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O2.

Jimin detesta la mañana, despertarse temprano es casi tan malo como un puñal. Así lo siente. Pero la alarma suena y debe levantarse.

Se ducha y viste rápido, desayuna y toma su mochila corriendo al auto que lo espera en la puerta después de despedirse de su hermana y sus padres. Escucha las palabras de ánimo por su ultimo día y siente suspirar al dase cuenta.
 
Inicia su último año antes de irse a la universidad.
 
—Buenos días—Yoongi al voltear sonríe—¿Listo para el último año?
 
—¿Listo para el año más memorable?—le devuelve la pregunta Jimin igual con sonrisa en su rostro.
 
—Yo estoy listo.
 
—Entonces también lo estoy yo.

Yoongi asiente y vuelve a arrancar su auto conduciendo hacia el colegio. Los viajes con Yoongi siempre son divertidos, la música nunca falta en su amigo castaño, mucho menos si se trata de Taylor Swift.
 
En menos de veinte minutos llegan al establecimiento donde Yoongi estaciona su pequeño auto. Los estudiantes casi parecieran que se multiplican en la entrada. Algunos se saludan y otros ya ingresan al edificio.
 
Los pasillos no son muy diferentes. Se escucha algunos preguntado por sus vacaciones y como los nuevos se sienten perdidos. Yoongi llega caminando con Jimin a su casillero donde lo abre, guarda su mochila y solo saca su libro de biología y su cuaderno con algunas biromes.
 
—En tres...dos...uno—cuenta Yoongi para luego cerrar su casillero y ver como un chico pelinegro lo espera apoyado a un lado –Hola Taehyung —lo saluda.
 
—Hola Yoongie.
 
—Yoongi—le corrige el más bajo—Te dije miles de veces que me llames Yoongi.
 
—Tú me puedes decir amor de mi vida—de forma coqueta el mayor le guiña un ojo y Jimin suelta una carcajada.
 
—Te diré, chicle de mi vida—rueda los ojos yoongi y se aleja caminando seguido del pelinegro y Jimin.
 
—Eres cruel.
 
Los tres llegan al casillero de Jimin que ignora la conversación de Yoongi y Taehyung.
 
Desde que conoce a ambos son asi. Taehyung tratando de conquistar el corazón de Yoongi y este ignorándolo o rechazándolo, aunque en el fondo le gustara la atención del capitán del equipo de futbol americano.
 
Jimin guarda su mochila y saca sus útiles que usará en su primera clase y su horario nuevo. Sabe que le sacará dos copias para agregar las materias extracurriculares.
 
De repente siente en el ambiente un delicioso perfume de hombre mezclado con vainilla que ama y detesta a la misma vez. Se gira y lo ve.
 
Como siempre una seriedad que no intimida a nadie, mucho menos a él, pero media sonrisa que ni siquiera imaginaba ver  Se sorprende que en tan solo pocos meses haya logrado tanta masa muscular que resalta aún debajo de su camisa y suéter. Su cabello como siempre castaño cae sobre su frente y sus bonitos labios con un rosado que hace brillar su rostro.
 
—Es bueno verte Jiminie— Jungkook le sonríe casi burlón.

—No digo lo mismo Jeon.

Jungkook rueda sus ojos al ser nombrado por su apellido –Lo haces a propósito.

—Tú me llamas Jiminie.

—Tus amigos te llaman asi—se defiende el castaño riendo.

—Exacto—sonríe y se acerca un poco más –Mis amigos.

Sin decir nada más, camina hacia su próxima clase.

Taehyung se queda parado a un lado de Jungkook viendo como caminan Yoongi y Jimin perdiéndose en los pasillos.

—No te enamores—susurra Taehyung.

Jungkook reacciona y le golpea en el hombro al mayor –No me gusta Jimin.

—Dicen que del odio al amor solo hay un paso— sube sus hombros.

Jungkook rueda sus ojos y camina hacia su clase pero el pelinegro lo sigue.

—Por un momento pensé que querías acariciar su cabello rubio—Jungkook lo ignora y sigue su camino pero Taehyung no se detiene—¡Yo sé que te gusta!

Algunos alumnos lo miran y Taehyung solo inclina su cabeza sonriendo.

Pero era cierto para Jungkook, ciertamente nunca se sintió atraído a Jimin. No puede negar que sea hermoso y llame su atención, pero nunca le gustó.

Su relación fue de competencia desde siempre y siempre existía esa rivalidad que los hacían pelear.

Las vacaciones realmente lo habían pasado bien celebrado que pronto seria su último año, pero recién tomaba dimensión que talvez, no vuelva a ver nunca más a Jimin. Solo quedaba un año donde, como cada año, competirían por la mejor calificación. Pero todo eso acabaría en tan solo meses.

Como cada año, las materias extracurriculares eran las más esperadas, sobre todo el equipo de futbol americano y el de porristas. No eran muchos, pero los suficientes como para poder adicionar y tratar de quedar como leyenda en el colegio. Algo difícil si no ganaban un juego o campeonato, pero muchos querían ser parte de los “populares”.

Por eso a Jimin no le sorprendió ver que en el corcho de anuncios la lista de mate atletas esté casi vacío. Solo cinco renglones escritos por los alumnos de siempre.

Suspirando toma el lápiz que cuelga y anota su nombre dejando un punto al final. El perfume de Jungkook vuelve a inundar sus fosas nasales y suspira al verlo a su lado anotándose en el grupo de ciencia.

—¿Crees que lleguen más este año?—pregunta el más alto y Jimin solo sube sus hombros.

Mira la lista y ve como también en el club de ciencia no hay más de siete –Sería bueno saber que antes de irnos dejamos los clubes en buenas manos.

Jungkook asiente y empieza a caminar hacia el comedor. Jimin lo sigue sabiendo que Yoongi esté allí también.

—¿Ya sabes a que universidad irás?—pregunta nuevamente Jungkook.

—No, quiero ver en que universidades seré aceptado y luego elegiré en base a ello— Jungkook asiente entendiendo el punto de vista del rubio —¿Y tú ya lo sabes?

—Desde hace dos años.

Jimim ríe llegando al bufet donde le sirven un plato de ensalada y un filete de carne.

—¿Ya sabes con quién te vas a casar también?

—Lee Jieun—asiente tomando también su almuerzo.

Jimin suelta otra carcajada mientras toman asiento en la mesa donde ya está Yoongi.

El castaño levanta su mirada con una ceja alzada al ver como ambos ríen, algo que no es muy común entre Jimin y Jungkook. Ignorando que se sientan a comer frente suyo, vuelve a su juego mientras bebe jugo.

—¿Me extrañaron?— Taehyung llega con su bandeja sentándose a un lado de Yoongi.

—No—responde el más pálido.

—Ni siquiera noté que faltabas—admitió Jungkook riendo.

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