Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 8.

Cuando bajaron con el resto para poder entrenar, ambos estaban en silencio y solo al llegar se separaron enseguida sin dirigirse la mirada o la palabra, los demás seguían con la mirada cada uno de sus movimientos ¿qué había pasado esta vez?

Pues luego de ese épico beso entre ellos y que pensaran unas cuantas cosas, Camus tuvo muchos recuerdos seguidos en su mente de lo sucedido y no soportaba mantener una conversación, Milo por su parte no dijo nada para no incomodarlo más de lo que ya estaba, además de intentar descifrar que le sucedía al acuariano que no lograba concentrarse en el entrenamiento por más que lo intentará.

-Cam ¿y si mejor descansas? -Recomendó Afrodita, pero el menor se negaba constantemente a esa idea. -Camus, no puedes concentrarte en el entrenamiento, ni siquiera logras controlar tu cosmos o tus pensamientos.

-No me pasa nada. -Respondió con frialdad algo extraño para dirigirse a ellos en especifico. -"Con tal de no ver a esa mujer por un rato"

-Camus ¿por qué no mejor te relajas y pones en orden tus pensamientos? -Recomendó Shaka con tranquilidad, algo andaba mal y ya estaba haciéndose a una idea de que tenía que ver con aquel tema. -No querrás tener que hablar con Athena ¿cierto?. -Dio en el blanco, pues Camus congelo parte del suelo y lanzo un poco de su polvo de diamantes hacía donde se encontraba el octavo guardián, este tuvo que esquivarlo fulminando con la mirada al acuariano unos segundos.

- ¿Qué te hicieron Athena y Milo? -Pregunto Mu algo nervioso debido a la furia en los ojos de su compañero/amigo. -Camus.

- ¡Todo! -Respondió de golpe con tono molesto, se alejó murmurando entre dientes para ir a sentarse lejos de todos en los escalones, una vez allí, oculto su rostro en sus piernas al abrazarse a estás, buscando auto reconformarse. 

-Esta peor de lo que pensé. -Murmuro Aioros haciendo una mueca. -Según Athena, no sabe nada, pero el desprecio que Camus tiene hacía ella, no es algo normal...

-Es imposible que Camus desprecie a una persona solo porque sí. -Miraron hacía el aquamarina que al parecer no le prestaría atención a nadie, pero al mirar a Milo y ver así de cerca a Athena les dio escalofríos por todo el cuerpo y no solo debido al temor que les causaba ello, sino porque la temperatura estaba bajando de golpe, claramente esto era gracias al onceavo guardián.

-Camus, nos va a terminar congelando un día de estos. -Aseguro Saga con preocupación, no sabían cómo parar eso, ninguno de ellos manejaba ese tipo de cosmos y el príncipe de los hielos estaba dañado, profundamente dañado, se acercó a este quedando a su lado.

-Saga ¿me puedes hacer un favor? -Pregunto Camus intentando recobrar la compostura.

-Por supuesto, lo que desees. -No sabía de qué forma lograr negarse, sabiendo lo mal que se encontraba se le hacía imposible.

- ¿Pueden encargarse de Milo cuando se termine el entrenamiento? -Volvió a bajar la mirada, no quería que pudieran notar sus cristalinos ojos. -Voy a salir un rato.

-Todo, menos eso, Camus, no puedes salir solo del santuario... -Percibió el pequeño temblor que tuvo por segundos el cuerpo del más pequeño, pero no podía dejar que saliera. -Tú vida está en peligro pequeño. -Removió con suavidad sus cabellos intentando darle algo de consuelo. - ¿No prefieres contarme lo qué te pasa?

-No me pasa nada, solo quería intentar no dar tantos problemas. -Se puso de pie con cuidado sacudiendo un poco su ropa de entrenamiento, pero le dio un pequeño mareo al hacer todo demasiado rápido. -No otra vez. -Sino fuera por Aioros y Saga se habría dado un buen golpe al caer.

-Camus, ten más cuidado, pudiste hacerte daño. -Hablo Aioros preocupado, pero el mencionado se soltó de su agarre cosa que no solía hacer. - ¿Camus, qué te pasa?

-Nada, no me pasa nada. -Aseguro mirando hacia donde estaban la diosa y el escorpión. -De seguro hablan de eso. -Susurro para sí mismo apretando sus puños.

- ¡Camus! -Milo lo llamo, pero este se hizo el que no había escuchado comenzando a subir las escaleras. - ¡No te hagas él que no me escucho, Camus! -Siguió al más bajo sin importar que eran el centro de atención de todos los presentes, apenas logro alcanzarlo tomo su muñeca con firmeza, pero sin dañarlo, para detenerlo. -Tenemos que hablar.

-Tú y yo no tenemos nada de qué hablar. -Camus trato de soltarse, pero no tuvo éxito en eso por lo que se quejó. -Milo, suéltame, desapareceré de tu vida ¿sí? No puedo estar cerca de ti... no puedo... no puedes. -Enfrento la mirada del más alto, en eso la diosa se acercó a ambos.

-Chicos ¿por qué no mejor van a hablar en privado? -Sugirió intentando mediar entre ellos, pero fue lo peor que pudo hacer en esos momentos.

-Anda, Athena, dile a Camus lo mismo que me has dicho a mi hace unos minutos. -Ordeno Milo desafiando a su diosa, todo el respeto que había tenido por esta se desvaneció debido a sus palabras.

-No se de que hablas, Milo. -Se hizo la desentendida mirando hacía otro lugar.

-Déjala, Milo, te dijo que nosotros terminamos para nada ¿eso fue lo que te dijo? Pues, lo sé, desde hace mucho. -Se soltó finalmente de su agarre para seguir su camino.

- ¿Cuándo pensabas decírmelo? -Pregunto el peli azul siguiéndolo nuevamente, no se iba a dar por vencido.

- ¿Decírtelo? ¿acaso te importa? ¿alguna vez yo te importe? -Camus se detuvo apretando cada vez más sus puños, haciéndose algo de daño con sus uñas, la temperatura comenzaba a bajar cada vez más. - ¿Te importaba nuestra amistad o lo nuestro? -Se giro para enfrentar al escorpión nuevamente, esa mirada termino por destrozar al de ojos turquesa, esa mirada normalmente gélida que desde lo ocurrido siempre era dirigida hacía el, ahora era llena de dolor, decepción y tristeza. -Dejaste de hablarme cuando más te necesite, Milo, yo estaba completamente aterrado, no todos los días te enteras que eres una de las claves para destruir todo, no todos los días te enteras de que... la persona que más amas te dejo de lado por una chica... y que tendrán un hijo.

- ¿De dónde sacaste eso? -Cuestiono Milo intentando volver a tocarlo, pero el aquamarina evitaba sus intentos.

- ¿Eso importa acaso? Ya se terminó, Milo, todo termino entre nosotros dos desde el día en que me engañaste, porque claro... como no pudiste conmigo, te fuiste con alguien más. -Tenso su mandíbula y apretó sus ojos, no quería soltar lágrimas en esos momentos, no quería verse patetico y débil ante ninguno de los presentes.

- ¿Irme con alguien más? Camus, estás diciendo cualquier cosa. -Trato de tomar su mano.

- ¿Quién está diciendo cualquier cosa? No es así ¿me vas a decir qué no es así? Por favor, escorpio, yo te vi... -Bajo la mirada sintiendo una lágrima traicionera caer, el peli azul rodó sus ojos cansado y le tomo algo brusco por los hombros zarandeándole un poco.

- ¡¿TÚ ERES ESTÚPIDO?! ¡ERES ESTÚPIDO! -Finalmente el octavo guardián exploto dejando a todos los presentes con los ojos de par en par. - ¡¿Qué carajo te pasa, Camus?! ¡Viniste de la nada y me dejas, vaya a saber porque mierda, te pones paranoico con Athena, me acusas de dejarle embarazada, yo a Athena, ahora me vienes con una escenita de celos! -Todos, menos la parejita que se estaba enfrentando, voltearon a ver a la diosa que se esfumo en cuestión de segundos, Camus sintió como mas gélidas lágrimas caían por su mejilla, Milo le movió levemente. - ¡Ahora lloras encima! ¡¿qué carajo te pasa?! ¡¿estás enfermo?! -Camus reacciono con eso haciéndose del quite de su agarre, alzo la mirada firme a pesar de que sus ojos apenas lograban contener sus lágrimas.

- ¡Esto, esto me enferma! -Le entrego un papel, golpeando con este el pecho del peli azul, papel que sabrán los dioses de donde saco en esos momentos.

- ¡¿Qué es esto?! ¡¿qué es?! ¡¿qué es esta mierda?! -Abrió el papel intentando no romperlo debido a su enojo y apenas leyó el alma se le fue al suelo, eran pruebas de embarazo donde decía que Athena estaba embarazada, pero eran papeles de hace unos años y supuso que Camus así se enteró de eso que decía. - ¿De dónde sacaste esto, Camus?

-No te importa, después de todo hubo un aborto porque el padre no se haría cargo y solo mancharía la imagen de la diosa Athena. -Paso su brazo bruscamente por su rostro intentando borrar sus lágrimas. - ¡¿Ahora ves por qué te odio?! Eres un... no, gastar mis palabras contigo solo me hará perder más mi tiempo. -Se volteó para dejarlo solo allí, se dirigía a su templo, estaba dispuesto a terminar con todo eso.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro