
─ chapter twenty
— A MI ME ABRAZÓ MÁS.
— ¿Y? Todos sabemos que yo soy el preferido de mamá. —Gianna soltó una carcajada, haciendo con sus manos el gesto del montoncito con la mano "¿Qué decía?", mientras Paulo le sacaba la lengua. Alicia Suárez, la madre de ambos, los observaba con diversión mientras tenía a Allegra sentada a su lado.
Era quince de diciembre, la madre de los Dybala había llegado el día anterior a Doha, ya que por motivos de trabajo no había podido viajar antes, y se encontraban en la visita de las familias a los jugadores post partido contra Croacia. Habían sido una de las primeras en llegar porque la mujer estaba emocionada por ver otra vez a su hijo, a pesar de que claramente venía viendo todos los partidos desde Argentina.
— Los amo a los dos por igual, de la misma forma en que amo a sus hermanos. —dijo Alicia riendo, porque siempre estaba presente entre Paulo y Gianna quién era el favorito de ella.
Paulo colocó sus ojos en blanco— No los metas a ellos, no están acá, el debate es entre nosotros y es obvio que soy el ganador, mamá me quiere más.
— Sí, sí, lo que te ayude a dormir Joyita. —le dijo Gianna usando su apodo de forma burlona.
Fue entonces que Oriana intervino, completamente tentada— Ustedes pelean por eso cuando está clarísimo que la Dybala favorita es ella. —señaló a Allegra que estaba riendo con Alicia mientras le mostraba el dibujito que estaba mirando. Y Gianna y Paulo sabían que ella tenía razón, porque Alicia tenía adoración por su nieta, primero estaba ella y después los demás.
— Bueno, pero es mi hija, por ende, el favoritismo viene para este lado. —Gianna se encogió de hombros mientras Oriana reía por la indignación de Paulo.
— ¿Y tu novio? ¿Se cagó encima y le da miedo conocer a mamá? —preguntó Paulo notando que Julián no estaba con ellos y los demás que habían salido con sus familias como era el caso de Messi o de Otamendi.
Gianna lo observó con su ceño fruncido— ¿Sos tarado? Vos mismo me dijiste que se estaba bañando y que cuando terminaba venía. —Paulo abrió su boca como si quisiera decir algo, pero volvió a cerrarla sabiendo que su hermana tenía razón— No, si sos todo pelotudo vos.
— Gianna, deja a tu hermano tranquilo.
— ¡Mamá! ¡Se quiere hacer el descansero y encima queda como boludo! —se quejó ella viendo como Paulo le sonreía porque su madre lo defendía— ¿Yo que culpa tengo?
Y fue en ese momento que la puerta trasera se abrió dejando ver a Julián acompañado de su familia, que acababan de llegar. El cordobés venía riendo con sus hermanos, sonriendo de forma radiante cuando su mirada se posó en donde los Dybala estaban, principalmente en Gianna y Allegra.
— ¿Otra vez peleando con tu hermano? —preguntó Julián soltando una risita cuando finalmente llegó hasta donde ella estaba sentada, agachándose para dejar un beso en su cabeza con dulzura.
— Yo sólo me defiendo, es más, te estaba defendiendo a vos. —Julián los observó con una ceja alzada, su mirada pasando a Paulo que estaba tentado.
— Mentira, no le des bola cuña, es una mentirosa, jamás diría algo de vos.
Gianna se levantó de su lugar para acercarse a su madre, aprovechando para darle un golpe a Paulo a la pasada, ganándose un quejido de su parte. Los Álvarez miraban todo con diversión, saludando a Oriana y luego a Paulo.
— Mamá, él es Juli, mi novio. —fue instantánea la aparición de la sonrisa en los labios de Julián al escuchar que lo llamaba novio, observándola con ojos de enamorado, lo que provocó que sus hermanos carcajearan— Y ellos son la familia de Julián, sus hermanos Rafael y Agustín, la esposa de Rafael, Agustina, y los padres, Mariana y Gustavo. —dijo la chica señalando a cada uno— Y ella es mi mamá, Alicia.
— Un gusto conocerla. —dijo Julián, los nervios disipándose cuando Alicia se colocó de pie para saludarlo, dándole un abrazo afectuoso, para luego hacer lo mismo con el resto de su familia.
Ellos no iban a negarlo, estaba la preocupación de que sus familias no se llevaran bien, aunque ya tenían parte del tema resuelto con la buena relación que había entre los Álvarez, Paulo y Oriana. Sin embargo, esa preocupación prácticamente se evaporó en el momento en que Alicia y Mariana cruzaron palabra, porque parecían amigas de toda la vida, hablando de sus hijos, de la relación entre Julián y Gianna, y de Allegra.
— Hola pulga, ¿desayunaste ya? —Julián tomó a Allegra en brazos, dejando un beso en su mejilla con dulzura.
— Tomó una mamadera antes de venir para acá, pero le traje las galletitas que le gustan y agua por las dudas con la leche en polvo. —respondió Gianna sonriendo al ver como Allegra le mostraba a Julián su remera, provocando que el futbolista riera.
— ¿Y esta remera? —cuestionó al ver que era una de un Spiderman con un gatito y con orejas de gato, acompañado de un "SPIDER-CAT".
— Últimamente Allegra quiere todas las cosas de Spiderman, y supongo que es por vos, porque cada vez que ve algo de Spiderman no deja de decir tu nombre. —explicó la cordobesa, y Julián sintió que estaba a nada de morir de amor— No la viste porque estabas lejos, pero cuando hiciste tu celebración en el partido contra Croacia, Allegra trataba de hacer el gesto con las manos mientras hacía ruido como si tirara telarañas como vos. —oficialmente Julián podía morir de amor.
— ¿Así que te empezó a gustar Spiderman, Alle?
Ante la pregunta de Julián, Allegra sonrió señalando el dibujo de su remera y moviendo sus manos como si tirara telarañas, tal y como Gianna le había dicho.
— Estos días empezó a mirar la serie de dibujitos. —dijo Oriana— No sé qué tanto entenderá, pero gustarle le gusta.
Julián sonrió— Entonces cuando termine todo esto vamos a tener que hacer una maratón de las películas, ¿te parece?
— ¡Sí! —exclamó Allegra entusiasmada.
Y era verdad, desde que Julián había comenzado a pasar tiempo con ellas, Allegra había empezado a interesarse en el superhéroe de Marvel porque le recordaba a Julián, sobre todo gracias a su celebración y su apodo. Básicamente para Allegra, Julián era un superhéroe más.
Durante la visita se la pasaron riendo, por las cosas que decían las madres de ambos, contando anécdotas de cuando todos eran chiquitos mientras disfrutaban del mate y lo que habían llevado para compartir. Era como si llevaran años conviviendo de esa forma, la facilidad con la disfrutaban de esos momentos donde estaban todos juntos, como si ya fueran una gran familia.
— ¿Salimos hoy? —se encontraban solo ellos dos con Allegra, ya que los demás ya se habían despedido de los jugadores, y Julián había salido con ellas para acompañarlas hasta el auto.
Gianna apretó sus labios en una delgada línea. Ahí empezaba la parte que a los demás nunca les gustaba, la parte que la había llevado a no querer salir con nadie, la parte donde ella priorizaba a su hija y los demás preferían alejarse antes que adaptarse a su posición de madre— Me encantaría, pero no tengo a nadie que pueda cuidar a Allegra hoy, Paulo y Oriana van a salir com mi mamá, me quedo con ella. Perdón Juli. —murmuró inclinándose para acomodar a la nena en la sillita del auto, dejando el bolso a su lado en el asiento para luego mirarlo.
Julián la observó con su ceño fruncido, notando la inseguridad y la preocupación en los ojos de la chica— ¿Por qué te disculpas, Gianna? Allegra es parte de tu vida, es una parte más de vos, no pretendo que la dejes a un lado por mí. Te quiero en mi vida, te quiero a toda vos, y eso incluye a Allegra, lo supe desde el primer momento y no es algo que quiera que cambie. —el futbolista se acercó a ella, tomando su rostro entre sus manos con suavidad— Salimos los tres juntos, no vamos a dejarla cuando podemos hacer cosas juntos.
— ¿Seguro?
Las ganas que tenía Julián de salir a agarrar a todas esas personas que habían generado esa inseguridad en Gianna eran inmensas, a todos esos que solo querían a Gianna en sus vidas sin Allegra cuando era obvio que eso era imposible. Si estaba Gianna iba a estar Allegra, y Julián no podía amar más esa idea, con la locura y el amor que había desarrollado por ambas.
— Ya te dije que las quiero a las dos en mi vida, Gianna, y eso no va a venir a cambiar ahora. Cuando lo dije fui sincero, todo lo que dije era verdad, ¿Sí? —el cordobés la atrajo hacia su pecho donde Gianna recostó su cabeza, oyendo los latidos de su corazón que lograban tranquilizarla.
— Perdón, todavía me cuesta creer que aceptas a Allegra conmigo y que tratas de incluirla.
Julián suspiró, dejando un beso en la cabeza de Gianna con dulzura— Y siempre va a ser así, al menos conmigo lo va a ser. Ustedes dos pasaron a ser parte vital de mi vida y no quiero que eso cambie.
— Te quiero, Juli. —susurró Gianna de una forma que terminó por derretir el corazón de Julián por completo.
— Y yo a vos Gianna. —el cordobés sonrió viendo como Allegra los observaba desde su sillita— A vos también te quiero mucho, pulga. —le tendió su mano para que ella la tomara— ¿Entonces, salimos los tres juntitos hoy? Me quedé con ganas de conocer los otros jueguitos, y quien sabe, por ahí cuando volvemos pasamos por una juguetería donde haya un peluche de Spiderman.
Gianna lo observó con una ceja alzada— La estas malcriando.
Julián se encogió de hombros— Lo merece, si se porta re bien, ¿o no Alle? —una risa brotó de los labios de ambos cuando Allegra dijo que sí para luego rogarle a su madre con un "mami, por favor", Julián a su lado sonriendo. Gianna suspiró derrotada, no podía decirles que no cuando se complotaban de esa forma.
— Solamente si come todas las verduras en el almuerzo, sino lo dudo mucho.
— No va a haber problema en eso, Allegra se va a comer todo, ¿no? —la nena asintió diciendo que sí— ¿Ves? Ya está, todo arreglado, a la tardecita paso por ustedes. —dijo el cordobés sonriendo al ver que había conseguido lo que quería.
GIANNA AGITÓ SU MANO saludando a la familia Álvarez mientras se acercaba junto a Allegra, Oriana y Alicia a los asientos que les tocaban. Una vez más estaban todos reunidos en el estadio Lusail donde iba a llevarse a cabo el partido final de la Copa del Mundo, partido donde volverían a enfrentarse Argentina y Francia después de cuatro años, después de ese partido donde Francia se había llevado la victoria.
— ¿Y esa camiseta? —preguntó Rafael riendo cuando vio que Gianna, al igual que Allegra, llevaba puesta la camiseta con el número nueve y el apellido Álvarez en la espalda.
— Son un regalo. —respondió Gianna saludando a todos con un beso en el cachete mientras Agustín alzaba a Allegra para sentarla en sus piernas, dándole el paquete de galletitas que habían llevado para ella al igual que en los partidos anteriores.
— ¿No era que tenían una cábala? —cuestionó Agustina.
— La cábala era usar unas que fueran regaladas y estas lo son, esperemos que funcione o me tiro desde acá nomás. —movió su cabeza señalando la valla de la tribuna provocando la risa de los demás— ¿Hace mucho que terminaron con el calentamiento? —y es que con el tráfico que había terminaron llegando más tarde los habitual y se habían perdido incluso el calentamiento de los jugadores.
Rafael negó con su cabeza— Hará unos cinco minutos, así que supongo que en unos diez salen a la cancha para que empiece todo. El Juli y tu hermano estuvieron mirando para acá de a ratos, seguro las estaban buscando.
— Si no hubiese sido por el tráfico que había podríamos haber llegado bien, pero parecía que habían salido a manejar todos los boludos hoy. —se quejó Gianna provocando que rieran— Igual ellos ya sabían que teníamos los asientos juntos, y no pensábamos faltar. Dios, me hago pis encima de los nervios y ya fui como tres veces antes de venir para acá.
— Te hubieses clavado un pañal de Allegra.
— No me des ideas, Agus. —dijo provocando la risa de sus cuñados.
Con atención observaron lo que sería la última ceremonia de inicio del Mundial de Qatar, con la presencia de juegos de luces y los fuegos artificiales que iluminaban el interior del Lusail mientras a los lados de la gran Copa se abrían las banderas de ambas selecciones y decenas de personas entraban al lugar para moverse al ritmo de la música. En la pantalla de la esquina pasaban imágenes de los jugadores esperando en el túnel para salir, una sonrisa formándose en sus labios cuando enfocaron a Julián que hablaba con la nena con la que le había tocado entrar.
— ¡Juli! ¡Allá, Juli! —gritó Allegra señalando la pantalla.
— ¿Decís que ganamos nosotros hoy, Alle? —le preguntó Agustín que seguía con ella a upa, Allegra asintiendo con su cabeza sin dudarlo— ¡Muy bien! ¡Eso, sobri! —alzó su mano para que ella le chocara los cinco riendo. Y Gianna murió de ternura cuando escuchó como la acababa de llamar Agustín, aún le costaba creer lo dulces que eran todos en esa familia con Allegra y lo bien que las habían recibido a ambas.
Cuando todos los jugadores comenzaron a salir a la cancha, esta vez con los equipos titulares, todos los asistentes se colocaron de pie para el momento de los himnos. Gianna sonrió y aplaudió con entusiasmo cuando presentaron a Lali Espósito que había quedado como la artista designada para representar a la albiceleste, tomando algunas fotos con su teléfono para tener de recuerdo de ese momento. Había tenido la oportunidad de conocer a la artista argentina gracias a Oriana unos años atrás y la adoraba, había sido muy buena onda con ella e incluso se habían mantenido en contacto después de eso.
O JUREMOS CON GLORIA MORIR, O JUREMOS CON GLORIA MORIR.
— Dios mío, que hermoso himno tenemos la puta madre. —susurró Gianna sintiendo sus ojos llorosos. La cordobesa estaba completamente segura de que era todo gracias al cúmulo de emociones que estaba experimentando por la situación en la que estaban, porque no todos los días llegabas a la Final de la Copa del Mundo. Si así estaba en ese momento, no quería imaginar como iba a estar al final del partido, independientemente de cual fuera el resultado.
Gianna observó como los jugadores comenzaba a dirigirse a sus posiciones en la cancha mientras Messi terminaba de saludarse con los árbitros y el capitán de la Selección francesa, para luego mover su mirada hacia la posición en la que Julián se encontraba dando saltos en su lugar preparándose para cuando el árbitro pitara dándole inicio al partido.
Una vez más Paulo estaba en el banco como suplente, pero Gianna tenía fe de que su hermano iba a entrar a jugar al menos durante los últimos minutos, y quizás ayudar marcar un gol o a hacer alguna jugada importante para el equipo.
VAMO' VAMO' ARGENTINA, VAMO' VAMO' A GANAR. QUE ESTA BANDA QUILOMBERA, NO TE DEJA, NO TE DEJA DE ALENTAR. Cantaban todos los argentinos en el estadio saltando en sus lugares, agitando en el aire banderas, camperas y lo que sea que tuvieran en las manos para demostrar lo eufóricos que se encontraban con el partido que se estaba disputando. Y si bien había una gran cantidad de hinchas franceses dentro de la cancha, nada podía superar el ruido que los argentinos estaban haciendo.
— ¡VAMOS DIBU VIEJO NOMÁS! ¡GRACIAS DIOS POR ESTE TIPO! —gritó Gianna cuando el Dibu se tiró para agarrar una pelota bastante peligrosa, logrando atraparla y evitando que el jugador francés pudiera intentar patear al arco.
— ¿Por qué parece que los de Francia están en un cumple?
Gianna soltó una carcajada cuando escuchó la pregunta de Oriana— Viste boluda, no parece que están jugando una final del mundo, están como apagados.
— Son los chicos los que los están apagando. —dijo Rafael— El baile que les están pegando por favor.
Y YA LO VE', Y YA LO VE', EL QUE NO SALTA ES UN FRANCÉS. Gianna sonrió viendo como Allegra reía en sus brazos mientras ella saltaba cantando eso, la nena completamente divertida con el movimiento gracias a su madre.
— ¡EEEEEEEH! ¡ES PENAL ESO, CULIADO!
— DALE PELADO, ES PENAL ESO. —y tal y como todos estaban gritando, Argentina recibió un penal por una falta cometida a Di María en el área.
— ¿Quién le va a pegar? —preguntó Alicia colocándose de pie para poder ver mejor.
— Messi ma, como siempre. —Gianna contuvo la respiración cuando vio que el árbitro pitaba para indicar que el número diez podía patear la pelota hacia el arco, una sensación de alivio y euforia invadiéndola por completo cuando vio que la red se movía por el choque con la pelota y como el estadio estallaba en gritos— ¡GOL! ¡GOOOOL! ¡DALE ALLE, GRITA GOL CON MAMÁ!
— ¡Gol, mami! —gritó Allegra riendo mientras aplaudía.
MESSI, MESSI, OLÉ, OLÉ, OLÉ, OLÉ, MESSI, MESSI. Todo el estadio coreaba el nombre del futbolista argentino mientras sus compañeros de equipo se tiraban sobre él celebrando que llevaban la delantera en el marcador. Pero la cosa no había terminado ahí, porque el show recién empezaba.
Al minuto treinta y seis en una tremenda jugada colectiva que culminó con un pase de Alexis a Di María, el jugador de la Juventus logró marcar el segundo gol del partido, colocando de esa forma a la Argentina dos puntos por delante en el marcador.
La felicidad era demasiado evidente entre los hinchas argentinos, todos sonriendo y llorando de la emoción por como se estaba desarrollando el partido hasta el momento. Gianna sentía que su garganta ardía de todo lo que estaba gritando, pero no podía importarle menos, iba a dejar todo, así como lo estaban haciendo los jugadores en la cancha.
En el entretiempo, la cordobesa aprovechó para ir al baño con Allegra, acompañada de Agustina y Oriana, para chequear el estado de su pañal por si debía cambiarlo, y aprovechó también a hacer pis porque sabía que no iba a aguantar el segundo tiempo por los nervios que estaba sintiendo. En el camino de vuelta varios hinchas argentinos que las habían reconocido se habían acercado con amabilidad a saludarlas y a pedir una foto con Oriana, y para sorpresa de Gianna también con ella, sobre todo chicas que le decían lo bien que les caía, que adoraban a Allegra y su relación con Julián. Y si bien Gianna no confirmó nada con palabras, la sonrisa que les dedicó fue más que suficiente.
Todo iba demasiado bien para ser una final de la Copa del Mundo, y más para ser una final disputada por Argentina. Y el golpe de realidad llegó cuando en menos de dos minutos, al minuto ochenta y al minuto ochenta y uno, Mbappe metió dos goles igualando el marcador entre ambas selecciones. Gianna mordió su labio inferior con fuerza, sintiendo como todo su cuerpo temblaba porque el tiempo seguía avanzando y continuaban empatados. Hacía rato ya que venía llorando, cosa que había empeorado con los goles de Mbappe, y trataba de calmarse a pesar de que sabía que era al pedo porque estaba completamente alterada.
— Otro alargue la concha de su madre, estoy harta de esta poronga. —dijo la chica pasando las manos por su rostro con frustración. Y si ella estaba agotada no quería ni imaginar como se encontraban los jugadores, si bien ya se habían realizado varios cambios en ambos equipos, como lo fue la salida de Griezmann del equipo francés, cosa que había dejado a Gianna completamente confundida, la mayoría de los jugadores habían jugado los noventa minutos completos— Allegra, hija, ¿querés un caramelo? —le tendió uno de los caramelos que la nena, en brazos de su abuela Alicia, tomó gustosa— ¿Algún otro quiere caramelos?
— Dame, siento que me está bajando la presión y el chicle ya no está haciendo efecto. —dijo Rafael estirando su mano para agarrar uno.
— Mari, Gustavo, ¿alguno quiere? —preguntó un poco más fuerte, ya que ellos estaban más lejos.
— Ya tenemos, también nos vinimos preparados Gianna. —le dijo Gustavo riendo al ver que Gianna alzaba su pulgar con diversión.
— ¡BASTA LOCO, CORTENLE LAS PIERNAS! —gritó Gianna viendo como Mbappe se acercaba al área argentina a gran velocidad, pero en medio era frenando por el Cuti— ¡ESO! ¡DALE CUTI, HACELO TETA HERMANO! ¡VOS TAMBIÉN OTA, LIQUIDALO!
Argentina continuaba empatando en el dos a dos cuando al minuto ciento dos Scaloni decidió utilizar la segunda ventana de cambios para meter a la cancha a Leandro en lugar de Rodrigo, y luego meter a Lautaro en lugar de Julián, todo el estadio ovacionando a los jugadores que acababan de salir después de lo bien que habían jugado.
— ¡JULI, JULI, OLÉ, OLÉ, OLÉ, OLÉ! —gritaba Gianna saltando con los hermanos de Julián y Agustina, Allegra en los brazos de Alicia imitando las acciones de su madre, viendo la pantalla donde mostraban la imagen de Julián saliendo de la cancha— ¡VAMOS MI AMOR!
En varias ocasiones la pelota había pasado a nada de entrar al arco de Lloris, pero parecía que movían el arco cada vez que la pelota se acercaba para evitar que esta entrara. Hasta que finalmente, en el minuto ciento ocho, una pelota arrojada por Lautaro y tapada por Lloris, fue agarrada en el rebote por Messi que logró hacerla entrar, y por poco el estadio se venía debajo de la fiesta que se había armado por el festejo de ese gol.
— ¡CHUPAME EL PINGO MBAPPE! —gritó Agustín cuando en el minuto ciento dieciocho Mbappe lograba igualar una vez más el marcador gracias a un nuevo penal generado a favor de ellos, por una supuesta mano de Montiel.
— La estoy pasando como el reverendo orto, me siento mal. —murmuró Gianna abrazando a Allegra que estaba en sus brazos una vez más, la nena abrazada con fuerza a su peluche de Pascal, mientras su madre temblaba de la bronca y la desesperación que estaba experimentando al igual que los demás argentinos en todo el mundo— ¡Entra Paulo! ¡Mira hija, entra el tío Pau! —Gianna movió un poco los auriculares que Allegra tenía puestos para que pudiera escucharla y ver donde estaba señalando, justo en el momento en el que Paulo chocaba los cinco con Tagliafico para entrar en reemplazo suyo en el minuto ciento veintiuno.
— DIOS DIBU, SOS ENORME CULIADO.
— PAULO TE AMO BOLUDO, LO QUE NOS ACABA DE SALVAR POR FAVOR. —gritó Gianna sin poder dejar de llorar, viendo como en el minuto ciento veintidós, luego de que el Dibu atajara de una forma totalmente increíble una pelota de Kolo Muani que podría haber marcado el final de la Scaloneta en el Mundial de Qatar, su hermano logró desviarla evitando así que Mbappe pudiera aprovechar el rebote— ¡PARA TODOS LOS HIJOS DE PUTA QUE HABLABAN DE VOS HERMANO! ¡TE AMO!
Y esa fue la última jugada del tiempo de alargue. Habían llegado al final del alargue empatados y eso sólo significaba una cosa.
— ¿Cómo son los de Francia con los penales? —cuestionó Alicia viendo con preocupación como ambos equipos se reunían en extremos opuestos para definir quienes eran los que iban a patear y el orden en el que lo harían.
— No tengo idea, el único que sé que es técnicamente bueno es Mbappe, pero no tengo idea de los nomás ma. —respondió Gianna tomando un pañuelito del bolso de Allegra para secarse las lágrimas, aunque era totalmente al pedo si seguía llorando como una boluda.
Allegra por su parte miraba todo a su alrededor con curiosidad, sobre todo a su madre que no había dejado de llorar, al igual que sus tías y tíos. Y eso que ni siquiera habían arrancado con los penales, porque cuando eso pasó todo se descontroló, el estadio parecía venirse abajo cada vez que ocurría un penal.
— Dale Paulo, confío en vos hermano, cerrales el orto a todos por favor. —murmuraba Gianna mordiendo con fuerza su labio inferior. Messi acababa de marcar el primer penal de Argentina, mientras que Francia ya contaba con uno adentro y otro errado— Por favor Pau, por favor. —repetía Gianna viendo como su hermano se ubicaba en la posición del punto del penal, dando los pasos hacia atrás hasta que el árbitro pitara indicando que podía patear, y cuando lo hizo un orgullo tremendo invadió a Gianna, viendo como su hermano había mandado la pelota al medio mientras Lloris se tiraba hacia un costado no pudiendo atajarla— ¡VAMOS CARAJO! ¡VAMOS MIERDA TODAVÍA! ¡TE AMO PAULO! ¡TE AMO! —dijo Gianna sintiendo como era abrazada por Oriana y por Alicia, las tres llorando a mares por lo que acababa de pasar, viendo como Paulo festejaba con el resto de sus compañeros un nuevo punto a favor de la Argentina.
La tensión que Gianna estaba sintiendo en ese momento era enorme, no podía más de los nervios, estaba segura de que en cualquier momento podían llegar a cederle las piernas. Si metían el siguiente penal, el cuarto, luego de que Leandro anotara el tercero, y Tchouaméni errara el tercero de Francia y Kolo Muani metiera el cuarto, Argentina se consagraba como la Selección campeona del mundo. Estaba a un paso, a un penal, a una jugada de poder conseguir eso que llevaban más de veinte años esperando, eso que todos los argentinos anhelaban ganar.
— ¡SOMOS CAMPEONES! ¡SOMOS CAMPEONES DEL MUNDO!
Un grito desgarrador escapó de los labios de Gianna mientras sollozaba abrazándose a su cuñada y a su madre, sintiendo como toda la tensión desaparecía de su cuerpo, siendo reemplazada por incredulidad, por emoción, por euforia, decenas de emociones explotaban en su interior mientras de fondo podía oír a todo el estadio gritando, a los argentinos celebrando ese triunfo que tanto habían esperado.
Gianna no podía dejar de llorar ni de sonreír, mirando todo con emoción, viendo como los jugadores en la cancha se abrazaban los unos a los otros. Su corazón sintiéndose completo al ver justo el momento en el que Paulo y Julián se abrazaban con fuerza, mientras ambos lloraban por el triunfo que acababan de obtener.
Durante varios minutos los jugadores estuvieron de esa forma, dispersos en la cancha, abrazándose mientras lloraban, para luego acercarse a los lados de la cancha y ponerse a cantar y saltar con los hinchas mientras preparaban toda la estructura para la entrega de medallas, trofeos y la copa. Gianna soltó una risa al ver como Paulo se tiraba encima de Julián, saltándole en la espalda a caballito mientras los dos hacían quilombo con los demás jugadores y los hinchas cantando "Muchachos", la chica sacando su teléfono para grabar eso aprovechando que era justo del lado donde estaban sentados a pesar de la distancia.
De a poco, los familiares de los jugadores fueron bajando de las gradas, acercándose al lateral de la cancha para esperar a que les dieran la indicación de que si estaban autorizados podían ingresar al campo para ir con su familiar dentro del equipo. Al bajar se encontraron con Valentina y Olivia, la nena sonriendo al ver a Allegra en los brazos de la chica, emocionadas por estar juntas otra vez a pesar de que se veían casi todos los días desde que habían llegado a Qatar. Gianna se sentó en el suelo, al igual que Valentina, con las nenas en sus brazos permitiendo que jugaran con sus peluches entre ellas mientras aguardaban.
Cuando la ceremonia comenzó y ya les habían dado sus medallas a los jugadores franceses, llegó el turno de la entrega de medallas para los argentinos, y uno a uno, en orden creciente fueron entregándoselas, pronunciando su nombre junto a su número de camiseta.
Gianna estaba grabando todo con una sonrisa en sus labios, completamente orgullosa de todos porque todos los jugadores eran sus amigos, pero sobre todo de Julián y Paulo— Player number nine, ¡Julián Álvarez! —el estadio se llenó de gritos cuando el futbolista de Calchín subió al escenario saludando a quienes entregaban las medallas, agachándose ligeramente para que pudieran colocarle la suya— Player number twenty-one, ¡Paulo Dybala! —y si con Julián ya estaba llorando, con Paulo ya había pasado a ser un mar de lágrimas, sabiendo lo mucho que su hermano había soñado con eso, habiendo visto todo el esfuerzo que había hecho para llegar a ahí desde que era chiquito, habiendo estado a su lado toda su vida apoyándolo de forma incondicional.
Paulo era campeón del mundo y Gianna estaba orgullosa de decir que lo había apoyado en cada paso de su camino, siempre estando ahí para cuando él la necesitaba de la misma forma en que él lo había estado para ella.
Y Gianna no dejó de grabar ni un segundo, captando con su cámara el momento en el que Messi recibía la Copa y la llevaba hacia donde estaban sus compañeros, todos saltando y gritando cuando el jugador número diez la alzó en el aire, habiendo así completado el logro que más había anhelado toda su vida.
— Vamos Alle, vamos a saludar. —cuando finalmente comenzaron a permitirles el ingreso, mostrando sus identificaciones a los guardias, Gianna pasó el cordón que había alrededor de la cancha acompañada de Oriana y Alicia, las tres buscando entre todos los jugadores a Paulo que también las buscaba. Un grito de emoción escapó de los labios de la chica cuando finalmente encontraron a su hermano, que se acercó a ellas abrazándolas a todas juntas con fuerza. Y el escuchar a su hermano llorando hizo que Gianna volviera a romper en llanto— Lo hiciste Pau, sos campeón del mundo hermano, lo hiciste.
Paulo asintió con una sonrisa, sin poder ni querer dejar de abrazarla— Gracias, gracias por todo, gracias por siempre hacerme el aguante. —decía mirando a las tres mujeres de su vida con ojos repletos de amor y aprecio, porque sabía que estaba donde estaba gracias a ellas y todo el apoyo que siempre le habían brindado— Las amo, porque esta no es solo mía, es de ustedes también. —alzó la medalla— Nunca me van a alcanzar las palabras para agradecerles todo lo que hicieron por mí, las amo mucho.
— Lo tenés más que merecido Pau, te vi dejar todo por esto desde que éramos chiquitos, te mereces esto y mucho más. ¿Viste que te dije que tu momento iba a llegar? Y hoy les dejaste en claro a todos por qué estas acá, por qué viniste a Qatar. —le dijo Gianna sin poder dejar de sonreír— Papá está muy orgulloso de vos y todo lo que conseguiste, no tengo dudas de eso.
— Tu hermana tiene razón, tu padre está muy orgulloso de vos allá arriba hijo. —le dijo Alicia dejando un beso en su mejilla con suavidad mientras el chico sollozaba, Oriana abrazándolo con fuerza mientras le decía lo orgullosa que estaba de él.
— ¿Le dijiste felicidades al tío Pau, Alle?
Allegra sonrió, abrazando a Pascal con fuerza— ¡Felicidades tío! ¡Hiciste gol! —Paulo soltó una risa, acercándose a ellas para dejar un beso en la cabecita de Allegra con suavidad, completamente enternecido.
— Ese fue por ustedes cuatro, ustedes son las dueñas de ese gol. —respondió él sonriendo mientras volvía a atrapar a las tres mujeres y a la nena en un abrazo grupa— Las amo muchísimo, gracias por estar acá conmigo. —Paulo soltó un suspiro feliz, alzando su cabeza para sonreir con diversión— Me parece que te estás buscando, Gianni.
Ante eso, Gianna giró su cabeza viendo que se acercaba Julián con una sonrisa dulce en sus labios mientras su familia venía unos pasos más atrás. La chica de ojos claros se liberó del abrazo de su hermano para acercarse a paso rápido hacia el futbolista del City que también aceleró el paso hasta llegar a ellas, atrapándolas a las dos en un fuerte abrazo.
— Felicidades al Campeón del Mundo. —le dijo Gianna en un murmullo que provocó un cosquilleo en el cordobés— Lo consiguieron Juli, ya son campeones, sos un ganador.
Julián las observó a ambas con sus ojos cargados de amor y adoración— En realidad ya había ganado cuando aceptaste estar conmigo, Gianna, pero esto me ayuda a tener cartón lleno.
Gianna le dio un golpe en el hombro, sintiendo como se ponía toda roja— No me podés decir esas cosas, Julián.
— ¿Por qué? Si es la verdad, ese día y hoy están empatados en los mejores días de mi vida. —fue entonces que el jugador del City notó que las dos Dybala no tenían puesta la camiseta con el veintiuno sino la camiseta con el número nueve y el Álvarez en la espalda— ¿Tienen mi camiseta? —cuestionó incrédulo, quizás estaba alucinando por toda la alegría que estaba experimentando.
Gianna soltó una risa— A menos que haya otro Álvarez que usa la nueve, creo que sí.
— Yo quería regalárselas, pero no lo hice porque pensé que iban a usar la de Paulo como venían haciendo hasta ahora, y no quería que te sintieras obligada a usarla o algo así. —explicó Julián acercando sus brazos a Allegra que al verlo también estiró los suyos para que la alzara a upa— Están hermosas, me gusta mucho como les queda, gracias por usarlas. —dijo dejando un besito en la cabeza de Allegra para luego acercarse a Gianna, atrapando sus labios en un beso fugaz que le robó el aliento por completo.
— En realidad, tendrías que darle las gracias a mi hermano. —dijo Gianna provocando que Julián la observara con curiosidad— Fue Paulo el que nos regaló las camisetas para que las usemos hoy, Juli.
— ¿En serio? —cuestionó Julián completamente incrédulo.
— Ya sé, soy el mejor cuñado del mundo. —la voz de Paulo se hizo presente, provocando que la pareja soltara una carcajada, Julián agradeciéndole al gesto— Ya habían usado mucho la mía, era hora de un cambio.
— Me encantó el cambio. —y se notaba porque Julián no podía dejar de sonreír viéndolas de esa forma a las dos, confirmando una vez más que Gianna y Allegra ya eran también parte de su familia.
— ¿Sacamos las fotos? —Mariana llamó la atención de los tres, varios teléfonos ya preparados para empezar a tomar fotos de los jugadores con ellos, turnándose para posar junto a ellos, las medallas y una copia de la copa que les habían entregado para las fotos.
Y así lo hicieron, posando de distintas formas y con distintos grupos de gente. Gianna se había tomado primero una foto con su Allegra, Paulo y Alicia, ella con su hija a upa mientras Paulo sujetaba la Copa en el centro permitiendo que ella y la madre de ambos pudieran colocar la mano en la misma, todos sonriendo a las cámaras. Después se sumó Oriana, teniendo así una foto las tres mujeres y Allegra con Paulo, posando con y sin la Copa, para que luego Paulo posara solo con su hermana y su sobrina, y también solo con su hermana mientras ella lo abrazaba de costado y él dejaba un beso en su cabeza con suavidad. Y una vez que las fotos de los Dybala estaban hechas, pasaron a las fotos de los Álvarez, primero de la familia de Julián sola, él con sus padres, hermanos y cuñada, con y sin la Copa, y después a ese grupo se sumaron Gianna y Allegra, colocándose a un lado de Julián mientras sonreían a la cámara. Tuvieron también la posibilidad de sacarse algunas fotos las dos familias juntas, porque ya habían pasado a ser una gran familia gracias a la relación entre Julián y Gianna, todos sonriendo con alegría para esas fotos que serían recuerdo de uno de los mejores días en sus vidas.
Y cuando ya habían tomado todas las fotos familiares, Julián le pasó su teléfono a su cuñado— ¿Nos sacas unas solo a nosotros, Paulo?
El jugador de la Roma asintió, acercándose a donde estaban Gianna y Allegra, a quien Julián alzó en brazos, rodeando con su brazo libre a Gianna por la cintura, los tres sonriendo hacia la cámara. Paulo tomó varias fotos donde Julián y Gianna iban cambiando de pose, sumando también a la Copa que era sostenida por Allegra con la ayuda de los dos adultos. Una sonrisa tonta en los labios de Julián cuando vio todas las fotos que su cuñado les había tomado, pensando ya en las que iba a terminar enmarcando.
— ¡Gianna! ¡Vení, Gia! —la escritora dio media vuelta, dejando de hablar con Julián, Rafael y Agustina, para ver que Rodrigo la llamaba con su mano.
Con curiosidad, Gianna se acercó a él— ¿Qué pasa, Rodri?
— Para que después no digas que no cumplo mis promesas. —el futbolista señaló con su cabeza al costado suyo donde Antoine Griezmann estaba de pie con una sonrisita en sus labios, provocando que Gianna abriera sus ojos con sorpresa— No tenes idea de lo mucho que ella me rompió las bolas porque quería conseguir tu camiseta del Atlético firmada, Gianna siempre fue fan tuya.
— Es un placer conocerte Gianna. —le dijo Antoine alzando su mano, y un grito de emoción escapó de los labios de Gianna provocando que los dos futbolistas rieran— Tengo un regalito para vos, espero que te guste. —el jugador le tendió la bolsa que tenía en su mano donde no solo estaba su camiseta del Atlético de Madrid firmada sino también una de las que acababa de utilizar en la final.
— ¡Muchísimas gracias! —exclamó la cordobesa acercándose para abrazarlo, abrazando también a Rodrigo mientras le seguía dando las gracias— ¡Me encanta! ¡Sos el mejor, Rodrigo!
El argentino soltó una risa— Te lo había prometido, y cumplo mis promesas, de nada Gianni.
Con esa sonrisa, Gianna se despidió del jugador francés para volver a donde estaba su familia con Julián y los Álvarez que claramente habían visto todo lo ocurrido y la observaban a ella y a Julián completamente divertidos.
— ¡Te la va a soplar un francés! —dijo Rafael completamente tentado mientras Agustina le reprochaba. Agustín, que estaba con Allegra a upa, soltó una carcajada completamente tentado con la cara de Julián.
— Gianna te pones la del partido de hoy y te desheredo como hermana, no te hagas la boluda. —le dijo Paulo señalándola.
La escritora colocó sus ojos en blanco, acercándose a Julián y pasando sus brazos por la cintura del chico mientras lo observaba con sus ojos cargados de dulzura— No te pongas celoso, Juli.
— No estoy celoso. —dijo provocando que todos rieran porque era obvio que estaba muy celoso.
— Julián...
— Bueno, puede ser que esté un poco celoso.
— ¿De quién estoy usando la camiseta? ¿La de él o la tuya?
Julián sonrió con orgullo— La mía.
— ¿Ves? Nada de que preocuparte Juli, ignora a los pelotudos esos.
— ¿A quién le decis pelotudos, pendeja atrevida? —le preguntó Paulo que estaba junto a Rafael, los dos observándolos con sus ceños fruncidos— ¿A nosotros?
— Al que le quede el saco que se lo ponga, Joyita. —dijo encogiéndose de hombros y provocando que Julián riera, dejando un besito en su cabeza.
Así como Julián había tenido la foto con el resto de jugadores y la Copa, las chicas también se habían tomado una foto todas juntas, y claramente Gianna había sido llamada para la foto, no solo por el hecho de ser la hermana de Paulo, sino que además como la pareja de Julián, y una amiga incondicional para las demás botineras. (sí, yo quería ser esa mujer, dios ojalá ser botinera la puta madre).
Mientras continuaban sacando fotos con los demás jugadores y sus familias, Gianna y Julián, con Allegra a upa suyo, se habían quedado hablando con Valentina y Enzo, que también tenía a Olivia en brazos. De fondo podía oírse la música que resonaba en el estadio, pura cumbia en honor a la Selección ganadora, poniendo aún más manija a todos los argentinos que aún estaban en el lugar para festejar el triunfo de la Selección. Gianna sonrió viendo como Julián bailaba con Allegra, provocando que la nena riera, y tendiéndole una mano a ella para que se les sumara, cosa que no dudó en hacer.
Y en una de esas, Julián la hizo girar, atrayéndola hasta él para robarle un beso fugaz que dejó una sonrisa tonta en sus labios.
— Las adoro. —dijo en un susurro, provocándole un escalofrío a Gianna.
— Y nosotras a vos. —respondió ella de la misma forma, la sonrisa presente en sus labios.
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