Amo las rosas con sus espinas / Amo mis rosas y las espinas.

Belleza y dolor , una danza fina /Un recordatorio de la vida misma.

En su fragancia encuentro paz /Pues en su belleza y fragancia divina.

Mas en sus púas un recordar tenaz /Se esconden las heridas que lastiman.

Las rosas, símbolo de amor y pasión /Sus pétalos suaves, colores radiantes.

Nos regalan su olor sin condición / Nos cautivan con su encanto y esplendor.

Mas en su tallo, las espinas aguardan /Pero entre ellos, ocultas, las vigilantes.

Un saber antiguo que el tiempo guarda /Gruesas espinas, fraguando su rigor.

Nos recuerdan que lo bello puede herir/ En cada rosa, una lección valiosa.

Que el amor, a veces, nos hace sufrir /Que el amor y el dolor van de la mano.

Lo sublime y lo adverso son hermosas/ Partes de un mismo camino humano.

En cada pétalo, un amor se anida / En cada espina, una lágrima escondida.

Es la vida, con sus rosas y espinas/ Belleza y dolor entretejiendo las rutinas.

Amar si en la dicha hay penas/ Que hasta lo más dulce, a veces, envenena.

Por eso amo las rosas con sus espinas / Pues en su dualidad, la vida se refina.

En cada herida, un susurro de la flor / Recordándonos que el amor es un fulgor.

Así como las rosas, la vida nos enseña / Que incluso lo más bello puede herir.

La espina, en nuestra piel se empeña / Recordándonos que el gozo puede sufrir.

No las rechazo, las abrazo con fervor/ Pues en su dualidad halla sentido mi existir.

Las espinas, recordatorio de lo que soy/ Un ser que ama, que vive, que puede morir.

Amo las rosas con sus espinas/ Porque en su paradoja encuentro la verdad.

La vida, un viaje de alegrías y neblinas/ Donde el amor y el dolor son igualdad.

Que las espinas nos enseñen a cuidar/ Que lo más hermoso puede lastimar.

En cada rosa, un anhelo se encierra/ La promesa de amor en cada primavera.