23| El innombrable
Razón número dos por la que cupido te odia:
"No flecha a dos personas que se conocen, sino que hace que dos personas se conozcan por sus flechas"
—No te ves bien—comentó Lin en mi dirección, antes de darle una mordida a la empanada que sostenía en sus manos.
Estábamos en el salón de clases, yo acababa de llegar después de haber corrido como si no hubiera un mañana, para encontrarme con que la profesora se había ausentado; la maldije internamente, porque me había cansado para nada. Por otra parte, apenas el primer periodo y ya me quería ir a mi casa.
—Tú tampoco—le dijo Mila mientras señalaba a las enormes ojeras que rodeaban sus ojos.
—Disculpa, pero tengo el corazón roto, estoy justificada—le respondió la otra posando una mano sobre su pecho, haciéndose la ofendida. Yo sabía que aunque estaba bromeando, si seguía dolida y esos chistes no eran más que una forma de disfrazarlo. Mila lo sabía también y por eso no insistió más en el tema, aunque sí alzó una ceja, gesto que hizo que Lin siguiera hablando—Bien, bien, bien—cedió, dejando su empanada sobre mi escritorio y mirando a rápidamente a nuestro alrededor para asegurarse de que nadie nos estuviera prestando atención—Me quedé despierta hasta las tantas de la noche por buscar la película de un anime en internet. Pero ¿les digo algo? ¡La encontré! ¡Y subtitulada! Nadie me creía capaz, la mayoría me dijo que no podía, me subestimaron, de mí se burlaron, pero ayer cumplí todas mis metas y solo me queda burlarme en sus getas ¡JA!
—Ya, eso tiene más sentido—dijo Mila sonriendo y dándole una palmadita en su cabeza, como si con ello le dijera «buena chica», Lin le regresó la sonrisa y procedió a seguir comiendo.—Pero, ¿a ti que te pasó? Parece como si hubieras visto a un fantasma—inquirió esta vez dirigiéndose a mí.
Oh, de cierta forma lo vi. Me crucé con un espectro, un monstruo... aunque llamar a Mateo de esa forma sería una ofensa para dichas criaturas.
—No creerán con quien choqué cuando venía de camino aquí—farfullé cruzándome de brazos. El tan solo recordarlo ya me ponía de malas. Mila me miró incitándome a hablar, por lo que continué:—Al innombrable—Lin, que estaba a medio camino de llevarse el último pedazo de su empanada a la boca, se detuvo a la mitad de la acción.
—¿Qué?—Camila frunció el ceño—¿No se supone que volvía la otra semana?—preguntó observando a mi otra amiga.
—No me mires a mí, tú eres nuestra fuente de información aquí, si tú no sabes que pasó, menos yo—le respondió ella—Pero ¿cómo que "chocaste"? Explícate mujer—añadió en mi dirección.
Procedí a contarles brevemente cómo choqué con él cuando venía corriendo sin fijarme bien en mi entorno, desde como caí al suelo hasta que recogí mi cuaderno y como él no me había reconocido en un principio. Él relatar eso me hizo recordar el cuaderno y como había visto un par de anotaciones que no me pertenecían —obviamente no les conté ese detalle a ellas—, lo había olvidado por completo, pero ahora me moría de ganas por sacarlo para comprobar que mis ojos no me hubieran mentido, pero no pude porque las chicas estaban frente a mí y ellas no sabían nada de eso.
Me tuve que aguantar, sin embargo en mi próxima oportunidad lo revisaría.
—¿Y qué pasó después?—preguntaron al mismo tiempo.
—Dijo: «ah, eres tú» y me pasó de largo dándome un empujón de hombros.
—Cabrón—refunfuñó Lin chasqueando la lengua—Tiene suerte de no toparse conmigo, porque le estrellaría mi puño en la cara. ¿Quién se cree para tratarte así? ¿No le bastó con todos los rumores que esparció el año pasado?
Oh los rumores. Esos que me habían hundido. Era una suerte que los adolescentes olvidaran cualquier chisme rápido, porque sino seguirían atormentándome.
—No entiendo que gana con esa actitud de machito, él fue el que te hizo daño, no al revés—rechistó Mila.
—Menos mal que no está en nuestro salón, no saldría vivo de esa puerta, te lo aseguro—comentó Lin. Me sentí afortunada de tener amigas que se preocuparan así por mí—De hecho, Mila, tú que todo lo sabes ¿en qué grupo fue asignado este año?
