Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

27 | Los entrometidos


Primero quiero disculparme por dejar la historia tanto tiempo :( pero ya hablaremos de eso al final jejeje, de momento dejo un resumen muy burdo de los últimos acontecimientos (al menos los más recientes y relevantes para este capítulo), por si alguien ya no recuerda bien que estaba pasando:
Jessia escribió el ensayo sobre su futuro universitario y su percepción de sí misma empezó a cambiar, comienza a creer qué tal vez sí puede dedicar su vida a la literatura. Mientras tanto, le pide a Elián que hable con Owen, ya que ambos tienen una teoría de lo que lo pudo haber pasado a este último y debido a esto decide ir a buscar respuestas a la tienda de música en la que habían comprado la guitarra de Denisse, donde mantiene una conversación con Tiago, el dueño del local y viejo conocido de Owen.

__________________________________

Razón número seis por la que cupido te odia:
"Le gusta regocijarse con el drama de las personas ¿y que mejor forma de ocasionarlo que con las flechas del amor?"

—Necesito hablar contigo—dijo una voz a mis espaldas.

La última vez que alguien me había dicho esa frase la situación no había terminado bien, sin embargo, esta ocasión era diferente, porque la persona de la que provenía la voz no tenía ninguna razón para querer hablar de algo malo conmigo, o al menos eso creía yo.

Con calma terminé de poner mis cosas dentro del casillero y, tras asegurarme de haberlo cerrado correctamente, me di vuelta para encontrarme a un Owen con cara de póker observándome fijamente.

Extraño. Aunque de por sí no era como que el fuera una persona muy expresiva.

Estábamos en la escuela, específicamente parados a mitad el pasillo; justo a la hora en la que las clases terminaban y todos se disponían a ir a casa, razón por la cual había tanto ajetreo a nuestro alrededor como para concentrarme en intentar adivinar de que quería hablar. La última vez que nos vimos había sido el día anterior, en mi casa, momentos antes de que fuera a la tienda de música para recopilar información, que aún no lograba asimilar, y no sabía si él estaba aquí para volver a insistirme en escribir una canción con los poemas de amor que le había dedicado a Mateo —cosa a la que definitivamente no iba a ceder— o porque la charla que había dejado en manos de Elián había rendido frutos. Mi hermano no quiso entrar en detalles sobre lo que habían charlado, pero me había dicho que Owen fue tan amable y tranquilo como siempre, por lo que creía que había ido bien.

—Claro, ¿quieres que vayamos a otro lugar?—pregunté relajada mientras colgaba mi mochila sobre el hombro derecho.

Owen asintió una vez con la cabeza y luego empezó a caminar decididamente hacia el patio de la escuela, sin voltearse una sola vez a ver si le seguía el paso o a preguntarme a dónde quería ir yo.

Estaba empezando a notar una extraña  tensión en el ambiente.

Cuando finalmente llegamos a nuestro destino, que se trataba de las mesas de piedra en la que nos habíamos reunido cientos de veces para discutir los poemas, el chico se aseguró de que no hubiera nadie lo suficientemente cerca como para escucharnos y después, con una mirada vacía,  se relamió los labios antes de hablar.

—Jessia, con todo respeto necesito que dejes de entrometerte en mi vida.

Sin comentarios.

Parpadeé lentamente unas tres veces, totalmente perpleja y sin nada que contestar. No solo habían sido las palabras dichas por el chico, sino la forma en la que lo había hecho. Nunca me había hablado así de fríamente, con una mirada extraña en los ojos y un tono de voz mucho más serio de lo habitual.

Ni si quiera cuando discutimos por la última canción había sentido que me miraba de la forma en que lo hacía en esos momentos.

Sabía que responder algo como «¿A qué te refieres?» sería una mala decisión, por lo que no opté por hacerme la tonta. Ambos sabíamos de qué estaba hablando. Quizá la charla con Elián no había salido tan bien como yo creía.

Al ver que Owen no decía nada pensé que estaba esperando mi respuesta, pero me equivoqué, pues más bien parecía como si solo estuviera ordenando sus pensamientos antes de ponerlos en palabras, porque cuando me dispuse a hablar en mi defensa me interrumpió secamente.

