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Capítulo 3

Al día siguiente, Hermione sintió una insaciable necesidad de ir a buscar a su profesor, así que decidió arreglarse lo mejor que pudo, se volvió a poner el mismo "perfume" y salió a sus clases ya que ese día le tocaría nuevamente dos horas de clase de pociones; todo transcurrió normal y Hermione deseaba solo una hora, dicha hora no tardó en llegar y Hermione volviéndose a ver en su espejo decidió entrar en el aula, espero hasta que su profesor entro.


Ella no supo cuánto tiempo lo estuvo mirando hasta que el empezó a explicar la siguiente poción y por más que le gustara admirarlo de lejos y mucho mejor de cerca también quería que todo saliera bien, simplemente era una gran estudiante y por más que le gustara alguien, eso no haría que descuidara sus clases y menos una tan importante como pociones.


Aunque se esforzaba por mantener sus pensamientos en la poción y no alrededor de su profesor, no le estaba sirviendo el concentrarse, su poción se veía muy mal y aunque no era su intención era lo que más quería, se dio cuenta que su profesor se hallaba detrás de ella; sintiendo parte de su cuerpo pegado al suyo, asi como su aliento cerca de su oído le dijo:

-. Vaya Granger, parece que esta vez no lo logro, espero que con un castigo se concentre, hoy en mi despacho a las ocho y tiene quince puntos menos, por su ridícula poción-.


Hermione no se había dado cuenta que estaba conteniendo la respiración, sintiendo cada esencia de su olor y de su cuerpo en ella que lo único que pudo hacer fue asentir y bajar la mirada cuando él la tuvo frente, estaba decepcionada de sí, pero al mismo tiempo logro lo que quería sin querer proponérselo, era obvio que esa noche sería muy divertida.


No supo Severus porque se acercó de esa manera a su alumna, jamás en sus cinco sentidos lo hubiera hecho, pero al momento de acercarse a ella, pudo oler algo en ella que hizo que se cegara y solo quisiera tenerla nuevamente a su lado, es por ello que sin pensar le solicito ir a su despacho después de la cena, sonrió para sí, era muy buena noticia pero al mismo tiempo se sintió ofendido con sus pensamientos que le decían que ella era algo especial para él.


La esperada noche llego, mientras el día transcurrió normal, Lavender le pregunto a Hermione si tenía lista su poción, para lo cual Hermione le dijo que para más tarde la revisaría, que esa noche no podía y ciertamente no pudo no solo por su castigo sino también por el hecho de que estuvo la mayor parte del tiempo esperando la noche y la manera de hacerle ver a su profesor cuanto lo deseaba.


Dándose una ducha, poniéndose su uniforme de una manera coqueta pero que al mismo tiempo no queriendo parecer una chica fácil volvió a ponerse ese perfume que algo le hacía a su mente pero no quería dejarlo, se dispuso a ir a las mazmorras; el frio que se sentía en ese lugar rumbo a las mazmorras era muy fuerte y te calaba hasta los huesos y aunque lo sentía rápidamente se evaporaba por los pensamientos sobre lo que le podía hacer a Severus en su oficina.


Toda la tarde estuvo planeando como seducir a su profesor, pero siempre le parecía absurdo ya que no dudaba de que Severus era un caballero y jamás iba a permitir que se acercara tanto, pero ahora que lo volvía a pensar tal vez si podía acercarse ya que él fue el que se acercó demasiado en su clase, pero por si las dudas, llevaba la capa de Harry para darle una sorpresa si se llegaba a arrepentir.


Al llegar a su oficina toco con toda la naturalidad del mundo y desde adentro se pudo escuchar el gruñido de su amado profesor diciéndole o gritándole que podía entrar; a lo que ella accedió enseguida y dejando deslizar su figura por la puerta, pudo apreciar que se encontraba en su escritorio revisando las pociones de su clase de esa tarde.


Se adentró y cuando estuvo completamente dentro del despacho, Severus no tardo en clavarle esos ojos negros profundos que a la luz de las velas se veía completamente encantador; él al momento de notarla le dijo de su típica manera sarcástica y arrogante:

-. Se quedara parada allí todo el día Granger o se acercara para decirle lo que realizara.-

Hermione termino de reaccionar y se acercó lentamente a su profesor sintiéndose más ajena a sus pensamientos e inhalando su olor varonil.


Severus sintió exactamente lo mismo, no pudo evitarlo pero había algo en ella que lo volvía loco y por un momento sus propias palabras le fallaron, pero reunió su autocontrol y tomando su postura autoritaria le dijo:

-. Lo que quiero que haga Granger, es que usted vuelva a repetir la poción que no pudo realizar hoy, hay ingredientes en los estantes, tómese el tiempo necesario y después puede retirarse-. Al momento que se lo decía señalo a los estantes donde se encontraban los ingredientes y el escritorio que prácticamente estaba a un metro del suyo para que pudiera trabajar ahí.


Hermione asintió y se acercó a los estantes a tomar lo que necesitaba para lo poción y se encomendó en ello, ya había transcurrido un tiempo y podría decir que la poción estaba casi lista solo necesitaba hervir por completo para lograrlo y claro que ella había ido lento ya que desde hace mucho tiempo veía disimuladamente como su profesor le clavaba la mirada y no solo a su ardua tarea sino que prácticamente la recorría con la mirada así que jugando con él al momento, ella de darse cuenta que estaba llamando su atención se desabrocho los botones superiores de la blusa y se sentó en el banco para que su profesor pudiera ver sus piernas, estaba segura que había escuchado un gemido de su parte cuando lo hacía y que esa noche no se iría tan fácil sin lograr hacer rendir a su profesor ante sus encantos.


Cuando termino se acercó a su profesor.

-. Listo profesor, la revisara-.

-. Por supuesto Granger, déjeme verla-.

Hermione se la tendió y al momento que lo hizo hubo un pequeño roce de manos que hizo que los dos se tensaran, Severus se incorporó y mientras la observaba se percató que Hermione ya se encontraba frente a él con su blusa abierta hasta tal punto que al agacharse, su profesor podía apreciar la vista de sus senos, hizo que él se tensara más y eso le agrado mucho a Hermione, ya casi lo tenía donde quería; completamente derretido por ella.


No podía evitar ver a su alumna pero no debía hacerlo, era solo una joven que no sabía lo que quería y mucho menos por el hecho de que fuera su alumna sino también por ese hecho de que solo era una joven muy atractiva que prácticamente no dudaría en tomarla sobre su escritorio, pero él era alguien integro todo un caballero y actuara como tal él sabía que si ella intentaba algo el ya no tendría fuerzas para rechazarla.


Se levantó bruscamente y se dirigió a su habitación:

-. Excelente Granger, retírese, cuando salga no quiero verla más aquí-. Y diciendo esto se metió en su habitación y cerro bruscamente.

Hermione se quedó pasmada y confundida, no sabía que le ocurrió al profesor hubiera jurado que estaba a punto de caer, pero entonces se dio cuenta que eso lo hizo para evitar caer ante sus encantos, sonrió para sí y saco la capa de invisibilidad de Harry camino hacia la puerta la abrió y la volvió a cerrar para hacerle creer que se había ido, entonces se cubrió con la capa y se metió bajo el escritorio de su profesor no se iría de ahí con un no de respuesta y esta vez lo conseguiría.


Severus salió lentamente y al ver su oficina vacía dio un respiro de alivio y se volvió a sentar en su escritorio, el momento de relajarse le duro poco ya que sintió que algo o alguien recorría su pierna y volteo a ver pero no pudo apreciar nada, pero ese simple contacto le basto para saber que Hermione seguía ahí, intento levantarse pero sus piernas al contacto de sus manos no se lo permitían así que solo se limitó a decir:

-. ¿Qué está haciendo Granger?-.

-. Profesor, usted me dijo que no, pero estoy segura que su cuerpo dijo otra cosa-. Se lo dijo con una voz tan seductora que Severus no pudo evitar el soltar un gemido.

Agarró fuerte... su muslo.

Cuando vio que él ya no la detenía, la mano de Hermione subió por su muslo masculino hasta llegar al borde de su pantalón.

-. Yo creo que no debería hacer esto-. Ordenó él.

Hermione ignoró su orden.


Ascendió por encima del pantalón hasta llegar a la cinturilla y comprobó satisfecha que el botón no estaba abrochado.

Sin duda cuando entro a su habitación antes, intentaba lograr bajar un poco la erección que le provoco.


Pasó la palma de la mano sobre el bulto que se perfilaba bajó la tela.

-. Pare-. Exigió él.

Hermione puso su mano sobre su pene erecto hasta que lo sintió temblar bajo su mano-. No debería -afirmó. ¡Cómo si ella no lo supiera!. -. Si no para... tendré... que...

-. Profesor usted tiene fama de ser alguien callado porque no le hace honor a eso -. Respondió ella divertida.

Se fiaba totalmente que se quedaría callado en un rato más.


Sabía que no la dejaría parar ya lo tenía comiendo de su mano... literalmente.

Y además, le gustaba la sensación de poder que tenía en esos momentos.

Él no soltaría las manos del escritorio, ya que se aferraba a él de manera feroz, al menos no soltaría las dos manos.


Era demasiado para él, no poder controlar la erección que le estaba causando.

Y ella tenía muchas ideas para hacer algo con las dos manos... y la boca.


Le bajó con cuidado la cremallera de los pantalones y rodeó su pene con los dedos.

Estaba duro como una piedra, las venas se le marcaban a lo largo, el glande estaba húmedo por las gotas de semen que escapaban de la uretra.


Bajó los dedos hasta tocar la base y luego emprendió el camino de vuelta hacia la corona.

-. Pare... -gimió él.

Hermione se inclinó y buscó con los labios hasta encontrar la solitaria gota de semen que escapaba de su glande, terso y suave.


La lamió despacio y decidió investigar con la lengua el sabor de ese pene inmenso y excitado.

Él se aferró con fuerza al escritorio y luchó por mantener los ojos abiertos ante las caricias de la mujer.


Miraba la cabeza de Hermione sobre su regazo y eso le excitaba mucho más.

Era muy tarde, no había nadie entre los pasillos del colegio y no se escuchaba ruido alguno, pero aun así no podía relajar su atención... aunque le costara la vida.

Alguien podría entrar y descubrirlo no por el hecho de que Hermione se podía ver que ese no era el caso sino por sus expresiones cualquiera sabría lo que estaba pasando.


Hermione recorrió con la lengua el camino desde la base hasta la corona y una vez allí, lo rodeó con sus labios y succionó.

Él se tensó, jadeó y apretó los dientes en un intento por no desviar su atención a lo que ella le hacía.


Al menos, todavía seguía consiente aunque no completamente para gritar.

Jamás había permitido algo así, pero el aroma de ella lo embriagaba.


Jamás se hubiera acercado a ella, aunque en el fondo siempre la admiro por su gran valentía e inteligencia y ahora demostraba ambas.

Jamás había sentido un placer tan arrebatador como el que ella le estaba proporcionando.

Entre gemidos y casi sin respiración, buscó un poco de cordura, no debía, era su alumna, era una jovencita y el todo un caballero, pero poco a poco esas ideas se desvanecían.


Cerró los ojos y finalmente aliviado se dejó rendir a Hermione y posó una mano sobre su cabeza castaña y sedosa.


Ella, al ver que se había dejado de resistir y no corría el riesgo de que la hiciera parar, dejó fluir toda su pasión.


Absorbió con fuerza el pene, se lo introdujo hasta el fondo de su boca y tragó.

Él sintió el movimiento de su garganta en la corona de su pene y casi perdió el sentido.

Lo quería todo de Hermione.

Quería besar su boca, penetrar su cuerpo, acariciar su piel, llevarla más allá de las nubes hasta que gritara de placer por él, a la vez que él.

Y para eso necesitaba controlarse...

Agarró un mechón de sus cabellos y tiró de ella hacia arriba, hacia su boca.


Hermione intentó resistirse, pero él le pasó una mano bajo la axila, levantándola hasta sus labios.


Cuando sus caras quedaron a la misma altura la besó con una pasión tan salvaje que hasta los árboles silenciaron sus murmullos para escucharles gemir.


La obligo a sentarla en su regazo, hacerla sentir su erección, ella gimió al momento que Severus bajó una de sus manos por el costado de Hermione y descendió por debajo de la falda con la intención de colarse entre sus muslos y acariciar su piel.


Hermione lo detuvo sujetándole la mano, finalizó el beso y volvió a bajar la cabeza hasta su regazo.

-. Esta vez no trate de detenerme -. Afirmó un segundo antes de introducirlo de nuevo en su boca.

Él jadeó casi desesperado.


Su cabeza cayó hacia atrás con fuerza cuando ella lo apretó entre sus labios y empezó a subir y bajar lentamente por todo su pene.

El pecho se le hinchaba con cada respiración.

Una de sus manos se colocó sobre la cabeza de Hermione y presionó, indicándole el ritmo a seguir.


Instantes después un grito largo y ronco escapó de sus labios.


Hermione lamió cada gota de líquido que fluyó de él.


Esperó un poco hasta que le sintió respirar más calmadamente y se acercó hasta sus labios.

-. Volveré -. Le prometió con un último beso.

Luego se incorporó, camino hacia la puerta la abrió y salió.


Él la vio salir, intentó reaccionar para acompañarla tal y como lo haría un caballero, pero sus piernas no le respondieron, de todas maneras no hizo falta.


Ella ya se había marchado.

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