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Capitulo 10: ¿cantante resentida?

Llegué a casa con un rostro fatigado y poco optimista, me dejé caer en mi cama y con mi semblante agotado por todos los esfuerzos de los últimos días, suspiré. Al observar mis manos entre lágrimas, me acepté.

- Lo importante es expresar lo que sientes, es mejor decirlo que quedarse con un "¿y si lo hubiera hecho?" Soy lesbiana y no hay nada de malo en eso, simplemente Janet no es de esas personas. Qué poco sirve quedarse callada, mejor me comeré un buen pollo frito.

Mi teléfono sonó en la mesita cerca de mi cama, era Janet en primera instancia, pero al colgar al instante recibí otra llamada. Tomé el número sin siquiera mirar quién era y con desgana dije, "¿Qué quieres Janet?"

La situación no duró mucho, ya que era mi jefe, quien contestó con algo de humor. "Te amo Melodie, soy Janet. Muah, muah", dijo de manera jocosa. Yo reí a carcajadas mientras el jefe me regañaba por irme del lugar sin haber comido. Me disculpé con sonrisas y el jefe propuso ir a dejarme en casa, a lo que accedí, pero le dije que por el momento prefería estar sola.

- ¿Estás segura? ¿No necesitas tu tiempo? - mencionó el jefe por teléfono.

- Sí, necesito desahogarme un poco, aunque no estoy enojada. Es solo que quiero expresar mis sentimientos en este momento - terminé con una duda sobre mí misma en el aire.

- Está bien, iré para allá. Pensé que necesitabas tu tiempo, por eso te dejé ir sola del lugar, pero si necesitas un amigo, quisiera ayudarte en todo lo que pueda.

- Gracias Gabriel - culminé la llamada con un gesto de agradecimiento.

Tras colgar, el jefe sonrió levemente y Janet estaba a su lado escuchando la llamada junto a Fang. Ella propuso ir a verme y decirme lo que sentía, pero el jefe la frenó y le pidió que me dejara un tiempo para reflexionar. Tras esas acciones, probablemente me sentiría mal.

- Debo ayudarla, por favor Gabriel - rogó Janet.

- Lo siento, déjala pensar unos momentos. Déjala tener su tiempo hasta que encuentre una solución por sí misma. Obligarla a decidir rápido solo la presionará, buscamos su felicidad, no hacerla sentir mal todo el tiempo. Además, esa actitud infantil me parece tierna - concluyó el jefe.

- Para mí también, pero ella... Es idolo

En ese momento, Fang interrumpió la conversación con un comentario despectivo hacia la chica.

- Vamos, amor, parece Edgar vestido de chica, maldito travesti - se quejó Fang.

- Mira idiota, ella es mi ídolo, no hables mal de ella. Y respecto a los travestis, mira quién habla - reprochó Janet al Fang, que se disculpó por su comentario.

Gabriel, tras soltar una leve risa ante la personalidad tan altanera de Janet, aprovechó la ocasión para retirarse ante el ligero insulto de Fang. Aunque ella intentó detenerlo tomándole la mano en el último momento, Gabriel simplemente le sonrió, se sintió incómodo y, tras un pequeño suspiro, decidió concederle su espacio.

- ¿Podrías apoyarla en mi ausencia? - preguntó Janet, mostrando cierta preocupación por la situación que Melodie podría estar atravesando en ese preciso instante.

- Tranquila, Janet. Esto no es una telenovela venezolana lleno de idas y venidas como los adolescentes caprichosos - respondió el jefe con una sonrisa, asintiendo con la cabeza, saldando la deuda y abandonando el lugar.

Luego de disfrutar de la hermosa noche en mi automóvil, observando cómo las estrellas se alineaban en un sendero peculiar hacia la ciudad, experimenté una sensación de rareza y magnificencia. La escena astronómica se presentaba ante mis ojos de una manera tan inusual que me hizo reflexionar sobre la naturaleza del destino y las mínimas posibilidades que se nos presentan en la vida.

- Pero realmente yacen ahí, fascinantes - contemplé el cielo estrellado mientras avanzaba por la carretera - Esta noche, sin duda, ha sido una de un millón. ¡Buen chiste, Gabriel! - bromee conmigo mismo ante la grandiosidad de lo presenciado en una sola noche.

Al bajarme del vehículo, me comuniqué con Melodie, quien me indicó que subiera a su encuentro tras mi llamada. Con una caja de camarones que el mesero del restaurante me entregó, ascendí los escalones hasta la puerta de su morada. Allí, me detuve por un instante, absorto en la magnificencia de la noche estrellada, antes de tocar la puerta. Fue entonces cuando Melodie abrió con brío, esbozando una sonrisa radiante, y con un gesto enérgico me condujo hacia el interior de su hogar, casi provocando que la caja de camarones cayera al suelo. Por fortuna, todo transcurrió sin contratiempos.

Al cruzarme con Melodie, noté que estaba más radiante de lo habitual, lo cual me desconcertó. Pensaba que se encontraba mal, pero al contrario, se sentía feliz y satisfecha consigo misma, a pesar de no ser aceptada por Janet.

El jefe Gabriel, al ver a Melodie tan alegre, susurró con alegría ante la presencia de la encantadora chica.

Melodie tomó la caja de camarones y, con una sonrisa en el rostro, comenzó a comer uno tras otro, expresando algunas vulgaridades. Mientras tanto, yo esperaba en silencio hasta que, luego de una buena cena, finalmente habló.

- Gracias por tu compañía, Gabriel. Solo buscaba algo de compañía para llenar el vacío en mi habitación y me alegra que estés aquí como un amigo cercano - dijo ella.

Aunque Melodie estaba mostrando cierto egoísmo, a raíz de algunos problemas con Janet, su felicidad era evidente al expresar sus sentimientos. A pesar de enfrentar rechazos en sus relaciones, Melodie encontraba consuelo en su propia felicidad y aceptación.

- Es reconfortante verte tan plena. Aprecio tu transparencia y honestidad, lo cual me llena de alegría - comentó Gabriel.

Melodie, en un acto de valentía y determinación, expresó su deseo de retirarse de la industria para poder seguir sus propios sueños y explorar el mundo, con el objetivo de conocerse a sí misma.

- Agradezco todo lo que has hecho por mí, Gabriel. Me gustaría pedirte un favor... Me retiraré de la industria para poder alejarme y seguir mi propio camino. Es hora de culminar el sueño de una chica inocente que ya no está entre nosotros - expresó Melodie con determinación.

A pesar de los deseos de Gabriel de retenerla, respetó la decisión de Melodie y aceptó con tranquilidad su determinación.

- Entiendo y respeto tu decisión - respondió Gabriel.

- Gracias, Gabriel - concluyó Melodie con una sonrisa en el rostro.

La situación en cuestión es enigmática, en ciertos momentos me resulta incomprensible. En el pasado, también me sentí desconcertado por cosas similares. Aunque aparentemente se encuentra bien, es imperativo concederle el tiempo necesario para su recuperación. El transcurso del tiempo tiene el poder de sanar heridas, aunque siempre quedan las cicatrices como recordatorio de lo vivido. Es fundamental ser pacientes y comprensivos en estos momentos de fragilidad emocional.

Perdón por la tardanza

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