CAPITULO 50
—¡Listo, eso es todo! —dice Juri colocando la última maleta dentro del auto y hace un gesto de cansancio.
Yo le regalo una pequeña sonrisa y me quedo observando el edificio mientras hundo las manos en los bolsillos traseros de mi jeans. Suspiro sin que pueda evitarlo.
—Oye, todo estará bien —se acerca a mí y coloca su mano en mi hombro.
—Lo sé —suspiro de nuevo y le sonrío más segura.
—Créeme, esto te ayudará mucho y creo que es un buen viaje juntas —me da un pequeño empujoncito en la cadera, intentando subir mi ánimo como siempre —¡Estoy ansiosa por llegar!
—Sí, creo que yo también —logro sonreír mejor por fin —.En serio que no sé cómo le hiciste para conseguir los permisos.
Ella alza una ceja altanera —Pues tengo mis influencias con Eleonor —se cruza de brazos y no puedo evitar reír.
—Bueno, pues hay que aprovechar esas influencias y nuestro fin de semana libre —un tono emocionado tiñe mi voz. La verdad que me siento un poco emocionada por este viaje.
—¡Vamos entonces! —dice ella aún más emocionada y se encamina al lado del conductor de su Chevelle y yo la sigo hasta subir al lado del copiloto.
No sé qué arreglos hizo Juri, pero consiguió que Eleonor nos diera el fin de semana libre y viajaremos a Manhattan Beach, donde vive ahora su padre. Todo este viaje, es armado con el objetivo principal de distraerme a mí. De -según Juri- empezar una nueva etapa en mi vida.
Le sugerí tomarme el fin de semana completo para estar en el apartamento probablemente llorando y comiendo sorbete de chocolate para la depresión, pero aparte de que me vio como si estuviera loca, me dijo que ella tenía el remedio perfecto para mi situación.
Y pues aquí vamos. A empezar un viaje de cuatro horas aproximadamente. Será un poco cansado pero debo admitir, que estoy ansiosa por conocer el lugar.
—Bueno —Juri alza la voz una vez que ha encendido el motor del auto—, vamos a buena hora. Estoy segura que llegaremos antes del almuerzo —me observa, al tiempo que maliciosamente se coloca los lentes de sol.
Le regalo una enorme sonrisa e imito su gesto, poniéndome mis lentes yo también —Bueno, Juridieth Anderson —la llamo por su nombre completo y ella me observa atenta, con una media sonrisa y yo continúo:— Más te vale que este viaje llene mis expectativas.
Lleva su vista al frente con una radiante sonrisa —Oh sí. Claro que si —sin decir más, salimos de Golden y empezamos nuestro viaje.
**-**
A las 10:12am estamos llegando y estacionándonos frente a la casa del señor Anderson, el padre de Juri. Me bajo del auto y observo la casa y todo el vecindario alrededor.
Es un agradable lugar. El clima es fresco y tropical. El vecindario es amplio y acogedor, y muy silencioso en comparación a Westwood. Escucho cuando Juri baja del auto y justo en ese instante, un señor sale de la casa.
Es bastante alto y no parece de más de cincuenta años, pero su cabello ya es teñido por varias canas. Claramente Juri tiene muchos rasgos parecidos a él. Los ojos, color de piel, la nariz. Casi la mayoría de rasgos, excepto el cabello rojizo.
—La señorita Anderson está devuelta en casa —dice él con una amplia sonrisa, extendiendo sus brazos a Juri y ella sale a su encuentro para abrazarlo.
Yo me quedo observando la imagen, sonriente. Una vez se separan ambos voltean a verme.
—Y tú debes ser Alyssa —se acerca para estrechar mi mano y yo le correspondo con gusto—. Juri me ha hablado mucho de ti.
—Espero que cosas buenas —digo sonriendo y a él se le escapa una pequeña risa.
—Claro que sí. Eso tenlo por seguro —dice ella sonriente.
—Bueno pues. Bienvenida, Alyssa. Esta es tu casa.
Yo agradezco sonriente y él se aleja de nosotras para ir al auto y empezar a bajar nuestras maletas.
—Gracias, señor Anderson —digo un poco tímida mientras ayudo también.
—Señor Anderson me dicen en el trabajo y estoy aburrido de escucharlo —me observa de reojo mientras baja la última maleta —.Puedes llamarme William.
Me siento un poco apenada pero él sonríe, así que le devuelvo el gesto —¡Claro! Como le parezca mejor, William —digo tranquila.
—Bien, terminen de llegar —hace un gesto a la casa y empieza a caminar llevando él solo, las dos maletas. La de Juri y la mía, dejándonos únicamente mi bolso.
—¿Segura que puede cargarlas? —pregunto en voz baja a Juri mientras caminamos detrás de él. Recordé el accidente que tuvo el año pasado y que lesionó su columna.
—Claro que puede, lo estás viendo —me da un pequeño empujón de caderas y me hace reír.— Además, intenta quitarle una si puedes —dice alzando una ceja.
—¿No podría quitársela? —pregunto ingenua.
Ella tira una pequeña carcajada —Claro que no, porque él no lo permitiría. William Anderson, es la persona más testaruda y obstinada que puede haber.
Se me escapa una risa a mí también —Pues de tal palo, tal astilla —digo observándola de pies a cabeza de manera graciosa y ella ríe aun más fuerte.
—Y con mucho orgullo —dice alzando su barbilla. No puedo contenerme y río más fuerte. Ella se acerca hasta pasar su brazo por mis hombros y continuamos el camino para llegar a su casa.
—Ha estado de locos estos días, pero créeme, cuando recibo mi cheque de comisión. ¡Oh por Dios! Vale la pena.
El comentario de Juri hablando de su trabajo en la boutique, nos hace reír. Estamos almorzando, disfrutando un exquisito platillo que preparó el señor Anderson. Me doy cuenta que Juri, también sacó el don culinario de él.
—¿Y qué piensan hacer mientras estén por aquí? —él pregunta y luego lleva un bocado de filete a su boca.
—Tenemos prácticamente un día y medio. ¿Qué nos recomiendas hacer? —Juri le pregunta y él parece pensarlo unos segundos.
—Para el resto del día, puedes llevarla a conocer el muelle y tal vez darle una visita al pequeño acuario.
—¡Eso es genial! —dice ella emocionada.— Créeme, Aly, te encantará ver el atardecer desde ahí.
—Tú serás mi guía turista —me encojo de hombros y ella parece emocionada.
—¡Entonces el muelle será! —chilla emocionada. Se escucha como niña pequeña y me causa gracia, pero debo decir, que ella me ayuda a ponerme de buen humor.
Después de todo, me he propuesto no pensar en nada de lo que pasó, a pesar de que, ha sido hace unos días. Cinco días para ser exactos. Pero hasta ahora todo va bien.
**-**
Mi vista se pierde en la enorme cantidad de peces de colores delante de mí. Estoy completamente encantada con este paseo. El muelle, el acuario, el ambiente. Todo es fascinante. Nos hemos sacado muchas fotografías con Juri. Ella ha querido dejar plasmado cada momento desde que llegamos.
Cabe mencionar, que el muelle y su hermosa vista al mar, es un excelente lugar para sacarse una buena foto. Pero Juri, se ha sacado montones.
Me paseo de un lado a otro viendo cada pecera con atención. Juri no está conmigo porque dijo que iría por unos helados, así que deambulo por el lugar sola.
Mi teléfono vibra en el bolsillo delantero de mi jeans y lo saco para revisar el mensaje que ha caído. Es Derian.
"¿Cómo va todo?"
Sonrío y tecleo una respuesta rápida, para darle un breve resumen de lo que hemos hecho y que todo está bien. Incluso le envío la fotografía que nos tomamos con Juri sosteniendo una gigantesca langosta. Yo tengo cara de asombro y ella de espanto. No puedo evitar reírme.
