12| El Déjà vu
—Sigo indecisa. Si me quedo en la Universidad local puedo vivir con mis padres el tiempo que necesite, pero según internet solo el sesenta por ciento de los graduados consiguen trabajo, en cambio, si me voy a otro estado tengo que rentar un dormitorio y vivir por mi cuenta, pero las estadísticas dicen que el ochenta por ciento logra convertirse realmente en periodista—decía Mila mientras caminábamos por los pasillos de la escuela sin un rumbo específico.
Adeline la observó con el ceño fruncido y siguió bebiendo del refresco que traía entre manos, yo miré al suelo como si fuera lo más importante del mundo, realmente sin saber que responder. Ella ya estaba investigando para su ensayo y yo seguía sin saber si quiera como empezarlo.
Era la primera hora de la mañana y se suponía que debíamos estar en clase de historia, pero la maestra se había reportado enferma, por lo que teníamos la hora libre y habíamos aprovechado para salir a caminar un rato.
—¿Porqué no haces una lista de pros y contras?—propuso Lin en cuanto terminó su refresco, se acercó al bote de basura más cercano y tiró el envase vacío, luego se volvió a nosotras y seguimos andando, en esos momentos pasamos cerca de los laboratorios de ciencias.
—Buena idea—respondió la otra sacando su celular seguramente para comenzar a hacerla en ese mismo momento.
—¿Tus padres te dejarían mudarte?—le pregunté—¿Eso sería un pro o un contra?
Mila lo pensó unos segundos—Tendría que convencerlos, pero posiblemente sí.
Si yo quisiera estudiar fuera...¿Mis padres me lo permitirían?
Bueno, supongo que primero debía pensar en que quería estudiar.
—Entonces es un pro—comentó Lin, después se paró en seco causando que imitáramos su acción, Camila aún con la atención puesta en el aparato entre sus manos—Tengo hambre, ¿vamos a la cafetería?
—¿No desayunaste?—cuestionó la castaña a mi lado, mientras apartaba la vista de su celular para después mirar a Lin con el ceño fruncido.
—Sí, pero se me antojó una dona—respondió la otra, encogiéndose de hombros y cambiando de dirección para dirigirnos a la cafetería—Vamos, les invito algo—añadió y apresuró el paso, dejándonos un poco atrás.
Mila y yo comenzamos a caminar detrás de ella, pero mientras yo trataba de alcanzar a Lin sin mirar hacia atrás, la castaña mantenía su atención en el celular, donde tecleaba como si no hubiera un mañana y causaba que su caminar fuera cada vez más lento, hasta que en un punto se detuvo por completo, quedando parada justo delante de la entrada al laboratorio de biología.
Para cuando me di cuenta ya era demasiado tarde. Todo sucedió en cámara lenta ante mis ojos: un alumno salió del laboratorio con un frasco entre sus manos, mientras le gritaba algo a alguien que seguía dentro, por lo que no vio el cuerpo de mi amiga que se encontraba justo en su camino y como ella no observaba más allá del aparato electrónico no notó al chico, lo que provocó que ambos colisionaran y cayeran al suelo, haciendo que el frasco saliera desprendido por los aires y cayera detrás de mis pies.
Ante el sonido que emitió el frasco al estrellarse contra el piso me di vuelta, agaché la cabeza y vi que el objeto no estaba roto, pues no se encontraba hecho de vidrio como había supuesto, si no de lo que parecía ser plástico; lo recogí y me giré hacia los chicos que apenas se estaban levantando y reponiéndose del golpe. En cuanto ambos se miraron dijeron al mismo tiempo «lo siento» y «¿te encuentras bien?»
—Sí estoy bien—respondió Mila atropelladamente—¿Qué hay de ti? Perdón por estorbar, me detuve en mitad del pasillo.
—Yo también estaba distraído—dijo el chico, atrayendo mi atención hacia él y causando un sentimiento de familiaridad. ¿Porqué sentía que ya lo había visto antes?—Estoy bien, pero creo que mi proyecto no, no sé donde cayó—añadió mirando alrededor, hasta que sus azulados ojos dieron conmigo, o mejor dicho con el objeto entre mis manos.