—Si no me equivoco, en el C—contestó inmediatamente. Sus datos casi siempre eran precisos.
¿Porqué me sonaba ese grupo?
Espera...
—¿Ese no es el salón de Owen?—preguntó Lin, poniendo en voz mis pensamientos.
—En efecto—confirmó la otra chica.
Oh no. Después de todo lo que le había contado...
Él no iba a decir nada ¿verdad?
El pánico empezó a apoderarse de mí, había tomado demasiado para que me atreviera a contarle a Owen toda la historia, pero aún no me sentía lista para que el asunto saliera a la luz. Tenía miedo. Ni si quiera sabía si algún día llegaría a hablar de aquello de nuevo.
—Jess, palideciste de repente, ¿te encuentras bien?—Mila me miró preocupada. Ni si quiera tuve las fuerzas suficientes como para asentir con la cabeza y simplemente la miré de vuelta—Oye, ¿qué tanto sabe Owen sobre ti y Mateo?
Oh, más de lo que crees.
—No te preocupes por eso—Lin me salvó de tener que contestar—Aún si él abriera la boca para decir más de sus estupideces, no creo que nada cambie la imagen que Owen tiene de ti, se nota que le importas al chico.
Eso no era lo que me preocupaba.
—Coincido con Lin, Owen es un buen chico, no se dejara guiar por comentarios ajenos, además ya te conoce—concedió mi otra amiga, pensando, al igual que Lin, que lo que me acongojaba era la percepción que Owen tenía de mí persona, sin embargo, por alguna razón, eso no me preocupaba en absoluto.
Traté de tranquilizarme, después de todo algo de lo que había dicho Mila era cierto, Owen era una buena persona, debía confiar en que no diría nada de lo que le había contado. No obstante, las cosas empezaban a acumularse y si seguían de este modo nada acabaría bien, tarde o temprano tendría que contarles todo, desde la verdadera razón por la que Owen y yo nos conocíamos hasta lo que en realidad había pasado un año atrás.
Y no sabía si estaba lista para eso.
Me pareció que Mila quería agregar algo más, pero en esos instantes la maestra hizo su aparición y tras disculparse por la tardanza comenzó a dar su clase como si nada hubiera pasado. Sin embargo, yo no podía concentrarme en lo que estaba diciendo, mi cabeza daba vueltas y ni si quiera sabía por dónde empezar a dirigir mis pensamientos, hasta que en determinado momento decidí empezar por lo más "sencillo", o aquello que en realidad no me causaría problemas.
O al menos eso fue lo que pensé.
Al ver a la maestra tan absorta en su explicación, saqué discretamente mi cuaderno y lo abrí sobre el escritorio, después procedí a repasar página por página, pero no encontré nada fuera de lo común. Ya comenzaba a rendirme, pensando que aquello que había creído ver no había sido más que producto de mi imaginación, cuando llegué a una de las últimas páginas, en las que ya no había poemas, sino la novela, el verdadero Del porqué cupido te odia.
Entendí que no lo había notado antes porque únicamente leí los poemas cuando Owen me devolvió el cuaderno, pero ahora que lo veía, era más que obvio. Yo nunca usaba tinta roja para escribir y además, reconocía mi letra.
En la esquina superior de la segunda página había un comentario, no era más que una frase, pero no se necesitaba ser muy inteligente para deducir quién la había puesto ahí; lo extraño era su contenido:
«D. habría hecho lo mismo»
Eso era todo. Di vuelta a la página y busqué en las hojas consecuentes, pero ese era el único comentario escrito.
¿Quién era D.?
Y más importante, ¡¿Cómo se atrevió Owen a escribir en mi cuaderno?! No solo invadió mi privacidad, también osó escribir sin mi permiso.
Bufé por lo bajo y cerré el cuaderno, no quería seguir leyendo.
Cada vez que creía que estaba más cerca de entender a Owen él me sorprendía con algo nuevo. Sin embargo, en esta ocasión tenía una pista: el libro que había encontrado en su mochila. Sentía que todo estaba conectado de alguna manera, la única canción que había escrito, el misterioso canal de YouTube, el libro y ahora el comentario; tenía el presentimiento de que había algo que no estaba viendo y estaba decidida a descubrir que.
«────── « ⋅ʚ♡ɞ⋅ » ──────»
Cuando la última hora antes del receso terminó, al fin pude sentir libertad, no obstante, también me sentía intranquila, porque había una persona que quería evitar a toda costa, pero por suerte, no era la única que no quería toparse con alguien en específico y por eso no fue difícil convencer a Lin de que se quedara en el salón conmigo para la hora del almuerzo. Mila, por otra parte, tenía asuntos que resolver con el periódico, así que tuvo que marcharse.
—Sigo pensando que es una mala idea hacer eso aquí—le comenté señalando sus manos. Lin simplemente se encogió de hombros—El salón apenas tiene una ventana, el olor se quedará impregnado—seguí insistiendo, pero nuevamente ella se encogió de hombros.
Lo malo de haberla convencido de acompañarme era que como ninguna había ido a la cafetería, ambas moríamos de hambre y, para distraerse, mi amiga había sugerido pintarse las uñas con un esmalte que había traído de su casa (nunca supe cómo lo guardó para evitar que se derramara en su mochila) y ahora había un olor penetrante ingresando a mis fosas nasales.
—Ya, Jess, no te preocupes, ni que fuera acrílico, se disipará rápido—me dijo despreocupadamente. Yo rodé los ojos y recargué mi cabeza sobre su hombro, lo que ocasionó que el olor me llegara con mayor intensidad.
—¿Cómo puedes hacer eso? Yo ni si quiera puedo pintármelas bien cuando apoyo mi mano en una mesa y tú lo estás haciendo al aire.
—No es nada del otro mundo, solo se trata de práctica—respondió, se notaba que iba a decir algo más, pero una voz llamando mi nombre la interrumpió.
—¿Jessia? ¿Estás aquí?—la puerta del salón se abrió de pronto, permitiendo ver la imagen de Owen, quien tras encontrarnos con la mirada se acercó cautelosamente, como si temiera que un animal le fuera a saltar encima en cualquier momento.
—Bueno, yo los dejo—comentó Lin abruptamente, sin dejar que nadie más dijera nada, mientras cerraba el envase de su esmalte de uñas y se paraba de sopetón, aunque tuviera tres dedos de la mano derecha sin pintar. Me dio una palmada en la cabeza y le echó una mirada a Owen que no supe descifrar y que él regresó de forma extraña, antes de desaparecer por el mismo lugar por el que Owen había entrado segundos antes.
Me abandonó a mi suerte. La traición, la decepción.
—¿No huele raro?—preguntó de pronto el chico arrugando la nariz y moviendo sus ojos de un lado al otro, como si tratara de buscar la fuente del olor. Yo simplemente le hice un gesto con la mano para que le restara importancia.
—¿Qué fue eso?—cuestioné atrayendo su mirada hacia mí.
—¿Qué fue qué?
—La mirada que te echó Lin.
—Se supone que es tu amiga, si tú no sabes menos yo—contestó medio en broma, medio a la defensiva. No le creí nada, pero lo dejé pasar—Como sea, venía a decirte algo—agregó cambiando de tema rápidamente.
Inevitablemente me puse nerviosa. No habíamos hablado mucho desde ese día y la conversación anterior con mis amigas no ayudaba a tranquilizarme. Tenía un mal presentimiento.
—¿Qué pasó?—dije tratando de sonar lo más relajada posible, pero no salió como lo esperaba y el castaño lo notó.
—¿Estás bien? Luces preocupada—me miró entrecerrando los ojos, como si con su mirada pudiera sacarme respuestas, y no supe cómo reaccionar.
—Sí...—comencé a decir—No...—balbuceé—Ay, la verdad es que necesito asegurarme de algo—me miró extrañado, no lo culpaba, realmente no tenía mucho sentido lo que estaba diciendo—Lo que te dije la otra vez... No vas a decirle a nadie ¿verdad?
Se quedó perplejo unos segundos antes de volver a sí mismo—Por supuesto que no—solté aire que no sabía que estaba conteniendo—Es algo tuyo Jess, no soy nadie para hablar de eso, no quiero decir que debas guardártelo, como ya te dije, pero no me corresponde a mí decir nada, así que no te preocupes—me aseguró y por alguna razón le creí, sus palabras bastaron para tranquilizarme—Pero ¿porqué de pronto te preocupas por eso?
Porqué volvió. Pensé.
—¿A qué te refieres con que volvió?
