15| El favor
Para las lecciones de guitarra del día siguiente Owen fue puntual, como era de esperarse. Denisse y él llevaban un buen rato revisando las posiciones de los dedos de ella sobre las cuerdas de la guitarra, así como escalas y otras cosas que realmente no pude comprender, hasta que en determinado momento el chico anunció que ya era hora de que aprendiera su primera canción.
Yo me encontraba sentada sobre mi escritorio (si mis maestros supieran que hacía eso sin duda me matarían), escuchándolos a medias mientras mantenía la vista fija en mi celular, porque Lin estaba bombardeando el chat grupal que teníamos con Mila de capturas de pantalla y mensajes en los que nos pedía ayuda sobre qué responderle a Adrián, el chico del que llevaba enamorada un par de años, quien le estaba pidiendo consejos sobre cómo declararse a la chica que le gustaba. En esos momentos estábamos discutiendo si por "esa chica" se refería o no a Adeline, yo creía que si, Mila que no, pero por el momento decidimos seguir sacando información con preguntas discretas. Sin embrago, al escuchar lo último que dijo Owen alcé la mirada, olvidando el asunto anterior por unos breves instantes.
Lo primero que hizo Denisse fue mirarme con los ojos brillando, como si le hubieran dicho el cumplido más hermoso de la vida, yo le regresé la mirada cargada de orgullo, después ella volvió la cabeza hacia Owen y asintió repetidas veces sin articular palabras de la emoción.
¡Su primera canción! Por muy sencilla que fuera, sería la primera y eso era muy emocionante.
Escuché que Owen le dijo un nombre y comenzó a tocar en su propia guitarra, para después dejar que Denisse lo imitara, los observé un rato hasta que volví a prestar atención al asunto de Lin cuando mandó otro mensaje:
OMG me acaba de decir que va a declararse en la fiesta de día de muertos.
Quedaba poco más de una semana para eso y no fue hasta ese instante que me di cuenta que octubre estaba llegando a su final. En nuestra escuela no celebraban Halloween, debido a que querían fomentar las tradiciones de nuestro país, por lo que el primer y segundo día de noviembre había exposición de ofrendas (altares puestos en honor a nuestros seres queridos fallecidos), concurso de catrines y catrinas*, stands para hacer papel picado, presentaciones de danza y demás cosas preparadas por los alumnos.
En lo personal, prefería encargarme de las ofrendas y la recolección de comida, porque no era buena para otra cosa. Lin, por otra parte, era una experta en el maquillaje y cada año ganaba el concurso de catrinas, pues además ponía mucho empeño en su disfraz (que era diferente cada celebración) y no permitía que nadie, ni si quiera nosotras, lo viera antes del concurso. Y por último, Mila, que al tener que cubrir el evento para el periódico escolar, no hacía más que andar de un lado al otro recaudando información, tomando fotografías, videos y notas.
El teléfono vibrando en mi mano me sacó de mis pensamientos. Era un mensaje de Mila.
¿No crees que es una fecha algo rara para declararse?
La respuesta de Adeline no tardó en llegar.
Bobadas, cualquier día es bueno para decir tu amor <3
Parece que tendré que poner más empeño en mi disfraz de este año.
Decidí comentar algo antes de que Mila mandara otro mensaje y matara sus ilusiones. Sabía que no lo hacía con mala intención, pero a veces no pensaba muy bien las palabras que decía.
Jessia: Siempre te queda genial
Lin: Awww, muchas gracias, pero en esta ocasión será deslumbrante.
Aparté la vista del aparato y volví a centrarme en los chicos frente a mí, ahora Denisse imitaba algunas notas que Owen le indicaba con su propia guitarra, acompañadas de unas frases cantadas por el mismo; debía admitirlo, el chico cantaba muy bien, cosa que me hizo rememorar la conversación con mi padre, él había dicho que no podría dedicarse a la música ¿por qué? Tocaba muy bien la guitarra (y ahora sabía que también el piano, aunque nunca lo hubiera escuchado), tenía una voz increíble y estaba segura de que sí se lo propusiera también podría escribir una canción, ya que la única que había compuesto no era mala en realidad.
¿Porqué, con tanto talento, había tenido que recurrir a mi cuaderno?
—¿Tocarás en el festival de la escuela?—la pregunta de Denisse me trajo de vuelta a la realidad, al parecer se habían tomado un descanso y ella ahora lo observaba expectante, yo, por mi parte, miré discretamente a Owen para que no se notara que estaba interesada por oír su respuesta.
Entre las actividades de la fiesta de día de muertos solía haber acompañamiento musical de alumnos voluntarios, con el fin de mantener el ambiente alegre mientras se llevaban a cabo las actividades; la verdad era que este evento de la escuela no atraía mi atención por completo, ya que siempre me la pasaba más interesada en el día de San Valentín, por lo que no había pensado tanto en las actividades que había y por supuesto no se me había ocurrido la posibilidad de que Owen se subiera al escenario. Además de que, como ya era costumbre, la escuela organizaba todo de último minuto y a penas nos habían avisado sobre ello.
El chico se tensó y empezó a jugar con sus dedos. Ya me podía imaginar la respuesta—No creo que sea lo mío—honestamente no me sorprendió escuchar la negativa, pero a mi hermana, que aún no lo conocía muy bien, que lo hizo.
—¿Por qué?
Owen se encogió de hombros. Cabe recalcar que no la veía a los ojos cuando respondía—Prefiero dejárselo a otros, hay músicos mejores que yo.
Disentía con eso.
Sin duda los músicos eran extravagantes. Los artistas eran muy diferentes a la gente que apreciaba su arte, porque tal parecía que ellos no eran capaces de ver por sí mismos lo hermoso de lo que creaban. Denisse lo miraba como si no le creyera nada, mientras que yo no era más que una espectadora de su conversación que no se atrevía a hablar.
—No lo entiendo—comentó exasperada, dejando caer su peso sobre la silla—Eres muy bueno, si yo tocara como tú amaría presentarme.
—No puedo subirme a un escenario—balbuceó, tal parecía que no quería que nadie más lo escuchara, pero tanto Denisse como yo fuimos capaces de oírlo—Si sigues así en un par de años podrás presentarte, te lo aseguro—añadió antes de que alguien pudiera discutir lo anterior.
¿Tenía pánico escénico? ¿Qué rayos le había pasado en el pasado? Tal parecía que por cada cosa que descubría de él, dos incógnitas más se sumaban y me alejaban de la verdad, no tenía ni remota idea de quién era el chico que estaba a unos metros de mí, pero iba a descubrirlo, claro que iba a hacerlo.
Mi hermana le dirigió la misma mirada que me daba cuando sospechaba que le mentía y supe que no era la única con preguntas en su cabeza, ella también había notado algo raro. Nos sumimos en un espeso silencio hasta que la tensión en el ambiente se esfumó cuando el teléfono de Owen comenzó a sonar.
—Lo siento—dijo sacándolo de su bolsillo—Solo es un recordatorio—lo miró y antes de apagarlo juro que parecía a punto de llorar, sin embargo, el gesto fue tan fugaz que incluso pensé que lo había imaginado.
Iba a comentar algo al respecto pero mi teléfono volvió a vibrar, agité mi cabeza repetidas veces y volví a centrarme en el asunto de mi amiga. Me sentía feliz por ella, su crush al fin parecía haberse dado cuenta de los sentimientos (y cobardía) de ella, sólo era cuestión de tiempo para volver a tener una parejita en el grupo y su último mensaje me lo confirmó.
¡Me acaba de decir que la chica que le gusta participará en el concurso de catrinas!
Ni Mila podía refutar ese argumento, definitivamente era ella. Mi respuesta y la de amiga fueron enviadas al mismo tiempo.
Mila: Esto se pone interesante.
Jessia: Vas a ganar ese concurso
El resto de la tarde nos la pasamos hablando del asunto, aunque yo me separé del teléfono unos momentos para despedirme de Owen y guiarlo a la puerta de la casa, aunque debo decir que no se le veía muy animado (a diferencia de mi hermana, que rebosaba felicidad mientras tocaba su nueva canción), casi hasta parecía deprimido y no lograba comprender porqué, ¿habría sido por la pregunta de Denisse? Para cuando encontré las palabras adecuadas para preguntarle si se encontraba bien ya se había marchado.
Por la noche le di vueltas a esa última conversación, pero no pude llegar a ninguna conclusión y cuando menos me di cuenta me quedé dormida.
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El día siguiente me dediqué a leer uno de los libros que había sacado de la biblioteca el día que Owen me había ayudado a estudiar, mientras escuchaba el álbum Speak now de Taylor Swift por millonésima vez, me encontraba en el clímax del libro cuando unos toques a mi puerta me interrumpieron, puse pausa a la música y marqué la página en la que me encontraba leyendo con un separador para después abrir la puerta. Mentiría si dijera que no me sorprendí cuando vi que se trataba de Denisse. Ella casi nunca iba a mi habitación.
—¿Qué pasó?—le pregunté mientras la dejaba pasar. Por fuera me veía muy tranquila, pero por dentro no podía con la emoción, era extraño que ella me buscara para algo.
—Necesito tu ayuda en algo...es como una especie de ¿favor?—dijo lo último con duda.
Juro que mi corazón dejó de latir por unos instantes. ¡Ella me necesitaba! Nunca me había pasado eso. Que alguien grabara ese momento por favor.
—Claro...—ni si quiera pude completar la frase, pero por suerte ella entendió que no lo haría y empezó a hablar.
—¿Me podrías...?—se calló sin terminar de hablar, como si le costara decir lo que sea que fuese a decirme—¿Me podrías enseñar a maquillarme?
Me sorprendió su petición, parpadeé repetidas veces y cuando mi cerebro reaccionó quise llorar de la felicidad y abrazarla, pero como supe que eso la espantaría me contuve. Yo no era una experta, pero sí que sabía cosas básicas y me maquillaba todos los días antes de ir a la escuela, sin embargo, eso parecía uno de los muchos aspectos que a mi hermana le desagradaba de mí, porque fruncía el ceño cada vez que me veía haciéndolo.
—¡Claro que sí!—respondí casi gritando. No iba a preguntar porque de repente me lo pedía, porque eso sólo conseguiría que cambiara de idea, la conocía—Como acabas de cumplir catorce hay que cuidar tu piel, porque aún estás muy pequeña para ciertos productos, además usarlo del diario podría ser mucho por el momento...—reflexioné— También siento que tu tez es ligeramente más clara que la mía, por lo que habría que conseguirte tus propias cosas. Por el momento podríamos empezar por una base, polvo y rímel...
Ella se mantuvo callada por unos momentos y pensé que no me prestaba atención, por lo que me callé y la miré, pero ella observaba el suelo como si fuera lo más interesante del mundo. Me tomó unos minutos entender la razón, pero cuando lo hice me acerqué a ella y le di un empujoncito con el hombro.
—No tenemos que precipitarnos, puedo enseñarte con lo que tengo y cuando te sientas cómoda podemos ir de compras—ella asintió con la cabeza aún sin verme a los ojos, pero pude ver que una pequeña sonrisa se empezaba a formar en sus labios. Debía admitir que se veía tierna avergonzada por eso.
—A parte de eso...¿podrías maquillarme para el concurso de catrinas?—me preguntó dudosa.
¿Porqué de la nada todo el mundo hablaba de eso? Además, ese concurso parecía ser más popular que en años anteriores, ¿había un premio? ¿era dinero? De ser así...¿porqué no se me había ocurrido participar?
Ah, claro, ya sabía porque.
—La verdad es que no sé hacer maquillaje artístico. Lo intenté hace tres años y terminé pareciendo un payaso quien sabe como—recordar eso me daba escalofríos, el haber pasado tantas vergüenzas en la vida no hacía que te acostumbraras—Me dieron una moneda de chocolate como premio de consolación—añadí para mantener mi orgullo, pero en su lugar hice todo lo contrario—Pero si quieres ganar puedo pedirle a Lin que lo haga, después de todo los concursos de secundaria y preparatoria son separados y ella es una experta en el body paint y esas cosas.
—¿De verdad?
—Claro que sí—le aseguré sonriendo.
—¡Muchas gracias Jessia!—respondió y dio un brinquito, luego me abrazó y se marchó de mi habitación.
Tal vez no entendía sus motivaciones para pedirme aquello, pero esperaba de corazón que algún día pudiera contármelas a voluntad propia, sin que tuviera que preguntarle. Quería que, después de catorce años, al fin supiera que podía confiar en mí.
Cuando salí de mi trance agarré mi celular para volver a reproducir mi música, pero me di cuenta que la batería se estaba agotando. Suspiré frustrada y después de buscar el cargador por toda mi habitación recordé que lo había dejado en la sala, por lo que agarré mi libro y el aparato tecnológico para después salir del cuarto y bajar las escaleras. Una vez que estuve en la sala observé el teléfono fijo, que seguía desconectado desde que Brea lo tiró y que tenía justo a lado el cable de mi teléfono.
Una vez que lo agarré conecté el aparato y di play para reproducir a Taylor, después me senté cómodamente en el sillón y reanudé mi lectura, a decir verdad estaba más a gusto en mi habitación, pero me daba flojera recorrer las escaleras de nuevo, por lo que permanecí así un rato.
Las horas pasaron y no me di cuenta que casi anochecía hasta que escuché pisadas delante mí y alcé la mirada. Elián cruzaba el pasillo con un suéter gris de lana en el que Brea se restregaba mientras ronroneaba y reposaba en sus brazos. Enarqué una ceja y le llamé antes de que cruzara la sala y se dirigiera a la salida.
—Vamos a tomar un paseo—me dijo con simpleza, como si cargar un gato cual bebé recién nacido mientras sales a caminar fuera lo más normal del mundo. Le resté importancia y dejé que hiciera sus cosas; cuando escuché que cerró la puerta volví a centrarme en el libro.
No supe cuánto tiempo pasó con exactitud, pero de un momento a otro empecé a escuchar gritos afuera, eran tan sonoros que sobrepasaban el volumen de mi música, por lo que le puse pausa y traté de escuchar lo que decían, ya que no sería la primera pelea que se daba en el vecindario y las cosas se ponían un poco feas en ocasiones, en especial cuando el hombre de la casa del fondo bebía y se peleaba con cualquier cosa que se moviera; sin embargo, las voces no se parecían a las de un hombre maduro, sino que sonaban mucho más jóvenes.
Cerré mi libro y me paré del sillón con la intención de ir a la ventana y ver que estaba pasando, pero antes de que pudiera moverme escuché un portazo proveniente de nuestra entrada, seguido de unos golpes en la misma. Me espanté y miles de pensamientos cruzaron por mi cabeza en cuestión de segundos.
¿Se había metido alguien? ¿Iban a robarnos? ¿Alguien nos tenía en la mira? ¡Elián estaba afuera! ¡Y mis padres no se encontraban en casa! Solo estábamos Denisse y yo. Estábamos en peligro, ¿ella no había escuchado nada? ¿debía llamar a alguien? No, ya no había tiempo si habían logrado entrar.
No sé de donde saqué el valor pero tomé la pequeña lámpara que siempre estaba desconectada sobre una mesa pequeña a lado del sofá y la sujeté con fuerza mientras salía al pasillo que daba a la puerta de entrada. Vi una silueta y actué por instinto. Hice un movimiento con el cual me disponía a golpear a quien fuera que se encontrara ahí, pero una mano posándose en mi muñeca me detuvo, puse fuerza y la otra persona hizo lo mismo, pero era claro que yo tenía las de perder, porque tenía brazos de spaguetti. Mi brazo cedió y sentí que me quitaron la lámpara al mismo tiempo en que sentía algo peludo pasarse por mis pies descalzos. Estaba a punto de gritar, pero la persona me sujetó de las muñecas y me obligó a mirarla.
—¡Jessia, tranquila! ¡Soy yo!—cuando me di cuenta que se trataba de Elián y de que eso que sentí sobre mis pies no fue más que el gato, le di un golpe en la nuca.
—¡No me asustes así!—le grité alterada. Iba a regañarlo por azotar la puerta, cuando los mismos golpes de antes hicieron acto de presencia, cada vez más fuertes, como si alguien aporreara la puerta. Lo miré para exigirle explicaciones, pero él simplemente negó con la cabeza.
—¡Ey! ¡Ey!—gritaba alguien desde a fuera, bajando la intensidad de los golpes—¡No te escapes así!—exclamó. Esa voz me sonaba vagamente familiar.
—¿Y ahora qué hiciste?—le pregunté a mi hermano, aniquilándolo con la mirada, pero no fue suficiente para que me respondiera.
Mientras tanto, Brea caminaba alrededor de sus piernas, calmado y totalmente ajeno a la situación.
Después de unos minutos, en los que ambos permanecimos en nuestras mismas posiciones, los golpes se detuvieron, pensé que quien sea que fuese ya se había ido y quise comprobarlo, por lo que me acerqué a la puerta, pero a penas mis dedos se posaron sobre la manija Elián gritó detrás de mí:
—¡No abras!
Pero ya era demasiado tarde, mi mano ya había girado la perilla y la puerta estaba lo suficientemente abierta como para que pudiera comprobar que la persona aún no se había marchado y solo se había detenido para que abriéramos. Abrí mucho los ojos y escuché las pisadas de mi hermano que se acercaba por detrás.
—¡¿Pero qué rayos?!—exclamé en cuanto vi quien se encontraba esperando afuera, con el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre su pecho.
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¡Holaaaaaa! Perdonen estas horas de actualizar. Pero quería subir capítulo hoy mismo porque ya iba atrasada :c lo siento.
Dejando de lado eso, me siento muy emocionada. ¡Al fin está pasando! MUAJAJAJAJA ¿quién creen que estaba aporreando la puerta? ¿en qué lío creen que se haya metido Elián? (No creo que sea tan difícil de adivinar xD pero aún así quise dejar el capítulo así, sorry not sorry) A partir de este punto, abrimos una especie de nuevo capítulo en esta historia (algo que he estado esperando desde el principio).
Cambiando un poco de tema, este capítulo me tiene muy contenta porque pude escribir un poco de una linda tradición de mi país <3 aunque la exploraremos más unos capítulos más adelante. De momento, si tienen algunas dudas respecto a esta festividad (no sé si alguien me lea fuera de México :v, pero por si acaso) pueden preguntarme y con gusto les responderé.
NOTA: En caso de que alguien no sepa, las catrinas y catrines es como una figura de la muerte, representada como una calavera.
Oh, también tengo otras noticias. ¡Me abrí una cuenta de Instagram! :D por el momento no tiene nada, pero ahí estaré subiendo adelantos, frases, imágenes promocionales (o intentos de ellas) sobre esta historia, así que, por si quieren seguirme, me encuentran como @fallenmaggie
Y ya que estamos en esto, una lectora me dio la idea de abrir un grupo sobre DPCTO y la verdad es que no lo había pensado antes (porque no pensé que a alguien le fuera a gustar esto lol), pero me pareció una linda idea <3 ¿qué opinan al respecto? Posiblemente lo haga :)
Nuevamente, me disculpo por tenerlos en espera de un nuevo capítulo :( les dejo un meme medio chafa para que no me odien:
Antes de pasar al final, quiero agradecerles por seguirme hasta aquí. De verdad no saben cuánta alegría me da leer sus comentarios, ver sus votos o que agregan la historia a sus listas de lectura <3 son lo mejor y yo soy tan sentimental que un día de estos voy hasta a llorar jajaja. ¡Los quiero!
Ahora si ya, por último, les dejo otra canción de la playlist. En esta ocasión se trata de ME! por Taylor Swift y Brendon Urie. Hay una línea en particular que representa a la perfección lo que Jessia se repetía a sí misma cuando Mateo terminó con ella. Pero ese aspecto se explorará más adelante y si digo más haría un poco de spoiler (?
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para visualizarlo.]
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