Estoy a punto de guardar mi celular, cuando siento que vibra de nuevo. Me sorprende lo rápido que Derian contestó; sin embargo, al abrir el mensaje me doy cuenta que no ha sido él. Es un número desconocido.
"¿Dónde estás?" se lee en el mensaje pero no sé quién es. Tal vez se hayan equivocado, así que lo ignoro.
Pero inmediatamente, recibo un nuevo mensaje del mismo número:
"Soy Esther. Tomé tu número del teléfono de Jad. Es urgente. Responde, por favor."
Frunzo mi ceño y me quedo meditando unos instantes si contestar o no, pero estoy segura, que sus mensajes se deben a lo sucedido. Toda esta semana me la he pasado evitándola a ella y a Evan. No quiero hablar de lo que pasó con su amigo, por el contrario, quiero romper contacto con todo aquello que tenga que ver con Jaden y sí, eso los incluye a ellos.
"Estoy lejos de Westwood." envío mi repuesta y guardo el celular para continuar con mi recorrido por el acuario, pero empiezo a buscar la salida.
Juri está afuera así que planeo ir a buscarla. Casi salgo, pero siento que mi celular vibra de nuevo, y esta vez es una llamada. Lo saco del bolsillo y verifico que es el número desconocido. Estoy segura que es Esther. Estoy a punto de rechazar la llamada, pero decido contestar.
—¿Si? —digo con tono aburrido para hacerle notar que no quiero hablar.
—Aly, sé que no estás en Westwood. Fui a buscarte a tu apartamento y no estabas. Derian nos dijo que te habías ido de viaje.
—Sí, es verdad. Estoy de viaje —digo exasperada y termino de salir del acuario. Me hago a un lado, recargándome en una de las barandas del muelle.
—Oye, sé que no quieres hablar de Jaden...
—Sí, Esther. No quiero hablar de él y te agradecería que tú no lo hicieras —la interrumpo molesta y la línea se queda unos segundos en silencio.
—Él quiere despedirse de ti —finalmente habla y sus palabras me dejan un tanto confundida.
—Pues dile que yo ya me despedí de él —sueno dura, pero es que no puedo ablandarme siquiera un poco.
—Es que mañana se va a Las Vegas.
Sus palabras me caen como balde de agua helada. Había olvidado ese detalle. Ni siquiera recordaba que Jaden hubiera dicho que se iría mañana.
—Pues, deséale buen viaje —digo con notorio sarcasmo, intentando ocultar la tristeza en mi voz. Realmente ya quiero terminar la llamada.
—No lo entiendes, Aly —dice ella y puedo jurar que su voz se escucha temblorosa, casi como si quisiera llorar —.Ni siquiera sabe si va a regresar —ahora creo que sí está llorando—, entiendo que estés molesta con él yo también lo odiaría si me hubieran dicho todas esas mentiras, pero esto es más allá de un orgullo lastimado, Alyssa. Probablemente sea la última vez que puedas ver a quien dijiste era el amor de tu vida.
Sus palabras me dejan sin aire. Ni siquiera me di cuenta en qué momento el nudo en mi garganta se hizo más apretado. Ya siento las lágrimas nublarme la vista y no sé qué decir. No sé qué hacer.
—Tienes que saber que no es fácil para mí. Pero..., regreso mañana —digo con un hilo de voz —Lo pensaré esta noche, ¿a qué horas va a irse?
—Te juro que él estará esperando verte por última vez, Alyssa —escucho que se le escapa un enorme suspiro —Piénsalo, si no haces de lado tu orgullo un momento, solo para despedirte y que él se vaya tranquilo; puede que te arrepientas después, si algo le llegara a pasar —sus voz se quiebra de nuevo y siento un pánico extraño instalarse en mí.
—¿Cómo que si algo le llegara a pasar, Esther?
—Tú y yo sabemos que ese viaje no es nada bueno —se aclara un poco la garganta —.Tú decides cual quieres que sea la última imagen que él se lleve de ti..., siento mucho haber interrumpido tu viaje. Adiós, Alyssa.
La línea se queda en un silencio total. Me ha colgado la llamada.
Siento mi respiración pesada. Siento ganas de correr, de lanzarme del muelle. De desaparecer.
«¿¡Que rayos es todo esto!? ¿Por qué dijo ella todo eso? ¿Qué debo hacer?» todas las preguntas de mi subconsciente me aturden y me siento aun más desesperada.
—No encontré helado, pero si una refrescante bebida —me habla Juri cuando llega hasta mí —¿Alyssa, qué sucede? —toda diversión en ella se va y se torna preocupada cuando me ve.
Estoy llorando.
—Yo lo estoy intentando, Juri. Sabes que sí, pero... —mi voz casi se quiebra.
Ella suspira y deja los vasos que trae en sus manos, sobre un taburete que yo ni siquiera había visto. Coloca sus manos en la cintura y por un instante creo que va a regañarme, pero luego de un instante se acerca para abrazarme.
—Ven acá, pequeña tonta —me aprieta contra su cuerpo —.Lo sé perfectamente que no vas a olvidar las cosas tan fácilmente. Me sorprendería si ya lo hubieras superado, y créeme, a mí más que a nadie le duele verte así. Sé que todo el hermoso mundo que estabas construyendo se vino abajo, pero no eres solo escombros. Tú eres la base y si tú permaneces firme, vas a volver a levantarte.
Sus palabras me abrazan y me acogen de una manera confortante. Un suspiro entrecortado se me escapa y me siento más tranquila. Creo que le debo demasiado a ella. Es que siempre me apoya y me sube los ánimos.
—Pero dime, ¿qué fue lo que te puso así? Y no me digas que nada, porque cuando yo me fui te dejé perfectamente bien —se aleja de mí, colocando sus manos en mis hombros—. Dime.
—Es complicado de explicar —digo en voz baja y limpio unas cuantas lágrimas más.
—Pues podemos recorrer todo el muelle mientras intentas explicármelo y si no te alcanza, seguimos con la playa —se encoge de hombros y me regala una sonrisa, lo cual me tranquiliza aún más.
Asiento finalmente y tomamos nuestras respectivas bebidas, para empezar a caminar a paso lento por el muelle y charlar.
La tarde está cayendo y nos brindan un hermoso espectáculo del mar y el cielo. Creo que no hay mejor terapia que una charla con tu mejor amiga, en un lugar como este.
Estoy parada en un lugar que desconozco. Es una calle que parece no tener fin. Volteo hacia todos lados pero no veo a nadie, luego, escucho un disparo y me sobresalto en mi lugar.
De pronto, escucho un rugido de motor en la distancia. Una brisa helada me eriza la piel. Cada vez el ruido es más fuerte y se escucha más cercano. Me giro un poco, para ver el resto de la calle detrás de mí y logro distinguir dos autos que vienen en mi dirección.
Me quedo quieta en mi lugar, totalmente inmóvil y poco a poco los autos van aclarando su imagen frente a mí y entonces lo distingo. Es el mustang azul de Jaden. Él está compitiendo en una carrera.
Retrocedo unos pasos hasta hacerme a la orilla de la improvisada pista y los dos autos pasan como balas a poca distancia de mí. El viento que dejan al pasar me alborota el cabello y me aturde la nube de polvo que se forma, incuso me hace toser un poco.
Escucho unas voces murmurando en voz alta y me giro para ver a unos hombres en un graderío. Mi corazón se detiene cuando mis ojos se clavan en la mirada penetrante de Aguilar. Sus ojos me calan y me intimidan por completo, una sonrisa enferma se pinta en sus labios y me siento aterrada.
De pronto, se escucha el rechinar de unas llantas frenando y posteriormente un estruendoso golpe resuena en todo el lugar. Inmediatamente mi vista viaja hacia la calle de nuevo y siento en mi corazón una punzada dolorosa que me deja sin aire.
Los dos autos que competían están destrozados y se empiezan a incendiar.
Un grito de dolor se construye en mi garganta y siento que romperé mis cuerdas vocales. Jaden tuvo un accidente, está herido. ¡Dios mío! ¿Está muerto?
—¡¡Jaden!! —grito con todas mis fuerzas de nuevo, e intento correr hacia el accidente, pero alguien me detiene.
Forcejeo una y otra vez para zafarme del agarre de quien me detiene pero no puedo. Grito, lloro, pataleo y maldigo pero no me sueltan.
—¡Está muerto, Alyssa! ¡No tiene caso!— la voz de alguien me grita pero yo no dejo de gritar el nombre de Jaden.— ¡Alyssa, basta! ¡Jaden está muerto!
—¡No! —grito una vez más y siento que me voy a desmayar.
Mi vista es nublada y veo la silueta de alguien colocarse frente a mí. Apunta algo en mi dirección y de pronto, suena un disparo y siento algo golpearme el pecho con fuerza...
—¡¡Alyssa, despierta!! —la voz de Juri me grita y abro los ojos de golpe.
Mi respiración es agitada y mi corazón late a mil. Estoy empapada en sudor y mis nudillos duelen. Entonces me doy cuenta que estoy sujetando el edredón con mucha fuerza.
Era una maldita pesadilla.
Las lágrimas me nublan la vista y siento una pesadez total en mi cuerpo.
—Aly, todo está bien —Juri se acerca un poco más, hasta poner su mano en mi frente —.Era una pesadilla. No era real. Tranquila.
—Te juro que se sintió demasiado real —siseo con la voz entrecortada.
—Pero no es real. Tranquila —se acerca más y se acuesta a mi lado.— Tienes demasiada carga sobre tus hombros, Alyssa —tiernamente acaricia mi cabello para tranquilizarme. Aun me cuesta respirar un poco. Ella me habla de nuevo —¿Qué soñaste?
Aprieto mis ojos con fuerza —Jaden estaba en una carrera y yo estaba ahí, también Aguilar. De pronto hubo un accidente y el auto de Jaden estaba destrozado y empezó a incendiarse —abro mis ojos para intentar ahuyentar las imágenes que me empiezan aturdir—, intenté correr hacia él para ayudarlo, pero alguien gritaba que estaba muerto —mi labio inferior tiembla y no puedo evitar llorar —Y luego, alguien me disparaba.
—Ay, Alyssa —Juri me abraza fuerte y suspira —.Lo que Esther te dijo, te afectó demasiado. Es eso.
—Lo sé —digo intentando echarle la culpa a eso y saber que esto solo fue un producto de mi imaginación.— Juri tengo miedo. ¿Y si algo le pasa? Sé que ya no debe importarme, pero, lo hace.
—No va a pasarle nada. Estará bien —ella me tranquiliza y yo me aferro a sus palabras.— intenta dormir.
—¿Te quedas aquí? —pregunto como niña pequeña asustada. Volteo a verla y asiente. Nos acomodamos mejor en la cama, listas para intentar dormir.
—¿Quieres despedirte de él? —ella pregunta casi en un susurro.
Un nudo se instala en mi estómago y no sé si deba hacer eso. Tendríamos que irnos mañana lo antes posible y no quiero arruinar el viaje que Juri planeó con tanta dedicación. Me siento mal por ella, pero está la otra parte de mí, que desea salir hoy mismo a Westwood y verlo.
—Juri, no sé qué hacer —me sincero con ella.
—Volvamos mañana —dice ella segura y me sorprende.
—¿Estás segura? Juri, no quiero arruinar el viaje —me siento apenada con ella. Pero la conozco bien y sé que hará lo que sea necesario para que yo esté bien. Es la mejor amiga que he tenido.
—Lo hablaremos mañana con calma, ¿te parece? Podemos hacer un par de cosas y luego irnos. Deberás preguntarle a Esther a qué horas se irá él, y así calculamos el tiempo para llegar.
—De acuerdo —acepto su propuesta y me acomodo la almohada —Gracias por todo, Juri. Buenas noches.
—Hasta mañana. Mantén alejada tu mente de las pesadillas, porque en serio me asustaste —dice con una media risa y yo asiento. Luego, la estancia se queda en un silencio total.
**-**
—Me siento mal con tu padre —digo apenada mientras me hundo en el asiento del auto. Vamos de regreso a Westwood.
Esther dijo que Jaden planeaba irse a las ocho de la noche, aproximadamente, así que por el momento tenemos tiempo de sobra para llegar, ya que son las cinco.
—No te preocupes por él. Además le prometimos que volveríamos y tendremos que cumplir —ella habla sin despegar su vista del frente. Yo asiento como si pudiera verme. —Por cierto... —desvía su vista a mí un segundo—, ¿dónde vas a verlo?
—Esther dijo que se reuniría con los demás en un bar cerca del centro. Creo que es una pequeña despedida o algo así —me encojo de hombros y empiezo a sentirme nerviosa —.Tendré que ir a buscarlo. Él no sabe que llegaré.
—¿Quieres que vaya contigo?
—Estaré bien —le regalo una sonrisa pero añado—, creo.
—Si necesitas que vaya contigo, solo dime.
—Te lo agradezco pero, creo que haré esto sola. Estaré en comunicación, ¿de acuerdo? —ella asiente —Además, creo que será más fácil llegar de sorpresa, yendo solo yo.
—Si así lo quieres —hace un pequeño encogimiento de hombros.
Estoy a punto de abrir mi boca para hablar, cuando mi teléfono suena en el bolso y me rebusco por sacarlo. Finalmente lo hago y me doy cuenta que la llamada es del número desconocido del que Esther me habló ayer.
Siento algo de ansiedad pero contesto la llamada —¿Hola?
—¿Aly, si vendrás? —se escucha agitada y se me dificulta escucharla debido al enorme ruido que se escucha al otro lado de la bocina. Parece que hay música y no logro escuchar lo otro que me dice.
—No te escucho. Podrías hablar más fuerte —presiono el teléfono contra mi oreja con fuerza y me tapo el otro oído para intentar escucharla mejor.
—¡Jaden se irá antes! ¡No entiendo por qué cambió sus planes! —está casi gritando para que pueda escucharla —¡Aly, tuve que decirle que vendrías para poder detenerlo! ¡Dime que sí vendrás, por favor!
Me siento aturdida por la noticia —S-Sí..., estamos casi entrando a Westwood.
—Pues más te vale darte prisa o se irá. No me creyó que tú vendrías. Dijo que esperaría solo un poco y si no vienes, se irá molesto conmigo también.
Me siento más preocupada que nunca —V-Veré qué puedo hacer —digo a penas en un hilo de voz.
—¡No te escucho! —grita ella y me obligo alzar la voz yo también.
—¡Que ya voy! ¡Has lo que sea para retrasarlo! —digo desesperada y después de unas palabras más, cuelga la llamada.
—¿Qué pasó? —pregunta Juri, claramente preocupada.
—Jaden se irá antes. No le creyó a Esther que yo vendría.
—No me sorprende, después de todo era tonto pensar que tú llegarías corriendo —dice rodando los ojos y yo no puedo evitar observarla con desaprobación. Entonces ella voltea a verme un momento y hace una mueca de disculpa.— Aly, lo siento. Eso se escuchó mal. Fue tonto.
—Descuida —le sonrío levemente—, pero de verdad que necesito llegar antes que se vaya.
—Lo sé —asiente ella y clava su vista la frente. Acelera un poco más —.Ya estamos cerca.
Siento la ansiedad invadirme por completo. Me siento tan nerviosa y asustada.
¿Llegaré a tiempo, o él se irá antes?
¿Por qué tengo que salir siempre, corriendo a buscarlo? Solo debería dejarlo irse y ya, pero hay una parte de mí que no deja de repetirse lo que dijo Esther:
"...puede que te arrepientas después, si algo le llegara a pasar"
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