Mierda, ¿lo había dicho en voz alta?
Pero, espera, ¿qué no había dicho Mila que Mateo iba en su grupo? Él ya debía saber a qué me refería con "volvió".
—A qué regresó a la escuela, se fue un año a estudiar en el extranjero, pero ya volvió—respondí sin entender muy bien porque tenía que explicarle aquello.
—Espera un minuto—dijo él, completamente confundido—¿Todavía estudia aquí?
Yo asentí con la cabeza, aún extrañada y agregué:—De hecho me lo topé esta mañana.
Owen resopló y pasó una mano por su cabello—Como nunca mencionaste eso, pensé que se había cambiado de escuela...
Bueno, hasta yo lo había olvidado—De cualquier forma creí que ya lo sabías, porque según Mila fue asignado en tu grupo...
—Espera, espera, espera, ¿me estás diciendo que el idiota que llegó hoy es tu ex?
Me perdí.
Parpadeé lentamente un par de veces y Owen pareció ver mi confusión, porque empezó a explicarse.
—Esta mañana llegó un nuevo compañero, pero nunca dijo su nombre, pero jamás me hubiera imaginado que era él—bueno, eso era extraño, aunque tenía sentido, como ya estudiaba aquí no era forzoso que se presentara ante toda la clase, porque ya todos lo conocían, bueno, todos menos Owen, ya que él había entrado a la escuela a mediados del curso pasado, cuando Mateo ya se había marchado junto con el otro grupo de estudiantes participantes del programa de intercambio—Aunque con la actitud que se carga no me cuesta creerlo.
—¿Qué hizo?—enarqué una ceja, curiosa.
Owen me miró unos segundos antes de negar con la cabeza—Nada que necesites saber.
De nuevo, no supe que responder y simplemente me quedé callada. Permanecimos en silencio unos momentos hasta que Owen pareció repentinamente darse cuenta de algo, porque me tomó de los hombros y agitó mi cuerpo ligeramente.
—Aguarda un momento, ¿dijiste que te lo encontraste esta mañana?
Me limité asentir lentamente con la cabeza.
—¿Te hizo algo?—me miró preocupado.
—No realmente, nada de que preocuparse—le aseguré tomando sus manos y alejándolas de mi cuerpo. Él me miró no muy seguro.
—Bien, pero si te hace algo no dudes en decirlo.
—Claro—dije separando mis manos de las suyas. Un nuevo silencio volvió a instaurarse entre nosotros, hasta que recordé lo que había dicho cuando entró al salón—Dijiste que querías decirme algo, ¿qué era?
—Ah—chasqueó su lengua—Verás, creo que ya sé de que hacer la siguiente canción—se detuvo como si estuviera esperando por ver mi reacción. A esas alturas ya no me importaba del todo, porque al fin y al cabo ¿qué podía hacer?—Estaba pensando que podría ser de amor, con los poemas que escribiste en el sobre, no los del cuaderno.
¿Qué?
El mal presentimiento que tenía no se había equivocado después de todo.
«────── « ⋅ʚ♡ɞ⋅ » ──────»
¡Hola a todos! ¿Quién pensó que ya me había marchado? UnU, sé que ahora sí crucé la línea, casi hago un mes sin actualizar, pero la escuela me trajo súper ocupada y estresada (de verdad, la cantidad de trabajos era inmensa) y después se me vinieron las evaluaciones y cuando menos me di cuenta ya había pasado el tiempo. Mi plan original era actualizar el fin de semana pasado, pero siendo sincera me sentía muy cansada y preferí darme unos días para no publicar algo de tan baja calidad.
Pero bueno, no quiero aburrirlos con mis problemas xd, así que pasemos a lo feliz: ¡No puedo creer que la historia llegara a los mil votos! De verdad, cuando lo ví como que no me lo acababa de creer y se me alegró el feo día que estaba teniendo jajajaja, así que no me queda más que agradecerles por todo, por sus comentarios, estrellitas o leídas, gracias por darle una oportunidad a estos personajes y a esta historia, de verdad gracias.
Para no extenderme mucho, procedo a dejar la siguiente canción de la Playlist: Didn't I de OneRepublic, creo que habla bien del sentimiento de una ruptura y es casi como se sentía Jessia tras terminar con cierta persona.
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para visualizarlo.]
Si llegaste hasta aquí, gracias, tqm uwu
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro