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El Día de la Vergüenza Argentina

                                                                                                                                                Por MatiasNoccelli

Mientras el diario más importante del país titulaba "Total normalidad", las Fuerzas Armadas de Argentina sacaban a la fuerza a la entonces presidenta de la nación y usurpaban así la Casa Rosada. Algo totalmente normal si tenemos en cuenta que ésta era la sexta vez que sucedía en nuestra historia. 

El operativo que derrocó a la presidenta el 24 de marzo de 1976 fue llamado "Operación Aries", porque el hijo de Videla nació ese mismo día bajo el signo de Aries; y la persecución, desaparición y matanza de gente recibió el nombre de "Proceso de Reorganización Nacional". Y ese disfrazar al lobo de cordero, ponerles un nombre sofisticado a hechos terribles, fue una constante durante los siete años que gobernó la dictadura militar, desde 1976 a 1983.

Así, tres tipos, de los más perversos que uno pueda imaginar, ocultaron, mintieron, se hicieron los boludos, miraron para otro lado; incluso, llegaron a decirle al mundo que "los argentinos somos derechos y humanos", cuando cientos de humanos iban derecho hacia los centros clandestinos de detención donde eran torturados y asesinados, y otros cientos abordaban los vuelos de la muerte encontrando su final, luego de una lenta agonía, en el fondo del silencioso Río de la Plata. Silenciar a todo aquel que gritara en su contra y ganarse la simpatía de la gente era su objetivo.

Lamentablemente, lo consiguieron: 30.000 personas desaparecieron con la aprobación de muchísima gente que veía corderos en lugar de lobos. El famoso "algo habrán hecho" con el que justificaban los asesinatos y las desapariciones es prueba de ello.

En los albores de esa larga noche de terror, en el año 1977, la organización guerrillera Montoneros, la más conocida de las organizaciones que resistieron la dictadura, instaló en Rosario una base operativa que se encargaba de la producción de armamentos. La casa se encontraba en la zona sur, más precisamente, en la calle Santiago a la altura del 2815. Ahora bien, en los tiempos que corrían, instalar una base operativa así como si nada era sinónimo de muerte segura; es por eso que decidieron montar un negocio que servía como pantalla para encubrir la verdadera misión de esa casa.

De esta forma, surgió la sodería "Lodi SRL", que quedó a cargo de una pareja de ciegos: Emilio Etelvino Vega, el "Negro", y María Ester "Cuki" Ravelo, de 33 y 24 años respectivamente.

El Negro había quedado ciego a los 18 años al sufrir un accidente en un laboratorio. Terminó el bachillerato nocturno en el Colegio Nacional y se recibió de Técnico en Fundición. Por su parte, la Cuki había perdido la vista a causa de una enfermedad virósica a los 17 años. Se conocieron en la escuela de ciegos de Santa Fe: se enamoraron y militaron juntos en el Frente de Lisiados Peronistas, organización que dependía de Montoneros. Fruto de ese amor, nació Iván Alejandro, que para 1977 tenía ya 2 años de edad.

Pero el idilio de ese amor rebelde llegaría a su fin. El día 15 de septiembre de 1977, la Cuki llamó a su madre, Alejandra Fernandez de Ravelo, y la instó a que se viniera desde Santa Fe para llevarse al pequeño Iván. Su voz temblorosa dejaba entrever que había escuchado los rastrillajes realizados días antes; los tenían en la mira.

El 17 de septiembre, desde el interior de la casa, oyeron unos disparos y los ladridos del perro lazarillo. Afuera, su repartidor de sodas había sido abatido por un operativo militar que respondía a las órdenes del mismísimo Leopoldo Galtieri, General que años más tarde llegaría a Presidente de la nación y nos llevaría a la Guerra de Malvinas. 

Y así, con la misma rapidez con la que se cargaron una vida inocente, los militares se llevaron a la pareja de ciegos, a su hijo, al perro lazarillo... Ropa, electrodomésticos, el triciclo de Iván, maquinaria de la sodería, no dejaron nada.

A los pocos días, por lo menos, devolvieron a Iván a su abuela paterna, que paradójicamente justificaba la desaparición de su hijo: algo había hecho para encontrar ese destino.

La madre de la Cuki llegó tres días después del suceso, encontrándose con un camión verde del Ejército donde seguían confiscando todos los muebles de la pareja de ciegos. Por si eso fuera poco, al año siguiente, la casa se convirtió en una especie de club de barrio donde los oficiales retirados y pensionados pasaban el día junto a sus familias, jugaban a las cartas, apostaban.

No pudo hacer nada para detenerlos; pero no bajó los brazos. Canalizó toda su bronca e impotencia en la búsqueda incesante de su hija; en ese peligroso camino se encontró con otras madres cuyos hijos también habían sufrido el mismo destino. Fue así que nació la filial santafesina de las Madres de Plaza de Mayo.

Sin embargo, los años de plomo pasaron sin noticias del Negro y la Cuki. La búsqueda se encauzaría recién en el año 1992, cuando el periodista y escritor Osvaldo Bayer escuchó de boca de la propia Alejandra Fernandez de Ravelo aquella infame historia. Fue así que Bayer escribió una denuncia que salió publicada en el diario Página/12; el título de la denuncia: "La mirada de los ciegos", una mirada que recaerá por los siglos de los siglos sobre aquellos viles militares que pusieron a todo un país de rodillas.

El entonces periodista rosarino Carlos del Frade tomó la denuncia y comenzó a investigar por sus propios medios. Los "no sé" y "no me consta" de los gendarmes entrevistados no detuvieron a del Frade que, con mucho coraje y tenacidad, siguió investigando aún sabiendo que su vida corría un grave peligro.

Osvaldo Bayer y Carlos  Del Frade

En 1994, una pequeña victoria surgió del trabajo incansable de estas personas que vencieron al silencio y la injusticia; los gendarmes abandonaron la casa de Santiago 2815 y las llaves le fueron entregadas a un Iván de 19 años. La Liga Argentina por los Derecho del Hombre le alquiló el lugar a Iván, que gracias al dinero recibido pudo graduarse de Técnico Electrónico.

Actualmente, es un centro cultural llamado "La casa de la memoria", donde se realizan diferentes actividades culturales como funciones de teatro, cine-debate, charlas, etcétera.

La búsqueda de los dos cieguitos continuó de forma incansable; las investigaciones confirmaron que la Cuki había pasado por un centro de detención en la vecina localidad de Granadero Baigorria y que luego había sido trasladada a la ciudad de Monje, a 74 kilómetros de Rosario.

Finalmente, en el año 2010, el Equipo Argentino de Antropología encontró su cuerpo en un campo de Laguna Paiva, una ciudad de Santa Fe; estaba enterrado en una fosa junto a otros siete cadáveres. Es angustiante y difícil de creer que nuestro hermoso país esté lleno de tumbas secretas donde yacen testigos de la perversidad humana.

Lamentablemente, El Negro aún continúa desaparecido, esperando que su par, la ciega justicia, haga su trabajo; impotente por naturaleza, la justicia sólo funciona con la ayuda y el trabajo infatigable de un pueblo que debe seguir gritando contra el perverso silencio y echando luz sobre aquellos tiempos oscuros.

Para Osvaldo Bayer, los 17 de septiembre siempre serán "El Día de la Vergüenza Argentina", un día para avergonzarnos de nuestro pasado, un día que nos recuerda la crueldad y la vileza de aquellos lobos vestidos de corderos, un día para hacer Memoria y seguir buscando Verdad y Justicia.  

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