. —hizo una pequeña pausa, su mirada vagando por el rostro de Gianna, notando como sus ojos parecían estar brillosos— Quiero estar con ustedes siempre que sea posible, las quiero conmigo acá porque ya son mi familia y quiero a mi familia conmigo. Cada vez que las tengo que dejar en el aeropuerto sabiendo que no nos vamos a ver como por dos semanas o más es como que una parte de mí se está yendo con ustedes y me quedo con un vacío hasta que otra vez las veo a la vuelta.

— ¿Lo estás diciendo en serio, Julián?

— Si Gianna, totalmente en serio lo digo. Desde que me puse a buscar la casa que pienso en la posibilidad de vivir oficialmente juntos y que no solo sean visitas cada tantos días, que en todo caso las visitas cortas sean a Roma o que ellos vengan a visitarnos a acá, a nuestra casa. Sé que probablemente tendría que haber esperado un poco más, pero no quiero esperar cuando es ahora que las tengo conmigo, ya te dije que quiero todo con vos, una familia, un futuro, y no quiero perder tiempo al pedo. —Gianna observó como Julián tomaba una respiración profunda antes de continuar hablando— Y es algo que quiero proponer ahora no solo porque lo venía queriendo hace rato, sino también porque sé que Allegra en unos meses tienen que empezar el jardín y en el caso de que aceptaras había que empezar a buscar uno, así que uno de los requisitos que pedí fue que estuviera cerca de los jardines y colegios, y le pedí incluso recomendaciones a los chicos del club que tienen hijos para ver cuales convenían más para ella, por nivel, por cercanía, por amistades porque varios de los nenes van a esos, quería que se sintieran cómodas las dos.

Julián no sabía exactamente que esperar, sintiendo los nervios burbujeantes en su interior, sintiendo como con cada segundo que Gianna lo observaba en silencio el pánico se apoderaba de él. Pero la calma llegó a él impactando con fuerza como una gran ola, empapándolo de tranquilidad, cuando Gianna lo rodeó entre sus brazos en un fuerte abrazo, repleto de calidez y sentimiento. Pasando sus manos por la cintura de la chica para poder abrazarla como quería.

Aunque la preocupación apareció en él de nuevo cuando sintió que el cuerpo de Gianna temblaba ligeramente y que se escuchaban sus sollozos, lo que le indicó que se había largado a llorar— Gia está bien si no querés, no quiero que te sientas obligada, esa no era mi intención cuando lo pregunté, quiero que seas libre de decidir lo que quieras.

La chica negó con su cabeza rápidamente— No Juli, no estoy llorando por eso. —le explicó una risa brotando de sus labios a pesar de que las lágrimas continuaban descendiendo por sus mejillas— Sos lo mejor que me pasó y no puedo creer que sigas eligiendo tenernos en tu vida, me cuesta creer que tengo la oportunidad de tener a alguien como vos en mi vida y en la de Allegra.

— Gia creo que el que tiene suerte acá soy yo, porque tengo la posibilidad de estar con ustedes y que me permitan ser parte de la familia que habías formado con Allegra. —Julián hizo una pausa, secando las lágrimas de Gianna con suavidad— Entonces, ¿aceptas venirte a vivir definitivamente acá? ¿estamos oficialmente en nuestra casa?

— Estamos oficialmente en nuestra casa. —susurró dejando un beso en los labios del cordobés que no pudo evitar sonreír en medio del mismo, completamente eufórico con todo lo que estaba pasando— Te amo, Juli.

— Y yo a vos, Gia. —respondió en otro susurro, sus ojos brillando con afecto— Vamos a tener que ver para traer las cosas que tienen en Italia y que van a necesitar acá.

— La mayoría de las cosas son ropa y juguetes de Allegra, no teníamos muchas cosas en el departamento de Roma porque pasábamos más tiempo en la casa de Ori y Paulo y volvíamos para dormir nomás.

— La próxima que vayamos de visitar podemos traer todo eso entonces. —dijo el cordobés dejando besitos en el rostro de Gianna sin dejar de sonreír.

— Ahora, el tema perro. —Julián apretó sus labios en una delgada línea viendo la seriedad en el rostro de su novia— Yo no me pienso hacer cargo sola, queda claro ¿no? Vamos a alimentarlo todos, vamos a limpiar las cagadas todos, nos hacemos cargo los tres, después no quiero excusas. Vos le prometiste el perro a la nena así que lo mínimo que espero es que la responsabilidad sea compartida.

Julián asintió con su cabeza rápidamente— Así como le prometí a Allegra que íbamos a tener un perrito te prometo que no te vas a hacer cargo sola.

— Muy bien, me parece perfecto. —dijo robándole una sonrisa a Julián cuando dejó un beso en su nariz— ¿Mañana a qué hora se supone que tenés que irte al entrenamiento?

— A eso de las ocho ya tendría que estar ahí. —Gianna observó el reloj que había en la mesa de luz, notando que ya eran pasadas las once de la noche, dejando un último beso en los labios de Julián le tendió la mano para que se pusiera de pie— Entonces vamos a dormir ya, porque Pep nos va a matar no solo por todo lo que te morfaste sino también por llegar tarde.

— ¿Me vas a abrazar por lo menos para dormir?

— Julián, lo decis como si no durmiéramos siempre abrazados.

— Bueno che, quería asegurarme de que íbamos a seguir de la misma forma. —se encogió de hombros con diversión, tirándole un beso a Gianna mientras ella colocaba sus ojos en blanco— Hombre precavido vale por dos dicen por ahí.

— Dios mío, dormite que ya estas diciendo boludeces.

La risa de Julián resonó en la habitación, seguida de un ruido de beso cuando atrapó a Gianna entre sus brazos dejando un sonoro beso en su mejilla.




EL SONIDO DE UN LLANTO PROVOCÓ que Julián abriera sus ojos de golpe, su mirada recayendo rápidamente en el walkie-talkie que estaba en la mesa de luz de su lado, notando como las luces del mismo titilaban indicando que el sonido venía del otro aparato, el aparato que estaba en la pieza de Allegra. A su lado, Gianna se removió, también despertándose de forma inmediata al escuchar el llanto de su hija.

— Voy yo Juli, vos mañana te tenés que levantar temprano.

— ¿Segura, Gia?

— Si, probablemente Allegra tuvo una pesadilla. —soltando un suspiro, Gianna salió de debajo de todas las mantas que la estaban protegiendo del frío, a pesar de que ya estaban en marzo y la primavera comenzaba a llegar a Inglaterra. Antes de salir de la habitación, la chica dio una última mirada hacia Julián, notando como el cordobés se levantaba para ir al baño antes de volver a acostarse.

Llevaban ya unos días instalados en la nueva casa y a Gianna todavía le costaba un poco acordarse de exactamente el camino para volver, ya varias veces donde con Allegra habían salido a comprar cosas para abastecer la heladera y las alacenas se habían perdido, dando vueltas hasta que terminaba llamando a Julián para pedirle indicaciones mientras el cordobés se reía de ella. Todavía podía recordar la reacción de Paulo y Oriana cuando les habían contado que se habían mudado a una casa y que Gianna y Allegra vivirían oficialmente con Julián, Oriana no dejaba de sonreír y felicitarlos mientras Paulo parecía haber caído en la demencia y el papel del hermano mayor sobreprotector, haciendo todo un show dramático que terminó en el futbolista de la Roma felicitando a los dos y haciéndoles prometer que iban a visitarlo seguido, el roba hermanas incluido.

Cuando Gianna entró a la pieza de Allegra, lo primero que vio fue a la nena sentada en su cama, abrazando con fuerza sus peluches mientras continuaba llorando, sus ojitos rojos y sus cachetitos mojados por las lágrimas. El corazón de Gianna se rompió por completo al ver a su hija de esa forma, acercándose rápidamente a ella, sentándose a su lado y alzándola en su regazo mientras Allegra continuaba sollozando.

Gianna comenzó a tararear con suavidad, meciendo el cuerpo de Allegra en sus brazos como solía hacer en las pocas ocasiones que Allegra se había despertado llorando a la madrugada, pero no estaba funcionando y la chica comenzaba a preocuparse— Allegra, ¿qué pasa hija? ¿Tuviste una pesadilla? —la nena asintió con su cabeza, pero no detuvo su llanto— Ya pasó hija, es un sueño, nada de lo que soñaste es real, estás con mami ahora. ¿Querés una meme? ¿Y mamá se queda con vos hasta que te duermas de nuevo? —susurró aun meciéndola en sus brazos con suavidad, mordiendo su labio inferior nerviosamente al ver que el llanto no se detenía— Podemos prender un ratito la tele hasta que te de sueñito, ¿Querés?

Allegra pareció decir algo, pero Gianna no fue capaz de entenderle entre el llanto y el hecho de que la nena ocultaba su rostro contra el pecho de su madre, por lo que Gianna le pidió que repitiera lo que había dicho.

— Quiero... Quiero a papá, mami. —susurró entre lágrimas la nena, y en ese momento a Gianna se le vino el mundo abajo. Porque, ¿cómo le explicaba la situación a una nena de tres años? ¿Cómo le explicaba que su supuesto padre no quería saber nada con ella y que no iba a venir a consolarla en ese momento? — Papi...

— Alle, mi amor... —dijo la chica dejando un beso en la cabeza de su hija, tratando de no romper en llanto ahí mismo con ella porque sabía que solo iba a empeorar las cosas.

Fue entonces que la puerta se abrió, y Julián apareció con una mamadera en su mano, habiendo escuchado gracias a que Gianna había olvidado apagar el walkie-talkie cuando le había dicho para tomar una mamadera, aunque no llegando a escuchar la última parte y probablemente la más importante.

— Escuché que una nena quería una meme para poder dormir de nuevo, ¿esa nena está acá? —la simple voz del futbolista provocó que Allegra girara su rostro para tratar de verlo.

¡Papá! —Gianna sintió como su respiración se detuvo de golpe, sus ojos abriéndose con sorpresa al escuchar la palabra de Allegra y ver como estiraba sus brazos hacia Julián. Y él no había quedado en un estado muy diferente, de pie, a unos pasos de ellas, con sus ojos chocolate abiertos por la sorpresa de lo que acababa de escuchar, creyendo que quizás había escuchado mal y sus oídos le estaban jugando una mala pasada, su mente jugando con sus sentimientos por completo— ¡Papi, abrazo! —así como parecía que el alma había abandonado su cuerpo ante el primer Papá, el alma regresó a su cuerpo cuando escuchó el segundo llamado y que claramente no se trataba de sus oídos o su mente jugándole una mala pasada, porque Allegra acababa de llamarlo papá, y no una, sino dos veces.

Julián sintió como sus ojos se cristalizaban producto de las lágrimas que comenzaban a acumularse en ellos y como se formaba un nudo en su garganta, acercándose a las dos que estaban aún en la cama, sentándose junto a la chica y recibiendo a Allegra en brazos bajo la mirada de Gianna que no sabía qué hacer o qué decir en ese momento. Aterrada ante la idea de que quizás aquello no era lo que Julián quería en ese momento, pero con una parte de ella que le decía que eso iba a terminar bien, y eso era lo que Gianna quería creer. Sin saber que Julián llevaba días e incluso semanas esperando escuchar esas palabras saliendo de los labios de Allegra, y la felicidad que brotó en su interior era enorme, se sentía completo, se sentía completamente realizado, ya tenía todo lo que quería, todo lo que necesitaba. Allegra lo había llamado papá, sin que alguien la obligara, sin que alguien se lo dijera, Allegra lo había llamado papá porque así era como lo veía, como su padre, y Julián no podía más del amor que sentía por esa nena que tenía en sus brazos.

— ¿Qué pasó, Alle? ¿Tuviste una pesadilla? —cuestionó el cordobés tratando de que no se le quebrara la voz, viendo como Allegra asentía con su cabeza que estaba escondida en el hueco de su cuello. El llanto de la nena se había terminado y en la habitación solo se escuchaba la respiración irregular de Allegra tratando de apaciguarse.

— Papi, no te vayas. —y si Julián y Gianna ya tenían ganas de llorar con lo que había pasado segundo atrás, esas palabras de Allegra terminaron por destruirlos y las lágrimas comenzando a descender por las mejilla de ambos. Gianna mordió su labio con fuerza para que no se escuchara el sollozo que quería escapar de sus labios mientras Julián tomaba su mano con suavidad, entrelazando sus dedos, mientras dejaba un besito en la cabeza de Allegra.

— No me voy a ir, Alle, me voy a quedar siempre con ustedes. —dijo el cordobés tratando de mantener su voz firme, su mirada chocolate chocando con la oliva de Gianna, dejando en claro que aquellas palabras no eran solo para la nena sino también para ella— No las voy a dejar, hija.

Y así como Julián se había sentido completo al escuchar ese papá saliendo de los labios de nena, Gianna se sintió completa al escucharlo llamar hija a Allegra.

— Te quiero, papi. —susurró Allegra sin saber la magnitud del efecto que cada palabra que decía tenía sobre Julián y Gianna.

— Yo también hija, a vos y a mamá. —le respondió el cordobés observando a ambas con una sonrisa— ¿Te parece si nos acostamos con vos acá hasta que te duermas como te había dicho mamá?

— Sí. —asintió agarrando con fuerza su peluche— Mami vení, acostate... acá. —la nena le tendió la mano a Gianna llamándola para que se acostara con ellos, un poco apretados por el tamaño de la cama de Allegra que era más chica que la de su habitación, pero donde igualmente entraban los tres abrazados.

Gianna prendió la televisión con volumen bajito, la pantalla de la misma iluminando levemente la habitación mientras dejaba el canal de los dibujitos que Allegra había estado mirando a la tarde. Los tres tapados con las mantas de Allegra y acurrucados, Gianna trazando caricias en la cabecita de la nena mientras Julián, que había pasado el brazo por los hombros de la chica, trazaba caricias con suavidad en su hombro, una sonrisa boba en sus labios, su cabeza repitiendo todo lo que acababa de pasar.

Y así, de esa forma, se quedaron toda la noche, la idea de volver a la habitación de ellos quedando en la nada cuando minutos después de que se acostaran y Allegra terminara de tomar la leche, los tres se quedaran completamente dormidos. Como una familia, como la familia que sin dudas ya eran. 

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