—Este—me removí nerviosa, pero salí de mi trance y le tendí el frasco—Hizo un ruido horrible al caer, pero creo que sigue vivo.
—Gracias—Me dijo, luego lo tomó de mis manos y procedió a examinarlo, cuando vio que efectivamente no había sufrido ningún daño suspiró con alivio y nos sonrió.
—Que alivio, no creo que la maestra Gutiérrez me hubiera dado la oportunidad de hacerlo de nuevo—comentó, después nos dio un asentimiento de cabeza y se alejó de nosotras por el pasillo. Si la maestra Gutiérrez le daba clases significaba que era un estudiante de segundo año, por lo que no había forma de que nos conociéramos, pero juro que yo ya lo había visto antes.
—¿Qué fue todo eso?—salí de mi trance y volteé a mi derecha, de donde provenía la voz de Lin, quien estaba parada a medio camino mirándonos confundida, Mila y yo intercambiamos una mirada, pero antes de que alguna de nosotras pudiera contestar, siguió hablando—Llegué a las puertas de la cafetería y me di cuenta de que ninguna me había seguido, así que volví, pero lo primero que me encuentro es con ustedes viendo a un chico caminar por el pasillo y me siento muy ofendida, ¿porqué no me dijeron que un chico guapo pasó cerca de nosotras?
—No es posible que supieras si era guapo o no, por lo que dices solo le viste la espalda—objetó Mila, como siempre dando grandes argumentos. Si no quería ser periodista bien podía estudiar leyes.
—Cierto—concedió asintiendo lentamente con la cabeza—Pero es que Jessia lo miraba muy anonada, así que supuse que era por eso—la miré atónita y alcé una ceja, ¿tanto se había notado que lo observaba?—¿Qué? ¿Tan rápido reemplazaste a Owen?
Y otra vez con eso.
Rodé los ojos y la miré—Uno, no lo miraba por eso y dos, Owen no tiene nada que ver con esto.
—Claro—respondió ella, alargando la palabra mientras inclinaba la cabeza y me daba una sonrisa ladeada.
—¿Entonces por qué lo mirabas?—me cuestionó Mila, con cierta intriga en su voz.
Decidí que les diría la verdad, después de todo los dotes de chisme que poseía Mila podían ayudarme a saber si de verdad conocía a ese chico o ya me estaba volviendo loca.
—Porque por alguna razón se me hizo extrañamente familiar.
Mila puso una mano sobre su mentón y pensó con cuidado lo próximo que diría mientras entornaba los ojos. Lin y yo la miramos con atención, conocíamos ese gesto. Su radar de chisme estaba encendido y seguramente se encontraba rememorando todo lo que sabía para encontrar la información que buscábamos. Después de un rato en el que ni mi amiga ni yo apartamos la vista por ningún momento, dijo:
—La única forma posible de que lo conozcas sería que fuera amigo de tu hermano, porque van en la misma clase, pero aún así, hasta donde sé ese chico es nuevo y acaba de transferirse a esta escuela.
—Dios mío, Mila, ¿cómo puedes saber eso?—comentó Lin—¿Tienes una copia del expediente de cada estudiante en tu cabeza o qué?
—No, pero me encanta escuchar los rumores que corren por los pasillos—contestó encogiéndose de hombros y mirando a la nada de una forma malévola que daba escalofríos, por que ¡Por favor! Hasta a mí se me había olvidado el grupo al que pertenecía mi hermano y ella hasta sabía cuando había un nuevo estudiante en su clase.
—A veces me das miedo—comentó Lin.
—Aunque, ahora que lo pienso—siguió la chica, ignorando por completo el comentario anterior—Tal vez te sea familiar porque se parecía un poco a Mateo, después de todo, los ojos azules son poco comunes aquí.
Me tensé ante la mención de mi ex novio, pero me repuse rápidamente. No creía que fuera por eso, después de todo ambos chicos parecían únicamente compartir el color de ojos, pero era la explicación más lógica.
Lin me miró preocupada y dijo:—Ya, bueno, olvidemos esto y no hablemos del idiota, mejor vayamos a la cafetería antes de que acabe la hora.
Mila y yo le dimos la razón y comenzamos a caminar, esta vez con la vista al frente, sin que nadie fuera con la cabeza en el teléfono. En un momento dado dimos vuelta a la derecha y caminamos delante del salón de música, inevitablemente volteé recordando el día que había entrado ahí para encarar a Owen, ya casi hacía un mes de eso, y no pude evitar pensar en el chico. Me detuve y observé la puerta, que se encontraba parcialmente abierta, lo cual me extrañó por lo que me asomé para ver el interior, parecía estar viviendo un déjà vu, porque me topé con la misma imagen que aquella vez: Owen sentado en un banco de madera, mirando por la ventana, mientras la guitarra reposaba en su regazo, lista para ser tocada.
—¿Jessia?—la voz de Mila hizo que apartara la vista, pero no que me moviera de mi lugar.
—Vayan ustedes, las veo en el salón—les dije al momento en que me adentraba en la sala de música, sin darles oportunidad de comentar nada más.
Hice lo posible por pasar desapercibida, pero las puertas viejas de la escuela no estaban a mi favor, porque en cuanto cerré la puerta tras de mí, ésta emitió un chirrido que hizo que Owen se sobresaltara y mirara en mi dirección, sacándolo de su trance.
—Perdón—dije acercándome a él, que me miraba fijamente—¿Te distraje?
Él agitó su cabeza de un lado a otro y desvió la mirada a un punto fijo en el suelo.
—No realmente.
Sonreí a medias y me senté en un banco que se encontraba cerca del suyo, permanecimos en silencio y observé cómo volvía a agarrar su guitarra y acercaba sus dedos a las cuerdas, esperé a que tocara algo pero no lo hizo.
—No te cohibas por mí—hablé atrayendo su atención—Si te incomodo puedo irme.
Ni si quiera sabía porque había entrado en primer lugar.
—No es eso—respondió con los ojos fijos en sus dedos.
¿Entonces que era?
Para evitar un silencio incómodo, tomé la palabra—Y...¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en clase?
—Lo mismo podría decir de ti—refutó, alzando la vista y entrecerrando los ojos en mi dirección.
—Mi maestra se enfermó, así que tengo la hora libre—me defendí—Pero no evadas mi pregunta.
Ya me había podido dar cuenta de que el chico tendía a cambiar de tema a menudo, pero esta vez no me iba a dejar. Lo reté con la mirada y él hizo lo mismo, permanecimos un largo rato mirándonos directamente a los ojos, en una batalla silenciosa, hasta que finalmente él se dió por vencido, suspiró y apartó la vista.
—No tuve ganas de entrar—se limitó a decir, encogiéndose de hombros.
—No pensé que fueras del tipo que se salta las clases—respondí sorprendida, eso no encajaba en la imagen mental que tenía de Owen.
—¿Porqué lo dices?—cuestionó mirándome directamente a los ojos, pero sin verme realmente, como si me observara más allá. Nunca nadie me había visto de esa forma. Fue mi turno de desviar la mirada mientras respondía.
—Bueno, está claro que tienes buenas calificaciones, pensé que eras de los que estudiaban día y noche y para los que saltarse una hora era un delito.
Él simplemente se encogió de hombros modo de respuesta. Volvimos a sumirnos en uno de esos silencios incómodos que ya eran comunes entre nosotros. Pensé en marcharme, de hecho estaba bajándome del banco cuando lo escuché. El sonido de las cuerdas al ser tocadas. Me detuve y lo observé mientras él tocaba una melodía con la guitarra, no fueron más que unos cuantos acordes, pero, por extraño que parezca, sentí como si con ello me pidiera que no me marchase.
—¿Eso es parte de la nueva canción?—pregunté.
—Sí—respondió—Tómalo como un pequeño adelanto, aunque de hecho ya casi está completa. Es muy fácil musicalizar tus pensamientos.
Ante eso solté una risa sarcástica, no sabía si sentirme halagada u ofendida.
—Bueno, solo espero que valga la pena. Aunque sigo preguntándome cuando tú escribirás tu propia canción—comenté mientras recordaba el video que había visto en su canal de YouTube, el de la única canción que había compuesto, por alguna razón sentía que eso tenía algo que ver con su "bloqueo" actual.
—¿Cómo va Denisse con la guitarra? ¿Ha estado practicando?—me preguntó, ya no me sorprendió que evadiera mi pregunta y cambiara de tema. Decidí dejarlo pasar, de momento.
—Sí, de hecho lo hace demasiado, ya no hay momento en que la casa esté en silencio—le sonreí y volví a sentarme en el banco—Supongo que si los vecinos estuvieran en casa más seguido ya nos habrían reclamado.
Él soltó una leve risa y se quedó con la mirada perdida—Me alegro, la base de todo instrumento es la práctica. Y tienen suerte, mis padres han tenido que lidiar con muchos vecinos, a decir verdad, a mi hermana se le daba mucho por tocar el piano de noche, por lo que siempre la regañaban, pero mi padre terminaba uniéndose con su ukelele y eventualmente terminábamos por dar una especie de concierto nocturno.
Sonrió ante el recuerdo y yo no pude evitar hacerlo también, Owen había mencionado a su familia en contadas ocasiones, pero siempre lo hacía con una sonrisa. Y también debía admitir que me gustaba el hecho de que compartiera algo de su vida privada conmigo.
Antes de cualquiera de los dos pudiera agregar algo más, la campana que indicaba el cambio de hora sonó, pero yo permanecí en mi sitio, hasta que el chico habló:
—Creo que deberías ir a clase.
—Igual tú—contraataqué. Él elevó su ceja izquierda, pero no hizo amago de moverse—No me iré de aquí sin que vengas conmigo, además, se supone que vas a ayudarme a subir mi promedio ¿no? Pues para eso debes asistir a clase.
—Touché—respondió mientras se paraba del banco y se acercaba al estante ubicado en la esquina del salón, donde se encontraba el estuche de su guitarra; esperé a que la guardara para que después ambos cruzáramos la puerta al mismo tiempo—Ahora que lo recuerdo, ¿nos vemos hoy para que te explique los ejercicios de química?
Asentí con la cabeza y le di la espalda para empezar a caminar en dirección contraria, dispuesta a irme a mi salón, cuando recordé algo que quería decirle. Me di la vuelta grité su nombre antes de que se alejara de mí, perdiéndose entre el mar de alumnos que caminaban por los pasillos para ir a su próxima clase, cuando me escuchó giró sobre su propio eje y me miró extrañado.
—Casi lo olvido—hablé más fuerte de lo normal, para que fuera capaz de escucharme a través de la distancia—Elián accedió a la entrevista.
Como respuesta obtuve una sonrisa de su parte, después extendió sus brazos y me mostró dos pulgares arriba mientras se alejaba caminando de espaldas, sin dejar de mirarme, le sonreí de vuelta y me alejé de la misma forma que él, rumbo a mi aula, hasta que choqué con alguien y tras disculparme seguí caminando como una persona normal.
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Para cuando fue la hora de salida podía decir con certeza que me sentía un ser más inteligente de lo que creía, el último receso había sido la primera vez que Owen me había asesorado y ¿para qué mentir? El chico era un estupendo profesor, sentí que entendí por completo cosas que jamás creí llegar a comprender. Estaba segura de que con su ayuda si podía lograr subir mi promedio, que no era precisamente malo, después de todo no tenía ni una materia reprobada, pero que tampoco era excelente y estaba lejos de ser uno de los más altos de la generación.
Con esos positivos pensamientos me despedí de mis amigas y me encaminé a la salida de la escuela, donde siempre me reunía con mis hermanos para esperar a que nos recogieran, cuando logré visualizarlos, cerca de unas jardineras a lado de la puerta principal, me acerqué a ellos sin que se percataran de mi presencia, pues estaban muy metidos en su conversación.
—Deberías hablar con ella, seguramente está esperando a que des el primer paso—fue lo primero que escuché, siendo dicho por parte de Denisse.
—¿Así como tú hablaste con Carmen? No creas que se ma ha olvidado y ambos sabemos que no lo has hecho—le respondió el otro. Como era de esperarse, yo no pude comprender nada de lo que mencionaban.
—¿De qué hablan?—interrumpí, sorprendiéndolos a ambos, que no se percataron de mi presencia hasta ese momento.
—De nada—contestaron al unísono.
Y ahí estaba de nuevo, esa burbuja en su mundo de la que no me dejaban formar parte, siempre me había sentido excluida, pero a pesar del tiempo no lograba acostumbrarme al sentimiento de que mis hermanos formaran una especie de club en el que yo no tenía permitido entrar. Sabía que éramos familia, pero hasta en estas había favoritos y Denisse y Elián lo era el uno del otro.
Decidí no responder y simplemente encogerme de hombros; me posicioné a lado del chico y me recargué en la jardinera para cubrirme con algo de sombra, después saqué mi celular de mi mochila y me dispuse a buscar el pdf que estaba leyendo, en esta ocasión se trataba de Crónica de una muerte anunciada por Gabriel García Márquez, libro que no había podido comprar en físico porque mi pobreza no me lo permitía.
Leí alrededor de tres paginas cuando un mensaje por parte de mi padre me interrumpió, en él indicaba que ya había llegado por nosotros, por lo que les hice señas a mis hermanos y juntos salimos de la escuela para después cruzar la calle y encontrarnos con el auto familiar aparcado a lado de la banqueta.
Elián fue el primero en llegar (debido a sus largas piernas) y cuando abrió la puerta trasera del vehículo, con el fin de subirse a él, un gato saltó encima de él, directamente a su cara, provocando que cayera de espaldas al suelo. Denisse se rió y en un movimiento rápido sacó su celular para hacerle una foto a la situación. Cuando mi hermano se repuso quitó al minino de su rostro y lo estrechó entre sus brazos para después ponerse en pie y acercarse a mi padre que acababa de abandonar su puesto en el asiento conductor.
—¿Porqué lo trajiste?—le preguntó, refiriéndose a Brea, quien ronroneaba gustoso de encontrarse entre sus brazos.
—Bueno, la verdad es que fui a comprarle una verdadera cama—respondió papá, rascando la parte trasera de su cabeza—No podía seguir durmiendo entre cobijas, así que lo traje para que la escogiera—agregó, mientras los tres lo mirábamos perplejos—Además, de camino a casa pasaremos por su madre que acaba de terminar sus clases de hoy y no quería dejarlo solo por tanto tiempo.
¿Y de cuándo acá él se preocupaba por el gato?
Seguimos observándolo con los ojos muy abiertos, pero después estallamos en risas al mismo tiempo, obteniendo una mirada confundida por parte del hombre.
—¿Qué?—preguntó sin comprender el motivo de nuestras carcajadas.
—Nada, nada—respondió mi hermano antes de subir al auto con el animal en sus brazos—Será mejor que nos pongamos en marcha.
Todos imitamos su acción y después nos alejamos por la calle.
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¡Holaaaaaa!
Bueno, la verdad es que tenía planeado publicar este capítulo el lunes, pero la edición se me fue postergando porque (para que mentir) me quedé viendo un anime :v
Pero aquí está y para la próxima prometo establecer mis prioridades xD.
Pero ya, creo que actualizaré más seguido por un tiempo, debido a que ya he terminado (en esencia) mi año escolar :D.
¿Qué les pareció el capítulo? La verdad es que ya estamos acercándonos a dos sucesos muy importantes que me tienen muy emocionada 👀.
Y por último, en el capítulo pasado les mencioné algo de compartirles una canción perteneciente a una Playlist que tengo para escribir DPCTO, y como les agradó la idea, aquí está la primera :) (cabe mencionar que no es una canción enfocada en el capítulo, sino que por distintas razones, me recuerda mucho a la trama o me inspira al escribir).
En esta ocasión se trata de: "Don't blame me" por Taylor Swift. Quería iniciar con esta porque Taylor es la cantante favorita de Jessia (creo que no lo mencioné más allá de los primeros capítulos) y porque la letra me recuerda un tanto a ella. (Se las dejó aquí abajo).
Y pues, sería todo por el momento. Gracias por estar aquí, los quiero.
¡Nos leemos luego!
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