13| La carrera a la biblioteca
Viernes. Último período de clases. ¿Quién no estaría anhelando esos minutos faltantes para que el timbre suene anunciando la tan ansiada libertad? Garabateaba líneas sin sentido en mi cuaderno mientras ponía cincuenta por ciento de mi atención al maestro de filosofía, que en esos momentos asociaba el mito de la caverna de Platón con su segundo matrimonio; quizá simplemente lo usaba como excusa para hablarnos de su vida privada, como hacía casi cada clase. Sin lugar a dudas, si en el examen preguntaba cuántos divorcios había tenido, podía sacar un diez seguro. Lástima que ese no era el caso.
Volteé a mi derecha y observé a Lin que permanecían con la cabeza gacha y los brazos recargados en su mesa, como si observara su libreta, mientras mantenía el celular oculto tras un montón de libros que reposaban sobre su escritorio y que fungían como una barrera entre ella y el profesor, facilitando que viera sus series japonesas sin que el maestro se diera cuenta. Mentiría si dijera que era la primera vez que la cachaba haciendo eso, después de todo el hecho de que pudiera verlas sin audio y entenderlas con los subtítulos le ayudaba a mirarlas en clase, pasando desapercibida, aunque, según ella, la experiencia no era la misma.
Negué ligeramente la cabeza y miré la nuca de Mila, que se sentaba delante de mí. La morena mantenía la vista al frente y observaba detenidamente al profesor, demostrando el sumo interés que ponía en clase. Sabía que eso no se debía únicamente a que tuviera un alto promedio que mantener, sino que también era lo suficientemente curiosa (o debería decir chismosa) como para querer enterarse de la vida del hombre.
Volví la vista a mi cuaderno y acepté que ya había perdido el hilo que lo que el docente decía, por ello, a sabiendas de que no entendería nada, dejé de garabatear la hoja y cambié a una en blanco para después comenzar a hacer algo que no hacía en un tiempo: escribir.
La verdad era que desde que había perdido mi cuaderno no había escrito ni una línea. No sabía muy bien el porqué, después de todo aún tenía muchas cosas que expresar (aunque solo fuera para mí misma), pero simplemente no me detuve a intentarlo las últimas semanas.
Desde el momento en el que el lápiz tocó la hoja, no fui capaz de detenerme, los minutos pasaron sin que si quiera me diera cuenta de lo que estaba plasmando, ya después me preocuparía por echarle una leída y morirme de vergüenza, por ahora me dedicaría a narrar los pensamientos de mi cabeza. Sentí como si me reuniera con un viejo amigo a ponernos al corriente del tiempo pasado, no escribía un diario, pero si conté, de una extraña forma, todo lo sucedido los últimos días. Pude haber permanecido así por horas, hasta que la voz del profesor diciendo mi nombre me trajo de vuelta a la realidad.
—Chicos, chicos—dijo aplaudiendo con el vago intento de atraer la atención de todos—No se me duerman, sé que ya casi es el fin de semana, solo presten atención a la clase, en unos minutos serán libres. Vean a su compañera Jessia que ha estado tomando notas desde hace rato—tras esto, sentí los ojos de mis compañeros fijarse en mi persona, incluso los de Lin, que le puso pausa a su anime y me miró alzando la ceja. Me encogí en mi asiento y quise desaparecer por un hoyo en ese preciso momento—Recuerden que solamente pasaran mi materia si prestan atención.
Si supiera lo que escribía seguro le daba un patatús.
Todos asintieron con la cabeza, completamente desganados y seguramente esperando el momento para poder marcharse por dos días. Yo agaché la cabeza y agradecí mentalmente ya no ser el centro de atención. No es que fuera tímida, sino que después de un año de recibir miraditas a cada rato, sentirlas sobre mí me ponía un tanto nerviosa, porque me traía recuerdos que prefería olvidar.
Leí el primer párrafo escrito y corregí los errores existentes mentalmente, me dispuse a hacer lo mismo con el resto cuando sentí la vibración de mi celular a través del escritorio, lo agarré y vi que tenía un mensaje de Owen.
Owen: ¿Nos vemos en las mesas de la otra vez?
Oh vaya, por un momento lo había olvidado. Al parecer aún me faltaban unas horas para tener mi libertad.
Releí el mensaje y recordé la primera vez que le hablé de mis poemas, cuando le conté la historia de mi tercer novio. La diferencia de esta ocasión a la anterior era que hoy no íbamos a hablar de mi cuaderno, sino que iba a recibir mi primera asesoría "oficial" por su parte; además, después de eso iríamos juntos a casa para que realizara la entrevista a Elián y redactara su artículo durante el fin de semana para que pudiera aparecer en la edición del periódico del próximo lunes. Todo estaba perfectamente calculado para que nada saliera mal.
Jessia: Va, me quedan unos pocos minutos más de escuchar la vida del maestro Téllez.
Owen: Jajajaja, ¿de qué habla ahora? ¿de su tercer matrimonio?
Jessia: Casi. El segundo.
Owen: Aunque no lo creas, yo lo extraño como profesor. La maestra Romero hace unos exámenes de muerte :(
Jessia: F por ti.
Quise agregar algo más, pero el sonido de la campana inundó el salón, indicando que las clases habían terminado, por lo que pensé que bien podíamos continuar nuestra conversación en persona, así que me apresuré en guardar mis cosas para salir del salón.
Colgué la mochila en mi hombro y tomé en brazos los libros que dejaría en mi casillero, volteé hacia Lin con la intención de despedirme, pero ella no me lo permitió, porque preguntó:
—¿Vamos por unos helados?
Estaba a punto de negarme, cuando Mila, que apareció a mi izquierda, se me adelantó.
—Yo ya tengo planes.
Ambas nos sorprendimos, pero Lin abrió tanto la boca que unas diez moscas pudieron haber entrado sin problema alguno.
—¿Con quién? ¿De qué? ¿Por qué no nos contaste nada?—preguntó atropelladamente, mientras sujetaba a Mila del brazo y la agitaba con insistencia.
—Tranquilízate—le respondió soltándose de su agarre—Solo quedé con una amiga—añadió con simpleza.
—Claaaaro—contestó la otra, alargando la palabra—Por ahora finjamos que te creo, pero después me contarás realmente quien es esa "amiga"—hizo comillas con sus dedos al pronunciar la última palabra, a modo de probar su punto. Debía admitir que yo sentía curiosidad también.
La morena estuvo por protestar, pero nuevamente el parloteo de mi otra amiga no lo permitió. Pues para cuando Mila abrió la boca ella ya se había girado en mi dirección.
—¿Qué hay de ti Jess?—cuestionó con con una sonrisa ladina en los labios y mirada de inocencia, como si estuviera convencida de que iba a responder que sí.
—Lo siento, pero quedé con Owen para mis asesorías—contesté y vi como frunció levemente el ceño, un gesto que duró tan poco que incluso pensé que lo había imaginado.
Resopló con fuerza y nos miró con ojos acusadores—Vale, las perdono por dejarme colgada solo por el tipo de planes que tienen, pero el fin de semana que viene no podrán escaparse. Y tendrán que contarme todo—ordenó remarcando la última palabra.
Mila y yo intercambiamos una mirada, sabíamos a lo qué Lin se refería con «tipo de planes», pero como discutir no la haría cambiar de opinión, simplemente asentimos y salimos del salón acordando que la próxima semana pasaríamos por la casa de la castaña a ver películas y jugar videojuegos.
Justo cuando atravesamos el marco de la puerta sentí que alguien me tocó el hombro, giré sobre mi propio eje y me encontré con Owen recargado en la pared con su celular entre manos, que sufrían un ligero temblor.
—¿No se supone que nos veríamos en las mesas del patio?—le pregunté extrañada.
—Pensé que podríamos cambiar de lugar a la biblioteca, después de todo va más acorde con lo que vamos a hacer—respondió apresuradamente, mirando a los lados como si buscase a alguien. Se veía agitado y nervioso (contrario a lo que sus anteriores mensajes expresaban), quise preguntarle si se encontraba bien, pero no lo hice porque si de por sí siempre evadía mis preguntas, con la presencia de mis amigas era seguro que no me respondería nada.
—Funciona para mí—contesté encogiéndome de hombros y sonriéndole con amabilidad, para ver si eso conseguía calmar sus nervios. No fue así.
—Bien, entonces vamos—no me dejó ni despedirme y me sujetó del brazo. Antes de que pudiera darme cuenta o me dispusiera a negarme, me arrastró por el pasillo, lejos de mis amigas que nos miraban ceñudas.
A medio camino me solté de su agarre e hice que nos detuviéramos a medio pasillo. Él me miró impaciente pero se paró en frente mío, como preguntándome con la mirada porque osaba detener nuestro recorrido.
—Tengo que dejar esto—le dije alzando levemente los libros que aún sujetaba con mi mano derecha, los cuales estaban a punto de caer.
—¿Podemos dejarlos cuando vayamos de regreso?—preguntó. Suspiré y asentí con la cabeza, resignada. Owen no esperó más y tomó los libros de mis brazos para cargarlos por él mismo, luego siguió andando con el mismo ritmo apresurado de antes. Le seguí el paso hasta que llegamos a la entrada de la biblioteca.
Abrió la puerta y me dejó pasar antes que él para después cerrarla detrás de nosotros, caminé a la mesa vacía más cercana y coloqué mi mochila debajo del escritorio, luego busqué a Owen con la mirada y vi como dejaba mis libros sobre la superficie de madera antes de desplomarse en la silla. Resopló con fuerza, pasó su mano por su cabello y dijo algo por lo bajo que no logré entender.
—¿Porqué tanta prisa?—pregunté mientras me sentaba, tratando de moderar mi tono de voz para que la bibliotecaria no nos regañara.
—Porque...—me miró con los ojos bien abiertos, luego posó su vista en el techo. Sentí como si mi pregunta lo hubiera tomado por sorpresa, puesto que le tomó unos momentos recomponerse y buscar una respuesta—Solo digamos que quería evitar toparme con alguien.
Sus palabras fueron de lo más extrañas y francamente no les vi mucho sentido; después de todo, era la primera vez que lo veía huyendo de alguien y suponiendo que fuera algún alumno de esta institución (que era lo más probable), sería una tarea de todos los días y no solo de uno . Eso era algo que yo sabía mejor que nadie.
—¿Una ex?—inquirí.
—¿Qué? No—respondió sobresaltado, como si hubiera dicho una barbaridad—Será mejor que empecemos—añadió antes de dejarme preguntar más sobre el tema—Había pensado que podíamos comenzar por matemáticas, después de todo es la materia más pesada al momento de evaluar...—comenzó a sacar cosas de su mochila, dando el anterior tema por zanjado.
Hice lo posible por centrarme en lo que explicaba, pero no pude evitar preguntarme qué cosas se ocultaban detrás de esa fachada tímida y seria.
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Para cuando la hora de estudio terminó, debía admitir una cosa: el chico sería muchas cosas, pero sabía lo que hacía. Siempre se me había hecho difícil concentrarme al momento de intentar hacer algo, por eso mismo se me dificultaba entender los temas de clase o hacer mis deberes, porque con estos últimos siempre terminaba haciendo otra cosa menos la tarea. Sin embargo, Owen sabía cómo atraer la atención de las personas y mantenerla como un imán que atrae el metal, no había forma de no entender lo que estaba explicando, o al menos así lo sentí yo.
—Espera—le hablé atrayendo su atención. Ya que habíamos terminado por hoy ambos guardábamos nuestras respectivas cosas, pero debía aprovechar que nos encontrábamos en la biblioteca—Antes de que nos marchemos debo hacer algo—agregué cuando él me miró.
—Claro—respondió con simpleza mientras jalaba el cierre de su mochila y se la colgaba en el hombro—Te espero en la puerta.
Asentí y reparé en el hecho de que Owen se encontraba extrañamente calmado, como si lo de hace rato jamás hubiese pasado; me prometí a mí misma que más adelante le sonsacaría la verdad si o si, pero por el momento me centraría en ganar algo de su confianza.
Agarré mis cosas y me dirigí a la sección de novelas. A decir verdad la biblioteca escolar era un tanto pequeña, contaba con una colección de libros un tanto limitada que ya casi había logrado terminar a lo largo de los años, pero cada cierto tiempo llegaban donaciones que la ampliaban un poco más y como yo ya llevaba meses sin pasearme por ahí, suponía que había nuevas cosas que pudiera leer.
Cuando me acerqué al estante donde se encontraban las nuevas adquisiciones me tomé mi tiempo para elegir el título que me llevaría. Al final no pude resistirme y terminé por tomar cuatro libros. Me acerqué al escritorio de la bibliotecaria y esperé a que un chico que había llegado antes que yo terminara de adquirir lo que deduje era un libro de fotografía. Cuando fue mi turno, entregué los volúmenes y mi tarjeta de estudiante, después de que la bibliotecaria me dirigiera una mirada.
—Está vez no lo olvides, Jessia—me dijo la mujer mientras me devolvía mi credencial. Yo rodé los ojos internamente y sonreí con fingida cortesía.
¡Sólo fue una vez! Lo juro.
Esa mujer ya me conocía y yo casi podía jactarme de tener un registro impecable en cuanto al préstamo de libros, sino fuera por el caótico día en el que me olvidé uno en casa y no tuve de otra más que devolverlo con retraso. Eso había sido hace dos años y a ella le gustaba recordármelo cada vez que nos encontrábamos.
Me despedí amablemente y acomodé los libros en mis brazos, después caminé a la salida donde Owen me esperaba, tal y como había prometido.
—"La literatura siempre se anticipa a la vida. No la copia, sino que la moldea a voluntad"—dijo en cuanto me vio con los cuatro libros entre mis brazos. Reconocí la frase de inmediato.
—¿Cuántas frases de Óscar Wilde conoces?—le pregunté, mientras me agachaba para guardar los libros en mi mochila. Él simplemente se encogió de hombros, como si eso fuera respuesta suficiente.
Caminamos por el pasillo y solo nos detuvimos unos momentos para que guardara un par de libros en mi casillero, después salimos de la escuela y caminamos a la parada de autobús más cercana. Permanecimos en silencio mientras esperábamos el transporte público, ambos permaneciendo de pie a escasos metros el uno del otro. Como ya era costumbre en esta ciudad, el autobús se estaba tomando su tiempo en pasar, por lo que saqué mi celular y revisé mis redes sociales para entretenerme, hasta que en determinado momento sentí un escalofrío recorrerme la espalda.
¿Alguna vez han tenido ese presentimiento de que alguien los mira fijamente? Pero no esas miradas tiernas y amables, sino esas que te calan hasta los huesos y te hacen sentir enfermo.
Estaba por desviar la vista de mi celular para buscar la fuente de dicho sentimiento cuando sentí un brazo posarse en mi cintura y a los pocos segundos un cuerpo completamente pegado al mío; cuando alcé la vista me topé con que Owen me apretujaba a su costado como si me estuviera abrazando; abrí la boca para preguntarle a qué se debía el gesto, pero antes de pronunciar palabra alguna él anunció que el autobús ya había llegado. Dirigí mi vista a la calle y para cuando comprobé lo dijo él ya me estaba llevando a las puertas del transporte sin soltarme en ningún momento, mientras miraba hacia atrás con el ceño fruncido; me dispuse a seguir su mirada pero no me lo permitió porque en cuanto quise girar mi cabeza él alejó su brazo de mi cintura y me tomó por la muñeca para guiarme a los asientos libres en la parte delantera del autobús.
Ninguno habló de lo sucedido en el camino a casa.
Cuando abrí la puerta y ambos nos internamos en mi hogar, vi que Owen volvía a reaccionar a la decoración de mi madre, aunque esta vez lo disimuló más que en las ocasiones anteriores. Al parecer el castaño ya se iba acostumbrando al arcoíris que era nuestra casa.
—Llegaron temprano—la voz de mi hermano proveniente de la cocina se hizo a notar—Pensé que tardarían más, después de todo hacer que Jessia haga sus deberes no es tarea fácil.
Me reí sarcásticamente y me guardé los insultos para mí misma cuando vi a mamá atravesar la puerta que dividía la sala del comedor; vestía una blusa y pantalones de vestir, lo cual indicaba que seguramente venía de sus clases de universidad. Nos sonrió a ambos y se acercó a besar nuestras mejillas a modo de saludo.
—No le hagas caso, Owen, sólo está celoso porque nadie se ha ofrecido a ayudarlo a él—dijo ella haciendo un gesto para restarle importancia a las palabras de mi hermano, el cual emitió un «ey» desde su ubicación.
—Buen momento elegiste para volver a tu humor de antes ¿eh?—dije con la voz lo suficientemente alta como para que Elián escuchara, pero no pude evitar sonreír, porque aunque nuestra relación siempre ha sido así, ya había pasado tiempo desde la última vez que nos habíamos molestado.
—Ya, ya, deben tener hambre, ¿porqué no dejan sus cosas en el estudio y vienen a comer?—comentó mamá y sin dar derecho a réplica se adentró en la cocina.
Owen me miró y yo asentí con la cabeza, como si le diera permiso. Fuimos al cuarto que ocupábamos mis hermanos y yo para hacer nuestras tareas y dejamos nuestras respectivas mochilas, después hicimos nuestro camino a la cocina y ocupamos los únicos dos asientos vacíos, que se encontraban uno a lado del otro.
Mi familia y Owen en la misma mesa, ¿qué podía pasar?
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Antes que nada quiero disculparme. De verdad me la pasé preguntándome con qué cara les iba a mostrar este capítulo, porque dije que actualizaría más seguido y tardé poco más de una semana en traerlo 🤦♀️ ¡De verdad lo lamento! Como compensación traeré una doble actualización la próxima vez.
Cuando pueda subiré dos capítulos a la semana, pero eso sí, pueden contemplar seguro una actualización semanal (aunque sin día específico :v)
Pero bueno, pasando eso, ¿Qué les pareció el capítulo? Me gusta mucho leer sus opiniones <3
Debo decir que aquí pasaron algunas cosillas importantes, el comportamiento de nuestro guitarrista no puede pasar desapercibido xD. Les recomiendo mantener los ojos bien abiertos 👀
Por otra parte la canción de esta ocasión es "Permission" por New Hope Club.
Si les soy sincera, cualquier canción de esta maravillosa banda me inspira para escribir DPCTO (va a haber muchas de ellos en estos apartados, de una vez se los digo jajaja); no sé, su ritmo y tipo de sonido se me hace muy de la vibe de la historia, si es que eso tiene algún sentido xD. Pero esta canción en específico tiene unos versos que pegan bastante con lo que quiero expresar con estos personajes; pero eso lo explicaré más detalladamente en su momento, porque de alguna forma sería spoiler (?
Por ahora se las dejo aquí abajo.
Sin más que decir, ¡Nos leemos luego!
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para visualizarlo.]
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