—No, escucha—comenzó, alzando un poco la voz, haciendo que me alegrara de su decisión de haber mudado nuestra conversación a un lugar menos público, después de todo no podría ni imaginarme lo que la gente pensaría si lo escuchara hablar de esa manera—. No puedes saberlo todo—continúo—. Hay cosas de las que definitivamente no quiero hablar y no me parece que metas tu nariz en lo que no te incumbe. A penas nos conocemos y este asunto no es algo que disfrute gritar a los cuatro vientos—puntualizó.

Ahora sí no pude evitar abrir mi boca con asombro.

¿"A penas nos conocemos"? Bobadas. Eso era solo unilateral. Él conocía a mi familia. Había ido a mi casa. Sabía mi mayor secreto, ese del que ni siquiera mis más allegados tenían idea. Había visto a una de mis mejores amigas derrumbarse por un corazón roto. Estaba al tanto de toda mi vida amorosa. Incluso había leído el primer libro que había empezado a escribir.

Si había uno de los dos que no conocía por completo al otro, esa era yo.

—Lo entiendo—empecé a decir, tratando de mantener la compostura— ¿Pero no crees que estás siendo un poco injusto?—añadí tratando de mantener el contacto visual, pero esos fríos ojos cafés no me la ponían fácil—. Tú sabes todo de mí. Mis historias más vergonzosas, mis tragedias y sobre todo mi historial amoroso. Leíste cosas en las que dejé mi corazón completo, ¿pero que sé yo de ti? Nada.

—Eso fue un accidente...—respondió inmediatamente, parecía que quería agregar algo más, pero no se lo permití.

Ya podía imaginar lo que iba a decir, pero ese argumento no tenía validez en absoluto.

—Claro, como leer a propósito un cuaderno ajeno que encontraste por ahí es un accidente—bufé—, y no fue suficiente con ello, tuviste que convertir todo lo de ahí en canciones y hacerlo público solo porque te quedaste sin creatividad—agregué exasperada—. Y no digas que me ayudaste a cambio, porque eso seguramente solo lo hiciste por lástima y para aliviar tu culpa por plagiar mis poemas.

Caramba.

Pretendía decir lo primero, pero lo último había salido de mi boca sin pensarlo en absoluto. Ni si quiera yo sabía de dónde había salido todo eso. Hasta yo me había sorprendido.

¿Era así como me sentía en realidad?

A decir verdad, puede que incluso me estuviera guardando esos pensamientos de mí misma, pero ahora que habían salido de mi boca ya no había marcha atrás. Era tarde para retractarme. Tal vez antes había perdido la dignidad, pero ahora mantenía un poco de orgullo y solo me quedaba mantener mis palabras.

—Te ayudé porque tienes potencial—respondió a mis acusaciones un tanto enervado, hasta pude percibir un leve temblor en su voz—. Te he dicho muchas veces lo que pienso de tus escritos, si quise ayudarte con tus calificaciones fue porque quería que creyeras un poco más en ti misma y si accedí a dar clases de guitarra fue porque después de conocer a Denisse...—se calló abruptamente antes de envolver sus dedos en un puño, como si estuviera enojado consigo mismo por casi revelar algo que no quería decir—. A lo que me refiero es que...—agachó su cabeza viendo el piso como si con sus ojos pudiera cavar un hoyo de más de cien metros.

Nunca lo había visto de esta manera, desesperado, con la espalda totalmente recta, pies bien plantados en el suelo, con los brazos a sus costados y manos apretadas en puños. Al tener la cabeza hacia abajo sus medianamente largos cabellos negros caían a los lados de su rostro, cubriéndolo por completo, sin dejarme ver el tipo de expresión que tenía en su cara.

Pero lo que había dicho... Simplemente no podía ser verdad.

—Entonces respóndeme algo—me obligué a decir al ver que de su boca no salían más palabras—. Si no fuera porque necesitabas de mis poemas, ¿me habrías ayudado de todas formas?

—¡Claro que sí! Porque tú...—respondió inmediatamente y sin ninguna duda, pero antes de que terminara la frase soltó un grito ahogado, como si tuviera un hechizo que le impidiera hablar de algo muy importante.

—¿Por qué yo que?—insistí. Tenía la sensación de que, nuevamente, se estaba guardando algo importante.

—No puedo—murmuró un par de veces, tomando grandes bocanadas de aire y enredando sus largos dedos de guitarrista en los mechones sueltos de su cabello, antes de que finalmente pudiera reponerse—. Escucha—Alzó la cabeza—, solo digo que estoy harto de que me uses como el misterio para jugar a la detective. No te bastó con involucrar a tu hermano en esto, sino que también tuviste que ir a preguntarle algo muy personal a alguien que me conoce desde hace mucho, ¿qué sigue? ¿Qué vayas a hablar con mis padres?

Espera, ¿estaba hablando de mi visita a la tienda de música?

¿De eso se trataba todo? ¿Por eso estaba molesto?

¿Y por qué..?

Él pareció leer la pregunta en mi mente, porque bufó—: ¿Qué? ¿En serio creíste que Tiago no me diría que fuiste a verlo? Ayer en la noche cuando fui a la tienda me lo contó todo. Dime Jessia, ¿por qué tanto afán de entrometerte en mi vida? Incluso arrastraste a tu hermano a esto. No necesito que nadie más sienta pena por mí.

¿Por qué estaba tan a la defensiva?

—¿Quién habló de pena?—cuestioné— Si fui a hablar con Tiago fue porque tú nunca me cuentas nada.

Él solo suspiró con cansancio antes de responder—: No es algo que pueda decir a la ligera. Debes entender que todos tenemos cosas que preferimos guardarnos y no es correcto obligar a la gente a que las diga.

Vaya, vaya. ¿Y quién fue el que me obligó a explicarle la historia detrás de cada poema?

¿Quién fue el que me hizo hablar de lo qué pasó con Mateo?

No pude evitar que mi mente vagara hasta ese recuerdo, archivado en lo más profundo de mi cerebro. El Owen que me había escuchado pacientemente en ese momento, que me había abrazado con fuerza mientras decía palabras de aliento, no parecía ser el mismo que ahora tenía en frente. Ya había alzado la cabeza y me miraba completamente exasperado, como si en esos momentos fuera la última persona con la que quisiera estar manteniendo una conversación.

—¿Y quién eres tú para hablar de eso?—espeté enojada. Ya no sabía si estaba furiosa por sus acusaciones o si era alguna otra cosa, pero sentía una extraña opresión en el pecho al notar la forma en la que me estaba mirando. No me gustaba esa sensación para nada—. Yo también tenía cosas que quería guardarme, pero tú fuiste la primera persona en rogarme porque lo sacara a la luz—agregué, sintiendo el dolor de cada maldito poema.

Pude sentir las palabras de Mateo. Los engaños y las manipulaciones de cada una de las personas con las que había salido. Se sentía como si estuviera reviviendo todo una vez más.

Como si cada uno de ellos fuera una apuñalada directa al corazón y la mirada de Owen la mano que sujetaba el cuchillo. La forma en que esos ojos se curveavan debajo del ceño fruncido me dolía más que las palabras que decía.

—No es lo mismo—sentenció.

—¿Cómo no va a ser lo mismo? Explícamelo—exigí con voz ronca.

—No es lo mismo—empezó—, porque lo tuyo no es algo por lo que tendrías que tener miedo si las personas se enterasen. Nadie te culparía si compartieras lo que te hicieron—En esos momentos no fui capaz de procesar sus palabras como debí haberlo hecho. Hubiera habido muchas cosas que podría haber dicho ese día para evitar desastres posteriores. Sin embargo, no lo hice.

»Pero si insistes en que es lo mismo, bien, bajo esa lógica, ¿eso te da derecho de forzar a la gente a contarte todo?—cuestionó al final, rematando su argumento.

—No me da derecho—respondí totalmente a la defensiva—. Pero se supone que las amistades son recíprocas. Si tú incluso conoces la peor parte de mí, ¿por qué yo no puedo saber aunque sea un poco de ti? Lo bueno o lo malo no me importa. Solo quiero un balance entre nosotros dos. Dios, ni quiera sé cuál es tu comida favorita, mucho menos porque te comportas como lo haces con la música. No es justo que no me digas nada y que cada vez que pregunte solo evites la respuesta.

—¿Y qué harías si hay más de lo mal que de lo bueno? Seguramente te alejarías como todos lo hicieron.

—¿Por qué dices eso? La única forma de que me alejara sería justamente por algo como esto, porque no tienes intención alguna de contarme qué es lo que te sucede—me defendí.

Lo malo de las discusiones es que todo sucede tan rápido que no hay tiempo suficiente para analizar por completo las palabras de la parte contraria, ocasionando que, cuando pensemos en las palabras correctas, ya sea demasiado tarde.

—¿Y quién dice que no te iba a contar nada?—exclamó él. No me di cuenta del momento en que nuestras voces se alzaron a un alto volumen hasta que una chica nos miró con los ojos abiertos antes de marcharse al interior de la escuela— ¿Nunca se te ocurrió qué tal vez necesitaba tiempo? Los verdaderos amigos no se fuerzan entre sí—concluyó Owen totalmente ajeno al suceso anterior.

—Yo nunca pretendí forzarte a nada. Solo me preocupo por ti... Si me dejaras ayudarte...

—¡No puedes ayudarme! No puedes arreglar lo que ya está roto y si de verdad te preocuparas por mí—interrumpió—, no habrías buscado en cielo y tierra las respuestas que querías y hubieras esperado a que yo te lo contara todo a su tiempo.

Para este punto ya estaba tan enojada que ni si quiera pensaba bien en lo que decía; mi único pensamiento era que quería que Owen quitara esa mirada de sus ojos. No me gustaba para nada, era como si pudiera derrumbarse en cualquier momento. Sin embargo, mi cabreo le ganó a mí sensatez y no fui capaz de pensar correctamente, por lo que dije a continuación solo agregó limón a la herida.

—Bueno, perdón por no cumplir tus expectativas. Sé que soy impulsiva, pero las personas tienen diferentes formas de demostrar su preocupación. Así que lo siento por intentar ayudarte, pero los verdaderos amigos no se enfadarían por que traten de saber más de ellos.

Se quedó callado unos minutos. El tiempo que pasó fue el más largo de mi vida y, de hecho, ya empezaba a sentir que quien había ganado la discusión había sido yo, pero no pude saborear mi victoria porque sus siguientes palabras me destrozaron por completo:

—Pues parece que nuestras definiciones de amistad no coinciden, tal vez eso signifique en realidad no somos verdaderos amigos.

En cuanto escuché eso sentí un nudo formarse en mi garganta, pero me lo tragué, junto con un creciente dolor en el pecho, para alzar la cabeza con orgullo y mirarlo directamente a los ojos mientras pronunciaba una última frase:

—Parece que no lo somos.

Si podía arrepentirme de mis palabras, Owen no me dió la oportunidad, ya que inmediatamente después me dirigió una mirada extraña y se dio la vuelta rápidamente para desaparecer de mi vista más rápido que un rayo.

No sabía porque, pero aquella discusión me dejó con sentimientos similares a los que tuve cuando Mateo había terminado conmigo.

Pero si de algo estaba segura era de que después de todo lo que nos habíamos gritado, las cosas ya nunca podrían volver a como eran antes.

«────── « ⋅ʚ♡ɞ⋅ » ──────»

Esto... Bueno, ¡Hola! ¿Cómo están? Espero que bien.
A decir verdad no sé con qué cara venir a hablarles ahora, después de haber dicho que ya iba a actualizar más seguido y luego volver a desaparecer sin ningún rastro. La verdad es que no planeaba hacerlo, creí que las cosas ya me iban a dar como para volver a concentrarme en la historia... pero no fue así. Honestamente, ni si quiera me di cuenta de lo rápido que se fue el tiempo.

La vida da muchas vueltas, pero no es mi intención llenar esta nota con rollos existencialistas ni nada por el estilo, así que iré al grano. Quiero agradecerles a todos los que sigan aquí en este punto, sé que puede ser desesperante seguir una historia con actualizaciones inconstantes, por lo que agradezco infinitamente la paciencia que me han tenido hasta ahora y el cariño que le han dado a estos personajes. No pretendo abandonar esta historia, no se asusten, les prometo que la leerán hasta el final, solo que, bueno, me disculpo por ser una persona muy inconsistente TuT.

Algunas me preguntaron si estaba bien y de verdad agradezco su preocupación :') ¿Honestamente? No puedo estar muy segura, pero aquí andamos, dándole a la vida porque no queda de otra jajaja, pero bueno, parece que las cosas ahora sí ya van mejor.

Y, bueno, ya para terminar, espero no tardar tanto para la próxima actualización, pero les adelanto que ya estamos a unos 5-6 capítulos (si mis cuentas no me fallan) de saber la verdad detrás de Owen. ¿Preparadxs?

De nuevo, gracias por estar aquí, ¡Nos leemos pronto! <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro